Maestros del Blues... Billy Desmond, y compartamos algunas definiciones sobre el género expuestas en la Semana Internacional de la Cultura Bolivariana, invita Javier “Paco” Miró
Por Javier “Paco” Miró
Nacido en el lado sur de Chicago, Billy Desmond
creció influenciado por la música rock y blues. Billy comenzó su carrera
tocando profesionalmente en bailes y fiestas adolescentes a la edad de catorce
años. A los dieciocho comenzó de manera furtiva a incursionar en los clubes de
blues de Chicago principalmente para escuchar como alumno oyente a Muddy
Waters, Junior Wells, Buddy Guy y James Cotton. Finalmente, esas relaciones le
permitirán a Billy trabar amistada musical y luego acompañar a Junior Wells y
otros músicos de blues como Big Time Sarah, Robert Cray y Detroit Junior.
Su
primera banda, Skid City Blues, lo
tuvo como guitarrista, cantante y compositor recorriendo el medio oeste durante
la década de 1970. Por 1984, Billy se mudó a Los Ángeles, California y estudió
con el artista establecido Tony Matthews, tocando con Little Richard y Ray
Charles, luego pasó medio año tocando la guitarra en la banda de Don
"Sugarcane" Harris. A mediados de la década de los noventa se
concentró en el desarrollo de su música original para lo cual practicó una
suerte de retiro en Santa Fe, Nuevo México. Fue durante ese tiempo en donde le
dio forma y materialzió a los Billy D y los HooDoos. Ya en los comienzos del
nuevo siglo eran el acto de apertura de Los Lonely Boys y de Robert Cray, por
caso en el prestigioso Festival KTAO 2003 anual Solar en Nuevo México con su canción
original "She is the one", elegida como canción número uno por un
artista de la zona.
En el 2010 Billy se trasladó a Portland, Oregon, en
donde se radicó.
Por entonces su CD, “Something wrong”, había
sido muy bien recibido por la crítica y el público, dedicándose de manera casi
exclusiva a difundir su música a través de su página web y mediante las
performances en locales del noroeste del Pacífico, así como festivales en
diversos lugares de los Estados Unidos.
Es conocido por su presencia en el escenario
y por su sonido con estilo pero sin discordancias, estilo único que trasciende
la escena blues tradicional. Con elementos de blues tradicional impregnados de
una sensibilidad pop suave como la seda, son la clave del éxito del
aclamado album, Something is wrong, Billy D ha combinado con su banda la versatilidad de la guitarra de
Ace como uno de los principales
atractivos, más un sólido profesionalismo que abunda a lo largo de las once
pistas, con el apoyo de la sección del ritmo sobrenatural de Joe Casimir en
bajo y coros y de Scott Van Dusen en los batería. Billy D y los Hoodoos son una
verdadera joya de la escena de la música de Portland.
Blues: música y memoria del
pueblo y para el pueblo, por Luis Carlos Muñoz Sarmiento en el marco de la 36
Semana Internacional de la Cultura Bolivariana y de los Países Hermanos,
Duitama, Boyacá, 21/jul/2017
El blues tienen el don de la
ubicuidad que no tiene el señor en el que ya pocos creen, con una oferta tan
grande como la demanda, grabado por múltiples sellos independientes, con una
amplia diversidad y diferencia de estilos, como sabiendo que ese es el mejor
camino a la igualdad. En una paleta musical en la que coexisten todos los
estilos, teñidos por las señas de identidad locales, son expresión de
compositores, instrumentistas, cantantes cuya realidad inmediata se expresa en
un lenguaje en apariencia común, pero cuya vastedad de códigos es evidente. Con
sus fortalezas y debilidades surgidas de la lucha de clases y del nexo
colectivo/individuo, los blues crean y desbrozan caminos sin prisa pero sin
pausa para enriquecerse y enriquecer a la comunidad gracias al constante flujo
entre miembros de la familia afro, y blanca, para así presentar nuevas
propuestas y transformaciones, variar y recomponer sus temáticas y unas formas
a las que se acogen los bluesmen al límite de la pérdida de
identidad: así, hay un público cada vez menos prejuicioso y con mayor amplitud
de miras, reediciones masivas, centros universitarios de documentación,
crecimiento exponencial de escuelas y revistas especializadas. Por otro lado,
se verifica la disolución del blues hacia amplios sectores de la música grabada
sometida al diktat financiero de una producción masiva que rechaza
toda originalidad opuesta al imperativo comercial.
Lo que esperaba André
Shaeffner pareciera haberse hecho realidad: “Por el espíritu se consuma el
matrimonio de dos razas que los usos aún rechazan en la carne”. Al escuchar los
mismos ritmos, melodías e improvisaciones de los Blues, cuerpos y cerebros
descubren el mismo nivel de inteligencia y comprensión: la misma humanidad. Aun
así, lo anterior sería demasiado optimismo: pese al de Shaeffner, el racismo y
la discriminación no han acabado ni se acabarán: y no digo por el momento para
no parecer falsamente optimista. Muy al contrario, hacen parte de un programa
estructural y perduran hasta hoy con la puesta en marcha del complejo militar
industrial-carcelario, como sostuvo Angela Davis en su visita a Colombia en
2010, aun con la elección del primer presidente negro en la historia de EE.UU;
que la verdad, resultó un fiasco: puesto en el poder por la banca, fue reelegido
por ella; Nobel de Paz, siendo un hombre de guerra: soltó 26 mil bombas en
siete países en 2016. Con quien de paso se demuestra que los cambios no pueden
ser mera apariencia sino que requieren voluntad política de la que no
propiamente hacen gala los políticos: y la que les sobra a los bluesmen,
artistas y pueblo en general: lo que, por contraste, no es suficiente mientras
el mundo siga sometido al capricho de pocos, en detrimento de la mayoría que
sigue reclamando un cambio de mentalidad, de la situación socio-económica y
política, del Sistema.
Me encanta... Es muy interesante.
ResponderEliminarUn beso grande.