Maestros del Blues… Wynton Marsalis, el final a todo Layla con Eric Clapton y un bello poema a la trompeta
Wynton Learson
Marsalis, nacido en New Orleans el 18 de Octubre de 1961, fenomenal trompetista,
acaso uno de los grandes de todas las épocas, junto a gigantes como Clark
Terry, Harry James, Louis Amstrong y Miles Davis desde luego, compositor
y arreglador identificado con el jazz, pero quién osaría discutirle su maestría
en blues.
El sonido de la trompeta de Marsalis tiene dos grandes influencias: la de Freddie Hubbard y, sobre todo, la de Miles Davis. Criticado en ocasiones por su excesivo mimetismo respecto
de Davis, no sería hasta su grabación de 1990 Tune in Tomorrow cuando Marsalis conseguiría hacerse sentir, para la
mayoría de la crítica, como un intérprete plenamente independiente.
Su estudio
de los primeros estilos del jazz, como, por ejemplo, el de Louis Armstrong y el de Duke Ellington, ha ayudado a que su sonido se haya afianzado como
auténticamente personal. Posee más de ocho decenas de LP personales habiendo
logrado en sus trabajos el concurso de músicos de la talla de Eric Clapton, Willie
Nelson y también ha recibido el merecido halago de las orquestas filarmónicas y
de cámara más prestigiosas del planeta. Como siderman colaboró con monstruos como
Dizzy Gillespie, Art Blakey, Herbie Hancock, Elvis Jones ente otros. Variso
premiso Grammy y hasta un Pulitzer conforman su cofre de distinciones…
Nos fue muy complejo
escoger el material musical, tanto cantidad como calidad caminaban hermanadas,
quién es uno para descartar, para discriminar. Por ventura y a pesar de ciertas nostalgias
electivas esta voluntaria actitud artística que tenemos nos permite disfrutar
durante largas horas hasta definir que presentarles como obra definitiva.
La
trompeta de Ángel González Muñiz
¡Qué
hermoso era el sonido de la trompeta
cuando
el músico contuvo el aliento
y
el aire de todo el Universo
entró
por aquel tubo ya libre de obstáculos!
Qué
bello resultaba el estremecimiento
producido
por el roce
de
los huracanes contra el metal,
de
cálidos vientos del Sur,
y
luego del helado austral,
que
dio la vuelta al mundo.
El
viento solano llegó lleno de luz
salpicando
de sol y de verano.
El
siroco dejó un poco de arena,
y
el mistral era casi silencio,
igual
que los alisios.
Pero
escuchad,
escuchad
todavía el ramalazo,
la
poderosa ráfaga
y
deja sobre la piel
la
húmeda caricia del salitre.
Un
grito agudo interrumpió la melodía.
El
artista, extrañado,
agitó
su instrumento…
y
cayó al suelo, yerta, rota,
una
brillante y negra golondrina.
otra con Clapton muy buena en el mismo teatro https://www.youtube.com/watch?v=y7eeb1MTkUY
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