Maestros del Blues, BLOWDING PIG, descubre Javier “Paco” Miró... y ciertos errores que en ocasiones comete Dios





Por Javier "Paco" Miró




Hace un par de meses rescatábamos como curiosidad algunos blues grabados por Jehtro Tull, una banda de Rock-folk -Jazz progresivo donde en sus comienzos habían incursionado bastante en el género del Blues.






Se destacaban sin duda la versatilidad en la armónica de Ian Anderson y el guitarrista Micke Abrahams.
Cuando Mike se fue Anderson llamó a Tomi Lommi para reemplazarlo, músico que luego dejaría la banda para irse con la mítica Black Sabatth. Abrahams por su parte formó su propia banda “BLOWDING PIG”  y continuo’ su camino por el blues, su mayor influencia.
Blodwyn Pig  grabó dos álbumes,  Ahead Rings Out (1969) and Getting to This (1970) y luego se separaron. Abrahams siguió tocando los temas de Blowding Pig en su propia banda solista lanzando álbumes por sí mismo  con versiones nuevas de temas de Blodwyn Pig y Jethtro Tull.

También participó de varias reuniones del grupo de Anderson.





Falsas Creencias, el error de Dios

Sobre la base de sus creencias, debo entender que Dios la puso delante mío para amarla; del mismo modo, debido a su libre albedrío y sabiduría, debo asumir que Dios me puso delante suyo sin que para usted medie tal condición.
Vaya los destinos y las suertes que nos tiene diseñados el Padre de todos los Padres. No pienso contradecirlo e ingresar en herejía al campo de su fe, Señora mía, pero creo que en esta oportunidad Dios ha cometido un desafortunado y sospecho que innecesario desliz motivado por esa soberbia que suelen portar por costumbre ancestral los dioses. Por un lado usted sufre la pérdida de un entrañable y querido aliado, que la colmaba de sortilegios e inéditas satisfacciones emocionales, sombra al que le resulta imposible disimular su amor y que por ventura ha decidió partir para que no vea en sus desechos ese permanente estado de la melancolía y dolor, incómoda carga emotiva que usted no merece llevar ya que su vida posee el encanto de la belleza afectiva. Por otro lado y en mi caso sufro la angustia de obligarme a olvidarla porque de alguna manera necesito licenciar a este amor y transformarlo en osadía para proseguir respirando, aunque le confieso que pocos deseos tengo de hacerlo. En cambio y sobre la base de mis no creencias, Señora mía, hubiéramos festejado con el cuerpo, libres y desprovistos, sin balances ni inventarios, diseñando juntos ese mundo paralelo imprescindible que le permita al amor mantener con vida aquello indomesticable que poseemos. Dudo que Dios se hubiera disgustado con nosotros, es más, mi agnosticismo, capaz de leer intenciones, intuye que el Todopoderoso, ante lo sucedido y en este sentido, partió en la búsqueda de un gestor que lo confiese en su errata...






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