Aj Ghent, Nació el 18 de
septiembre de 1986 en Florida, EE.UU, es una suerte de guitarrista heredero de
la tradición del Lap Steel y del Sacred Steel, estilos muy usados en el gospel.
Incorpora elementos de blues, rock, rhythm and blues, funk y soul, con un
sonido retro pero dando una mirada al futuro, resaltando la forma en la que un
hombre del común vive actualmente. Ghent maneja un estilo crudo para
interpretar la guitarra, que genera un lenguaje particular que juega en buena
manera con el espíritu de cada una de las canciones. Su último trabajo en
estudios “The Neo Blues Project” es la transición de un músico y compositor
talentoso, un estratega que sabe sacar provecho de todas las herramientas que
le permite un estudio de grabación.
"Este álbum refleja la crudeza y la pasión de un sonido que me
gusta llamar" Neo o New Blues " afirma Aj Ghent. Neo Blues Project incorpora Rock, R & B y melodías conmovedoras
del pasado con un vistazo al futuro, al tiempo que destaca las historias de
muchos que todavía camine, duerma y viva el Blues hoy. Me esforcé por mantener
cada nota, desde mi voz hasta la guitarra lo más auténtica posible. Acercándome
a cada canción con honestidad y convicción. Para este EP, los sonidos que
escucharán incluyen los de mis raíces, mezclado con la influencia de la música
moderna, y las diferentes voces que la guitarra deslizante puede producir,
desde el canto de solos de guitarra hasta patrones rítmicos. No puedo esperar a
compartir esto contigo ".
Fuente: https://historiasdelblues.com
Realismo Sucio … Fuente: http://www.lecturalia.com
Originario de los Estados Unidos, el Realismo Sucio es
un movimiento literario que pretende reducir al máximo la narración para
presentar un texto minimalista en
el que el contexto compartido con el lector sea lo más amplio posible. Su
aspecto realista se
ve en la elección de personajes y escenarios, lo más comunes y habituales
posibles, siendo la acción de la historia, normalmente sin concesiones o
reflexiones morales, el punto sucio que
completa al movimiento. Son autores como Raymond Carver, fundamental
para el desarrollo del movimiento, Chuk
Palahniuk, Bukowski, Pedro Juan
Gutiérrez, Iban Zaldua, Cormac Mc Carthy o Fante los nombres
asociados a este tipo de literatura, pese a que no existiera una conciencia de
grupo. Como el mismo nombre lo sugiere, el realismo sucio es la
exposición de la realidad en su versión más cruda. En este género literario
surgido en Estados Unidos, a finales del siglo XX, no existen los héroes, los
finales felices y mucho menos los escenarios poéticos, pues la “poesía” se
encuentra precisamente en lo decadente del entorno de la vida cotidiana y en la
actitud principalmente derrotista o soez de los protagonistas.
Como retrato horrísono y fiel
de la realidad, el realismo sucio reduce la narración a sus elementos
fundamentales. El autor disminuye el uso de adjetivos y adverbios, pues el
contexto de la historia lo explica todo.
A pesar de su antigüedad este
movimiento literario aún no es totalmente aceptado por algunos críticos e
intelectuales, ya que antes del surgimiento de éste existieron contadas obras
que poseían algunas de sus características; por lo tanto, la etiqueta de
realismo sucio puede llegar a ser confusa. Incluso Richard Ford, considerado
uno de los máximos exponentes del realismo sucio, declaró en una entrevista que
ese movimiento fue un inocente truco publicitario que no tuvo demasiada
importancia.
Aquí una
decena de ellos:
10 cuentos que retratan
nuestro mundo de mierda
Vértigo (Realismo Sucio – Autor:
Gustavo Marcelo Sala del libro de cuentos y relatos breves El Sendero de los
Extremos Sucios
Era la primera vez que experimentaba
tal sensación. Viajar siempre estuvo entre sus planes y prioridades, de hecho
para eso había llegado a este mundo, incluso conocía que su diseño
antropométrico incluía dicho pretexto. Sus extremos sucios mediaban por sobre
distancias cortas de manera que hasta podían considerarse límites hermanos. El
ingreso al habitáculo, acomodar los sentidos, verificar que nada se interponga
al comienzo, instruirse debidamente sobre su rol en tan breve espacio físico,
era el visado preliminar.
A minutos de la salida estaba todo en
orden, a tal punto que tuvo tiempo para relajarse y disfrutar escuchando de
fondo la extraordinaria guitarra de Stevie Ray Vaughan interpretando Lenny, una
de sus melodías instrumentales más célebres.
Imprevistamente la pólvora estalló en
el rostro, su nariz se oscureció, y un cansino aroma a quemado invadió su
atmósfera individual. El viaje había comenzado, casi al instante la sangre del
muerto estaba lavando esas impúdicas señales de cuna. A toda velocidad nació, y
como lo exigía su egoísmo viajó, y como su pretexto demandaba, mató. La bala
puede dar fe, para sí, de su vértigo y de sus extremos sucios, por ventura poco
nos puede informar sobre ellos y el sendero que recorre.
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