El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

jueves, 1 de febrero de 2018

Maestros del Blues. Albert Castiglia y una última flor



Nació el 12 de agosto de 1969 en Nueva York pero fue en su niñez de Miami en donde comenzó a desarrollar su inclinación por la guitarra. Luego de la Universidad y de haberse recibido en el campo de las ciencias sociales se unió a la Miami Blues Authority siendo acreedor en 1997 del galardón como el mejor guitarrista del estado de Florida.
Según el prestigios medio online All Music "Castiglia combina el hardcore blues con soul, rock y country sabores para un sonido que atraerá tanto a los rockeros como a los puristas del blues por igual".  Compartió y comparte escenarios como músico invitado con talentos de la talla de Merlvin Taylor, Ronnie Earl, ZZ Top, y tanto otros maestros de estos espacios..

La cronología de  sus grabaciones es la siguiente:

2004 Quemar
2006 Las sesiones Bittersweet
2006 Tiro la piedra
2008 Estos son los días
2010 Mantener encendido
2012 Viviendo el sueño
2014 Tierra Sólida
2015 Blues Caravan 2014
2016 Perro grande

2017 Despierto toda la noche



LA ÚLTIMA FLOR de James Thurber



La duodécima guerra mundial, como todo el mundo sabe, trajo el hundimiento de la civilización. Pueblos, ciudades y capitales desaparecieron de la faz de la tierra. Hombres, mujeres y niños quedaron situados debajo de las especies más ínfimas. Libros, pinturas y música desaparecieron, y las personas sólo sabían sentarse, inactivos, en círculos. Pasaron años y más años. Los chicos y las chicas crecieron mirándose estúpidamente extrañados: el amor había huido de la tierra. Un día, una chica que no había visto nunca una flor, se encontró con la última flor que nacía en este mundo. Y corrió a decir a las gentes que se moría la última flor. Sólo un chico le hizo caso, un chico al que encontró por casualidad.  El chico y la chica se encargaron, los dos, de cuidar la flor. Y la flor comenzó a revivir. Un día una abeja vino a visitar a la flor. Después vino un colibrí. Pronto fueron dos flores; después cuatro… y después muchas, muchas. Los bosques y selvas reverdecieron. Y la chica comenzó a preocuparse de su figura y el chico descubrió que le gustaba acariciarla. El amor había vuelto al mundo. Sus hijos fueron creciendo sanos y fuertes y aprendieron a reír y a correr. Poniendo piedra sobre piedra, el chico descubrió que podrían hacer un refugio. Muy deprisa toda la gente se puso a hacer casas. Pueblos, ciudades y capitales surgieron en la tierra. De nuevo los cantos volvieron a extenderse por todo el mundo. Se volvieron a ver trovadores y juglares, sastres y zapateros, pintores y poetas, soldados, lugartenientes y capitanes, generales, mariscales y libertadores. La gente escogía vivir aquí o allí. Pero entonces, los que vivían en los valles se lamentaban por no haber elegido las montañas. Y a los que habían escogido las montañas, les apenaba no vivir en los valles… Invocando a Dios, los libertadores enardecían ese descontento. Y enseguida el mundo estuvo nuevamente en guerra. Esta vez la destrucción fue tan completa que nada sobrevivió en el mundo. Sólo quedó un hombre… una mujer… y una flor.




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