Iba camino hacia un soneto pero me entretuve con estos versos...
La
Mirada
No
necesita de traductores,
menos
precisa de analistas,
críticos
y refutadores.
Construye
un idioma propio
a
la medida de los interlocutores,
redacta
los verbos más sentidos,
siempre
en infinitivo,
boceta
rimas con ellos.
En
ocasiones se pierde
en
una silueta difusa y esquiva
que
no sabe o no puede responder.
No
predica, no enseña, ni declama.
Vive
su estado de víspera inquieta,
aguardando
por quién le preste
su
atención,
modesta
en brillo,
profunda
en melancolía.
La
mirada no habla pero dice,
casi
siempre más que las palabras,
la
mirada no escribe
pero
se la puede leer
y
no tiene faltas de ortografía,
la
mirada no tiene
capacidad
de embuste
y
sabe con certeza
cuando
estamos causando dolor...
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