El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

lunes, 26 de diciembre de 2016

La razón de la banalidad pura






Viajo desde lo banal hacia lo importante para que lo importante me enseñe las claridades de lo banal. No hay modo de imputar a la banalidad sin conocer el camino de la complejidad. Mi objetivo es ser banal, racionalmente banal para no perderme detalle alguno de ella. Para eso preciso conocer acabadamente cada meandro, cada recoveco, conocer la banalidad de lo banal es una tarea fatigosa que requiere de concentración, atención y cierta dosis de necedad. No alcanza con los sentidos, embusteros por excelencia, no alcanza con los estados de ánimo, fantasmas poco creativos a la hora de vivir la banalidad.  No hay que confundir la banalidad con la frivolidad, son dos categorías distintas. La banalidad requiere ser pensada debido a que expresa algo que pretende exponerse como de nula importancia. Para arribar a esa conclusión entonces es necesario pensarla. En cambio la frivolidad no se piensa ya que se manifiesta superficial y sin peso específico.
La banalidad posee perversiones y malevolencias pensadas, ignorancias predeterminadas, mejor dicho sabidurías escondidas, ecuaciones y figuras que bien explican su razón de ser, su contenido y su continente. No es inocente a pesar de su morigerado disfraz, se trata de un enemigo extremadamente poderoso, eficaz en sus estrategias, difícil de vencer con armas nobles. La banalidad arropa con sus mantos en invierno y refresca con sus frutas en verano, de allí su éxito en el campo de lo cotidiano. Si bien en el mundo de las ciencias duras tiene algunas dificultades, sabe perfectamente que el científico no lo es durante toda la jornada, justamente para capturar esos espacios diseña mundos paralelos pensados para momentos no pensantes. No hay manera de conocer el poder de la banalidad sino mimetizándose dentro de su razón pura. Y esa razón pura no está elaborada ni edificada  por circuitos banales, todo lo contrario, si bien abogan fervorosamente por el sentido común, este inciso está cimentado doctamente desde un propósito dominante: dejar sin razón pura al sentido inteligente. Y esto lo hacen atribuyéndole sospechosas incomodidades, extremando sus agobios, exponiendo a la sencillez como la mayor virtud.
La banalidad, en nuestra contemporaneidad, ha logrado victorias épicas dentro de la filosofía, la religión, la historia, la antropología, la sociología y la política, y no por sus valentías o gallardías. Las ciencias humanísticas han cedido ante la opinión y la interpretación de modo que se han transformado en materias discutibles en donde todo está sujeto a comicio, incluso las probanzas taxativas, ergo incluso la memoria como valor. La banalidad necesita del individuo banal, SER que con el correr del tiempo ha sido domesticado a favor de un exitoso proyecto de banalización global, paradigma imprescindible para que la conciencia social y colectiva no tenga nunca jamás la oportunidad de exhibir su humanista razón pura... (Gustavo Marcelo sala)



1 comentario:

  1. Si se me permite , quisiera agregar cierta informacion adicional a la brillante exposicion.
    Curiosamente el termino tiene origen en el el sistema feudal francés, instalaciones técnicas que el señor feudal tenía la obligación de mantener y de poner a disposición de todos los habitantes del señorío, y como contrapartida, esos habitantes solamente podían utilizar, mediante pago, esas instalaciones técnicas. Así se constituía pues una serie de monopolios tecnológicos, que al campesino le resultaba muy caro pagar, y que cuando la cosecha era mala sencillamente lo arruinaba.
    Las principales banalidades utilizadas en esos tiempos fueron :
    • el horno banal
    • el molino banal
    • la prensa banal
    Luego tomo el sentido de algo vulgar , intrascendente o de poca importancia(si bien para los campesinos aquellas instalaciones eran de vital importancia)
    En 1961, en Israel, se inicia el juicio a Adolf Eichmann por genocidio contra el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. El juicio estuvo envuelto en una gran polémica y muchas controversias. Casi todos los periódicos del mundo enviaron periodistas para cubrir las sesiones, que fueron realizadas de forma pública por el gobierno israelí.
    Una de las corresponsales presentes en el juicio, como enviada de la revista The New Yorker, era Hannah Arendt.
    Eichmann fue acusado de crímenes contra la humanidad y de pertenecer a un grupo organizado con fines criminales. Eichmann fue condenado por todos estos crímenes y ahorcado en 1962, en las proximidades de Tel Aviv.
    En 1963, basándose en sus reportajes del juicio y sobre todo su conocimiento filosófico-político, Arendt escribió un libro que tituló Eichmann en Jerusalén desoyendo las sugerencias de su editor Sony Pearson que se inclinaba por el título “Eichman breve visita a Jerusalem’En él, describe no solamente el desarrollo de las sesiones, sino que hace un análisis del «individuo Eichmann».
    Para Arendt, Eichmann no era el «monstruo», el «pozo de maldad» que era considerado por la mayor parte de la prensa. Los actos de Eichmann no eran disculpables, ni él inocente, pero estos actos no fueron realizados porque Eichmann estuviese dotado de una inmensa capacidad para la crueldad, sino por ser un burócrata, un operario dentro de un sistema basado en los actos de exterminio.
    Sobre este análisis Arendt acuñó la expresión «banalidad del mal» para expresar que algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. No se preocupan por las consecuencias de sus actos, sólo por el cumplimiento de las órdenes. La tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son considerados a partir de sus efectos o de su resultado final, con tal que las órdenes para ejecutarlos provengan de estamentos superiores.
    Hannah Arendt discurre sobre la complejidad de la condición humana y alerta de que es necesario estar siempre atento a lo que llamó la «banalidad del mal» y evitar que ocurra.
    El celebre Filologo Frances ,Abelardo Roldan Leroux experto en semiótica y Enologo Honoris causa de la Universidad La Sorbone critico duramente a Arendt descreyendo sobre la supuesta inocencia de los individuos banales que producen bajo actos supuestamente banales horribles males a otros seres humanos.
    Introdujo en los círculos de estudiosos del significado el termino “bananalidad” con el cual se refiere al grupo de vocablos e ideas expresadas irresponsablente por individuos comunes luego de sesiones de injerencia de altos volumenenes de bebidas de contenido etílico declarados con torpeza y dificultad, a menudo acompañados de ruidosas carcajadas y repetidas liberaciones de gruesas flatulencias sin consecuencia maligna para nadie.


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