El Borracho - Oleo sobre lienzo - - Marc Chagall
SUBRAYA
LA
HISTORIA
Capítulo 1
15 de Febrero de
2002
Por entre las
cruces del antiguo cementerio las sombras, estimuladas por el sol estival, desfilaban imputando condiciones; la ausencia
que allí moraba guardaba sincronismo y armonía, los álamos no alcanzaban como
telón reparador y el viento norte castigaba con suma terquedad a la fétida y
amarilla geografía. En una de las tumbas, tal vez la menos defectuosa, un viejo
detenía sus mañanas con gesto acuarelizado a la espera de una casualidad, o
bien su equivalente, a la espera de un final. Durante los últimos veinticinco
años Mariano Arce trataba de remendar los daños que sufría el monumento, el
tiempo y el clima son agentes rigurosos para todo aquello que tiene que ver con
los materiales y la memoria; renovar y acomodar las flores, sean naturales o
de las otras,
mantener el brillo
de los metales prolijamente
notorios, procurando eliminar regularmente el polvillo y los pequeños
residuos que la arboleda suele depositar en su superficie a modo de caricia y
necia compañía. La necrópolis se hallaba apenas a dos kilómetros de distancia
del ejido urbano y su acceso, por medio de un
camino mezquinamente entoscado
estaba escoltado por un pinar que
protegía, simétricamente, ambas manos
del sendero. Tras la fronda,
enormes extensiones de campos
indicaban que en breve la cosecha gruesa estaba por comenzar. Por lo que se
podía observar, este año los simples mortales, no iban a poder contar con el
permanente desconsuelo rural que sostiene por inercia y beneficio alguna razón
que justifique sus acostumbrados y recurrentes
egoísmos; maíces y
girasoles regalaban un
semblante envidiable presagiando excelentes rentas nunca bien
declaradas. Además de su diario
recorrido, Mariano solía valerse del camino como proveedor de combustible para
el encendido de su viejo brasero a leña.
Las piñas son un excelente medio de ignición y promueven un calor inicial ciertamente
reconfortante; su duración es exigua siendo ineludible el impulso de un
importante acopio, amén de la necesaria inclusión de leña de mayor envergadura,
por caso piquillín, olivo y eucalipto de modo asegurar, por un buen lapso de
tiempo, el ciclo calórico hogareño.
Desde el
15 de febrero
de 1977 Mariano
Arce dividía su
jornada en tres
rígidos segmentos, siendo contadas
las ocasiones en las
que alteraba u omitía el orden de
alguno de ellos. En primer término, a poco del amanecer y luego de unos mates,
visitaba el cementerio acompañado por Quincey, un border collie oscuro de imponente corbata blanca que debía su
nombre a la incondicional admiración que el hombre sentía por el escritor Inglés; de ahí partía rumbo
al taller de carpintería y herrajes, galpón que había diseñado y armado junto a
Inés, en tiempos en donde la militancia social y el futuro le otorgaban sentido
a un paisaje
disperso e inocente.
Bien entrado el atardecer lo aguardaba su morada, lindante al taller,
marcando su tercera y última estación. En ella una vanidosa y variada provisión
de libros solicitados a la Biblioteca del pueblo, tabaco holandés a
discreción para su
ancestral y heredada
pipa, vino de fuerte cepaje
en permanente stock debido a su sistemática y ordenada reposición,
hormas de quesos y embutidos prolijamente estacionados completaban el escenario
interno de la finca. Todavía mantenía,
en excelente estado, el tocadiscos y los viejos vinilos de tango
y folklore que solían
disfrutar hasta los límites
de la púa. De vez
en cuando alguna melodía de
aquellos tiempos lo acompañaba, pero lo
usual era que Radio Nacional chillara en su vetusta Ranser a transistores. Tres
gatos cerraban su círculo de afectos. Gabino, Zitarrosa y Jara. Machos
castrados por él mismo mantenían fuera de la morada toda clase de alimañas y
defectos. Sólo Gabino dormía dentro del
solar. Tanto Zita como Jara preferían
ignorar los tapetes
de cordero a
favor de la
oscuridad y las
sorpresas que
proporcionaban las estrellas
del sur bonaerense.
Unamuno, Sartre, Adorno, Chesterton,
Borges y Cortazar
secundaban a Thomas
De Quincey en sus
noches de lectura y tabaco. Amaba las tablas de embutidos, por lo tanto, el
diseño de un escenario acabado no era una empresa embarazosa. Rodeado por sus
animales sentía al mentado sufrimiento de la soledad como un eufemismo
utilizado sólo por aquellos que prefieren dar prioridad a la ineficaz y siempre sospechosa victimización. Si bien la propiedad poseía todos los adelantos
de la época en cuanto a servicios, Mariano prefería que su
cantón de lectura
y cena poseyeran
sus propias elecciones
y no lo
que la modernidad y
los costos fijos
determinasen. Dos importantes
lámparas a kerosene custodiaban uno y otro lado del
viejo sillón cuyo tapizado coincidía a la perfección con la impronta deseada
por el viejo; una pequeña mesa de exclusivo diseño, en una sola pieza, incluía
en su superficie
compartimentos para cada
producto a consumir, adjuntando el presuntuoso detalle de un nicho específico para la
botella de vino con su correspondiente jarro bebedor; adjunto y sobre un pequeño pilar el cenicero
de bronce todavía mantenía vigentes aquellas marcas irreversibles adquiridas
cuando sus tiempos de fumador de cigarrillos negros sin filtro. Estaba
finalizando el veinticinco y cinco aniversario del asesinato de su compañera
por parte de las fuerzas paramilitares que dominaban por aquellos tiempos
la vida
y la muerte de las personas. Por entonces ambos participaban con diligencia y eficacia de las actividades
culturales del pueblo a través de sus instituciones intermedias, principalmente
en la Biblioteca Popular. Inés era profesora de inglés y francés. Mariano enseñaba
su oficio a los adolescentes del lugar. El 15 de febrero de 1977 un grupo de
tareas incendió de manera intencional el predio sin atender
que la muchacha
estaba en su
interior. La Comisión
Directiva de los Bomberos
Voluntarios junto con
las autoridades del
Rotary y las
asociaciones de fomento
decidieron no prestar asistencia dejando que el fuego concluyera su macabra
obra. La
delación, como instrumento,
certificaba que en
esa entidad se
formaban cuadros subversivos adolescentes a favor de lecturas ateas, marxistas
y revolucionarias. Las presidencias del Rotary y de la Comisión Directiva de
los Bomberos Voluntarios coincidan, por entonces, en una misma persona: el
Doctor José Ángel Ibarreta, actual Intendente Radical del Partido de Coronel
Dorrego.
Promediar los
sesenta no es
una mala edad
para comenzar a
escribir los últimos renglones de la última hoja de la
propia existencia. Ingresar a ella por la tranquera de la necedad que marca el
hallazgo de justicia terrenal y como consecuencia de ello hacerse cargo, tal
cual exigen las normas de sana y democrática civilidad. Mariano Arce contaba
con precisas instrucciones. Su tiempo había llegado, la ansiedad esculpía cada
uno de sus momentos, seguro de no ser dueño de ventajas estaba convencido que su
antagonista era lo suficientemente poderoso como para no sentirse pecador. A
fines del 2001 el Doctor Ibarreta no sólo ostentaba el cargo de Intendente
Municipal, además era uno de los máximos dirigentes de la Sociedad Rural
Dorreguense. Prosapia y admiración rodeaban a su figura. Si bien supo ascender
al gobierno de la mano de la Alianza, tuvo la habilidad para desprenderse de
ella con la suficiente antelación, de forma tal, quedar inmune de los desatinos
perpetrados en el ámbito Nacional. Había manifestado dicha habilidad por 1982
cuando entendió que el partido militar perdía presencia y consenso popular. Su
afiliación a la Unión Cívica Radical le proporcionó un buen cargo político en
la administración del municipio producto del tifón alfonsinista que barriera
sin protesto en 1983. Años más tarde una concejalía le brindó la posibilidad de brillo mediático local para
instalarse definitivamente como jefe del Radicalismo a mediados de los noventa.
Veterinario, de inmejorable sonrisa y trato cordial, estaba siempre atento a las
necesidades de sus clientes y pacientes. Su excelente presencia era acompañada
por el ideal de una familia tipo que no dejaba de participar benéficamente
en las
organizaciones intermedias de
la aldea. Pocos
sabían de su
pasado delator.
Algunos de sus
compañeros de las viejas épocas habían fallecido y otros compartían sus
mismos
bajorrelieves sociales y políticos. Puntuales apellidos daban fe de sus éxitos.
Los Sílvester, por
ejemplo, víctimas de
los más salvajes
crímenes habían sido eliminados en tiempo y forma a fines de
los setenta por fuerzas represivas que contaban con precisa y cierta
información. Luego, el reparto del botín, era cuestión formal. Otro caso lo
protagonizó el matrimonio Giannatasio; para esta familia la receta significó un
presuroso y definitivo exilio en Portugal, por lo que solamente quedaba Mariano
Arce. Aquí, la impunidad, la soberbia y la memoria descartaban su existencia.
Hacía más de veinte años que Arce no participaba de ninguna actividad social,
su disfraz de eremita era imprescindible para evitar todo tipo de asociación,
sobre todo cuando dicha pantalla necesite
presencia y debida
garantía. Una amplia
dosis de simulada
demencia lo mostraba como una
entelequia a la espera de la muerte. Su historia había quedado sumergida en la
posmodernidad. Durante los actos realizados para cada aniversario de la
Biblioteca Popular se omitía, de manera intencional, esa primera etapa de
desarrollo de la entidad que transcurrió desde 1973 hasta 1977; se tomaba en
cuenta el 24 de Marzo de 1982 como fecha de su fundación.
19.30 horas
- Soltame, hijo de una gran Puta
- Mi estimado José, esa no es manera de
reanudar un diálogo luego de tantos años de
paciente espera.
- Te estás metiendo en un quilombo
boludo... Soy el Intendente...
- Eso lo hace más interesante. Aquí y ahora el
poder no tiene valor absoluto. Nunca,
como en este momento, tu jerarquía se ha exhibido tan relativa. Sos testigo que
la historia no ha muerto, a pesar de Fukuyama.
- Te volviste loco Mariano. ¿De qué estás
hablando?....
- No menos loco de lo que estás vos. Si estás convencido que
tu historia se puede encuadrar
dentro de lo
racional, no veo
porqué mis actitudes
puedan llegar a asombrarte. Además, ahora que estamos solos
y nadie nos escucha; lo de hijo de puta también es bastante relativo. Sartre
fue clarito “No se puede vencer al mal, sino con otro mal”.
- No creo que me hayas secuestrado para hablar
de filosofía.
- Eso es cierto. Pero te corrijo. Esto no es
un secuestro.
- Y qué mierda es...
- Es un juicio. Es mi juicio y el de Inés.
- ¿Tribunales populares?
- Detesto a las víctimas cuando respetan a sus
verdugos.
- Otra vez Sartre. Veo que te quedaste en el
mayo Francés. Noto que Baudrillard y Lyotard te son ajenos…
- Algo conozco. La muerte de la modernidad. La
muerte del compromiso político, de la revolución, del testimonio, de la
historia, de la densidad de las cosas, del peso de la ética, del deber, de la
suerte de los mártires. Lo virtual por sobre lo real. Lo ligth como término omnipresente.
La verdad como
sucesión de simulacros.
La desmaterialización del mundo; todo es periferia mientras la realidad
es licuada por los medios. Si José, estoy al tanto de qué se trata la
cosa.
- Nunca dejaste de leer.
- Hector Tizón afirmaba ser lector de aquello
que el tiempo ha pautado que vale la pena ser leído. El mundo puede prescindir
de la literatura, decía Sartre, pero aún mejor, puede prescindir del hombre.
Por ahora no te queda otra opción que aguantar. Te aseguro que escuchar citas
del viejo no es lo peor, que aquí y ahora, te puede llegar a suceder.
- Estás solo; no veo un jurado que te
acompañe. Además estamos en un mugriento galpón
de carpintero. Poca
relación tiene este
ámbito con aquellas
cárceles populares de las que solían ufanarse cuando ansiaban la toma
del poder.
- No sé, no las conocí, jamás anduve en eso.
Lo mío y lo de Inés era el conocimiento y la enseñanza, no creo que te cueste
mucho recordarlo.
- Seguís
sin entender, Mariano.
El ingenio es
insolencia educada y
eso es muy peligroso ya que tiende a dificultar el
dominio sobre las masas. Ustedes trabajaban a favor del ingenio
y la educación; esas son
variables que únicamente deben
ser usufructuadas por las capas superiores de la sociedad.
- Mezclás a Heidegger con Nietzche citando a
Aristóteles. Pero lo hacés desde la más absoluta subjetividad. Cosa que no está
del todo mal si mantuvieras algún sesgo de honestidad intelectual.
Tu problema es que tomás
de cada uno
aquello más provechoso
interpretando a partir de la conveniencia y no desde la inteligencia.
- Las certezas me tienen sin cuidado Mariano,
esto es dialéctica pura. No me interesa en absoluto la verdad, lo que busco son
argumentaciones sólidas que sirvan a mis objetivos imponiendo luego por
voluntad de poder, quedando
eliminado de ese modo todo posible
conflicto.
- Te la vas a tener que bancar, entonces. En
este instante y por un buen rato quién impone la dialéctica soy yo, y lo
siniestro radica que es sobre la base de cada uno de los argumentos que acabás
de mencionar. Eso te pasa por calentón.
- Me la hiciste muy bien. Esa pendeja rajaba
la tierra... ¿De dónde la sacaste?
- Hija de un cumpa recuperada por Abuelas; sus
padres combatieron en el monte tucumano a las órdenes de los Santucho, nunca
aparecieron.
- Tenía razón Camps con eso que nos quedamos
cortos. Reconozcamos que utilizar a una jovencita no está dentro de tu tan
valorada honestidad intelectual.
- Reitero, no se puede vencer al mal sino con
otro mal, además no es tan jovencita, por lo que te conté podés hacer tus
cálculos en cuanto a su edad.
- Dejate de pelotudeses y soltame, no estoy de
humor para cálculos. Todavía tenés tiempo de sacarla barata.
- Siempre
utilizando como variable el costo-beneficio.
- Así
se vive. Hacer
una lectura incorrecta
de los tiempos
es un error que a mi entender no merece compasión.
- Nunca pensé que tendría dificultades en esta
operación. Sos un tipo muy previsible, fronterizo. Pensar
con la poronga
te ha llevado
a cometer demasiadas equivocaciones. Hoy estás rodeado
de putas de
comité. Aquellas hermosas
e inteligentes mujeres que solían valorarte se han apartado
paulatinamente apenas se esmeraron por friccionar un poco de tu superficie. Es
una lástima; no lo vas a poder comprobar, intuyo percibir muy poca gente mostrando inquietudes serias
por tu ausencia.
- ¿Qué me hicieron? Lo último que recuerdo es
haber entrado al Ellegance de Tres Arroyos en compañía de la pendeja, tomar un
trago y aquí estoy.
- Raro en vos querer saberlo… Eso ya forma
parte de la historia. ¿No sos partidario de la virtualidad, acaso? La realidad te marca un estado el cual
debés aplicarte por resolver desde el pragmatismo, añadiendo cierta
inteligencia que suponés ostentar.
- Dame algo para tomar. Me estoy
deshidratando.
- En efecto, suele suceder, la falopa ataca
por ese lado. Un cóctel muy bien elaborado. Son
aquellos finos cepajes
castrenses cultivados cuando
las explicaciones no abundaban.
- Por eso no tengo fuerzas, cierto.
- Ni las tendrás.
- ¿Hasta dónde vas a llegar?
- Hasta el final
- ¿El final de quién? El mío, el tuyo, el de
ambos…
- En la vida los finales no tienen
protagonistas. Son sólo un punto seguido. Todo continúa, con nosotros o sin
nosotros, lo mismo da, es parte de tu ideología.
- Barato existencialismo.
- ¿Te acordás de la película Estado de Sitio?
- Ives
Montagne como servicio
de inteligencia americano
bajo la fachada
de un inocente profesor. Los
Tupas orientales lo secuestran y luego de un proceso popular lo ejecutan . Muy
buena.
- No te hablo de la trama general, te hablo
puntualmente del libro, de los diálogos. Ese
texto es un
auténtico vademécum ideológico,
espero repases como
fue la votación final.
En aquel colectivo
de línea: Obreros,
estudiantes, policías, sacerdotes,
docentes, intelectuales y hasta algún militar, todos emitieron su opinión
sobre la
suerte que debía correr
el agente americano;
lo hacían por
escrito y depositando la
opción dentro de
una suerte de
urna debidamente sellada.
La unanimidad de un pueblo en lucha franca contra la voracidad del
imperio. Su fallo fue rector e inapelable.
- Aquí, en este galpón de mierda no veo a tus intelectuales, a tus obreros, a tus sacerdotes...
- Están todos muertos José. Por eso no los ves
o mejor dicho, por eso no los querés ver. Te aseguro que entre las sombras de
esta nave están decidiendo tu suerte. Uno a uno depositan el papel en un arca
imaginaria o virtual y se retiran en silencio. Será un largo desfile para que
no supongas la existencia de fraude. Cuando en la noche cerrada finalicen los
comicios no existirán bocas de urnas contratadas. Entre los dos contaremos los
sufragios y daremos fe del resultado y la sentencia. Mientras tanto nuestra
responsabilidad será diseñar una velada irrepetible.
- ¿Dispondré de un defensor cuando menos?
¿Cuáles son los cargos?
- Te
defenderá tu propia
historia. Causas y
efectos. La resultante
de tus comportamientos serán los
testigos que jurarán bajo sus propias creencias. Tendrás la oportunidad de
sostenerte con vida, de justificarte o de ufanarte, podrás negarte a declarar,
podrás rechazar todo cargo que consideres injusto y serás escuchado. Se te
acusa de delación, de participe necesario en hechos aberrantes, de haber
avalado crímenes de lesa humanidad, de haber sometido a familias enteras con el
solo objeto de capturar sus propiedades, de haber colaborado en el incendio de
la Biblioteca Popular sabiendo que en su interior estaba Inés. Se te acusa de
gatopardismo y tu capacidad para exhumarte por
entre los despojos
de la dictadura
comprando voluntades bajo amenaza y dinero ensangrentado y por sobre
todas las cosas se te acusa de ser el símbolo, en Coronel Dorrego, de una
democracia que no le toleró a las víctimas llorar por sus muertos, con honra y satisfacción. Como verás tenemos
para un
buen rato. Estamos
provistos de bebidas
espirituosas y embutidos
a discreción; frutas si así lo deseás. En el exterior del tinglado
coloqué una pequeña campanilla de bronce. Cada sonido emitido equivaldrá a un
sufragio. El último de ellos lo identificaremos porque
sostendrá dos percusiones.
Una vez cerrado
el trámite ingresaré la urna y entre ambos cotejaremos el veredicto
final. Actuaré sólo como medio. Trataré
que mi subjetividad
no intervenga. Las
víctimas me encomendaron esta tarea
y deseo cumplirla con dignidad. Estás en manos de los muertos, te deseo la peor
de las suertes.
- Me
habían informado de tu demencia.
Siempre lo pensé como
un traje que te
quedaba cómodo, de cagón nomás, para que nadie te recuerde. Ahora constato su
veracidad. Dejate de joder, en tu
condición nada te va a ocurrir; haceme el favor, soltame.
- No te molestes en pedir auxilio. La falopa
que te dimos te va a privar de un registro elevado de voz y si aún así deseás
intentarlo los dolores de tu garganta te indicarán lo inútil del esfuerzo.
- ¿Y ese sonido?
- Alguien
ya votó. Se
ve que este
integrante del jurado
no necesita ni
quiere escucharte, quizás tenga
una concepción muy parecida a la tuya y a la de tus amigos, esos que suelen
sentenciar sin juicio previo.
- ¿Tu padrón es muy extenso?
- No lo sé . Nos enteraremos juntos, cuando el
sonido duplicado de la campanilla indique que
todo esto ha concluido.
19. 55 horas
- Esto
es un sueño,
no puede ser
real: Un mediocre
y trasnochado subversivo derrotado y en plena retirada me
tiene dopado y atado a un sillón de mimbre; me convida con
un estupendo jamón
pata negra español, queso
de cabra y un
inmejorable tempranillo logroñes cosecha
noventa y cinco. El tipo me habla
de filosofía y me cuenta que el mundo es así por mi culpa debiendo abonar por
todos los dolores de su pasado. Encima de todo esto ni una teta le pude tocar a
esa bella carnada. Planteados los términos ser Intendente es solo un eufemismo.
- Vamos bien, nadie más hizo sonar la
campanilla; vislumbro un claro deseo de seguir escuchando, no pensé que ibas a
durar tanto. Bueno es reconocer que a los zurdos nos interesa lo que piensa la
derecha. De hecho nacimos gracias a ella. Somos la reafirmación de una idea a
través de la negación. Acordate de Marx. Habrá mayor proletariado y
estará más organizado
cuando el poder burgués
haya logrado su máximo apogeo. Es
necesario entonces una burguesía en su esplendor para que la revolución obtenga
un triunfo definitivo. El cabezón amaba a la burguesía, era su medio, su
herramienta.
- ¿Marx? ¿No te parece que te fuiste a la mierda?
- Negar a Marx no implica que el conflicto
expuesto no siga vigente. Del mismo modo durante los ochenta y los noventa cuando negaron a Sartre. ¿Sabés cómo quedó demostrado que el conflicto
es siempre el mismo conflicto?
- Ni idea. Trato de no perder el tiempo.
- Con el atentado del 11 de setiembre. Si mal
no recuerdo, hace un rato, hablaste de Baudrillard. Este
tipo exponía las
bondades de la
virtualidad, afirmaba que la
historia era virtual y que la guerra del golfo fue un fenómeno supuesto. Pedía un muerto a gritos. Bueno, ahí los
tuvo, en directo y en tiempo real. Vimos como la historia se devoraba en veinte
minutos los dos símbolos más elocuentes de poder y dominación. Adiós
al posmodernismo. Se
quedó sin argumentos
gracias a los servicios
del siempre dispuesto fundamentalismo religioso.
- ¿Cómo lo podés demostrar?
- No hay nada que demostrar. Es pensar lo pensado para volver a
pensar.
- ¿Y eso de quién es?
- Se lo escuché a José Pablo Feinmann ¿te
suena?
- Si. Un curioso eslabón perdido: siendo zurdo
ama a Heidegger.
- Te corrijo. Ama a su inteligencia y valora su
capacidad de análisis. Se trata de reemplazar
el sentido común por el sentido inteligente. Fijate. Acabas de maldecir tu cargo,
acabas además de darte cuenta que tu idea de la vida te está jugando en contra. Debiste aceptar
rápidamente que el poder es tan relativo que un menesteroso enajenado te lo
puede poner en jaque con un poco de ingenio
y cierta dosis de maldad. Bin Laden juega con las cartas y el reglamento
que le dieron los yanquis. Mis muertos juegan con las cartas y el reglamento
que vos ayudaste a socializar. Vos
fuiste servicio sin
serlo, del mismo
modo, fuiste alfonsinista,
menemista, aliancista y ahora duhaldista.
- Veo que cuento con muy poco respeto
intelectual de tu parte. Si así fuera, y tomo tu razonamiento, es evidente que
soy la negación de todo eso junto, al servicio de cada entidad específica. Te
quiero aclarar que tales conductas son el basamento en donde se apoyó mi
desarrollo personal. No creo pertenecer a las minorías . Soy el reflejo de una
sociedad que siente a la victimización como su mayor excusa para proceder de
manera inmoral y sin remordimientos. ¿Acaso no perdieron la batalla ideológica?.
No sólo
perdieron la guerra,
sus ideas fueron
sepultadas. Poné atención.
Tus desaparecidos son fervientemente homenajeados,
pero a fuerza
de ser sinceros convengamos que las mayorías se
cagan en sus ideas. Por lo tanto se menosprecia el ser de su no ser. Digamos,
con cierto pudor, que son los símbolos de la recuperación democrática, pero
nadie presta atención al sentido de sus luchas y derrotas. Aquellos porcentajes
indignantes para Rodolfo Walsh, en la
famosa carta abierta a la Junta Militar, editorial que le costara la vida, se
han duplicado y en algún caso triplicado; nadie asume el valor de comprometerse
políticamente contra esos supuestos signos de
injusticia. La culpa
de eso la
tienen ustedes. Se
victimizaron, se sintieron derrotados en el campo de la
dialéctica, dejaron de elevar sus demandas porque se sometieron al
poder de lo s
medios con ese
verso del fin de
las ideologías. Se quedaron con el Cristo de la cruz y no con
aquella significación del calvario. A partir
de la Cruz
se desarrolló el
cristianismo. El Estado
de Israel nació
y se fortaleció luego del
holocausto, su poder nace de la persecución sufrida y de la muerte, no se cruzaron de brazos
esperando una falsa redención, impusieron sus llagas como política de estado,
tanto interna como externa. En la actualidad es una de las naciones con mayor
desarrollo armamentista. A partir de la
derrota de los setenta ustedes optaron por la nada, decidieron solamente
contabilizar contusos y heridas, no continuaron
“ a pesar de”. Ese era nuestro miedo. Pero ustedes con sus lloriqueos y
moretones de picana, sumado al contexto internacional, nos otorgaron una mano
muy importante. En definitiva viejo, el vaciamiento intelectual que están
sufriendo lo estamos pagando todos. Los
conservadores nunca fuimos motor
de cambio ni de pensamiento crítico. Cuando estás incluido no te detenés por
la suerte de los excluidos. Eso es Marx,
Mariano, corregime si me equivoco. Marx pedía más plusvalía para
lograr la indefectible
totalización de una
conciencia de clase,
la conciencia de la ignominia. Más burguesía pedía el cabezón, más
desarrollo, más capitalismo, más SER
cartesiano. Una clase acomodada
triunfante creando a su propio asesino: el proletariado. Sabés
de lo que hablo.
- Veo y
escucho que tu cinismo hizo sonar esta segunda campanilla.
- Más que cinismo, considero que no todo tu
auditorio está preparado para escuchar verdades.
- Ahora resulta que la verdad no es
relativa.
- Nunca lo fue, simplemente se la oculta por un
rato; en su lugar y hasta que no se rompa la soga seguirán circulando los
sofismas; argumentos utilizados para evitar dar
explicaciones que tienen
que ver más
con los intereses
que con los convencimientos. El Galileo de Bertold
Brecht por ejemplo. Quiero creer que no te privaste de
ver a Walter
Santana en el
Teatro San Martín
de Buenos Aires
a mediados de los ochenta. Todavía recuerdo el impacto que me causó la
obra y la actuación del elenco. Alfonso de Gracia estaba impecable en su papel
del Cardenal Roberto Belamino. Por entonces como buen cuadro de la Junta
Coordinadora debía asistir para enterarme un poco de lo que se venía.
Fuegos y culturas artificiales, hacer relaciones, cosas así.
Ese mismo día salgo de ver Galileo y me meto en otra de las salas del complejo
para encontrarme con un espectáculo formidable: Memorias del Pueblo. Una
excelente presentación del
Cuarteto Zupay tomando
temas de géneros y
autores variados. Cuatro
tipos con registros
vocales maravillosos
acompañados por una
estética escenográfica de
excepción. ¿Qué habrá
sido de ellos? Hace rato que no hacen presentaciones públicas .
- Te aseguro que ese tipo de ironías son un
riesgo.
- No lo creo,
no ha sonado ninguna campanilla, de
todas formas pido perdón si subestimé al jurado. A propósito te dije
que durante esa semanita también pude ver a La Banda Elástica y a Les
Luthiers..... increíble Mariano, te puedo garantizar que gracias a aquella
incipiente democracia no me privé de nada.
20.15 horas
- Tomemos el razonamiento de los pensadores de
la escuela de Frankfurt – continuó
Ibarreta -, Marxistas críticos en medio
del régimen Nacional Socialista Alemán. Theodor Adorno afirmaba: la voracidad
de la burguesía y del capitalismo desataron Auschwitz. La razón iluminista, esa
misma que hablaba del dominio de la naturaleza lo creó. Utilizó para su argumento la siguiente
metáfora: “No se puede escribir poesía luego de Auschwitz”. Walter Benjamin,
otro de sus representantes, vio al exterminio como una ruptura de la
civilización, sería según tu razonamiento nuestras actuales torres gemelas: un
hito histórico, un detenerse, un despertar de los muertos. Ahora bien.
Adorno se exilia
de las SS
en California haciendo
vida de bacán mientras Benjamin se suicida con
morfina cuando ve imposible cruzar la
frontera entre Francia y España. Y ahí me detengo. El pueblo judío hace todo lo
contrario. No sólo sigue escribiendo poesía, además a partir de sus muertos
logra la victoria más importante: Su reconocimiento como Estado Libre. Y esto
no lo apuntalaron asumiendo un vulgar
papel de víctima.
Lo alcanzaron peleando,
exigiendo, lo construyeron Simón
Wiesenthal y la
Mossad, transformaron la
muerte de seis millones de hermanos en poder y se
hicieron cargo de esa voluntad de poder en nombre de ellos. Le mostraron al
mundo de su compromiso irreductible en contra de la infamia. No cejaron en la
persecución de cada criminal que logró evadirse, y para ello utilizaron medios
legales y de los otros. En cambio ustedes hicieron la gran Adorno esperando la
redención de una sociedad que jamás apoyó sus luchas. En Alemania los Nazis
eran mayoría y subieron al poder democráticamente.
Acá el golpe fue pedido a gritos. Vox Populi,... La única excepción fueron las
Madres y las Abuelas. Esas locas
deberían haber sido sus
dirigentes y estoy seguro que otra hubiera sido
la historia y
no la diseñada
por aquellos que
entregaron las convicciones
revolucionarias negociando con Massera
en Francia. Para ustedes la muerte y la derrota fue el final, para el
pueblo Judío su comienzo, su renacer.
- Convengamos,
los planes económicos
y los afanes
de dominación fueron permanentes motores de las conductas
imperialistas.
- Eso existió siempre. La crítica con la cual se le cae a Heidegger
es que, como intelectual nacional socialista, no podía omitir que Auschwitz se
estaba gestando mucho antes de su construcción. Todos los caminos desembocaban
en el holocausto, sin embargo Hitler, poco
antes de su invasión a
Polonia, firmó tratados
de cooperación económica con
los Estados Unidos
de Roosevelt, con
la Unión Soviética de Stalin, con
el Reino Unido de Chamberlain y con la Francia de Laval. No olvidemos de sus
persecuciones antisemitas iniciadas por las SA allá en el 32, añadiendo el
detalle no menor sobre la colaboración prestada por los Nazis para el triunfo
de fascismo español. Esto es. Al momento de la firma de estos acuerdos, las persecuciones y
el posterior exterminio
de: comunistas, homosexuales,
judíos, anarquistas, gitanos y
demás opositores al
régimen no eran
reconocidos como crímenes en
contra de la humanidad. Avala mi idea el
hecho de que el mismo General Pattón exigiera que se reclutaran jerarcas
alemanes para luchar contra los comunistas una vez finalizada la segunda
contienda mundial. ¿Cuál es la verdad entonces? Todas y ninguna. Y si volvemos
al tema del 11 de septiembre ¿Quién creo
al monstruo? A mi modesto entender
considero que nadie tiene derecho
a solicitar rendición de
cuenta alguna. Existirán
odios individuales por
actitudes puntuales, pero estas poco o nada hacen dentro del campo de
las ideas. Todas ellas fueron
mancilladas por crímenes cometidos en
su nombre, nada ni nadie queda indemne. El Cristianismo tiene
sus patos que pelar con la s Cruzadas, la Inquisición y la Conquista de
América, la Burguesía Capitalista tiene los suyos en el marco de la guillotina,
el Socialismo real con la Unión Soviética y las masacres cometidas tanto por
Lenin como por Stalin, la China de Mao, los Judíos en Palestina, los Turcos
contra los Armenios, y te puedo seguir enumerando a cada imperio, desde Filipo
de Macedonia hasta el
impresentable de Bush.
Si te sirve
te firmo un documento declarándome culpable por todos los
pecados instalados desde la misma creación. Yo soy todos los asesinos. Los
tuyos, los míos. Pero no soy ni mejor ni peor que tus simpáticos barbudos
habaneros. Hago lo mismo, sólo defiendo otra concepción ideológica.
- Sos patético ... Te pasaste veinte minutos
mezclando temores, (la campanilla suena nuevamente) argumentando como si
estuvieras en una de las mesas del Cantero. Inés era una simple y solidaria
profesora de idiomas en la Biblioteca. ¿Qué mierda tiene que ver eso con la
Revolución Industrial, Robespierre y Saint Just? Delataste gente que conocías,
con los cuales compartiste momentos en algún club o en la plaza , cuando
pibes. Los Giannatasio,
los Sílvester. No
podés ideologizar la
persecución, los intereses
personales y la
muerte sólo para justificarte.
Es cierto, todos
nosotros éramos portadores de claras convicciones pero muy alejados de
la lucha armada; ni siquiera la veíamos como herramienta necesaria de
liberación. Vos, al igual que el resto de tu núcleo consideró enemigo al
pensamiento inteligente y
solidario. La portación de armas
era sólo un de talle más
o menos agravante,
acordate de tu discurso minutos
atrás con respecto
al ingenio y
la educación, ni
siquiera sos poseedor de estatura
maquiavélica.
- Estás equivocado Mariano. ¿Vos crees que la
gente que me votó no me conoce?, ¿vos crees qué toda esa gente es mala?. Esas personas avalaron mi
historia y mis contradicciones, mis lealtades
y mis traiciones.
En veinticinco años
¿cuántos compañeros te visitaron o se interesaron por tu infortunio?,
¿cuántos de tus alumnos o los de Inés se preocuparon por ustedes? Muchos menos
de los que vendrán a mi entierro, y no te hablo de cantidad ni de popularidad,
te hablo de representatividad social. Soy más parecido a ellos de lo que
considerás y no veo muy democrático que te arrogués el derecho de decidir
mesiánicamente sobre la ética y la moral popular, (otra nueva
campanilla interrumpió el
relato del Intendente)
y menos aún,
que pretendas determinar quién es bueno y quién no lo es.
- No estés tan tensionado, cada campanilla
significa un voto no una condena, tal vez dentro de las cuatro que sonaron exista
alguna favorable, quizás las cuatro.
La incógnita continúa enriqueciendo el momento.
20.50 horas
- Podemos comer y beber algo de lo que
ofreciste......
- Desde luego, yo también lo necesito. Te
cuento que acaba de finalizar el alegato previo, después de la cena vamos a
comenzar a desandar cada uno de los cargos. El primero es...
- Delación
- interrumpió Ibarreta –
- En efecto
21.15 horas
- Recoge un perro muerto de hambre de la
calle, dale de comer y no te morderá. Esa
es la diferencia
más notable entre un perro y un hombre. Mark Twain es quien te ofrece la
posibilidad de iniciar tu apología con respecto al cargo que se te hace:
Delatar a tu gente.
- Ya que mencionás a Twain te diré que el
hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla
sin tener nada que decir. Si no queda
claro estoy poniendo a
consideración del jurado
al egoísmo y
la codicia. ¿Puedo comenzar?
- Si claro.
- Como estoy sometido a interrogatorio y
entiendo que mi vida va con ello no puedo menos que advertirte. Lo que vas a
escuchar a continuación espero puedas asumirlo como un caballero sin que medien agresiones de
tu parte.
- Continúa por favor.
- La vida de cada persona está signada por
eventos no necesariamente buscados. Por lo común alguna fatalidad o algún
suceso no previsto suelen cambiar las reglas de juego de manera azarosa sin
mediar sentido lógico que lo explique. Algo de eso ocurrió aquel 15 de febrero
de 1977. Ese día cambió tu vida y la mía llevándose la de Inés, incidente no
deseado y ciertamente sufrido por ambos.
- Esperamos precisiones.
- Inmediatamente...... Inés
y yo manteníamos
una relación paralela
a nuestras realidades desde hacía
algún tiempo.
- No seas hijo de Puta, sólo te faltaba
ensuciar la memoria de Inés...
- Me pediste la verdad; si te parece que puedo
estar en condiciones de jugar, allá vos. Prácticamente me estoy
sentenciando...
- Seguí...
- Por esos días ella había decidido finalizar
con nuestra relación. Evidentemente te respetaba y sentía un peso demasiado
gravo so en su corazón; no estaba enamorada de vos pero lo cierto era que te
admiraba como persona y militante social. Vivía nuestra relación como un
castigo inmerecido. Puedo dar fe que a pesar de nuestra clandestinidad
disfrutábamos de momentos dignos de las más bellas poesías. La Biblioteca, a
media mañana, era nuestro ámbito de encuentro mientras trabajabas en el taller
de carpintería. Esto duró aproximadamente un año y medio; varias veces le rogué
que hablara contigo y te abandone. Dos
días antes del incendio me confirmó su embarazo por lo que debíamos dar término
con nuestra “aventura”. Reconozco haberme enfurecido por la entidad ocasional
que le otorgó a nuestra relación. Le solicité explicaciones, le pregunté si
estaba segura de la identidad del padre, no
me respondió. Sólo me dijo que más allá de ese detalle su marido eras
vos y eso era inmodificable. Me trató con sumo afecto, hicimos el amor por
última vez, nunca más la volví a ver. Las siguientes horas las transité entre
la bebida y la humillación, no encontraba consuelo en ninguna de las dos
alternativas. Inesperadamente, el odio hacia todo lo que te rodeaba me ayudó a
salir del infierno inicial; ese estúpido compromiso militante me estaba robando
lo único digno de amarse en aquel puto mundo. Observar
es e pequeño edificio
de la Biblioteca,
desde mi cuarto,
era demasiado para mi mal. Se equivocan vos y tus muertos mi querido
Mariano; no la delaté, si de algo soy culpable es de haber instigado a
incendiar el inmueble, pero por motivos ajenos a todo tipo de lucha ideológica. Espero recuerdes que el
siniestro fue a la hora del ocaso y en ese momento el edificio debía estar
deshabitado. La orden para los
Bomberos fue taxativa:
Dejar el predio bajo
cenizas. Por aquel entonces no
estaba interesado en
las luchas intestinas
que nuestra sociedad modelaba caprichosamente, prefería
mantenerme al margen tratando de no quedar implicado en ninguna de las trampas
que por aquellos tiempos eran sembrabas cual campo minado;
patética violencia fratricida
por valores y
conflictos totalmente ajenos a
mi inteligencia y
comprensión. Ignoraba que Inés
estaba dentro de la
Biblioteca. Ciertamente la
amaba. Cuando me
informaron del daño
irreversible intenté una digna inmolación cortándome las venas, si
deseas corroborarlo todavía conservo las marcas; están a tu disposición. Mi
esposa lo impidió llamando a la guardia
del Hospital. De
ahí en más, luego de
la recuperación, la vida me fue llevando hacia lo conveniente; no
sos el único que lleva flores a su tumba.
- Eras vos entonces. En más de una ocasión
hallé sobre el monumento ornatos que no me pertenecían, suponía visitas de
amigas o alumnas rindiendo su homenaje.
- ¿Te sorprende lo escuchado? (la quinta
campanilla acompañó el final de la
pregunta)
- ¿Debería? Después de veinticinco años las
cosas se toman de otra manera, más allá de eso no veo en tu reseña signos plausibles
de redención y que a la vez justifiquen las mezquindades perpetradas desde
aquellos días hasta ahora; de hecho temo que tampoco te absuelve de haber
colaborado directamente con la tragedia.
- Me parece ver en tu búsqueda fundamentos que
te permitan llevar a cabo, con cierta comodidad, lo planificado. Digamos sentir
mi condena segura. Me parece intuir tu conflicto y un permanente estado de
confusión.
- ¿Porqué tanta saña con los Sílvester?
- Los
milicos a cargo
de la zona
necesitaban un predio
para armar un
centro clandestino de detención por fuera de las estructuras del
ejército. El lugar iba a tener dos
funciones. La fundamental
de ellas era
logística: Oficiar como
depósito reservado de los bienes materiales incautados a los sediciosos,
siendo su actividad anexa un centro clandestino de detención preliminar antes
del destino final. Te puedo afirmar que el sitio era
una suerte de caja chica paralela para
zumbos y cuadros intermedios del
ejército. El campo de los Sílvester era especial para tales fines,
además se sabía que esta gente tenía parentela en los cuadros combatientes
peronistas en la
ciudad de La
Plata. Casi todos
ellos estudiantes y
docentes universitarios. La finca estaba lo suficientemente apartada de
caminos vecinales y posibles
curiosos, siendo ideal
para mantener reserva
absoluta de los
futuros movimientos. Además la fortuna de esta familia era de por sí un
suculento botín para la milicada. Luego de lo de Inés quedé demasiado
involucrado en toda esa porquería,
tuve intención de
salirme, pero el
terror y el
odio colaboraron a sostenerme con vida. (La sexta campanilla
ni siquiera fue tomada en cuenta por el
disertante). Deseo aclararte que yo
mismo advertí a los Sílvester del peligro que corrían, les
informé sobre la
conveniencia de abandonar
el país no
sin antes traspasar sus bienes a
nombre de terceros mediante un poder, inclusive me ofrecí para la encomienda. Después del
incendio de la Biblioteca mi
palabra no tenía ninguna validez para los pocos grupos
opositores que el gobierno militar tenía en la región. Era uno de “aquellos” y
me lo tenía merecido. El comando le otorgó al matrimonio setenta y dos horas
para abandonar la ciudadela con la correspondiente cesión de derechos firmada
ante escribano a favor de una empresa fantasma llamada “La Provincial Negocios Inmobiliarios S.A.”. Ante la
negativa sucedió lo común en aquella época.
Mediante apremios y torturas se consiguieron los objetivos y luego se eliminaron
los cabos sueltos.
En lo personal
se me ofreció
llevar la administración contable
de todo lo recaudado y dividir esos bienes de acuerdo a un rango preestablecido. Mis
ingresos aumentaron notablemente
de modo evitar
cualquier tipo
de exposición social. Podía trabajar en
un reparador segundo plano. La tarea era sumamente reservada y me otorgaba la
posibilidad de tener contacto con las más altas autoridades de todas las
instituciones provinciales y nacionales. A partir de allí inicié
las relaciones que luego ayudarían a mi carrera política. Se suponía que mis manos no estaban
manchadas de sangre, por lo tanto y sin saberlo estaba construyendo una imagen
no tan despreciable. Hace
poco me enteré que familiares del
matrimonio, exiliados
oportunamente en Cuba,
iniciaron acciones legales para
la recuperación de su patrimonio,
sospecho que deberá dar alguna explicación al respecto. Por
supuesto, si vuestro veredicto resultase a mi favor. El caso de los
Giannastasio fue distinto, ellos aceptaron las pautas ofrecidas y pudieron
salir del país
sin inconvenientes. Creo
que actualmente continúan
en Portugal habiendo adquirido ciudadanía
definitiva. Ya en el 78 la cosa estaba más tranquila, de ahí en más disfrutar
de las regalías y ver el momento oportuno para salir lo más indemne mente
posible de semejante asociación. Esto recién lo pude llevar a cabo a fines del
81 cuando los militares se empezaron a
caer a pedazos y el contexto internacional les había quitado el apoyo que en un
principio ostentaban. La guerra de Malvinas me encontró como un moderado
opositor. Luego de la convocatoria a elecciones me afilié a la UCR y comencé a
trabajar para Renovación y Cambio.
- ¿Y tu esposa, y tus hijos?
- Ajenos a todo. Bueno, de Dolores te deberás
acordar. Su nube de pedos la tiene demasiado ocupada; esa cosa de salir en
todas las fotos sociales es su debilidad: Donaciones, eventos
para los niños
pobres, inauguraciones, colectas
para las víctimas de cuanto
siniestro atmosférico existe en el mundo, honrar la memoria de tipos que hemos
olvidado colocando su nombre en una calle y demás gestiones que la tienen
absolutamente convencida de su utilidad. En cuanto a los muchachos, eran muy
chicos, y nunca me preguntaron nada. (La séptima campanilla avisó de su presencia
cuando mediaba el relato, la octava sonó luego del final)
21.45 horas
- Sobre chicos secuestrados ¿sabés algo?
- Acá
esas cosas no
se hicieron, desconozco
si alguna familia,
por fuera de las estructuras locales
no adoptó irregularmente o
directamente se constituyó
en apropiadora, pero no vayas a creer que ese tipo de negocios no
interesaban o que nuestros visitantes portaban un índice de mayor moralidad. Me
afilio a pensar que no alcanzó desarrollo por falta de mercado; ausencia de
oferta y de demanda diría Adam Smith.
- Piquemos y tomemos algo. Todavía nos espera un
lago recorrido.
- Será un placer.
22.15 horas
- ¿Por qué los milicos te dejaron con vida,
acaso no eras un cabo suelto también?
- Luego de Malvinas el edificio se cayó de
golpe. Creo que ni siquiera pensaron en mí, se pechaban por mimetizarse y
escapar del país. Cambios de look, cremación de documentación, pasaportes
solicitados de urgencia. Los boludos fueron aquellos que se creyeron
redentores, los gladiadores iluminados, los que le exigían al país honras y
homenajes por haber luchado contra los
marxistas. Esos tipos se volvieron locos, se les quemó la cabeza. Mitómanos.
Esos son los que se quedaron y pagaron. La mayoría de los colaboracionistas con
el proceso, con armas o sin ellas, se rajaron con los bolsillos repletos o se
disfrazaron de demócratas. Construcción política le llaman ahora. Casi veinte
años después te puedo ofrecer un listado que te llevaría varias horas de
lectura con nombres de encumbrados republicanos. Vos no tenés la menor idea de
lo velado del entramado estatal. No te inquietes, hay tipos muchos peores que
yo; supervivientes a pesar de haber estado hasta las manos. Gente que se la
agarró infraganti violando, robando, matando y hoy son asesores con varios
miles de dólares de presupuesto anual con manejo discrecional. Por eso me cago
de risa cuando escucho lo del peligro marxista. La mejor protección que tiene
la Argentina contra ese supuesto peligro es su propia estructura estatal. Para
gobernar necesitás cuadros en las primeras, segundas y terceras líneas dentro de cada ámbito de la
administración pública , esto es a escala Nacional, a nivel Provincial y en
cada uno de los Municipios, por eso el Peronismo es indestructible. Pero ojo.
No el Peronismo como idea, sino como movimiento y estructura de poder. La gente
que se acerca al Peronismo lo hace
porque considera la única fórmula posible de acceder al poder, la idea es lo de
menos. Después se conversa y si no se puede, se cagan a palos, lo curioso es
que no se traicionan. Todos conocen las reglas del juego. Cada integrante que
manifieste su intención de dominar la escena deberá mostrar sus pergaminos;
esto es, su caudal de votantes y sus apoyos económicos. Luego volará munición
de toda clase y tamaño. Acordado el candidato todo el movimiento irá tras él,
para recomenzar el ciclo de pulseadas y enfrentamientos al otro día de la
asunción. Ahí lo tenés al eterno funcionario y aquella afirmación casi
condenatoria: “Para perdurar en la política hay que hacerse el boludo”. Por eso
los zurdos nunca fueron un peligro. Fueron
una excelente excusa
para instalar un
ordenamiento eminentemente exportador
de dólares a través del endeudamiento y de
materias primas sin valor agregado . Siempre pensé que inconsciente o
inocentemente jugaron a favor de la derecha y encima de la peor derecha.
Recordá aquello que te mencioné hace un rato sobre la carta de Rodolfo
Walsh.
- ¿Y desde el 83?
- Me jugué
y acerté. A fines del 82 Alfonsín no trabajó a favor de la
multipartidaria. Ese organismo estaba plagado de vejestorios cuya retórica
hablaba del pasado en vez de influir sobre los cinco millones de tipos que iban
a votar por primera vez. Los Cafiero,
los Alende, los Bittel, articulaban con grupos que ya tenían definido su voto,
no entendieron ni le prestaron atención a esos principiantes del sufragio que ,
a la postre, iban a definir los comicios, don Raúl apuntó y dio en el blanco. Y
su imagen, y el preámbulo y la tintura. Todo era compatible con ese objetivo.
Además , ya en marzo del 83 , te dabas cuenta para quién jugaba el periodismo.
Si a mediados de ese año
no percibías que
Alfonsín sería Presidente
no estabas viviendo
en Argentina. Atrás del viejo no
había nada. Era un conglomerado de expresiones huecas y deseos inconclusos, pura
dialéctica de comité. Te puedo garantizar que no teníamos la menor idea de
nada. Lo del juicio sirvió como colchón para la obediencia debida y el punto
final. De no haberlas sacado, media UCR caía en la volteada, hablo de la pata
civil nunca tocada, tipos como yo . La
cosa, a mi
entender, no iba
a terminar con
los milicos. Después entraban a jugar los
colaboracionistas. Medio centenar de Intendencias Radicales de la Provincia de
Buenos Aires iban a quedar acéfalas, de eso que no te quepa la menor duda.
En lo personal,
durante esa primera
etapa, t uve que
cumplir con algunas obligaciones
del pasado. Digamos, lavar la ropa sucia. Como tenía acceso libre a despachos y
archivos no me fue difícil hacer desaparecer documentación comprometedora,
mayormente aquellas pruebas relacionadas con las propiedades . Campos específicamente. Los
pocos abogados existentes
estaban tan prendidos como yo.
Fuimos invadidos por un
espíritu cooperativista y
todos colaboramos
solidariamente para evitar
tener que dar
explicaciones engorrosas. Un
correligionario,
que a la postre sería Senador Nacional, me dijo “La democracia es el mejor de
los sistemas. Cagar a la gente con la ley en la mano es más sencillo que con
las armas. Lo único que necesitamos es legislar a favor nuestro, ponernos de
acuerdo con los peronchos, subvencionar a los medios de comunicación y hacernos
los distraídos. A partir de allí, sólo nos espera la eternidad”.
- Hasta aquí la fórmula del Senador es casi
científica.
- Yo diría científica.
- No José. Nunca vas a poder comprobar que
siempre va a suceder de ese modo. Por lo tanto no lo podés racionalizar a
través de una fórmula o teorema o cuando
menos un postulado. Quizás puedas expresarlo utilizando una suerte de supuesto
en donde aclares que “hasta ahora” la cosa se ha dado así, pero eso no garantiza que
se repita en el futuro. Te hago una pregunta un poco fuera de tema. ¿Sos Doctor en qué?.. en mi vida te vi con un
libro en la mano.
- Mariano,
Mariano, no me
hagas reír. Tenés
otro cargo más
para añadir en el
proceso. Si podía destruir documentación, también podía crear documentación.
Era muy sencillo; en aquel entonces no existía la informatización, todo se hacía a mano; actas
de examen, control de la regularidad, etcétera. Siempre había un renglón en
blanco y
dispuesto para ser ocupado.
Soy Médico Veterinario
recibido en la Universidad de Buenos Aires, nada más
y nada menos. Mi promedio. Seis
con ochenta.
- Que hijo de puta. (la novena campanilla
dictó su sentencia)
22.40 horas
- ¿Y durante los noventa?
- La gran etapa (la décima campanilla no se
hizo esperar). La sociedad se sacó la careta mostrándose tal cual es:
arrogante, soberbia, despiadada, humillante, egoísta, jactanciosa. Los
que vivieron a full los noventa
ni se acuerdan
de los ochenta. Fueron años maravillosos. No lo digo por el turco, él
era el peor de todos. Lo digo por lo que
se respiraba. Millones de egocéntricos
enfrentados para saber quién llegaba primero a ningún lado.
Una auténtica competencia “Light”.
Comprar algo y no disfrutarlo, porque la cosa es lo de menos, lo importante es
ocupar la totalidad de tu tiempo vigilando
al vecino y
a la publicidad para saber
cuál es tu próximo objetivo, a cuotas por supuesto. El
auge de las lecturas de autoayuda. El yo y el súper yo
como principio, fin y paradigma.
Los noventa siguen
y seguirán profundizando las
diferencias. Todo esto mientras el indulto no le daba ni tranco de bola a una
manifestación de doscientas cincuenta mil personas, Miami era nuestra capital, era
nuestro interior, nuestro
ser más profundo.
Pura eyaculación de fantasías,
toda inmediatez, Puerto Madero,
cual Muralla China, nos protegía de las fracasadas utopías setentistas. Lo joven era cada vez más viejo
porque rápidamente entraba en desuso mostrando su ser obsoleto mientras lo feo
y lo pobre no tenían identidad. Una carrera loca hacia el olvido. Maravilloso.
Nunca antes la sociedad pudo
desarrollar tan a
pleno sus vanidades.
Culos y tetas
nuevas; no jóvenes, nuevas. Colágeno.
Colágeno en la
boca, en los
glúteos del Diputado,
en los pómulos. Cientos de
pendejas con ojos de colores posaban en la tele a la espera de hombres maduros
portadores de gruesas billeteras. “Avispas y Ferraris”. Río III vuela por los
aires para tapar un involuntario error aduanero. Nada puede arruinar la fiesta.
La mayoría de las familias de las víctimas aceptan ser indemnizadas y listo,
que todo continúe. La Amia y la Embajada vuelan con más de cien muertos,
mientras el Banco Mayo sigue haciendo
negocios. Que no se corte. Balean un
helicóptero, mueren piloto y acompañante. Fue un accidente; que nada ni nadie se
atreva a lastimar el momento. El mañana
no existe. Vivamos el hoy. Bucay, Lipovetsky y Osho, el gran Osho, para caer en
él, si me permitía el juego dialéctico . No soy de la generación que
lee. No veo,
no escucho, no
pienso, solamente miro,
elijo y consumo; y si no con sumo
hago como si consumiera. Si no podés ser, simulá que sos... Disfrazate de
intelectual, de galán, de liberado, de entendido, de ganador. Lo real no
importa, todo es virtual. Todo es videoclip. . Uf.... me cansé... ¿tenés algo
para tomar?
- ¿Agua?
- Dejate
de joder y dame un vino. En mi vida me sentí más liberado.
- Te felicito. Se podría hablar de una
auténtica editorial radiofónica. Pero ¿Y vos?
- Como las sardinas. Siempre a favor de la
corriente respetando al cardumen, a pesar que nuestro amigo Mark Twain nos
aconsejara hace mucho tiempo atrás, que “Cada vez que
nos veamos al lado de las mayorías, es tiempo de
hacer una pausa y reflexionar”.
- Convengamos que tanto él como Ibsen solían
ironizar sobre la democracia.
- Y estoy de acuerdo ¿Qué es la democracia? Un
fin o un medio.
- No lo sé. Supongo que es la mejor de las
herramientas.
- Bárbaro. Pero es una herramienta que no
arregla. No cura, no educa, ni da de comer por sí sola, como decía Alfonsín. Es
la mejor de las herramientas pero hasta ahora, en manos equivocadas. Para los
argentinos es una entelequia.
- Más allá de toda esa perorata con listones
de arrepentimiento tardío, a vos te fue
muy bien en esa
época.
- Digamos que hice pie dentro del
partido.
- A costa de...
- A costa de lo de siempre. Fraudes, estafas,
trampas, agachadas. La UCR no es otra cosa que eso. Una asociación de traidores
que caerán traicionados por otros que a su vez serán, más temprano que tarde,
también traicionados. Por eso nadie se hace cargo del fracaso de la Alianza.
Mantuvieron el uno a uno, no tuvieron
empacho en coimear para sacar leyes abusivas contra los trabajadores, nombraron
a Cavallo, insistieron con una Corte Suprema impresentable, balearon sin
escozor y a sangre fría, guardaron bien arropadito a De La Rúa mostrándolo como
un inepto en lugar de lo que realmente es: un sujeto tremendamente perverso y
encima tienen el tupé de tildar a Chacho de cobarde. Mis amigos radicales se
han menemizado por completo.
23.00 horas
El doble sonido de
la campanilla daba por finalizado el
alegato del Intendente. Su esposa Dolores,
en compañía de sus hijos , ingresó al galpón por uno de los laterales. El
estupor dominó el espíritu de Ibarreta.
- Gracias Mariano; empieza nuestro momento. Lo
que has hecho por nosotros ha sido invalorable, lamentamos te vieras afectado por afirmaciones puntuales que
hiciera mi marido con respecto a Inés;
en lo personal ignoraba detalles del asunto – mintió la dama -.
- No te sientas mal; algo intuía por entonces;
mi amor por Inés podía soportar más que eso. Por eso mi indignación, esta
basura sabía perfectamente que no estábamos en la joda.
- Bueno
– interrumpió el Intendente
– es hora de terminar con esto, como
broma resulta de mal gusto.
- Papá, es conveniente guardar
silencio, ya hablaste lo
suficiente – instó Raúl, el menor
de los hermanos
– , para Arturo
y para mí
esto ha sido
un fabuloso aprendizaje, te ruego
dejes de lado tus habituales torpezas.
- ¿Qué es esta fantochada? Suéltenme
inmediatamente.
- Todavía no querido, para que termine el 15
de Febrero falta un buen rato – ironizó
su mujer –
Un silencio espeso
y oscuro se apropió del recinto; Mariano Arce ya se había retirado junto a
Quincey mientras el jurado se adueñaba de la escena. Dolores, Arturo y Raúl tenían mucha información
que analizar; el Intendente continuaba maniatado.
23.05 horas
- ¿Este jurado, cuando menos, no debería
declararse incompetente? – bromeó José
– .
- Debería –
aseguró Dolores - , pero no creo que se prive de tamaña
aventura jurídica. Tanto a los chicos como a mí nos entusiasma la idea de
continuar la indagatoria con el objeto de llegar a tu piel. Seguir desnudando a
un desconocido, observar cada uno de tus disfraces para tratar de entender
nuestra propia ceguera.
- Tal vez nos mueve la esperanza – agregó Arturo
– y ojalá puedas reconocer que la
humildad no siempre es síntoma de debilidad de forma tal dejes descansando por
un rato a la peor de tus aliadas: la soberbia.
- Arturito... Te propongo visitar, con tu
madre y con tu hermano, la casa de cada tipo afectado y devuelvas el
equivalente en valores de aquello gozado
durante todo este tiempo gracias al tremendo turro que tienen dopado y atado.
Lamentablemente van a tener que devolver
hasta los calzones.
Ahí tenés a
tu madre. Promediando
los sesenta se quitó la venda y desea reparar lo irreparable. Durante su
estúpida e inútil vida optó por el aislamiento intelectual, jamás me preguntó
de dónde sacaba la guita y menos cuando
me la solicitaba para sus
eventos de caridad, sus zapatos, sus carteras y sus guantes. Esta
pantomima me hace recordar al Nuremberg aliado o al Juicio a las Juntas. Lo más
respetable fueron las víctimas. Ni los hipócritas y tardíos solicitantes abrumados
por rendiciones de
cuentas, ni los
desatentos porque la coyuntura los favorecía; los que de golpe
y porrazo se encontraron que Hitler era un criminal o que Videla no era un
simple y moderado liberal con charreteras. Siempre me hicieron reír los
progresistas, tanto de izquierda como de derecha. Que me pida las cuentas
Mariano, lo comprendo
y lo acepto,
hasta entendería que
me baje íntegramente un cargador, por eso me explayé conforme su
honestidad intelectual. Igual comportamiento tendría con los Sílvester y con
los Giannatasio. Lo absurdo es soportar la reprimenda de aquellos que
disfrutaron de las mieles de la corrupción y la codicia pidiendo explicaciones porque la vida les hizo un clic. ¡..Un clic las pelotas..!. Vos
Raúl, siendo por entonces un pelotudo importante, no te preguntabas por los
desaparecidos mientras surfeabas alcoholizado en las playas de Sydney. Es
como ver
a ciertos integrantes
de la Conadep.
Un espectáculo lindante
con lo bizarro. Arturo y tu
colección de motos para poder levantarte alguna mina porque otro mérito no
tenías. Una colección de putas me hubiera costado más barato. Me acuerdo de
Groucho Marx cuando ironizaba “Jamás olvido una cara, pero en su caso haré una
excepción”. Vivías en estado de excepción.
Por eso no puedo aceptar de parte de ustedes planteamiento alguno. Ante
Bonafini o Carlotto no tendría más remedio que agachar la cabeza y aceptar la
guillotina sin protesto, pero el cinismo de los arrepentidos, de los cobardes
que disfrutaron del deme dos, de aquellos que cuando descarrilaban los trenes se
fijaban solamente en los muertos de primera clase, es inaceptable,
improcedente y risible. La mediocridad no se imita . Por favor Dolores
convidame con una generosa medida del vino que trajo Mariano, el alcohol me
puede ayudar a pensarlos un poco más interesantes y no tan patéticos. (Luego de
beber tres amplios sorbos del néctar continuó con su alegato). ¿Qué les hace
pensar que no merecerían estar atados y medicados como yo? ¿Qué les hace pensar
que son inocentes o que son mejores que su padre? Ser conscientes de lo que
percibimos y pensamos es ser conscientes de nuestra propia existencia.
Aristóteles chicos. Espero sepan descubrir vuestras propias inexistencias por
haber adolecido de la conciencia de la que se están ufanando tardíamente. Un
amor, una carrera, una revolución, cuántas
empresas se inician
ignorando su resultado.
Demasiado Sartre para
mi gusto. Pero la cita bien vale la pena. Lo de ustedes es como comentar
un partido con el resultado puesto. Cierto, pero totalmente absurdo e inútil.
No hay nada más rancio que el diario de ayer. Si el artículo tiene veinticinco
años de antigüedad y el análisis es parcial, ni les cuento. Desde que se fue
Mariano me estoy preguntando por qué estoy sometido a semejante interrogatorio,
lamento no saber latín para ser más claro.
23.30 horas
- El
jurado ha dictado
sentencia y te
considera culpable de
todos los cargos enunciados. Se te exige que conforme a
lo establecido asumas el último acto como un caballero. Has vivido sesenta y
cuatro años de acuerdo a tus propias normas, hablaría bien de vos que
respetando esas mismas normas dieras por terminada tan ruin existencia. Que tus
propia s manos rediman tanta sangre inocente, que tu propia inteligencia escoja
cómo ingresar por el sendero de la eternidad. No nos obligues –
continúo Dolores – a sobrellevar una carga adicional.
- ¡Pero se han
vuelto locos! ¿Dónde está Mariano?
¿Él está de acuerdo con esta patraña?
- No interrumpas, te lo ruego. Mariano nada sabe sobre esto. Es algo que
decidimos fuera del taller cuando dabas cátedra de cinismo y soberbia. Te
dejaremos elegir el modo teniendo en cuenta el tiempo y el lugar. Debe ser
antes de las doce en honor a Inés; sobre la forma, que tus habilidades sobre el
tema dispongan. Te damos la posibilidad de elegir aquella que menor dolor y
sufrimiento te ocasione.
- ¿De lo contrario?
- Igual será antes de las doce. Pero no nos
hacemos responsables por tus dolencias. Reitero,
te conviene tener en cuenta nuestro desconocimiento sobre aquello extremo del
dolor físico.
Luego de un
pronunciado silencio...
- ¿Me permiten gozar de un instante de
privacidad?
- Regresaremos
a las 23.55 horas.
No intentes imposibles,
esperaremos fuera del
galpón, te
otorgamos veinte minutos para reflexionar y decidir.
- No lo necesito. Tampoco voy a regalarles
discursos que nunca entenderían, pero deseo
expresarles que este
paso seductor, desconocido
y aterrador, es
el más importante en la crónica de una persona, en consecuencia y
por la vida que me tocó vivir deseo recuerden de mí aquello merecedor de ser
evocado. Dolores, antes de salir, que
uno de los muchachos me coloque una bolsa de polietileno en la cabeza, para
luego asegurarla alrededor de mi cuello con una buena cantidad de cinta de
embalar. En mi estado no es necesario apretar demasiado, además quedarían
señales incriminatorias. En lo
personal mantendré los
ojos cerrados, de
este modo, evitaremos esas
sensaciones extremas y
negativas que siempre
provocan los molestos cruces de
miradas. Pasa algo con las miradas, suelen perdurar más que uno en el tiempo.
No me parece justo; nada significan.
Cinco minutos antes de la medianoche encontrarán un cadáver presto, sin grandes
deformaciones y fácil de transportar por dos hombres fuertes y
persuadidos.
Capitulo 2
15 de Febrero de
2007
“En este
sencillo acto deseamos
homenajear a un
hombre de la democracia. A un hombre que ha demostrado pasión por sus
ideas y honestidad intelectual cuando le tocó conducir los
destinos de nuestro
distrito. Un aguerrido
legislador, fiel a sus
convicciones y excelente padre de familia. Hace cinco años partía
definitivamente de nuestro lado el Doctor José Ángel Ibarreta en pleno
ejercicio de su mandato como Intendente del partido de Coronel Dorrego. La
Unión Cívica Radical lo añora, el Partido Justicialista lo
respeta. Un adversario
de fuste y de talento,
amigo de sus amigos. Querido y admirado por todo aquel que
lo haya tratado. Agradecemos al Honorable Concejo Deliberante haber aprobado
por unanimidad que esta plaza lleve su nombre, esperando que el monumento a
descubrir nos convoque cada 15 de Febrero para dar testimonio de nuestra mejor
historia”...
La lectura del
discurso por parte del Intendente dorreguense Licenciado Arturo Ángel Ibarreta
fue seguido con mucha atención y respeto por el público presente. En primera
fila, la viuda Dolores Beatriz Campos era escoltada por el
menor de sus hijos, Raúl Cesar
Ibarreta. En un
segundo plano se
disponían, de impecable
presencia, los integrantes
del Concejo Deliberante,
representantes de las
instituciones intermedias,
abanderados de los
distintos establecimientos educativos, funcionarios municipales y público en general. Un aplauso cerrado y emotivo se escuchó al
final del discurso. La viuda y sus hijos fueron los encargados de descubrir el
monumento. Un nuevo aplauso dio por finalizado el evento de manera
oficial. En el hall central de la Municipalidad,
distante seis cuadras del recientemente inaugurado espacio verde, aguardaba un
vino de honor. Una caminata a modo de caravana le otorgó al evento un signo
peculiar. Mezclados entre el gentío, que
por cierto, no era exagerado, Quincey y Mariano Arce observaban el
acontecimiento con el mismo semblante de siempre. Un tanto más viejos y cansados
se miraban sin buscar
explicaciones, tratando de favorecer
el ahorro de absurdas preguntas e inútiles respuestas. Admitían que Coronel Dorrego era así y nada iba a
modificar su impronta.
A media marcha decidieron
abandonar la caminata y quedarse
a la vera de
la Avenida Fuertes, sentados en el
cordón de la vereda. Un generoso álamo les brindaba reparadora y
necesaria umbría.
- ¿Tenés ganas de escucharme? –
preguntó Mariano – Quincey lo miraba pensativo, acaso cuestionando si tenía otra opción a esa
altura de los acontecimientos…
- Estos tipos son increíbles. ¿Quién de los dos
Ibarreta lo habrá matado? A Dolores la
conozco y no tiene tan alto grado de malevolencia para este tipo de encomiendas.
Me falta esa carilla en la historia. ¿ Uno
le habrá impuesto su voluntad al otro, lo habrán echado a la
suerte de una taba ,
habrá elegido ella
directamente? Nos teníamos que haber
quedado esa noche, Quincey. El tipo era
una basura, pero eso no se le hace a nadie. Es preferible abandonarlo o
denunciarlo, pero matar a tu propio padre. ¡Qué daría yo por tenerlo! Se me fue
a los diez y todavía lo extraño. Él fue quien me inculcó esa idea de la
solidaridad y el compromiso social. Era un viejo anarquista mal llevado que había llegado de Galicia con una
mano atrás y otra adelante. Por el cuarenta y siete lideró una protesta de jornaleros para
que los patrones comiencen a respetar el nuevo convenio del peón de campo. Por
entonces ya se había convencido que la organización sindical era una poderosa
arma política para que los trabajadores
logren sus objetivos. Seducido por Perón y sus masas abandonó las ideas
anarquistas más por convencimiento racional que por interés sectorial. Una bala
perdida se le incrustó en la zona temporal del cráneo muriendo en el acto. Esto
fue en las cercanías del arroyo Los Gauchos a pocos kilómetros de aquí. A
partir de entonces Mamá hizo lo que pudo y yo lo que quise. (Quincey ya se
había dormido). Me entregué con alma y vida por la causa peronista pero a
través de la ayuda comunitaria y el
trabajo social. Del cincuenta y cinco al cincuenta y ocho me comí todas las
humillaciones posibles. Al año siguiente, con Frondizi, la cosa había cambiado
un poco. Conocí
a Inés y
me casé en
el sesenta y
dos, con veinticinco años recién
cumplidos. El resto más o menos lo
conocés...... Y estos tipos se sacan de encima al viejo como si fuera una bolsa
de bosta. Te diste cuenta que luego de esa noche no supimos nada de ellos.
Estuvieron escondidos un par de años,
reapareciendo en la
escena social con
la candidatura de
Arturito. ¡El Licenciado Arturo
Ángel Ibarreta! Este debe ser tan Licenciado como su padre Veterinario. Hay
veces que me
permito pensar que
no castigaron a
su padre, eliminaron un
competidor. Miralo a
Raulito en Obras
y Servicios, pasando desapercibido maneja la partida
presupuestaria más importante, ejerciendo penitente custodia de la puerta de
acceso principal para negociar con los proveedores más importantes de la
región. La terminal de ómnibus, la plaza principal, la
red de desagüe, el polideportivo, vos me entendés. Compra de facturas,
costos inflados, licitaciones direccionadas, empresas fantasmas que siempre
acompañan y demás cosas que conocemos.
Estos tipos modificaron la forma de sus ingresos. Hoy lo hacen a través de la
gestión. Palabra maldita si las hay. Cualquier tipo que consigue seis rollos de
papel higiénico para los baños de un colegio es considerado como un notable
gestor. Tiempo de “Gestionalistas”, no de visionarios que piensen de acá a
quince años. Así es la cosa mi amigo. De todas formas nadie me saca de la cabeza
que Dolores es la que maneja todo el
entramado. Una suerte de viuda negra. Si permanecés tanto
tiempo al lado
de alguien la
mutación de personalidades es inevitable. Con los perros pasa lo mismo.
Al tiempo las similitudes asombran. Te juro que me gustaría indagar un poco.
Esta gente se guardó durante mucho tiempo y eso me resulta bastante raro. Tengo
varias curiosidades que me andan dando vueltas desde aquel día: cómo
presentaron al muerto, el informe de la autopsia si es que la hubo, quién fue
el médico y qué detalles fueron presentados en el certificado de
defunción. Temas que
pueden tranquilamente transformarse
en una línea investigativa que desemboque en una causa penal. Si ya sé, no me digas nada;
si tal cosa pasara nuestro mortificado Ayudante de Fiscal se declararía
incompetente y el legajo iría a dormir el sueño de los santos en cualquier
cajón de cualquier escritorio, tal cual ocurriera con la denuncia de aquel
puntero radical por la supuesta compra de documentos de
identidad en las elecciones pasadas
cuando el famoso
empate.. (Quincey seguía durmiendo).
Dolores, la bella
Dolores ... Intelectualmente muy superior al difunto; a eso hay que
añadirle su posición de víctima sin prontuario y dos hijos maduros con mucho
poder. En definitiva mano a mano somos dos viejos, pero su ventaja radica en
los elementos externos que la rodean. El problema de la juventud de hoy, es que
ya no pertenezco a ella, decía Dalí.
Un bocinazo
despertó a Quincey de su letargo. Miró a Mariano un tanto extraviado sin
entender demasiado lo
que ocurría alrededor.
A todo esto
su compañero perdía la mirada en
dirección al paredón
de la cancha
de Ferroviario entendiendo
que los aniversarios son una
puerta de entrada hacia la estupidez,
como bien sentenció Julio Cortázar en Las Ménades. Hacía calor, mucho calor y
tenía sed.
Capítulo 3
La Biblioteca
Desde hacía un
año Mariano era asiduo visitante de la
Biblioteca Popular. Se había reconciliado con ella luego de recibir una
gacetilla con recomendaciones literarias y el detalle completo de las obras
edilicias a realizar. La cobradora se la había dejado junto con el cupón de la
cuota societaria. No solamente le llamó
la atención la existencia de la misma,
sino también los títulos
y los autores que
se sugerían: Cortazar,
Onetti, Urondo, Goethe, Unamuno, Chesterton, Borges, Sartre
identificaban intelectualmente al
creador del
boceto. Le sorprendió , por entonces,
lo ambicioso del proyecto: Una sala de Informática, un salón destinado
para muestras artísticas
y un ámbito
exclusivo para cine y audiovisuales. Toda una novedad para el
barrio. Su curiosidad pudo más. Con la
fiel constancia de Quincey levó las anclas de su infortunio y sin mediar demora
comenzó a desandar calzadas, que a su paso, no dejaba de sufrir. Cien metros
antes de llegar al predio creyó por
entonces vislumbrar la silueta de Inés repasando los vidrios de los ventanales,
tarea que acostumbraba a realizar dos días a la semana. El espejismo se fue
diluyendo transformándose, aquella figura, en la siempre simpática Luisa,
empleada por el nuevo
Presidente para mantener
aseado el lugar.
Cuando ingresó al
recinto percibió un ambiente
diferente. Como entendiendo que ese lugar
estaba situado en tiempo y lugar equivocado. El coqueto salón de informática
contenía cuatro equipos completos
con sus correspondientes escritorios
y sillas. Sus
paredes, prolijamente pintadas en
suaves tonos de ocre estaban decoradas con las
caricaturas de los más célebres escritores nacionales y con poemas de
las plumas más notorias de la localidad.
Los escritos de Simeón y de Teófilo Arranz alternaban con los gestos adustos de
Borges y Cortazar, un hermoso soneto de
d on Pedro Iribarne era escoltado por las fisonomías exageradas de Gelman y de
Bayer. Coco Basualdo y Darío Lemos eran observados por las figuras Onetti y
Oesterheld. Roberto Juarroz, Juan Sasturain, Luis Acosta García, José Alaís y
Carlos Aiub completaban el distinguido recinto. Justamente este último
engalanaba el salón con su nombre. Geólogo y Poeta dorreguense desaparecido en la ciudad de La Plata en
1977. El salón de audiovisuales estaba a medio terminar. Sus cortinados, de
piso a techo, lucían un impecable bordó estampado. Los rayos del sol penetraban
en la sala principal convenciendo que la luz natural tiene la capacidad de ostentar una
inmejorable condición. En
uno de sus
laterales lucía una
muestra de artesanías y pinturas
acrílicas de artistas locales; más hacia el interior la sala de niños
completaba la totalidad de la superficie del predio. Un oasis que l e
posibilitó, de alguna manera estar más cerca de Inés. Fiel a su hábito concurría a la entidad dos
veces por semana, ávido de novedades se pasaba horas enteras charlando con el
Presidente, un viejo militante de la cultura que no había encontrado, todavía,
su lugar en el mundo. Tipo fiel a sus convicciones, socialista y hastiado de la
corrupción había llegado poco tiempo atrás exiliado de una Buenos Aires tan
deslumbrante como agresiva, tan irrespirable como bizarra. Estaba casado con el
verdadero motor de la institución. Una cuarentona de firme figura, descendiente
de leoneses, que llevaba todo el orden administrativo de manera precisa y
contundente. Solía decir que ella
era la única persona irremplazable. El resto de la Comisión Directiva era un
dibujo inanimado. Gente inhábil para elegirse a sí misma por temor a enterarse
de su propia incapacidad. En conjunto armaron, en poco tiempo, un centro
cultural que promovía en la comunidad mayor orgullo que deseos de
usufructo. Durante el transcurso del
año Mariano Arce y el Presidente de la
Biblioteca, Patricio Vázquez, habían logrado entablar una hermosa
complicidad entre libros e historias de vida. Juntos habían escrito un discurso
a pedido de la Directora del Colegio
sobre el atentado de la AMIA. El alegato nunca fue difundido, sin mediar
explicaciones por parte de las autoridades; luego supieron que el texto fue
descalificado por su extrema e innecesaria crudeza:
A.M.I.A
En su libro Versos Aparecidos Carlos Aiub afirmaba en
el poema número veintisiete “Pensaba
en la facilidad
con la que
solemos caer en
el olvido, es
entonces que reclamo la memoria”. La historia de nuestra sociedad no es otra
cosa que nuestro propio esqueleto ciudadano testimoniado en forma deliberada a
través de retazos desordenados, mecanismos que suelen ocultar las explícitas
responsabilidades que imperiosamente exponen nuestras tragedias
cotidianas.
De este modo A.M.I.A sigue siendo una anécdota
inconclusa. Cual si fuera un simple acontecimiento vandálico que tuvo a la
Argentina como escenario y no como víctima. Porque a decir de una mayoría limitada
y fronteriza, tal evento apuntó “sólo”
a la comunidad judía. Duele recordar
aquel sofisma, lamentablemente vigente,
que afirmaba “y
también murieron inocentes”. Esto
pone en evidencia el grado de compromiso social ante el drama vivido y de modo
tangible, el alto rango de discriminación reinante. “ Cuando tu dolor es más
fuerte que mi dolor, me siento un poco egoísta ” decía Antonio Porchia. Nada más inocente.
Nuestros muertos de aquella terrible mañana invernal no
comprenden las razones por las
cuales hemos elegido vivir en medio del oprobio y del olvido.
No pueden aceptar, nuestros muertos, que determinados
personeros de la impunidad se instalen socialmente cual inocentes fantasmas de
un evento que indigna y que revela, y que lamentablemente para los poderes de
turno, solo nos convoca para discursos de ocasión.
Nuestros muertos se ríen de nosotros y de nuestra
incapacidad.
Nuestros muertos nos duelen y nos deben seguir
lastimando hasta el día del veredicto final, hasta el día en que se haga
justicia.
Nuestros muertos nos ven efímeros y desamparados,
torpes y acostumbrados.
Los muertos de la A.M.I.A, nuestros muertos, seguirán
viviendo en nuestras conciencias hasta el momento que decidan licenciarnos; y
eso sucederá porque habremos hecho lo correcto,
entonces los habremos
liberado. Hasta que
eso no ocurra,
nos seguirán mirando, nos
seguirán demandando e indagando y sobre todo, nuestros muertos, nos seguirán
teniendo un altruista sentimiento de
compasión.
La diferencia de
edad era
el mejor de los condimentos.
Visiones opuestas para los mismos anhelos. Un Peronista de Perón cuando el
general escuchaba a Cook y un Socialista
de Guevara que
no consideraba al
populismo como una
suerte de pensamiento
inferior.
- Como le va mi amigo – manifestó Patricio apenas observó la
presencia de Mariano – ayer lo estuvimos
esperando. ¿Dónde anduvo? Nos tuvo preocupados…
- ¿No se enteró del evento de la víspera?
- No. Usted sabe que me abstengo de escuchar
la radio local. Una cuestión de salud mental.
- Al cumplirse cinco años de la muerte de José
Ibarreta inauguraron una plazoleta en su honor y lo homenajearon descubriendo
en ella un monolito recordatorio. Un rato antes pasé por el cementerio como
todos los días. Delante de su tumba me acordé de los treinta años del incendio.
Al final andaba un poco bajo de ánimo, por eso no salí de casa.
- Usted es viejo y tiene experiencia, si así
lo decidió debe estar bien. De todas
formas sabe que con Mabel siempre estamos a sus órdenes.
- Eso lo sé, Patricio...
- Cuénteme un poco de la parodia que presenció
ayer, es una muy buena manera para no enredarnos en nuestras cotidianas
discusiones políticas.
- No
son discusiones, creo
que ambos vemos
el mundo de
la misma manera. Convengamos que nuestro prisma ético
es muy similar.
- Si.
Pero usted se
enoja mucho cuando
le digo que
Perón hizo un
quilombo ideológico impresionante. Se pone mal cuando le sostengo que
siempre resolvió por derecha cuestiones que planteó, desde la dialéctica, por
izquierda.
- Tiene que conseguir para la Biblioteca los
catorce números editados de la revista
Controversia. Esta
publicación fue editada en México entre 1979 y 1981. Trabajaron en ella intelectuales
peronistas y socialistas exiliados de la dictadura. La dirigía Jorge Tula y escribían tipos como
Casullo, Abalo, Arico, Nudelman, Portantiero, Terán y varios más. Allí se
planteaba una polémica de carácter político
- reflexiva sobre la supuesta
dicotomía entre peronistas versus
socialistas en el marco de la derrota revolucionaria, el retroceso de las
sociedades democráticas y el avance del poder dictatorial en el espíritu
colectivo.
- Los Adorno de los setenta, continúo afiliado
a Walter Benjamin.
- No sea cruel... Me chicanea, me hace enojar.
No se olvide que Benjamin estaba transitando
un exilio que
no logró. Para
la historia del
pensamiento universal hubiera
sido estupendo su éxito en la empresa. O usted, de haber podido elegir, no
aspiraría a menos remeras del
Che símbolo y más vida
del doctor Guevara.
- Don Mariano ¿No se anima a dictar un
seminario sobre pensamiento filosófico y su correlato político durante el siglo
veinte? Lo hacemos acá mismo.
- Qué se yo. Si consigue el material que le
digo lo podemos preparar entre los dos. Cuando uno no encuentra las palabras
adecuadas debe consultar con aquellos que más saben. No creo que sea un tema
que interese a las nuevas generaciones.
- Hace un par de meses, un viejo cuadro
revolucionario que conocí en la facultad y que vino a visitarnos de paso a Las
Grutas me dijo algo muy piola. “Vos
proponé. Que de entrada respondan uno, dos o veinte, lo mismo da. En una
sociedad donde nadie propone a favor de la reflexión, para la que todo es
inmediatez, animarse a plantear pensamiento crítico
y dialéctica constituye
un verdadero compromiso social” y agregó...
“es lo único
que nos queda
por hacer a
favor de nuestros muertos”.
- Bueno, acepto el desafío, pero le encargo
los ejemplares de Controversia.
- Prometido. Ahora cuénteme un poco lo de ayer.
- Si
lo tuviese que
definir en pocas
palabras diría: Patético,
bizarro y efectivo. Patético por lo conmovedor
y dramático, una puesta en escena digna de Migré. Bizarro por lo
arrojado e impetuoso del evento. Efectivo porque logró a las claras un eficaz y
creíble mensaje. Ambos
sabemos que ser creíble
y ser veraz
son dos características que se
suelen colocar en un mismo rango pero poco tienen que ver una con otra. Uno
puede ser creíble a partir de cuanta mentira diga. Tomemos por caso Menem que
logró el apoyo de una enorme mayoría. Lo
mismo se puede ser veraz, tal como lo fue Pérez Esquivel en su lucha a favor de
los derechos humanos, y lograr escasa credibilidad. Le puedo asegurar que, por
unos segundos, acepté el estado de consternación de la viuda. Sólo por unos segundos. No asistí al vino de
honor porque supuse que a Quincey no lo
iban a dejar entrar. Esa parte nos la perdimos.
- Ya que menciona a Quincey le cuento que recibí
su encargue.
- Era hora hombre, se lo pedí hace tres
meses.
- No es fácil. Estos libros no se editan más,
lo conseguí en una feria de usados en Buenos Aires. Aquí lo tiene.
- Bárbaro. “Del Asesinato Considerado como una
de las Bellas Artes”. Excelente, de
1829. Muchas Gracias. En tres o cuatro días se lo devuelvo.
- No es necesario. Es un regalo que le hacemos con Mabel.
- Se
lo agradezco de
corazón, es el
mejor obsequio que
puedo recibir. ¿Entonces le puedo encargar otro
para la Biblioteca?
- Dígame.
- “El Cancionero” de Francesco Petrarca.
- Qué fácil me la hace. Sonetos del siglo
catorce. Si tardé tres meses para el otro pedido, con este ni le cuento.
- No se subestime. Usted conoce las librerías
de la Avenida Corrientes como nadie.
- Prefiero las que están en Barrio Norte y
Recoleta. Son locales atendidos por viejos libreros de profesión. Algunos de
ellos son editores y otros directamente escritores. Es un
placer conversar con
ellos. Pero siga
con el asunto
del evento mientras preparo unos mates.
- El relato no da para más. Lo que necesito es
que me ayude a pensar algo.
- Lo escucho.
- Tengo muchos deseos, como último acto de
rebeldía, de desenmascarar a la caterva. Tanto a la viuda como a los hijos.
- Le aseguro que conseguir el Cancionero es
tarea más sencilla.
- Razonemos. Por un lado poseemos la
información completa hasta de 15 de febrero
del año 2002, incluyendo lo ocurrido aquella noche mientras estuve presente.
Tal lo acordado con Dolores me retiré
del galpón a las once regresando, al
otro día, a las seis de la mañana.
- Usted sabe perfectamente que si comprueba el
asesinato es cómplice.
- No se trata de un asunto penal, Patricio. Mi
intención no es denunciar. Es tratar de saber si les fui funcional a fines que
estaban predeterminados o las circunstancias se dieron de modo casual. Esto es,
admitir como válida la versión que asegura que el fallecimiento de
José Ángel Ibarreta
se produjo por
un paro cardiorespiratorio cuando dormía.
- Lo
cierto es que
cuando se retiró
de ahí, el
Intendente estaba sano,
atado y levemente dopado. Es una
lástima que no se haya quedado fisgoneando por los alrededores.
- Les había dado mi palabra a Dolores y a los
muchachos.
- ¿Qué encontró al otro día?
- Todo en impecable estado. Ordenado y limpio,
sin indicios de violencia.
- Veamos
– razonó Patricio - no
existen demasiadas variantes. Por un lado pudieron haber aumentado la dosis
provocándole el paro. Luego, entre los dos hermanos, lo trasladaron al
vehículo. Por otro lado pudieron haberlo desatado y efectivamente, luego del
susto y en su casa, cayó redondo víctima de su propio estado. La primera es un
homicidio simple agra vado
por el vínculo,
la segunda tiene
elementos atenuantes que lo trasforman en un asesinato culposo. En ambos
casos la droga tuvo que haber estado presente en los análisis de la
autopsia.
- Si
es que hubo
autopsia . De todas
maneras, en lo
personal, no descartaría un suicidio.
- No lo había pensado.
- Yo en su posición no hubiera dejado que
ninguno de ellos se llevara una percepción triunfalista de la cuestión y de
alguna manera les hubiese quitado el placer de la victoria.
- Usted
es usted: Mariano Arce.
Preserva para sí
códigos éticos que los
Ibarreta adolecen por completo.
- Estoy tratando de pensar como ellos. Él era
un tipo que guardaba para sí la instancia de la última palabra por más que en
si misma constituyera una soberana boludez. Se reservaba el punto ex tremo, era
su obsesión y su capricho. Pudo haber
trasladado ese concepto para el final de su vida.
- Tranquilamente... pero estaba atado...
- Tenía la suficiente lucidez para hallar la
forma, no se olvide que era ducho en la materia, hasta pudo haber solicitado
colaboración externa. No me interesa tanto la forma sino como esa forma jugó y
sigue jugando en la cabeza de Dolores y sus hijos. Ayer me quedé con la extraña
sensación que el homenaje era más necesario para ellos que a favor de la
memoria del difunto. Como si el evento fuera el colofón de una Historia; el
último renglón de la última hoja del último capítulo. Y a mí me interesa mucho
esa última hoja.
- ¿Siguen viviendo en el viejo casco de los
Sílvester? Eso sería todo un indicio de su
comportamiento.
- No. El campo fue vendido a un grupo inversor
hace tres años.
- Le sugiero empezar por ahí. Contactarse con
dicho grupo y corroborar la identidad del
vendedor. Supongo que
en la Municipalidad
no le negarán
la información. Busque una
excusa simple. Por
ejemplo; intentar contactarse
con ellos para ofrecerles sus habilidades como oficial
carpintero y alambrador.
- ¿Y luego?
- No sea ansioso. Es probable que un dato nos
comunique con otro de forma tal armar una pirámide de certezas. Esas certezas
nos proveerán de supuestos o indicios que nos llevarán a
deducciones viables desechando
aquellas hipótesis erróneas.
Le propongo que cada dato hallado lo volquemos en un archivo
informático. Esto nos permitirá relacionar sucesos y personajes, hacer cuadros
y todo ese tipo de cosas. Además le cuento que tengo una pequeña camarita
digital. Generalmente las fotos
constituyen toda
una prueba.
- Voy a necesitar un pequeño curso.
- Mabel se encargará de enseñarle. Ella es la
que maneja el tema informático. Yo toco
de oído – sentenció Patricio -
- Empecemos por el comienzo entonces.
A media mañana del
día siguiente Mariano Arce llegó a la Oficina de Catastro de la Municipalidad
de Coronel Dorrego. En esta oportunidad Quincey quedó a cargo de la finca. No tuvo mayores inconvenientes para conseguir
la data. La información recibida fue completa. Apellido y nombre de los
titulares de la sociedad, domicilio legal de la misma y domicilios particulares
de los socios con el anexo de los números telefónicos fijos y móviles. No se
atrevió a solicitar mayores precisiones. Consideró que más preguntas harían
sospechar al gestor colocándose en evidencia. De inmediato fue al encuentro de
Patricio para ordenar los datos
obtenidos .
- Cómo anduvo todo... ¿Tenemos algo
interesante?
- El campo está bajo el dominio de una empresa
que se llama El Maitén. Son capitales mendocinos y se dedican a la olivicultura.
Tenemos el nombre de sus titulares, sus domicilios y números telefónicos. Por
lo que veo guardan algún tipo de relación con la Olivarera de Las Marinas ya
que el domicilio legal coincide.
- Estupendo. Tengo una excelente relación con
el propietario. Un buen hombre que no quiere saber nada con la mass media
dorreguense. Estuvo desaparecido dos meses y nadie movió un huevo por su
libertad. En aquel entonces su esposa se presentó ante varios abogados
de la zona
para que tomen
el caso. Ninguno
aceptó. Las instituciones intermedias brillaron por su
ausencia y sus
colegas productores ni siquiera atendieron
a su mujer.
- ¿Qué raro, nunca me enteré? ¿Cómo se
llama?
- El tipo es
muy reservado y como no vive en el casco urbano su drama no trascendió.
No militaba ni trabajaba en política. Aparentemente fue un error de identidad.
Lo que le puedo asegurar es que jamás perdonará las sesiones de picana que se
comió. Ernesto Calder se llama.
- ¿Nos dará pelota?
- Déjelo por mi cuenta. Yo le aviso.
Siete días después
un cordero al asador era la principal excusa para una reunión en el hogar del
matrimonio Vázquez. Estaban invitados Ernesto Calder y su señora Leonor,
Mariano Arce y por supuesto, Quincey. Ernesto aportó un excelente lote de un
reserva neuquino artesanal mientras Mariano trajo su ya famoso jamón crudo para
la picada. Las damas procuraron escoger de la quinta los mejores brotes de
mantecosa, los tomates a punto y los cebollinos de mejor presencia. A todo esto
Quincey esperaba por sus huesos . En medio del almuerzo y luego de dos horas de
presentaciones, anécdotas y confidencias, Patricio introdujo el tema en forma
directa.
- Ernesto. ¿Cómo anda el negocio?
- En lo
personal bien. Me asocié con gente de Mendoza y ellos me abrieron las puertas para exportar a Chile. Nuestra
calidad de suelos es
muy buena para la producción de aceite de oliva por lo que
estas personas compraron campos en la zona y en breve comenzarán a producir. Yo
los voy a asesorar en temas tecnológicos
introduciéndolos en el conocimiento sobre cuestiones locales de carácter operativo
y de alguna manera llegaremos a un acuerdo económico. Parece gente
derecha. La empresa se llama El Maiten y adquirieron los campos que hace años
pertenecían a los Sílvester, sospecho
que todos conocemos la historia de esta familia. En una primera instancia y
cuando se enteraron del tremendo destino del clan no querían saber nada
con comprar debido
a que no deseaban
inmiscuirse en operaciones inmobiliarias oscuras.
Aparentemente les presentaron
papeles claros, luego debidamente asesorados, decidieron cerrar la compra.
- ¿A quién le compraron? –
preguntó Mariano -
- A
una Sociedad Anónima
que se llama
La Provincial Negocios
Inmobiliarios. Desconozco el nombre de los titulares. Sé que los papeles
estaban en perfecto orden.
- No es la
primera vez que escucho ese nombre – afirmó Mariano – .
El extinto Ibarreta me la había
mencionado como una de las razones sociales utilizadas por los milicos para
blanquear negocios oscuros.
- Si me espera cinco minutos llamo a mis
asociados y no tenga duda que en breve tendremos el dato preciso.
Ernesto sacó su
celular y se retiró unos metros en búsqueda de señal. En menos del
tiempo previsto ya
portaba certera información.
- Qué macana. De haberlo sabido en tiempo y
forma no sé si les hubiera aconsejado adquirir el predio.
- ¿A quién pertenecía esa empresa? –
inquirió ansiosa Mabel -
- A la viuda Ibarreta.
- Todos sabemos que esa familia no poseía
capital para adquirir tamaña finca
– afirmó
Arce –
- Encima los rumores los acercan a los grupos
de tareas que asolaron la zona durante la década del setenta. Grupos que
secuestraron e hicieron desaparecer a la familia Sílvester sin dejar
sobrevivientes – detalló Ernesto -
- No son rumores, Ernesto
– interrumpió Mariano – , lo sé
de muy buena fuente: la misma boca del caudillo radical.
- Primer
dato certero –
sentenció Patricio - .
Dolores y sus
hijos continuaron usufructuando
los bienes que José había obtenido mediante el homicidio, el fraude y la estafa.
- Si
mal no recuerdo hace poco tiempo los hijos de Massera cayeron presos por
lo mismo – aclaró
la Señora Calder
– , no sería
descabellado que una
buena investigación obtenga idéntico resultado.
- Dejen la cosa por mi cuenta –
interrumpió Ernesto – . Yo voy a
conseguir el legajo completo del inmueble a través de mis socios. De esa forma
tendremos el historial de cada operación efectuada, dominios, valores reales y
escribanos actuantes. Hasta pudo haber operaciones de lavado en el medio. No
olvidemos que es un campo de tres mil hectáreas, no será complejo detectar la
maniobra, si es que la hubo. De paso me voy a tomar el atrevimiento, si ustedes
no se oponen, para realizar algunos
llamados a Portugal. Tengo ganas de charlar un rato con mi compadre, Alberto
Giannastasio. Para el caso, su testimonio será de fundamental ayuda. De este
modo el matrimonio Calder se incluía naturalmente en la futura investigación.
Ernesto todavía conservaba en su memoria cuando ningún médico de la localidad
lo quiso atender luego que lo arrojaran malherido a metros del mojón que señala
el ingreso a la ciudad. Tampoco podía olvidar la solidaria actitud de Manuel
Herrera, aquel joven enfermero tres arróyense que de camino a Bahía Blanca lo
llevara en su auto hasta su finca y lo asistiera en las primeras curaciones.
Patricio y Mariano debían equilibrar ese odio local de Ernesto, sin duda
justificado, pero peligroso para los fines.
Durante la sobremesa el equipo de investigación quedó definitivamente
constituido. Dos veteranos castigados por
la negra historia
de los setenta,
un entusiasta estratega
y compilador de datos y Quincey, quien gozaba con sumo placer de las
costillas sobrantes del cordero al asador.
El crepúsculo los
encontró debatiendo temas
políticos, históricos y
filosóficos. Cambiaron opiniones sobre literatura, música y gustos personales.
La velada concluyó prometiendo reiterarse.
Capítulo 4
Exilio
- ¿Sabían que la Señora Dolores, viuda de Ibarreta, anduvo durante su
juventud en amores clandestinos con Albero Giannastasio? –
sorprendió Ernesto -
- Está seguro de lo que dice, -
inquirió sorprendido Patricio -
- Él mismo me lo confirmó vía e- mail. Su
esposa falleció el año pasado y ya está demasiado grande para andar
adjudicándose tonteras. Me contó que su relación duró bastante tiempo,
incluso más allá del nacimiento de Arturo. En algún momento creyó
que era su hijo . Da por cierto que allí radicaron las causas
reales de su exilio.
Políticamente era un simple afiliado peronista cuya actividad se centralizó
durante el período de la proscripción, nunca fue un militante combativo. Es
más, se definió a sí mismo como un tipo cercano al ala progresista de la
Federación Agraria, más allá que veía a los grupos revolucionarios con cierta
simpatía, esto último en íntima relación
con los antagonismos
que entonces existían
– sentenció el
productor olivícola -
- El juego se está poniendo interesante – afirmó Patricio – . Lo que usted trajo es un excelente dato,
el cual debemos utilizar con madurez y mesura. Por añadidura no sería descabellado
suponer la posibilidad que Arturo no sea hijo de Ibarreta lo que cambiaría el
tablero radicalmente. Tamaña incertidumbre merece ser indagada.
- ¿Y cómo averiguar su identidad real? –
lanzó Mariano a modo de cuestionamiento -
- Con un mechón de cabellos alcanza – respondió Calder – . Yo le pido a Giannastasio
que nos envié una
muestra de su sangre guardando las debidas normas de asepsia exigidas para
estos fines. Una vez aquí mandaríamos a analizar ambos patrones para determinar
el porcentaje de factibilidad. Si el
estudio supera el noventa por ciento de compatibilidad la hipótesis se
transforma inmediatamente en prueba.
- Pensando en voz alta y por fuera de un mero
descubrimiento de sesgo personal, esa
información , qué incidencia tendría en
la cuestión de fondo – preguntó Patricio –
- Puesta en escena oportunamente sería muy
valiosa, sobre todo para incomodar a la viuda cuando llegue el momento adecuado
– afirmó Calder –
- Conseguir un mechón del Intendente no es
demasiado complicado. Arturo al igual que su hermano es tan putañero como su
antecesor – sentenció Arce –, tienen la costumbre de seguir los
primarios mandatos de sus instintos.
- A trabajar entonces - propuso Ernesto – . Una vez que tengamos los
resultados del ADN sugiero analicemos toda la data, de forma tal, iniciar
la tarea de pesquisa apuntando directamente a la familia Ibarreta.
Al mes la muestra
de sangre estaba llegando en su propio envase. Alberto decidió visitar a su
compadre por unos días luego de treinta años de ausencia. Un simple mensaje de texto le
indicó a Patricio
que la “operación
identidad” estaba en
condiciones de comenzar ya que la
sangre de Giannastasio había arribado a su domicilio. El viernes por la noche un grueso mechón de
pelo púbico perteneciente al Intendente Arturo
Ángel Ibarreta, prolijamente
aislado y ensobrado,
llegaba al predio
de Las Marinas. Era alcanzado por
Paula Torrente, una de sus ocasionales amantes. Los mil pesos de recompensa
harían olvidar todo recuerdo del evento.
Al día siguiente partieron por la mañana, bien temprano, rumbo a Bahía
Blanca con el objeto de visitar al Doctor en Bioquímica Gerardo Hernández,
viejo amigo de Ernesto Calder. Pasado el mediodía ya se habían efectuado todas
las diligencias. El resultado estaría disponible en diez días. El profesional
se ofreció adelantarle el resultado vía correo electrónico y enviarle el
documento original por un
comisionista.
Dos semanas tardó
el grupo en volver a reunirse. La consistencia de la documentación acumulada
exigía tomar decisiones concretas.
- ¿Qué certezas tenemos hasta ahora,
Patricio? – preguntó Arce
– . Muestre un poco sus cuadros analíticos.
- Primero: Tenemos el protocolo oficial que
acredita que La Provincial – Negocios
Inmobiliarios S.A. eran dominio y propiedad de la Señora Dolores Beatriz Campos, Argentina, casada en
primeras nupcias con José Ángel Ibarreta..... etcétera, etcétera. ...... y que
la única operación que realizó, por aquella época, fue la compra de la Finca de
la familia Sílvester por el diez por
ciento de su valor real de mercado. Este dato se desprende de las tablas de
valores y equivalencias que se adjuntan en el anexo del informe. Segundo: Que
la empresa mencionada retoma sus actividades comerciales veintinueve
años después vendiendo
dicho inmueble a
la Empresa mendocina El Maitén a
precio real. Durante ese lapso de tiempo no se registran actividades
productivas ni mercantiles en dicho predio. En ambos casos interviene la Escribanía López Descalzo
ubicada en la ciudad de Bahía Blanca, propiedad del Escribano Felipe
López Descalzo, hijo
del Teniente de
Marina Ramón Andrés López Descalzo, imputado, procesado y
detenido por crímenes de lesa humanidad y que fuera liberado tras el indulto
dictado por el presidente Carlos Saúl Menem. Dicho militar se encuentra fallecido.
Tercero: No existe cuenta bancaria ni depósito que acredite haber recibido el
monto de la última operación. Sí sabemos, que las cuentas de la familia López
Descalzo recibieron un depósito de seis millones de dólares por lo cual
tributaron como lo marca la ley impositiva. De esto se desprende que Dolores Campos de Ibarreta cumplía el papel
de testaferro de esta poderosa familia castrense del sur de la Provincia de Buenos
Aires. Cuarto: Poseemos el
testimonio por escrito de
Alberto Giannastasio detallando
la operación que
fue obligado a realizar bajo amenaza de tortura en octubre de 1977.
Dicha compraventa estuvo supervisada por el mismo bufete bahiense. Quinto:
Tenemos el resultado del análisis de ADN. El mismo confirma con un 97,65 % de
certeza que el padre del mencionado
es Alberto Giannastasio. Sexto: Podemos
anexar un detalle de los sucesos del 15 de Febrero de 2002 teniendo como base el testimonio de Mariano Arce. Séptimo:
Sabemos que el
actual Intendente nunca obtuvo
su graduación universitaria.
- Estupendo, todo muy bonito – afirmó Mariano –. Periodísticamente resulta
muy tentador pero... ¿Qué podemos hacer con todo esto?
- Provocar incomodidades – sugirió Patricio – Como
primer paso es posible diseñar un prolijo informe, anillarlo y remitirlo a la
familia de manera anónima. A partir de allí
y pacientemente podemos
comenzar a observar
sus comportamientos. Ellos sabrán entender que ese informe, de
trascender, los condenaría de por vida.
- Pensándolo bien –
aclaró Calder – propongo que evitemos incluir en el informe
la
noche del 15 de
febrero del año 2002. Considero que Mariano quedaría demasiado expuesto. Si
bien sospecho que no demorarán mucho en identificarnos, resultaría más que
provechoso ocultar parte de nuestro juego. No sé... ¿Ustedes que piensan al
respecto?
- Es coherente
– señaló Patricio - , creo que nadie puede estar en desacuerdo.
(La afirmativa por parte del resto del grupo no se hizo esperar) En dos días
pueden pasar a revisar el boceto y hacer las correcciones que crean oportunas.
Estimo interesante hacer tres copias y enviarlas a cada uno de los domicilios
particulares. De este modo Dolores Campos y
sus hijos no
podrán evitar el
conflicto que generarán
las novedades.
Los envíos
arribaron a cada
uno de los
destinos en tiempo
y forma. Alberto Giannastasio se ofreció a
distribuirlos ya que su rostro no era conocido en la ciudad. De todas formas se
aseguró y efectuó la encomienda horas antes de regresar a Buenos Aires para
abordar su vuelo con destino a Portugal.
De este modo no había matasellos que rastrear ni chasquis a indagar. Arturo
fue quien mostró
mayor urgencia ante
el informe. Desencajado arribó
a la estancia de su madre
presuroso por respuestas y aclaraciones...
- ¿Qué significa esto? –
preguntó irritado –
- No sé hijo. Pero hay temas de los que
debemos hablar urgentemente.
- Ya lo creo, esta información me afecta
muchísimo, sobre todo a escala personal. En el
ámbito político el
asunto es secundario.
Hay cosas que
sabemos que son ciertas…. Pero…. ¿Existe algún error u omisión en este informe
qué debamos tener en cuenta?
- No Arturo
– respondió Dolores
- , lamentablemente este esbozo fue diseñado por nuestro pasado y
tenemos que buscar al autor o a los autores en el marco de ese pasado.
- Por el momento lo único que me interesa es
la verdad que encierran mis venas, el ejecutor o los ejecutores de esta
provocación me tienen sin cuidado.
- Espero sepas entender que el promotor de
este informe busca nuestro conflicto, busca un frente interno que horadar.
- Lo que siento y me sorprende es observar que
hubieras sido capaz de partir de este mundo sin decirme la verdad. Manejaste mi
culpa durante cinco años. Tenés más de setenta, mamá... ¿y tu sabiduría?
- No seas cruel Arturo –
interrumpió el recién llegado Raúl
–, dejá que al menos nos entregue su versión.
- Te escucho entonces…
- Ibarreta fue un ser despreciable, nadie lo
sabe mejor que nosotros, de lo contrario no hubiese tenido el final que tuvo.
Me dedicaba el mismo trato que concedía a sus antagonistas. Jamás
me sentí persona
a su lado
y menos aún
mujer. Alberto Giannastasio era
un hombre con todas las luces y decoros,
tuve oportunidad de conocerlo estando de novia con Ibarreta en una fiesta del
Club Independiente. Por entonces Alberto era la estrella del equipo que saliera
ese año campeón de Básquet en la Liga del Sur. No enamorarse de ese hombre era
imposible; por fuera de su elegancia
y galantería era
sumamente correcto: lenguaje
atildado, firmes convicciones humanistas, solidario, culto, un ser humano con mayúsculas. Yo estaba
comprometida con tu padre... bueno, con Ibarreta, por mandato familiar. En aquel momento muy
poco se podía
hacer al respecto.
Con Alberto mantuvimos esporádicos encuentros hasta meses
antes de tu nacimiento, luego cada uno hizo su vida tratando de evitarnos. Siempre
estuve segura que José le sugirió a los
militares la persecución de los Giannatasio por esa razón. Creo que lo sabía.
No era gente comprometida con el proceso armado de los setenta, representaban
una suerte de librepensadores que manifestaban, en su ámbito, aquello que les
parecía correcto. Como tenían muy buen pasar económico y varios cientos de
hectáreas encontró la excusa apropiada para explayar su silenciosa
venganza.
- ¿Tuviste, por lo menos, la hidalguía de
advertirle? – preguntó Arturo -
- No.
Estaba aterrorizada. Además
yo sabía que tu
padre era Alberto.
Cualquier certeza haría que esas bestias lo destrozaran por mandato de
Ibarreta. De alguna manera colaboré con mi silencio para menguar en parte su
sufrimiento.
- ¡Qué
buen gesto! Deberías
haberte postulado para
algún premio humanitario
–
retrucó el
Intendente -
- ¿El hombre vive? – Preguntó Raúl
-
- Seguramente, de lo contrario no hubiese
podido llevarse a cabo el análisis. Él debe ser parte importante de este informe, sea como impulsor o como
colaborador. De todas formas jamás me atrevería a reprocharle algo y más ahora
que debe saber tu identidad – respondió la mujer -
- ¿Te diste cuenta mamá? Una situación de mierda
para él y para mí; sos más parecida a José
Ibarreta de lo que crees.
- Sos un pelotudo importante Arturo – sentenció Raúl – . Tratá de pensar. ¿Qué daría yo por
enterarme que mi padre vive y saber de la dignidad que siempre mantuvo?
- No seas
caradura Raúl, esa es una posibilidad virtual. Yo seré
Giannastasio de sangre, pero de imagen, comportamiento y formación soy
Ibarreta. Y lo peor es que nunca podré dejar de serlo. Cada realización de mi
vida lleva su impronta y cada pensamiento su lógica, es decir su mierda; una
lógica despiadada y ruin, egoísta y miserable. Por lo que mamá cuenta Alberto Giannastasio no se merece el fraude
que soy, hasta no
tuve reparos en
aceptar un título
universitario sin haber
cursado material alguna. Tengo cuarenta y ocho años, no se puede volver
de la historia, flor de mentira esa que hablaba de su final. Cuando uno abre el
libro adecuado y hace una lectura inteligente
todo deviene como
en cascada. Causas,
efectos, circunstancias y azares. No me exijan lo que no puedo dar,
elaborar todo esto me va a llevar un buen tiempo.
- ¿Qué tenes que elaborar? –
cuestionó Raúl - ¿Dónde quedó tu pragmatismo, tu
convencimiento que
todo es relativo?
- Pragmatismo y convencimiento. Curioso
oxímoron. Borges te diría que planteaste un
original razonamiento. Algo
así como inteligencia
militar o revolución libertadora. Tal vez, como dice
Hemingway “el hombre que ha comenzado ha vivir seriamente por dentro, empieza a
vivir más sencillamente por fuera”.
- Disculpame Arturo – agregó Raúl – El paraíso lo prefiero por el clima, el
infierno
por la compañía decía
Mark Twain. Otra señal, por un rato me crucé con la noche del
suicidio. Tanto Papá como Arce
citaron varias veces al cuentista norteamericano..... Estamos bajo un ataque
de moral. Dejemos
las hipocresías de lado, somos lo que quisimos ser y siempre hicimos lo
que nos pareció más beneficioso. Mueve a risa tu sospechoso relato ético. Dónde
lo compraste o mejor dicho a quién se lo robaste.
- Estamos
frente a personas
de excelente nivel
cultural, formación académica
y ciertamente metódicos. Digo personas debido a que determinadas
averiguaciones que realizaron requieren de una logística diversificada. Contactos
con gestores en entes oficiales, laboratorios,
abogados y un
competente escriba con
recursos literarios. Todos muy cercano s al pensamiento de Alberto. – razonó
Dolores -
- ¿Comunistas?
– interrumpió Raúl –
- Dicen que “las víctimas y las derrotas
quedan siempre sin voz, sin relato propio, sin pasado”. Pues
bien, temo que
esas víctimas vinieron
por lo suyo,
vinieron a expresarnos su r elato
y su dolor, y también a reclamar. El peligro que corremos es enorme, en este
momento cuentan con las armas políticas adecuadas. El error de Ibarreta y
sus esbirros fue
no reconocerles su
entidad histórica, fue
pretender negarles que aquí hubo un incipiente proceso revolucionario
que quedó trunco. Ellos necesitaban su lugar y su tiempo para poder expresarse
con respecto a esa derrota. El plan de desaparición de personas puesto en
marcha por la junta no fue solamente delictiva, fue también psicológica. Esto nunca sucedió. No te equivoques Raúl.. Si son comunistas,
peronistas, radicales o socialistas es lo menos relevante. Esto es algo mucho
más complejo y
vital porque posee
una impronta histórica
muy marcada. Es como decía Jauretche “las disputas de la izquierda
Argentina son como los perros de los mataderos: se pelean por las achuras
mientras el abastecedor se queda con la vaca”. No nos podemos conformar con las
etiquetas. Estos grupos poseen una
entidad superior y vienen por la vaca. No en vano las persecuciones más
crueles se centralizaron
en este conjunto
ideológico ya que
combinaban una formación
intelectual elevada con una importante inserción en al ámbito cultural, en las
bases sindicales y en los troncos estudiantiles. Tosco, Salamanca, Ortega Peña,
Urondo y Walsh son claros ejemplos de estos cuadros políticos. Algunos afirman
que la represión no fue indiscriminada. Y estoy de acuerdo. No sólo se
planificó, además se apuntó directamente a los más notables y capaces. A la
generación que supo formar se en una universidad brillante –
sentenció la viuda -
- No es para tanto. Han de ser simples
mortales. – destacó Raúl –
- Me
incomoda tu pensamiento lineal Raúl
– fustigó Arturo – . Estas personas existen más allá de su
finitud. A tu padre le tuvimos que inventar un homenaje para que alguien
recuerde su existencia; evento organizado más por nuestras propias culpas que
por verdadero afecto o reconocimiento.
- Ya no discutan –
recriminó Dolores – . Temo que este informe esconde todavía
mayor información. Lo veo como un prólogo, el comienzo de una condena que nos
perseguirá durante mucho
tiempo. Veamos. Dijimos
que para el
análisis de paternidad fue
necesario que Alberto estuviera en el país.
- No necesariamente –
aclaró Arturo – , pudo haber enviado sus muestras vía correo
internacional. Por ejemplo una extracción de sangre debidamente conservada.
- No lo creo, perdería valor científico. –
insistió Dolores –
Tenemos que ponernos en contacto con gente del servicio de inteligencia
de la fuerza aérea para que ellos averigüen si Alberto Giannastasio ingresó al
país en estos últimos dos meses. Ellos tienen acceso al movimiento de tráfico
internacional. Encargate de eso Raúl.
- Porqué no dejás ese tema en mis manos. Creo
que tengo derecho – interrumpió Arturo –, puedo hacerlo de otra manera, un poco más directa y no tan
oscura.
- Como quieras. ¿Le vas a contar algo de esto
a Sofía y a los chicos? – preguntó la
madre -
- Todavía no. Ella es mi esposa y siempre
traté de preservarla de toda la inmundicia. Por el lado de Juanjo y Marcos me incomodaría su pretensión de conocer al
abuelo. Supongo que más adelante hablaré del asunto.
Las primeras
señales de enfrentamiento se dieron de manera inmediata. Arturo y Raúl
comenzaron a desarrollar sus propios egoísmos. El usurpador versus el usurpado,
el bastardo frente al
legítimo. Dolores, superada
por el pasado
y por el
pánico , se juramenta, con
atención, a moderar el impacto de la
historia.
Capítulo 5
Papá
Sr. Alberto Giannastasio
De mi mayor
consideración:
Me apellido Ibarreta. Es probable que esto le suene raro y hasta osado,
pero no lo conservo con orgullo. Tal vez haya optado por mantenerlo como una
suerte de mal merecido, como aquello que se sabe provocado por uno mismo, al
igual que el cáncer pulmonar debido al tabaco o la cirrosis por responsabilidad
del alcohol. Un informe
recibido hace pocos
días me instaló
dentro de una
atmósfera plagada de inquietudes y desencantos. Pero no es usted el
culpable de tales fenómenos. Le pido que
no se inquiete, creo estar maduro para absurdos e incómodos encuentros.
No es mi intención modificar su vida y sus dolores. Solamente deseo informarle
de mi satisfacción por la inesperada revelación de la fui objeto. Es probable
que nunca pueda disfrutar de su hidalguía; lo respeto y espero que de aquí en
más, lleguen a sus oídos noticias de mi vida que animen su espíritu.
Siempre a su
disposición
Arturo Ángel
Arturo había
averiguado el domicilio
de su padre
siguiendo las instrucciones
de Dolores. Efectivamente, estaba asentado en los registros aeronáuticos
internacionales que Alberto Giannastasio
había pasado unos
días en Argentina
por cuestiones familiares. La
escueta misiva partió rumbo a Lisboa por correspondencia simple. La misma
oscura metodología Ibarreta pero utilizada para fines distintos. De este modo y
por un lado cumplía con la misión encomendada por su madre, y por el otro intentaba un
acercamiento tan necesario como imposible.
- Lo
tenemos confirmado a
Alberto – Comentó Dolores
-. Ahora es
necesario averiguar si el día de su llegada viajó a Coronel Dorrego por
cualquiera de las dos empresas de transportes de pasajeros que vienen desde
Buenos Aires. No se olviden que ahora es imprescindible identificarse para
acceder al pasaje. Además otra cosa.
¿Qué se sabe de Mariano Arce?
- De lo primero me encargo yo – confirmó Raúl
– . Con respecto al viejo Arce y
tal cómo habíamos quedado luego de aquella noche del 2002 lo tengo en
permanente vigilancia. Sé que está haciendo una vida acorde a su edad. Su casa, el cementerio y la Biblioteca son
sus ámbitos naturales. Me informaron que estuvo en el homenaje a papá. Días
después hubo un encuentro en la casa de Patricio Vázquez, el Presidente de la
Biblioteca. Don Mariano estuvo presente junto al matrimonio Calder.
- Calder... ¿El propietario de la Olivarera de
Las Marinas? – interrumpió la mujer -
- No sé. No los conozco. No son gente de la
ciudad – respondió el hijo menor -
- Si. Estoy
segura que debe ser esa familia, exclamó en voz alta la madre- . Ahora entiendo... Es como yo digo, es
una cuestión de paciencia, todo se ordena solito . Ernesto
Calder fue secuestrado
por un grupo
de tareas debido
a un error
de información estando una semana detenido. Sé que fue torturado y luego
liberado, no me extrañaría que haya tenido relación con Alberto. Tenían un
perfil similar, no pertenecían a ningún grupo revolucionario y jamás portaron
armas pero, de alguna manera, adherían desde las ideas y su formación
intelectual.
- Calder, Giannastasio y Arce. Lo curioso es
que nada comentan en su informe de aquella noche del 15 de febrero del
2002 –
resumió Raúl – .
- Dos razones querido. O no quisieron exponer
a Mariano o la cosa viene por ese lado. ¿Qué sabemos del Presidente de la
Biblioteca? .
- Como
te dije, mamá,
el tipo se
llama Patricio Vázquez.
Hombre relativamente joven, casado,
sin hijos, llegó a
Coronel Dorrego hace tres años.
Supo ser, e n Buenos Aires, delegado gremial docente y estudiante
universitario en Filosofía y Letras. Trabajó doce años como Auditor en el Banco
de Crédito Argentino del cual fue despedido antes que la entidad se fusionara
con un grupo español. Según me informaron parece que el hombre se tomó muy a
pecho su trabajo. Para esta entidad bancaria, por entonces presidida por
nuestro amigo, correligionario y ex jefe de la SIDE Fernando
de Sabaleta. Esta clase de investigaciones eran inviables desde lo político. La
resultante fue el
despido del recurso
que inspeccionó. Durante
los ochenta estuvo afiliado al Partido Intransigente del doctor Oscar Alende
trabajando, al mismo tiempo,
para una de
las organizaciones de
derechos humanos que pululaban por entonces. El informe concluye
aseverando que Vázquez no registra actividad política en los últimos años
.
- Debe ser él quien confeccionó estos
manuscritos, afirmó Dolores - . En su
lugar posee máquina fotocopiadora y elementos informáticos adecuados.
Generalmente, estos tipos son grandes lectores y escritores vocacionales.
Cuando ven la posibilidad de desarrollar su inspiración lo hacen con sumo
entusiasmo. Fijate: el relato posee adjetivaciones y
un estilo literario
bien definido. Debemos
saber todo lo que
podamos de él.
- ¿Qué hacemos con Arturo?
- Tema complicado –
sentenció Dolores -. No creo tener las fuerzas suficientes para
poder manejarlo. Lo
de Arturo es terrible porque como añadidura es la cabeza visible de nuestro sujeto social. Esta
gente es muy inteligente. Sabían que el detalle
de su identidad,
apenas anexado, iba
a condicionar notablemente
nuestro comportamiento.
- Es una pena que no podamos contar con
aquellos mecanismos que papá empleaba en
los setenta – ironizó Raúl
- .
- No hijo, estás totalmente equivocado.
Justamente por eso las cosas son como
son. El presente está determinado por las conductas del pasado y lo que busca
esta gente es justicia. Nuestro problema
es que estamos
del lado equivocado
y con grandes impedimentos para
poder cruzar de
vereda... Hoy existen
en nuestra vida
los Giannastasio, los Calder
y los Arce
por culpa de tipos
como tu padre,
no por responsabilidad de ellos.
- ¿Qué hacemos entonces? dejar que nos
trituren, entregarnos...
- Ni una cosa ni la otra. Aparte no tenemos
cuenta alguna que pagar ante la ley. Creo que
lo esencial es
entender el momento,
analizar prudentemente y
desechar cualquier consejo del instinto.
- No entiendo. Realmente nada me cierra,
mamá.
- Vos encargate de lo que te pedí y documentate
bien que algo se me va a ocurrir, confiá en tu madre. Tu padre fue cruel y
despótico, pero quiero que tengas claro que fui yo la persona que más lo
sufrió. Fui ultrajada, irrespetada, engañada y hasta sometida violentamente
cuando me oponía a alguno de sus abusos.
Y estos los incluía a ustedes.
- No lo sabía.
- Si
que lo sabías. Tu inconsciente prefirió omitirlo. Es hora de que tomes
conciencia y madurez de una buena vez.
Siete días
después la información
había sido corroborada.
Los grupos antagonistas poseían certezas inescrutables,
era tiempo de enfrentarse a los fantasmas, a
los errores y a los horrores
del pasado. De
alguna manera todos
estaban unidos por
un hilo conductor. Ser víctimas
de una época que nadie tenía deseos de recordar pero que dejó cicatrices
imposibles de olvidar. Así lo entendió
Dolores. Por ello sorprendió a propios y extraños con una decisión
valiente, lindante con el ingenio y la provocación.
Capítulo 6
La Invitación
“He creído
oportuno, ante las circunstancias conocidas, promover una reunión que instale un clima de consenso,
confraternidad y diálogo. Sin ningún tipo de dudas todos fuimos víctimas de una
época de desencuentro, violencia y frustración que sorprendió, a cada uno, ocupando un
sitio determinado, en muchos
casos no elegido, debiendo fidelidades a personas que
nunca terminamos de conocer o traicionando afectos por intereses de terceros.
Nuestra familia ha recibido un informe que no falta a la verdad. Inútil sería,
por parte nuestra, escondernos tras el prisma del olvido. Sé que no somos
culpables desde la legalidad pero no afrontar nuestras responsabilidades éticas nos asemeja a
aquellos que tanto
daño han causado.
Por estas razones
los invito a participar de un ágape que organizaré el
día 17 de Octubre a las 20.00 horas en las instalaciones de la Finca “El
Poniente”. Esta invitación formal
incluye a la compañía que consideren conveniente. Los saluda muy
atentamente.
Dolores Beatriz Campos viuda de Ibarreta
Los cuatros sobres
llegaron a la Biblioteca Popular, cada uno de ellos especificaba el nombre del
destinatario con la
debida aclaración sobre
la confidencialidad de su
contenido. Esto evitaría
curiosos fuera de los interesados.
Arce, Calder y
Vázquez decidieron transcribirle a Giannastasio la correspondencia de
manera textual vía correo electrónico. Faltaban veinte días para el evento.
Alberto tenía suficiente tiempo para regresar a su terruño si creía conveniente
aceptar el reto.
- ¿Será cómo el Banquete Severo Arcángelo de
Marechal o similar a la cena que describiera tan eficientemente Filloy en Op
Oloop? – ironizó Arce -
- Seguro que Gog y Mc Gog estarán presentes
– afirmó Patricio con cierto cinismo –
- No
lo creo – interrumpió
Calder – . Noto
ciertos elementos interesantes
en la invitación. Alguna
cuota de autocrítica,
cierta verdad histórica,
un tempo ciertamente modesto y un
acento casi indigente. Yo no sería taxativo al respecto. Es un desafío
sugestivo y muy interesante, recuerden que el informe lo disparamos como provocación.
Bueno, el tan esperado rebote se hizo presente. De todas formas debemos esperar
la opinión de Alberto.
- Aguarden – advirtió Patricio – está llegando un mensaje a nuestro mail. Es
Alberto. Tarda un poco en descargar... A ver, a ver... Dice... leo textual:
“Estoy llegando a Buenos Aires el
ocho de Octubre,
calculo que el
once a más
tardar estoy por Coronel Dorrego. Tengo que pagar algunas
visitas pendientes en Buenos Aires, de ahí la demora. Con respecto a la
invitación de Dolores soy de la idea de aceptar el convite. Si acuerdan con mi
idea prolongaría mi estadía por unos días”. Les pido me organicen la estadía,
prometo no ser un visitante complicado. Abrazos a todos.
- Nada más que decir entonces –
decretó Calder –
- No
tan así – interrumpió
Mariano – , en
lo personal considero
la situación sumamente
delicada. El 15
de Febrero del 2002 fui
testigo de la confesión
de Ibarreta ante Dolores y sus hijos, al otro día el hombre se desayunó
muerto. Por otro lado, sabíamos que no iban
a tener inconvenientes en
teorizar quienes eran los autores del informe, pero el grado de exactitud me llama la atención.
Máxime la precisión sobre Patricio.
Es muy nuevo
en la comarca,
realmente debemos
reflexionar. Digo, no
había manera de
llegar a Patricio
sino a través
mío; si admitimos esto
como cierto, quiere
decir que he
tenido vigilancia permanente. Estimo que deberíamos tomar los
recaudos necesarios sabiendo el perfil de nuestros anfitriones. No sería
descabellado pensar que esta gente
contrate mano de obra desocupada para este tipo de encomiendas.
- ¿Cuándo habla de previsión, habla de armas? – preguntó Calder –
- Si no las tomamos en aquellos tiempos, menos
ahora, se apresuró a responder Arce-. En
primer lugar sugiero que
no lleven a sus
esposas a la reunión. En segundo término estaría más
tranquilo si contáramos con apoyatura exterior en las cercanías de la finca.
Siempre es mejor estar preparados.
- Sobre lo primero estoy de acuerdo – aclaró Patricio – , por lo otro me inclino esperar por la
opinión de Alberto. Si me permiten me gustaría escribirle sobre el tema.
- Por supuesto, me p arece atinado. –
Reflexionó Calder -
El mail
salió disparado de inmediato.
Una hora después
la respuesta estaba
en la pantalla.
“De acuerdo
con la primera sugerencia. Sobre el
segundo punto déjenlo por mi
cuenta. Justamente
mi estadía en Buenos Aires tiene que ver con el asunto”. Saludos Alberto
- Todos de acuerdo. A confirmar nuestra
presencia entonces.
Capítulo 7
El Ágape
El patio interno
del casco de la estancia estaba iluminado a pleno. El brillo de las rústicas baldosas color
ladrillo permitían sospechar la existencia de un cielo diáfano, plagado de
poemas y estrellas cómplices, puntos aislados y reflejos difusos ante cada
paso. La
mesa ovalada estaba
en el centro
de la escena ,
cubierta con mantelería confeccionada artesanalmente, completa
en copas de
diversos tamaño s y
colores, platería por doquier, vinos de exportación de variados cepajes
e importantes porciones, debidamente
distribuidas, de los manjares más característicos de la zona: Escabeches de
jabalí, vizcacha, nutria y
ciervo, pan de campo relleno
con queso, jamón cocido y
láminas de pimiento
calahorra sin piel, arrollado de pollo cortado en finas rodajas, costillitas de
cordero previamente adobadas y un asador pleno de exquisitos cortes
vacunos. Las ensaladeras decoraban la
extensa mesa a modo de centros estéticos. Colores y sabores diversos en el
marco de un clima inmejorable para esa altura del año. La variedad de rojos
frutales originarios de los bosques del sur andino imponía n fuerte presencia
desde una repisa lateral.
Daba cierta pena
ultrajar ominosamente desde
el apetito tan imponente presentación. Los anfitriones exhibían sus mejores galas.
La viuda de Ibarreta lucía un elegante y
ceñido ambo oscuro de corte masculino, resaltado por
una delicada camisa blanca, pañuelo de seda bermellón enlazado a su
cuello por un broche de estilo y botas
de carpincho al tono, de caña
alta y
moderado tacón. El tímido maquillaje dejaba observar con claridad el
paso del tiempo. La belleza y la vejez, como de costumbre, se hacían una nueva
y permisiva concesión. Alberto Giannastasio había oficiado inconscientemente de
paradigma inspirador. El
Intendente y su
hermano ostentaban sendos
trajes de impecable traza dentro
de las tonalidades del gris. El primero combinaba la camisa verde agua con una
corbata marmolada cruzada por finas líneas diagonales guardando, en forma
delicada, una prudente
integración de tonos.
Zapatos y cinturón
negro completaban el atuendo. El segundo mostraba una indiscreta camisa
rosa cerrada hasta el último botón. Este era cubierto por un broche de oro
ciertamente exagera do. Al igual que su hermano, los zapatos y el cinturón
guardaban idéntica traza. Tanto Arturo como Raúl habían decidido concurrir a la
velada en soledad. El primer automóvil
cruzó la tranquera de la finca a las
19.55 horas. El conductor Patricio
Vázquez era acompañado por Mariano Arce y por Ernesto Calder. Dos minutos
después Alberto Giannastasio ingresaba a la misma conduciendo un vehículo de
alquiler rentado en Buenos Aires. Circularon por el ripio de acceso al casco
principal llegando prácticamente junto s a la galería del estacionamiento. Un
fuerte abrazo los confundió de inmediato. Personal de servicio de la finca,
contratado para la ocasión, los guió hasta el patio interno
de la estancia.
Se observaron atentamente
para corroborar que
sus sobaqueras permanecieran fuera del alcance de la visión. Este último
detalle había sido consensuado a instancias de una sugerencia adicional
efectuada a último momento por Alberto desde Buenos Aires. Algo no le cerraba,
de allí la prevención. La concurrencia a pleno sintió el rigor del primer
impacto. Los Ibarreta se sintieron tan extranjeros como
sus visitantes. El primer
paso lo dio,
como no podía ser de otra manera,
el Intendente Municipal en ejercicio.
- Muy bienvenidos a nuestra casa, es un honor que hayan aceptado la invitación.
Aspiro que a medida del
transcurrir de la noche
vayamos encontrando distritos
comunes y conversaciones afines. Sé que las palabras en ocasiones son útiles
para intercambiar ideas, pero también son herramientas para distraer y confundir. Espero sepamos entender el
momento y hacernos cargo con hidalguía de todo aquello de lo que somos o fuimos
garantes.
- Siempre somos responsables de aquello que no
tratamos de impedir, agregó Arce. Disculpen es un viejo axioma Sartreano.
- Conocemos su admiración por Sartre estimado
Mariano – sostuvo Dolores -
Raúl estaba
ciertamente desconcertado. La s actitudes sumisas de su madre y de su hermano con
respecto a los visitantes le causaban escozor y desencanto. No aspiraba
agresiones directas, p ero si entablar una suerte de posicionamiento firme.
Ellos eran la familia más poderosa de
Coronel Dorrego por lo
tanto consideraba que
no debían
conceder permisos
ni debilitar sus discursos. Estaba seguro que ese cuarteto venía por ellos y su
historia, y de alguna manera venían por
sus pertenencias. Aquellas por las cuales luchó, en medio del barro de la política,
su padre. Su vanidoso y odiado padre, pero suyo al fin.
- Se la ve encantadora señora –
aseguró Giannastasio – . El tiempo no ha forzado su siempre intacta
distinción. Después de tantos años los reencuentros no siempre son un placer
desde la estética; he aquí una muy agradable excepción.
- Alberto, no seas tan formal. Te agradezco el
comentario pero todos los presentessaben
que nos unió
más que una
aventura juvenil. Tal
vez, en su
momento, preferimos valorar otras cosas más cercanas a nuestros
egoísmos. Nada ni nadie lo puede modificar, ni siquiera el propio Arturo.
- Arturo. Qué maravillosa zancadilla de la
vida. Y justo cuando uno está finalizando el juego. Un hijo para escuchar, para
acompañar, para hacerse a un lado, si así lo requiere. Con
Susana nunca pudimos
disfrutar de la
paternidad. Fueron sus recurrentes tumores y los crónicos
problemas de su genitalidad los que
terminaron imponiéndose. En Lisboa la
cosa había mejorado desde lo físico,
incluso nos habían
dado lejanas esperanzas, pero el cuarto de hora había transcurrido.
Entró en una depresión de la que nunca pudo salir. Se sentía en deuda conmigo.
Justo ella.
- Siento ser tan importante y al vez un
convidado de piedra – afirmó Arturo – , son cosas en donde el sentimiento debería
expresar su propia dialéctica. Que el tiempo y los deseos de los protagonistas
decidan por sobre la historia. No por lo que debería ser, sino por lo que es,
teniendo e n cuenta su esencia. Sería un hipócrita Alberto si voy y lo abrazo.
No lo conozco, ni usted a mí. Nos sabemos, nos prolongamos, nos dudamos, nos
preguntamos. Tal vez tengamos que entender que esa debe ser nuestra máxima
aspiración. Y si es así ¿tiene sentido exigirse?
- No hay razón, ni medio ni modo –
agregó Alberto – , estoy de
acuerdo muchacho. Usted Arturo no puede ni debe abandonar su reseña y dejar de
ser Ibarreta a menos que su corazón lo exija. Su presente, su esposa y sus
hijos poseen una historia que nadie
tiene derecho a forzar, porque se trata de la historia de sus afectos y no de
sus defectos. Lamentablemente yo soy un defecto, soy una lamentable
confusión.
Dolores permanecía
atenta a cada palabra. Sentía que el peor de los incendios se estaba
extinguiendo naturalmente por obra y gracia de su hijo mayor y de su invitado
más esperado. A pesar del interés por la conversación no dejaba de atender al
menor de sus hijos y a
Mariano. Le preocupaba
Raúl y sus
limitaciones para entender
ciertas complejidades con que
la vida nos suele
importunar, y le
intrigaba Mariano y sus
silencios. Lo consideraba el más peligroso. Lo demostró aquella noche del 2002.
- ¿Qué intenciones tuvo el informe que nos
enviaron? – preguntó Raúl –
No era el momento.
Dolores lo evidenció con su mirada. Pero no había posibilidad de retorno.
Ernesto Calder ya había iniciado su relato.
- Es curioso que usted Raúl nos pregunte
aquello por lo cual debería responder. La ausencia de
memoria y de
compromiso hace que
la comunidad confunda
las identidades de las
víctimas y los
victimarios. Tal vez
la pregunta que
debería hacerse es por qué razón
no tendríamos derecho a elaborar informes de este tipo. Si su honestidad
intelectual lo permite quiero invitarlo a que realice un ejercicio. Tratar
de someterse por un instante, sin haber
cometido delito alguno, al
calvario que significa la imposibilidad
de acción defensiva desde lo jurídico y desde lo corporal. Sus afectos,
sus bienes y su
cuerpo violado. Lacerado
por las dudas o por
las pertenencias. No Raúl. El
informe revela que
aquellos pensamientos continúan vigentes en sus demandas personales
hacia nosotros. Usted está convencido que el caudal de
bienes logrados por
su padre es
intangible. Yo le
consulto ¿Son intangibles los
robos, las torturas, l os asesinatos y todos aquellos medios que se aplicaron
violentamente para la obtención de esos bienes?
- Yo no soy culpable de las aberraciones que
cometió mi padre - respondió irascible
Raúl -
- Si, en tanto y en cuanto siga usufructuando
de las heridas provocadas, sentenció
Calder -
- ¿Heridas de quién? A ustedes se los ve muy
sanos, ironizó el joven -
- Sepan disculpar a mi querido hermano – interrumpió Arturo, tomando a Raúl del
hombro – , en oportunidades la pasión lo
lleva por senderos un tanto rocosos. El
tema es interesante desde lo conceptual si procuramos no internarnos en
cuestiones personales. En el informe no noto reclamo alguno. Observo una demanda
que se le hace al presente sobre una línea de pensamiento revolucionaria trunca
que tanto izquierdas como derechas
prefirieron omitir. La
inexistencia histórica de
todo aquello que discute lo supuestamente axiomático. Supongo que
coincidirán conmigo que la más cruel derrota sufrida por los movimientos
revolucionarios en nuestro país fue el olvido, de parte de propios y de
antagonistas, de las causas que promovieron esos levantamientos intelectuales. Desde
1976 y hasta
la fecha esas causas
duplicaron sus injusticias. Ayer
un seis por
ciento de desocupación
era factor suficiente para una
pueblada, hoy el doble de esa estadística no justifica siquiera un corte de
calle. La consideración social por el drama ajeno ha caído en desuso y aquellas luchas parecieran estar
contraindicadas, de forma tal, no lacerar la salud del sistema democrático.
No coincido con
Raúl. En esencia
estimo que vuestro planteamiento no
es mercantil. Busca un
espacio de pertenencia,
busca un reconocimiento
histórico. No veo que los franceses omitan en sus libros de historia a los
Comuneros de París. Sin ir más lejos hasta poetas como Louise Michel, Clovis
Hugues y Eugène Pottier le rinden su homenaje, o que los Checos, simplemente
porque fueron derrotados, no reconozcan
las luchas en
los gloriosos días de la
primavera de Praga.
Lo que noto en
nuestros tradicionales recopiladores
es un comportamiento similar al
existente en los Estados Unidos. Los mártires de Chicago no forman parte de la
historia norteamericana, no existe placa ni dolmen que los recuerde, ni
siquiera se conmemora
el primero de
mayo como el
día de los trabajadores. La
inexistencia de un
efecto para evitar
analizar las causas.
Esto permite olvidar a los muertos que quedaron en el camino.
- Pero en el medio –
agregó Arce con tono severamente pasional – hubo centros clandestinos de
detención, cuerpos arrojados
al mar, pibes
robados, familias aniquiladas,
exilios. Es un error pensar que eso no merece interpretación. Es un error creer
que todo es dialéctica y debate.
- Pero los culpables están rindiendo cuentas
ante la ley – señaló Dolores -
- No es cierto – Interrumpió Patricio –, le sugiero observe el legajo de la persona
que contrató para vigilar a Mariano durante estos últimos años.
Dolores y Raúl se
mostraron molestos por el comentario del Presidente de la Biblioteca. Arturo
trató por todos los medios de alejar el conflicto.
- Tiene usted razón. Pero deberá eximirnos de tales
responsabilidades. Si el sujeto está libre debe considerarse inocente. Nosotros
no lo podemos juzgar si la justicia no lo considera.
- Muchacho – inquirió Giannastasio - ¿Le
parece correcto mantener vigilancia sobre una persona?
- De ninguna manera. Pero nuestra intención no
era vigilarlo, era protegerlo. Veíamos a
un hombre mayor,
que nos había
respondido con hidalguía
en una situación personal muy
compleja, completó Arturo.
- Y para eso contrataron a un servicio de
inteligencia – reafirmó ironizando Arce –
Arturo sentía que
no podía salir de tan incomoda situación.
- Yo no tengo ninguna obligación de soportar
que una caterva de predadores venga a nuestra casa a solicitarnos explicaciones
– reaccionó Raúl –
- Te pido mesura hijo, tratá de no fiarte de tu pensamiento inicial. Estas
personas han venido hasta aquí de buena fe, invitados por nosotros y sin
condicionamientos, es necesario que los escuchemos porque siento que una buena
parte de la razón los asiste.
De este modo Dolores alcanzó el objetivo que sin éxito
había intentado Arturo, de modo que la tranquilidad regresó a la reunión. Su
propuesta de comenzar el ágape contó con unánime aprobación.
Raúl, sin embargo,
mantenía atenta su
prevención calibre veintidós
oculta y bien afirmada en la parte posterior de su cintura. La inicial unidad del grupo comenzó a
ralearse a medida que determinadas intimidades fueron buscando apartados de
discreción. El Intendente y Ernesto
Calder desmenuzaban la situación política y económica del distrito, y lo hacían a l borde de la repisa de frutas. Ambos
optaron por el Merlot Patagónico. Raúl,
Mariano y Patricio conversaban en una de las cabeceras de la mesa sobre las
subjetividades ideológicas de los sesenta y los setenta. Aquí el Sauvignon
Blanc era el invitado de honor. Dolores
y Alberto se comprometieron ante un fresco y espumante Rosé para desandar algo
de sus desteñidos recuerdos.
- Te pido que
no me odies por lo que te voy a confesar. Desde que experimenté mi
primer retraso siempre
supe que era tuyo.
Por entonces mi
rechazo hacia José lindaba con el asco, apenas cumplía con
mis obligaciones maritales cada diez días. Nuestras asiduas relaciones nunca me
dejaron dudas de la paternidad de Arturo, además su mirada es tan inconfundible
como la tuya.
- ¿José lo ignoraba?
- Nunca lo ignoró y poco le importó. Su pobre
egocentrismo motorizó, años después, la venganza que tuviste que soportar. Fue
más un castigo hacia mí que una cuestión personal en contra tuya. Yo sabía la
relación que mantenía con Inés, por lo
tanto no podía utilizar mi infidelidad como pretexto. Era un ser absolutamente
patético e ignorante que llegó a detentar un poder excepcional. La vida y la
muerte estaban en sus manos, estuve aterrorizada durante años, el
final que tuvo fue directamente proporcional a los
daños que causó.
- Entonces no murió por un paro cardíaco.
- Técnicamente si, todos morimos por un paro cardiorespiratorio.
Qué o quién lo provoca es la cuestión a
preguntar. Supongo que estarás enterado de la noche del 15 de febrero del año
2002 y el protagonismo que tuvo Mariano en el evento.
- Si. Conozco la versión de Arce al
respecto... Esto es... hasta el momento que se retiró del recinto.
- Una vez que Mariano se fue, le dimos a
Ibarreta la opción de escoger la forma de abandona r este mundo. Arturo sería
el brazo ejecutor en caso de nosotros tener que afrontar la
empresa. Prefirió suicidarse.
Sospecho que optó
por aquello menos doloroso para
su ego, en
definitiva iba a
encargarse de él
un hijo de
Alberto Giannastasio. No podía
regalarle ese triunfo
a la posteridad.
Nos recomendó colocarle una bolsa
en la cabeza y fijarla al cuello con cinta de embalar sin presionar
demasiado, cinco minutos después estaba
muerto. Lo trajimos
a la estancia,
le pusimos su pijama y lo acostamos en la cama. Al día siguiente
llamamos al médico. La autopsia determinó que una excesiva ingesta de drogas y
alcohol desencadenó un edema pulmonar que provocó a posteriori el definitivo
paro cardíaco. Como los tres coincidimos que esa noche José había llegado
muy tarde, la investigación cerró sin
más averiguaciones.
Unos minutos
después y luego de saborear una segunda copa de Rosé...
- Dolores, te pido un segundo, tengo que hacer
una llamada.
Un mensaje de texto
fue disparado de manera inmediata hacia los celulares de Patricio y de Ernesto.
El primero se encargaría de informar a
Mariano. Escuetamente rezaba: Confirmado: José = Suicidio inducido.
- Disculpá. Dolores, todo tuyo.
- ¿Ya le avisaste a los muchachos? Está bien
no me digas nada. Fueron años de vivir en compañía Ibarreta. De todas formas
¿era necesaria tanta intriga?. Me incomoda recordar esas pésimas novelas de
Agatha Christie en donde la menor tontería era transformada en
una pesquisa insondable
con decenas de
personajes que se dedicaban a contradecir sus propias
contradicciones. Siempre me parecieron muy aburridas y poco originales. En ese rubro me quedo con las historias del Padre Brown de Chesterton.
- Era
un dato importante
para nosotros. Especialmente
para Mariano y su
tranquilidad. Nunca se hubiera perdonado haber participado en un asesinato a
sangre fría.
- Los rostros de la muerte siguen siendo un
dilema para ustedes. No matarás o no matarás a quién no corresponda.
- ¿Y
quién decide la
correspondencia de tal
desmedido tranco? Una
cosa es la confesada criminalidad y otra muy distinta
es la lucha armada. Nuestros compañeros optaron por esta en la clandestinidad,
la otra quedó a cargo del Estado de Terror.
- ¿Recordás, Alberto, la historia de aquel
escritor cubano Heberto Padilla, allá por el año 1971? -
preguntó Dolores -
Poeta premiado por la
revolución que luego
fue detenido y obligado a
retractarse por sus críticas al socialismo.
- El
caso disparó un
debate interno muy
profundo, básicamente en
el campo intelectual. Creo que
allí comenzó a entenderse la debilidad de la revolución si esta no es capaz de
absorber democráticamente la natural oposición que todo sistema debe exhibir
para poder pensarse a sí mismo. Lo de Padilla no fue un malentendido, tal cual
fue mostrado por las izquierdas de aquel momento. Fue el inicio del final de los procesos revolucionarios
latinoamericanos.
- Entonces estarás de acuerdo conmigo que el
Estado de Terror no está relacionado
con las ideas -
sentenció la viuda -
- Desde luego. La historia ha demostrado que
ninguna idea vive exenta de ser mal percibida y peor representada –
afirmó Alberto -. Los credos
religiosos, las ideas filosóficas, las ideologías políticas, en algún momento
fueron bastardeadas o mal interpretadas
cuando acabaron en
manos de mesiánicos
apoyados por masas fundamentalistas. Esto ocurre cuando la
inteligencia y la racionalidad ceden en su esfuerzo ante el discurso
conformista.
- Nosotros si que éramos apasionados entonces
– señaló Dolores –
- Pensar que hace un ratito nomás estabas
criticando a Agatha Christie. Las vueltas que has dado para llegar a nuestra
historia........
- Bueno. Todavía soy una dama.
- Y muy hermosa... por cierto.
- Viejo picaflor. Van a comenzar a relacionar.
- ¿Te molestaría?
- No.
Sé que lo
mejor para Arturo
sería lo peor
para Raúl. Este
muchacho me preocupa, sus
índices de violencia
van creciendo con
él. Es muy
José Ángel Ibarreta: Competitivo
y egoísta, su tensión aumenta
notablemente con la bebida llegando al
límite del descontrol.
Varias veces mi
nuera vino con
el pequeño Sebastián hasta aquí,
aterrorizada y dolorida p or los golpes recibidos. Esta reunión es todo un
examen de templanza para él. Debe estar a punto de implosionar. Ya bebió
demasiado.
- ¿Suele andar armado?
- Al igual que su padre le encanta presumir,
en consecuencia supongo que sí. Espero estén atentos.
- Me extraña que me cuentes todo esto, te
suponía más hermética, más recelosa de tu manada, más preocupada por mantener
tus intereses.
- A pesar de lo que puedas creer, tus amigos
y vos han llegado a mi vida en el momento justo,
es ahora o
nunca. Es la
última oportunidad que
tenemos para abandonar definitivamente a
Ibarreta. Junto con
Arturo estamos dispuestos
a indemnizar a las víctimas por los atropellos que José motorizó junto a
sus aliados militares. Demás está decirte que eso te incluye.
- Eso lo
veremos más adelante.
Tal vez alguna entidad, no sé. Lo
importante es contactarse con los
descendientes de los Sílvester.
Creo que la mayor deuda
la tienen con ellos.
- Arturo ha tratado de establecer contacto
pero no ha podido ubicar a nadie que tenga que ver con la familia. Los
arrasaron como a los Oesterheld.
- Entiendo que todas estas negociaciones las
están realizando a espaldas de Raúl –
dedujo Alberto –.
- Por supuesto. Trataremos que se entere
cuando nada pueda hacer al respecto.
- Salvo reaccionar –
concluyó Giannastasio
Al mismo tiempo
Ernesto Calder y el Intendente Arturo Ángel Ibarreta mantenían una saludable
conversación sobre política local y economía regional.
- Deberá usted admitir que mientras el
gobierno nacional siga teniendo esta política de retenciones
es muy poco
lo que podemos
hacer en cuanto
a inversiones destinadas a
infraestructura o servicios. – Sostuvo Arturo –
- Don Arturo... le advierto que usted está
hablando con una persona que se siente más ciudadano de un país que un
productor agropecuario del sudoeste bonaerense. Temo que el gobierno puso sobre
la mesa un conflicto que estaba oculto bajo la alfombra: La distribución
de la renta nacional ,
la equidad y
como administramos el PBI
. Estamos inmersos en
una burbuja financiera
que ha elevado
gastos, cos tos y ganancias por lo tanto porfiar desde la
fuerza, en un momento en donde todo es virtual, me parece un tanto
especulativo. Usted y yo sabemos que la tecnología ha permitido elevar los
márgenes de producción
y renta al
mismo tiempo que disminuyó la absorción de mano de obra.
Ese viejo costo que generaba el jornalero hoy es renta. Además y le pido seamos
sinceros, la evasión impositiva en nuestro rubro es notable. Ganancias es
prácticamente incobrable, la cantidad de operaciones que se hacen en negro se han
duplicado desde que los puertos se han privatizado, sin hablar de
la mezcla y
las reducciones de
la producción utilizando
cereales de segunda o de tercera
calidad. Vamos hombre. Usted exige colegios, universidades, hospitales, bibliotecas,
transportes, caminos, servicios,
ejército, policía pero
no quiere aportar por ello. Fíjese un poco el índice de cobrabilidad
municipal y se dará cuenta que muy poco es lo que se puede hacer. A ver, una pregunta
¿Cuánto impacta el gasto burocrático en su presupuesto?
- Más de un cincuenta por ciento.
- Bueno. Traslade eso a escala provincial y
nacional.
- ¿Y el concepto de federalismo?
- Es un eufemismo de barricada. Un federalismo
aplicado a ultranza condenaría a regiones enteras a la miseria y a la pobreza.
Este movimiento campesino que se está armando es a favor de los intereses de
los productores de la pampa húmeda. El
país debe ser considerado
como una unidad
integral en donde las regiones
más favorecidas compartan su renta con las regiones menos favorecidas. Y
no existe ente mejor que el Estado para efectuar esa distribución.
- Entonces estamos igualando hacia abajo.
- De nuestra capacidad productiva y del
contexto internacional dependerá el nivel de económico de la sociedad. En el 1955
se truncó un proyecto industrialista y poco a poco se fue reinstalando el viejo modelo
agroexportador de la década infame. Las fábricas iban cerrando sus persianas y con ello la
renta que generaba la exportación del valor agregado nacional.
La marginalidad llegó
a su máximo apogeo
durante los 90. Nuestra realidad económico –
social es consecuencia de aquellas políticas. Hoy se trata de revertir
ese proceso. Es traumático y difícil pero es necesario entender que en cuatro
años fueron integrados al sistema más de tres millones de personas que
habían quedado colgadas
de una palmera. Es
cierto, la estrategia
impositiva es regresiva. Bajar
al impuesto al
valor agregado es
una medida que
no puede demorarse. Pero también
hay que comprender las necesidades de la macroeconomía para mantener el
equilibrio sobre el circulante. Gobernar es muy complicado. Usted lo sabrá más
que nadie. Si lo es a nivel Municipal no quiera imaginarse lo que debe ser a nivel
Provincial y Nacional. La idea de este gobierno me gusta. No estoy de
acuerdo con algunas
estrategias. Pero coincido
íntegramente con el
paradigma planteado.
- Le puedo garantizar que Coronel Dorrego está
destrozado.
- Arturo, no me joda. A Coronel Dorrego le
falta imaginación y riesgo. El productor dorreguense es
incapaz de generar
proyectos productivos a
favor de su
propia comunidad. Una pregunta. ¿Qué
impide que se junten diez o doce de
nuestros prohombres de la Sociedad Rural y armar una Empresa Láctea o un
Frigorífico o un Molino que provea
regionalmente, genere mano
de obra y
por ende consumo interno? Este
tipo de políticas
incluye automáticamente valor
agregado, industrializando localmente la materia prima que el mismo
distrito produce. Fíjese un poco lo mío y verá que se puede... ¿Sabe cuánta
gente tengo trabajando en mi establecimiento? No sólo eso, exporto a Chile y
comercializo productos con otras regiones del país fusionando emprendimientos.
El productor de Dorrego siente que tiene derecho a sentarse en una reposera
para ver crecer el yuyo
y luego de la cosecha
cobrar. Encima no
tienen ningún empacho
en obsequiarnos un prolijo
alfombrado plagado de agroquímicos y demás elementos contaminantes. Se cagan en
todo. En la gente, en el pueblo, en la tierra... Si fuera por ellos atracarían
los barcos a la vera de sus tranqueras. Cuando el número no cierra el Estado
Nacional es siempre el responsable. Durante años han ganado fortunas y no se
pueden bancar una sequía, que se dediquen a otra cosa entonces. El campo es así. No entender sus riesgos es
no entender sus posibilidades. En lo personal estoy muy enojado con mis
colegas, los veo egoístas y sumamente primitivos desde lo intelectual. Una de
las grandes tonteras es
aquella que sostiene
que Coronel Dorrego
vive del campo. Coronel Dorrego vive del trabajo que
pueda generar el campo; pero si este está en manos de gente con poca
imaginación y mucha comodidad el medio de producción se transforma en obsoleto.
Vaya a los pueblos, a Oriente, a Guisasola, y verá que el hombre de campo no
consume en ellos. El cliente que compra en los comercios de las pequeñas
poblaciones es el
empleado municipal, el
docente o el
mismo comerciante. Esto es, continúa motorizando indirectamente el
Estado. El que tiene la posibilidad de hacer la diferencia parte hacia Bahía o
Tres Arroyos. Yo no voy a caer en aquella
vulgaridad que afirma
la existencia de
una oligarquía agrícologanadera.
Pero la aspiración siempre existe. ¿Usted no me lo va a negar? Tiene contacto
constante con los hombres de la Sociedad Rural, notará su extremo e histórico
gorilaje y un destrato visceral hacia el trabajador rural. El trabajo en negro
es una constante por parte de los patrones.
- Pero ellos, de alguna manera, son los
máximos aportantes de nuestro sistema. Fíjese la publicidad radial o los
aportes de campaña.
- Eso es falso. Si se da así es porque el
marco social y político local lo permite.
Si se venden por un plato de lentejas, allá ellos. Yo aporto para
distintas instituciones dorreguenses pero no lo hago a cambio de potenciar mi
poder sobre esas entidades. A mí me interesa que en Coronel Dorrego haya una Biblioteca,
que el hospital cuente con medios
adecuados, que el
taller protegido pueda
desarrollarse con solvencia, que los
bomberos posean todo lo necesario para realizar eficientemente y con seguridad
su tarea. No aspiro a condicionar sus conductas.
- Usted es usted.
- El problema radica en que las pautas deben
ser instaladas por los políticos y no por los gestionalistas. Usted es quién
decide que quiere ser. Un estadista con visión abarcativa y progresista o un
simple gestor del presupuesto. Un intendente con ideas y propuestas
imaginativas o un vulgar pateador de puertas para que le den alguna limosna. La
disyuntiva es suya. Crear y solucionar o solamente solucionar. Es decir, mirar
hacia delante o correr al centrodelantero velándole la espalda. Para esto
último están los funcionarios, usted tiene que pensar, repensar su distrito y
decidir, debe ser político, estadista, ni contador, ni bombero, ni médico, ni
policía. Es la actual falla que veo en nuestros dirigentes contemporáneos:
desestimar el arte de la política como factor de cambio social. Cuando se van
no dejan nada. ¿Qué herencia le
transmitió Ibarreta?. Un distrito ordenado desde lo administrativo y lo
contable pero con un sistema de salud inexistente, con una infraestructura de servicios
arcaica y una tremenda ausencia de trabajo que significó el éxodo de nuestros
mejores pibes. Una población avejentada y cansada, una pirámide sin esperanzas
ni consuelos que no han sabido crear burguesía local, no han tenido imaginación
para reinvertir en Coronel Dorrego. No
lo han querido,
sólo lo han
usufructuado, eso sí,
con impecables balances de gestión.
- ¿Nunca se pensó accionando públicamente? Se
lo ve con coraje y con ideas.
- Por supuesto que si. Pero... ¿Usted sería
perito para enfrentarse a lo qué yo sería capaz? Es ahí en donde empiezan mis
problemas. La pertenencia a un grupo político y social que instale la crítica
como categoría de superación… (un breve silencio ayudó a
completar la idea).
Y digo crítica
y digo conocimiento.
Jamás podría pertenecer a un
gobierno que instale como causa madre la reforma de una plaza, resulta todo un
insulto intelectual. Tomemos por caso la Biblioteca y el trabajo que en solo un
año hicieron Patricio y su señora. Han hecho en ese breve lapso de tiempo lo
que no se hizo en veinticinco años. El sal to de calidad, tanto en lo edilicio
como en lo científico, ha sido descomunal recibiendo el mismo monto de
subsidios anuales que las administraciones anteriores. Entonces ¿por dónde pasa
el tema? En las ideas y las correspondientes medidas a aplicar. Más allá de los
recelos que la pareja dispara por
parte de las
anteriores comisiones directivas
nadie quiere modificar el rumbo.
Ellos no necesitan estar más, porque ya mostraron el camino. Cualquiera que
los reemplace querrá
superarlos para borrarlos
de la memoria colectiva. ¿Quién termina ganando? La
Biblioteca, es decir el pueblo.
- ¿Le gustaría acompañarme en la Secretaria de
la Producción? Tendría vía libre, el presupuesto que me pida y aceptaría su
equipo de trabajo.
- Claro que me gustaría, pero dentro de programa
político inclusivo y no observo al radicalismo
con vocación política
para modificar esa
inercia que tanto
los reconforta.
El estruendo
provocado por el impacto interrumpió groseramente la conversación. El cuerpo de
Mariano Arce se rendía lentamente hacia uno de sus flancos rumbo al coqueto
taburete que
adornaba la glorieta que tenía tras de sí. Un calibre veintidós a menos de cuatro
metros suele ser letal. Y esta no tenía porque ser la excepción. Un disparo en
la zona hepática, con su correspondiente refuerzo a la altura del corazón no
dejaba la menor duda con respecto al futuro de la víctima. Mariano Arce
temblaba. Su edad no le permitía resistir. Pensó en Quincey y en Inés...,
recordó a Gabino, a Zitarrosa y a Jara..... Pensó que se estaba muriendo... no
se equivocaba......
Raúl había logrado
huir rápidamente por la puerta lateral de la finca. En ella y por costumbre
siempre había una camioneta preparada para la urgencia. El único testigo
directo no salía de su conmoción. Patricio Vázquez comentaba la situación
mientras el Intendente trataba de comunicarse con médicos, policías y abogados.
El cuerpo sin vida del viejo dejó sin aliento al auditorio. Anfitriones y
huéspedes comulgaban en el dolor y la tristeza. Los unía la congoja, los
separaba el interés.
Capítulo 8
El Ayudante del
Fiscal
- Noté que el muchacho comenzaba a transpirar
mostrándose sumamente irascible. Advertía con angustiosa atención la
entretenida charla que su madre mantenía con Alberto. No creo que el detonante
haya sido alguna frase u opinión fuera de lugar de Arce. Apenas comenzamos el
coloquio pude observar su indisposición por estar presente en la velada,
sospecho que estaba molesto con su familia y consigo mismo – declaró Patricio Vázquez ante el Ayudante del
Fiscal Doctor Gonzalo Rey – . La
conversación – continuó el joven - sostuvo un rango frívolo y su temática
variaba tanto como livianos eran sus contenidos. Sabíamos que el sujeto era de cuidado y
tratamos, por todos los medios, de no incomodarlo hasta poder reintegrarnos al
grupo. Lo que recuerdo es que minutos antes de efectuar los disparos había
recibido una llamada a su celular que lo indispuso más todavía. Le puedo
asegurar que nos tomó por sorpresa. Nada hacía presagiar tamaño acto de locura.
Al igual que yo Mariano estaba armado. Ni
siquiera pudimos
atinar defensa alguna.
- ¿Por qué portaban armas? –
Preguntó Rey –
- Prevención.
- ¿Prevención?
Esta parecía ser
una reunión amena
producto de una
invitación genuina por parte de la familia Ibarreta.
- Pues
no estábamos equivocados.
Existe una historia
común que nos
hace susceptibles y recelosos – aclaró Vázquez - .
El ayudante
del Fiscal no
estaba nada conforme
con las primeras
declaraciones. Demasiados huecos y puntos oscuros. En medio de una
reunión supuestamente festiva en la estancia
de la madre
del Intendente, el hijo
menor y
funcionario público de Coronel
Dorrego le facturó dos descargas mortales a uno de los invitados. Mariano Arce,
de setenta y dos años, muere luego de cinco minutos de agonía. El denunciado
escapa sin encontrar oposición alguna, con destino desconocido, en un móvil que
estaba preparado para tales efectos. El Intendente Municipal Licenciado Arturo
Ángel Ibarreta es testigo del evento. Los invitados, inclusive el occiso,
portaban armas de bajo calibre debidamente autorizadas. El listado de testigos
asciende a seis personas: dos integrantes de
la familia anfitriona,
tres invitados y
un mozo contratado
junto al servicio
de catering. La escena del crimen quedó inmediatamente clausurada. El
ayudante del Fiscal Gonzalo Rey acompañado
por su secretaria
y por el
Comisario Adalberto Prezzi
comenzó a desandar
la pesquisa. El barrido inicial
duró cuarenta y ocho
horas. No existía rastro del
denunciado, el vehículo se encontró
estacionado, cerrado y limpio de huellas frente a los sanitarios del parador El
Frapal, distante cincuenta kilómetros al norte de Coronel Dorrego. El pedido de
captura partió inmediatamente. En el domicilio del imputado no tenían noticias
de Raúl Ibarreta, su esposa declaró que desde esa noche ignoraba el paradero de
su marido. Las citaciones, correspondientemente personalizadas, a cada testigo,
configuró el primer acto de la indagatoria.
La ceremonia de
inhumación tuvo asistencia perfecta. El humilde féretro de Mariano Arce fue
depositado en el mismo sepulcro donde descansaba su amada. Luego de las
palabras alusivas de Patricio todo concluyó con un retiro consternado.
Oponiéndose al resto, Quincey prefirió permanecer a la vera de la tumba
esperando que su dueño lo vuelva a molestar con historias tristes y
aburridas.
- Señor
Alberto Giannastasio ¿Qué nos
puede informar sobre la noche del 17 de
octubre?
- Simplemente
estábamos pasando una
linda velada de
reencuentro. De jóvenes fuimos muy amigos con la viuda de
Ibarreta. Aprovechamos mi viaje al país para concertar esta reunión, vine especialmente
para el evento.
- ¿Cuál es su relación con el Señor Calder y
el Sr. Vázquez?
- La misma que tenía con nuestro malogrado
amigo. Una relación que se basaba en el intercambio epistolar vía correo
electrónico y esporádicos encuentros motivados por mis circunstanciales visitas
al Pago.
- Usted no es de la zona.
- Lo fui. Hace muchos años estoy radicado en
Portugal, partí exiliado en el año 1977 junto a mi difunta esposa.
- ¿Dónde vivía por entonces?
- Era propietario de un campo de ochocientas
hectáreas en las cercanías de Calvo. Vivíamos en el mismo casco de la finca.
- ¿Tuvo que emigrar por cuestiones
políticas?
- No era militante ni participaba en
agrupación política alguna. La Federación Agraria era mi ámbito
social. Creo que mi buen
pasar económico determinó conductas delictivas por parte de las
autoridades de entonces. Me vi en la obligación de ceder mis derechos luego de
varias sesiones de tortura y continuas amenazas de muerte hacia mi esposa.
- ¿A nombre de quién está, en la actualidad,
su antigua propiedad?
- En un primer momento a una Sociedad Anónima.
Al día de hoy la finca está bajo el dominio de la familia Ibarreta.
Alberto prefirió no
ocultar una verdad que sería develada muy fácilmente. Lo expondría sin sentido.
De alguna manera estaba invitando al Ayudante del Fiscal a incluirse como
polizón en un viaje que acarreaba tres décadas de duración.
- ¿Qué me dice del señor Raúl Ibarreta?
- Lo conocí esa misma noche. Sabía de su
existencia y del importante cargo que tiene dentro del ámbito Municipal.
- ¿La señora
Dolores?
- Con ella mantuve una relación amistosa en
nuestros años de juventud. Eran épocas de deporte y participación en el equipo de básquet del
club Independiente. Nos conocimos
en uno de sus bailes
de fin de año; noviamos
un tiempo hasta que conoció a
quien fuera su marido.
- Viudos los dos..... ¿Alguna intencionalidad
secundaria?
- No mí querido fiscal...
- No sería descabellado. Es una buena forma de
recuperar lo perdido.
- ¿Con qué objetivo? ¿Para dejárselo a quién?
Ya estoy viejo para especulaciones. Tal vez,
veinte años atrás lo hubiera pensado. Hoy no movería un dedo por los
bienes materiales, además mi radicación en Europa es definitiva.
De alguna manera
Alberto tenía resuelta su herencia. Parte de sus propiedades estaban bajo el
dominio de su hijo natural, por lo tanto no consideraba relevante la mención
del asunto. Sabía que ocultar su paternidad no le acarrearía inconvenientes
debido a que la coartada era más que comprensible. A su caballerosidad para no
mancillar la honra de la viuda se sumaba el respeto por la memoria del viejo
caudillo radical. Por otro lado el Ayudante
del Fiscal percibió
un desdén inusual
ante temas que
son por demás conflictivos. No creía en lo absoluto
que el motivo del viaje haya sido una simple reunión de amigos, sospechaba
que la historia poseía elementos
fundamentales para la investigación. De inmediato comisionó a su secretaria, la
bellísima Mercedes Polimeni, para que averiguase lo que pudiese sobre el
comportamiento de José Ángel Ibarreta durante
aquellos años de
dictadura y represión,
además todo aquello,
por más insignificante que
parezca, que relacione a Mariano Arce con eventos de la época. El Doctor
Gonzalo Rey había notado en la lápida del cementerio que Inés, esposa del occiso, había fallecido a temprana edad en el año
1977. Alberto intuyó en el Ayudante del Fiscal habilidad y templanza. Su
intención no era desviarlo de la investigación, pero sabía que la verdad
condenaría de por vida a su hijo Arturo y a Dolores.
- Señor Ernesto Calder: ¿Cómo fue su relación
con Mariano Arce?
- Lo conocí a través de Patricio Vázquez.
Temas comunes, discusiones filosóficas, debates políticos, diseñaron una
relación fraternal y sincera. Los tres pasábamos una o dos tardes por semana
hablando de literatura e historia en la Biblioteca del pueblo. Lo hacíamos entre rondas de mates,
bizcochos de grasa y tortas fritas que preparaba muy gentilmente la señora de
Vázquez. Recuerdo que solíamos aprovechar el sitio para avalar nuestras tesis e
ideas por medio de citas específicas contenidas en los textos, que por
obvias razones, teníamos
muy al alcance.
Era un hombre
muy instruido, muy culto. Le molestaba que lo trataran de erudito,
procuraba racionalizar y comprender la información que recibía. Todo
dato nuevo era pensado por su inteligencia y luego acopiado por su memoria,
era un buen hombre que había sufrido mucho. Quincey era su amigo inseparable.
No sé si usted se enteró que desde el momento del sepelio no se mueve de la
cripta de Mariano. Está débil, flaco, casi no camina. Inútilmente le llevamos
agua y comida. Creo que Quincey comprendió, a través de la ausencia, de qué se
trataba la vida. Demasiada lealtad para ser advertida por nosotros.
- ¿Qué sabe de Inés? Preguntó el jurista.
- Lo que él me relató. Un incendio en la
Biblioteca, aparentemente provocado por Servicios de Inteligencia del Estado
que actuaban localmente terminó con su vida. Ambos trabajaban
socialmente a favor
de la comunidad.
Inés era profesora de idiomas y daba clases gratuitas
dentro del ámbito de la Institución. Además era docente titular en la escuela
número siete. Vivían de su salario y de la carpintería de Mariano, que dicho
sea de paso también enseñaba su oficio gratuitamente a los pibes.
- ¿Se sabe algo de las autoridades de aquel
entonces?
- ¿Se refiere a las autoridades de la
Biblioteca?
- Si.
- No quedó registro legible. Aparentemente era
una entidad abierta. La manejaba el matrimonio a pulmón y mucho esfuerzo. No
había padrón societario ni comisión directiva.
Por aquel entonces el subsidio oficial no existía.
Lo cierto es que el período 1973-1977 no está documentado en
actas.
- ¿Cuántos socios tenía, cuántos volúmenes
poseía?
- Esa
información se la
puede dar Patricio,
sé que los
conseguían a través
de donaciones.
- ¿El incendio fue provocado por cuestiones
políticas?
- Es raro. Si bien eran personas con un amplio
sentido solidario y compromiso ético, no militaban. Su palabra y su trabajo
tampoco trascendían públicamente, según me contó ni siquiera bajaban línea. El
trabajo era eminentemente didáctico y formativo, eso sí, individualmente,
estaban definidos políticamente dentro del Peronismo de Base. Tenían mucho
respeto y admiración por Cooke, Hernández Arregui, Ortega Peña y el cura
Mujica. Mariano solía emocionarse cuando relataba las historias del pibe
Vallese y de Agustín Tosco.
- Le agradezco Señor Calder. Si considera
ampliar su declaración por el recuerdo de algún
elemento que considere
relevante, estoy a
su disposición –
finalizo el Ayudante del Fiscal
–
Dos días después
apareció en el despacho del Doctor Gonzalo Rey un considerable volumen
debidamente caratulado y anillado. Su
secretaria se lo había dejado la noche anterior. El escrito de ciento cincuenta
páginas detallaba los antecedentes completos, debidamente chequeados por
fuentes confiables, sobre las actividades de José Ángel Ibarreta durante la
dictadura militar. Crecimiento patrimonial, relaciones con las cúpulas
castrenses regionales y
operaciones con empresas
a nombre de
testaferros. En el apartado
final, rotulado: Comentarios
de Interés, se
especifican una serie
de informaciones
extraoficiales producto de
averiguaciones realizadas mediante
un exhaustivo trabajo de campo: Consultas a conocidos, vecinos, amigos y
antagonistas. Allí se especificaban datos que el fiscal no podía ni debía
soslayar. El caso de la Familia
Sílvester, su
relación con Inés, sus amantes, sus constantes borracheras y su maltrato hacia
Dolores. El Ayudante del Fiscal se tomó su tiempo para analizar la información
recibida, no realizó nuevas citaciones hasta no terminar de racionalizar el
trabajo que le había elaborado Mercedes Polimeni.
El Fiscal General
de la región ya lo estaba presionando para que presente un detalle completo del
caso, demasiados paréntesis imposibilitaban tener certezas irrefutables. La
historia reciente de
la Argentina se
le vino encima
en medio de
oscuridades pasionales y personales,
lo político y lo individual
confeccionaban un matrimonio plagado de
inocente culpabilidad, dormían
juntos, pero se
ignoraban, dándose la espalda. Llamó a Mercedes para que lo
acompañe a repensar el caso, no pudo, hicieron el amor hasta el anochecer,
ambos necesitaban un momento reparador.
- Notaste que la camioneta hallada en Frapal estaba limpia de huellas
digitales –
advirtió la
secretaria –
- Si lo recuerdo perfectamente contestó el
jurista .
- No tiene sentido. Si todos sabían que el
homicida había huido en ese vehículo, para qué limpiar sus huellas. ¿Para qué
detenerse en ese detalle cuando seis personas lo
vieron disparar el
arma?
- Puede que haya manejado un acompañante o un
chofer.
- O puede
ser que nunca haya salido de la Estancia. Tal vez, otra persona lo
cubrió regalándonos un falso indicio estacionado a 50 kilómetros de
distancia.
- Interesante... muy interesante. Esa llamada
por celular deberá indicarnos algo sobre este punto. De todas formas esas
líneas investigativas deben ser delineadas por los inspectores y no por
nosotros.
- ¿Te parece que lo harán?
- Los
guiaremos elegantemente, pero a su
debido momento. No
deja de ser
una pesquisa más o menos lógica,
es bueno intentar comprobar de qué lado esta la policía local.
Patricio Vázquez
ingresó a la oficina del Ayudante del Fiscal a las 9.00 en punto. Fue recibido
por Mercedes en la antesala del recinto.
- Pase por favor señor Vázquez – invitó la secretaria –
- Buenos días – un apretón de manos por parte de Gonzalo Rey terminó con las
formalidades - , póngase cómodo que en
breve comenzaremos con la entrevista.
- De acuerdo con lo que me comentó Ernesto
Calder no se conservan registros de la gestión del matrimonio Arce al frente de
la Biblioteca.
- Eso es correcto – afirmó
Patricio – . En las actas figura el 24
de marzo de 1982 como fecha de su fundación.
- Todo un símbolo la fecha. ¿En aquella
comisión directiva tenemos algún nombre relevante o notable?
- No. Todos sus integrantes han fallecido o se
han ido del pueblo. Comenzaron a funcionar
en un predio
cedido por la
Municipalidad con un
inventario de mil volúmenes donados por el entonces
Intendente de facto Ingeniero Alcides Villaseca Rago, histórico dirigente de la
Sociedad Rural de Coronel Dorrego y poseedor de una mesa de dinero clandestina.
Varios de los campos de su propiedad los obtuvo mediante la usura.
- ¿Cuánto hace que usted está a cargo de la
entidad?
- Hace
poco más de un año. Mi
antecesora estaba muy
cansada y no
conseguía persona que se interesara por estar al frente de la
Biblioteca. Con apenas cincuenta socios y sin colaboración era poco lo que
podía hacer. Me lo ofrecieron y aquí estoy. En
realidad aquí estamos.
Con mi esposa
formamos un equipo
de trabajo de excepción, ella es el verdadero motor de la máquina, se encarga de la parte legal,
relaciones institucionales y los números. Yo estoy para pelear y recibir de vez
en cuando algunos sopapos.
- Sé que usted es porteño. ¿Pero su
señora?
- Mabel nació en Coronel Dorrego y vivió toda
su niñez y juventud en un campo de la zona cuyos padres oficiaban de
encargados. Creo que el propietario era una tal Larsen y la finca quedaba
camino a Faro. Nos conocimos en Buenos Aires cuando ambos trabajábamos
en el Banco
de Crédito Argentino.
Ella era Analista
de Procesos y yo
apenas un gestor dentro de
Bienes y Servicios.
En el 2002 nos radicamos aquí. Mabel trabaja como
docente y en lo personal hago lo que puedo con mi comercio. La Biblioteca representa
un cable a tierra para ambos, lo cierto es que sentimos verdadero orgullo por
nuestro trabajo en la entidad.
- ¿Es ad honorem verdad?
- El nuestro si. La única que recibe salario
es la Bibliotecaria, el resto de la comisión directiva no existe, a pesar de
ello no podemos decidir nada sin el aval del cuerpo colegiado.
- Le voy a confesar algo –
afirmó Gonzalo – , todos los
protagonistas de esta historia guardan pasados entrelazados. Usted es el único
extranjero, por decirlo de algún modo, le sugiero que no se involucre dentro de ese pasado y
colabore con nosotros. Conozco sobre la relación del viejo Ibarreta con la
esposa de Arce, lo del incendio y los negocios durante la dictadura. Los Sílvester, los Giannastasio y los aprietes
que sufrió Calder. Ahora bien. Nadie mencionó, hasta el momento, nada al
respecto. Espero que usted convenza a los suyos, esa es la colaboración que le
pido.
- Trataré. Es más complejo de lo que supone
porque existen afectos que no se pueden dejar de ponderar.
- Entonces hay muchos más que un homicidio.
- Son más de treinta años… si bien no lo
sufrí, los en tiendo.
De acuerdo
con el ofrecimiento
del Ayudante del
Fiscal, Patricio convocó
a Giannastasio y a
Calder para una
reunión de urgencia.
Le pareció razonable
su invitación y coincidió con él en la necesidad de postergar algunos
asuntos personales a favor de resolver el caso de Mariano.
- Bueno Patricio, te escuchamos – apuntó Alberto –
- El tema es así. El Ayudante del Fiscal nos
invitó formalmente a colaborar con él en todo lo que podamos, aparentemente no
está conforme con las declaraciones. Estimo que
sabe más de lo que suponemos. Por ejemplo estaba enterado de la relación
que habían mantenido Inés
con Ibarreta, de
los aprietes que
sufrió Ernesto, de los
negocios de la familia del Intendente durante la dictadura, de los testaferros,
del caso Sílvester y de lo suyo Alberto.
Evidentemente realizó un trabajo de campo al detalle. Me juego
que su secretaria
realizó la tarea. ¿Alguno
de ustedes podría negarse ante semejante mujer? Rey es un chico muy
despierto y metódico, creo que es
honesto; me parece que llegó el momento de que se entere sobre aquella noche del suicidio de
Ibarreta y de la relación que usted tiene con Arturo.
- Pero eso inculparía directamente a Dolores y
al pibe – afirmó Alberto -
- ¿Qué nos pasa Alberto, se enterneció de
golpe? – preguntó Ern esto – . Esta gente hizo desastres. Entiendo que
trate de preservar a Arturo, pero a la
viuda de Ibarreta. ¿O usted cree qué Raúl operó la muerte de Mariano en
soledad? No se olvide que nuestro amigo fue el único testigo de aquella
noche.
- Si acepto acompañar y
Dolores queda procesada o detenida, automáticamente lo pierdo a Arturo.
- ¿Cómo va a perder algo que nunca fue suyo?
– aseveró Patricio – . Arturo es Ibarreta más allá del análisis,
usted lo señaló en su momento, su formación, su modo de ver la vida, sus paradigmas son Ibarreta.
- Es
una lucha interna
que vengo sosteniendo
desde hace meses.
Él mismo me previno, cuando estuve en Buenos Aires,
que vayamos armados a la reunión, que temía por su hermano, que Raúl manejaba
emocionalmente a Dolores. Durante este tiempo he mantenido un continuo
intercambio epistolar con Arturo y nos hemos visto ocasionalmente en la Capital
cuando viajaba por alguna gestión para el distrito. Parece sincero. Por otro
lado en la conversación que mantuve con la viuda, durante el convite , sentí
una suerte de estrategia de seducción por parte de ella. Me habló de indemnizar
a las víctimas de su marido, me habló del futuro y de sus miedos. Tuve la
sensación de que cada uno, por su lado, tenían el mismo objetivo. Reparar lo
susceptible de se r reparado a modo de tardío reconocimiento tanto histórico
como económico, manteniendo alejado de la cuestión a Raúl.
- Discúlpeme Alberto, lo veo muy inocente
– afirmó Ernesto – . Permítame llamar a Gonzalo Rey para que
se acerque a conversar con nosotros ya mismo.
- Estoy de acuerdo – enfatizó Patricio –
- Llámelo entonces... – Giannastasio aceptó sin estar para nada
convencido –
Veinte minutos
después el Ayudante del Fiscal ingresaba al edificio de la Biblioteca junto a
su secretaria. Una hora bastó para ponerlo al tanto sobre las novedades y demás
detalles que hasta ahora Rey desconocía. El funcionario fue taxativo.
- Les quiero informar que el asesino no actuó
solo. A diez días del suceso no hay rastros
de él habiendo
enviado información precisa a
todos los destacamentos
policiales de la región. Cientos de efectivos lo están buscando. No se lo pudo
haber tragado la tierra, tiene que comer, dormir. Tenemos custodia en su casa
particular, el domicilio de su hermano y
la finca de su madre. Adicionamos
personal e n sus lugares habituales y en dependencias oficiales.
- ¿Cómo sabe que no actuó solo? –
cuestionó Alberto –
- Justamente por eso. Ocultarse requiere de
una logística que evidentemente ya tenía planificada. Alguien está atento a sus
necesidades.
- ¿Aquel mozo qué había en la finca ese día?
– inquirió Patricio –
- Está limpio. Ya lo interrogué, fue un
invitado de lujo – sentenció Rey –
- ¿La camioneta? –
soslayó Ernesto –
- Aquí está el otro punto importante. Las
pesquisas determinaron que no había huellas digitales y que solamente fue
ocupada por una persona. Esto quedó confirmado al no encontrarse pisadas
barrosas en el sector acompañante ni en la parte trasera del vehículo, marcas
que si había en el sector del conductor. Debido a esto me permito suponer lo
siguiente a modo de hipótesis: Tal como
analizó mi secretaria (todas las miradas desembocaron en su escote) es absurdo
limpiar de huellas un vehículo que sirvió para una fuga luego que seis testigos
vieran al asesino actuar a sangre fría. Temo que la camioneta fue ll evada
hasta allí por un cómplice para despistar y ganar tiempo. Estoy convencido que
Raúl jamás salió de la finca de su madre y que está siendo protegido por ella. El dato que me acaban de revelar con respecto
a lo acontecido aquella noche del 15 de febrero del año 2002 me hace pensar que
la viuda cuenta con una importante cuota de responsabilidad en el caso. De
todos modos allí existiría
la posibilidad de
iniciar una causa,
contra la familia,
por privación ilegitima de la libertad y posterior intento de homicidio.
Digo, como causa paralela, utilizándola como objeto de coacción sobre los
responsables. La muerte de Arce nos quita toda posibilidad probatoria.
- ¿Y Arturo?
– preguntó Alberto -
- Licenciado Arturo Ángel Ibarreta, líder de
la Unión Cívica Radical e Intendente de Coronel Dorrego elegido
democráticamente por el voto popular. Su hijo natural... esto sí me cambió un
tanto la perspectiva
- Pido disculpas – interrumpió Mercedes Polimeni – ¿Qué
motivó a la Señora de Ibarreta organizar la velada?
- Estamos
seguros que este
informe - Patricio
Vázquez entregó en
manos de la secretaria una copia del boceto enviado a
cada integrante de la familia –
- Por
lo que se puede leer entrelíneas
es un resumen de nuestras averiguaciones
, Doctor – afirmó
Mercedes – . Los
Ibarreta pudieron haber
conjeturado estar sometidos ante
una suerte de extorsión desarrollando un plan defensivo que terminó en
tragedia.
- Entonces no se entiende por qué razón Arturo
previno a Alberto sobre la necesidad de acudir al encuentro portando armas – sentenció
Rey –
- En lo personal considero que ustedes no
tenían ninguna posibilidad de salir con vida de la finca más allá de la
prevención tomada. Es más, esas armas que llevaban hubiesen servido como
coartada a favor de la familia – aseguró
la secretaria –
- ¿Usted
está conjeturando qué
fuimos víctimas de
una trampa? –
preguntó Giannastasio –
- No tengo ninguna duda al respecto y lamento
sospechar que su hijo formaba parte de
la planificación. Hasta
ahora hemos visto
a una policía
local demasiado aletargada, sus
investigaciones cuentan con un retraso notable si lo comparamos con nuestro
trabajo. Es como si tuvieran órdenes precisas de no avanzar en la indagatoria
– explicó Mercedes –
- Vuelvo al mozo, a nuestro sexto testigo –
interrumpió Ern esto - ¿Averiguaron sus antecedentes?
- Ya mismo lo hacemos. Encargarte del tema
Mercedes, por favor– ordenó Rey
– . Calculo que en una hora vamos a tener el perfil del individuo. Se
llama Benito Aldazabal. Claro, en
una primera instancia
tomé al sujeto
como un simple colaborador . Ta l vez cometí el error
de observarlo como un testigo ocasional
.
- ¿Qué dice el Fiscal regional
con respecto al avance del caso? –
Preguntó Calder –.
- Está preocupado por la lentitud y la falta
de pistas para hallar a Raúl. Ha logrado mantener a la prensa al margen, pero
teme filtraciones informativas por parte de la policía –
aseguró el Ayudante – .
- Me parece que esto lo debemos resolver
nosotros por fuera de los cánones y las formas legales – sentenció Patricio –
- Ni siquiera se le ocurra volver a pensarlo –
condenó el jurista – , cualquier
cosa que se haga por fuera de la ley será para beneficio del imputado, además
tendría la obligación profesional de
aplicar las normativas
correspondientes. Todavía me faltan
las declaraciones de Arturo y
de Dolores; espero
que algo de
claridad agreguen a la causa. No pienso como Mercedes. Ella fija su
hipótesis como la única probable, estimo que existen paralelos todavía no
pensados.
- Doctor, aquí tenemos los antecedentes – la secretaria interrumpió la conversación
debido a que
estaba recibiendo en
su computadora la
información solicitada - . Aldazabal, Benito,
argentino, soltero, nacido
en La Plata
en el año
1946, domiciliado en Coronel Dorrego,
Provincia de Buenos Aires,.... a
ver... que más dice.... escuchen esto
con atención..... Ex
oficial de la
policía bonaerense, exonerado en
1998 cuando cumplía funciones en la departamental de Tres Arroyos.
Aparentemente se lo encontró copartícipe de varios secuestros extorsivos que
llevó adelante una célula desactivada por aquel entonces y que
operaba en la zona. Se afirma que la banda estaba compuesta por efectivos
retirados de las fuerzas armadas, ex miembros de los servicios de inteligencia
y algunos policías en actividad. Luego de
ser exonerado se
pierde toda referencia
sobre su actividad...etcétera. A continuación siguen algunos datos filiatorios y demás referencias
poco relevantes. Acá hay algo más reciente...Si...ya está en pantalla... Hace
dos meses realizó un viaje al exterior, destino Lisboa, Portugal.
- Si el número de documento es el mismo que
tenemos registrado en la declaración
– afirmó el Ayudante del Fiscal – acabamos de cerrar el círculo. (El rictus de sorpresa
en los rostros de
los amigos exhibía con claridad el tenor de la revelación).
- Es el mismo - aseguró Polimeni -
- Bueno, creo que por hoy hasta aquí
llegamos – afirmó Rey – . Quiero terminar con las
formalidades administrativas y tomarles declaración tanto al Intendente como a su
madre. Espero que
ustedes cumplan con
el acuerdo y
no interfieran en la
investigación. Si la
hipótesis de Mercedes
es correcta, Raúl
estará riéndose de
nosotros en la
estancia de Dolores. Cuanto más tiempo
permanezca allí, más seguro se va a sentir y es probable que la soberbia lo
haga cometer un error. La finca la tengo vigilada por una persona de mi extrema
confianza.
El Ayudante del
Fiscal y su secretaria salieron de la Biblioteca rumbo a sus oficinas
bahineses. El grupo se mantuvo en silencio por un buen rato. Giannastasio no
salía de su asombro. Un insulto sin destinatario específico retumbó en la
penumbra del recinto...
*
“Los cadáveres del Ayudante del Fiscal Doctor Gonzalo
Rey y de su secretaria Doctora Mercedes Anahí Polimeni yacen a la vera de ruta
tres en las cercanías de San Román. Inesperadamente y sin causa aparente su
vehículo dio varios tumbos
despidiendo a ambos pasajeros del
habitáculo. Según las pericias iniciales no llevaban puestos sus cinturones de
seguridad. Se desconocen los motivos del accidente. No existen testigos que
puedan asegurar la incidencia de otro o más vehículos en el suceso. El
joven y prestigioso jurista había sido convocado
por el Fiscal general de la sexta sección a una reunión de urgencia en su
despacho de Bahía Blanca para actualizar datos sobre el asesinato del señor Mariano
Arce y el grado de avance de la investigación”….. -
ilustrado por una fotografía del
siniestro, el periódico local informaba de ese modo sobre el luctuoso
evento –
Capítulo 9
El Juego
La noticia fue recibida sin demasiadas sorpresas por
Patricio. La actitud del Fiscal general y de la policía local daba por sentado
que Gonzalo y su secretaria no poseían cobertura política ni libertad de
movimiento. Mientras uno presionaba sin prestar recursos logísticos los otros
embarraban la cancha lentificando todas las actuaciones. Inmediatamente la
guardia que había colocado el Doctor Rey en las cercanías de El Poniente fue
desactivada. Por dos meses no hubo más noticias del caso, el contacto del trío con la familia Ibarreta se había interrumpido bruscamente.
El crimen de Mariano navegaba en la más absoluta impunidad.
- Ya no quedan dudas al respecto –
aseveró Ernesto Calder –. La
memoria de Mariano está en nuestras manos. La justicia burguesa actuó y de
manera concreta, como siempre,
interpreta para el flanco del poderoso, los hechos y la verdad son meras
excusas; los exégetas y los admiradores de Nietzche de parabienes. Creo
que el Doctor y su secretaria merecen redención, gente joven, honesta y
osada.
- Debemos encontrar a Raúl – asumió Alberto Giannastasio – . Es nuestra llave para ingresar a la
familia, creo que la teoría de Mercedes era la correcta y es la línea que
debemos continuar, nadie de nosotros considera la muerte de los legistas como
un evento accidental. El
mensaje fue claro,
se habían acercado
demasiado con las averiguaciones sobre el policía
exonerado.
- Todo lo que hagamos – aseguró Patricio – debemos manejarlo con sumo equilibrio. Estoy
seguro que las autoridades de Coronel Dorrego están al tanto de nuestros
movimientos y saben que no nos vamos a quedar con los brazos cruzados.
- Hay que devolver el mensaje –
aportó Calder – .
- ¿Qué nos estás proponiendo? –
Preguntó Alberto –.
- Dar cuenta de Aldazabal previo
interrogatorio. Sé que es arriesgado, pero de aquí en más, para nosotros, todo
será aventurado.
- ¿Qué sabemos del milico ese? – preguntó
Patricio –.
- Por los datos que recabara Polimeni es un
recurso contratado para la ocasión –
recordó Calder - . No tiene
apoyatura oficial; nadie va a reparar en él. El tiempo transcurrido le ha dado
una cierta cuota de impunidad. Supongo que la muerte de Rey aporta
hacia una mayor
libertad de maniobra,
actualmente el tipo
sigue operando en Tres Arroyos, González Chávez y Benito Juárez. Vive en
De La Garma y tiene intereses
en un desarmadero
cercano a Indio
Rico, son datos
precisos. Tenemos una copia
de un informe
elaborado por Mercedes,
aparentemente Aldazabal levanta coches por encargo, los lleva al
desarmadero y ahí se produce el desguace. Trabaja solo y cobra por
entrega.
- Parece sencillo – afirmó Giannastasio - , un
señuelo convincente y es todo nuestro.
- ¿Dónde lo vamos a guardar? –
preguntó Patricio – .
- Si no se oponen propongo que sea en uno de
los galpones abandonados en el predio de la olivarera – propuso Calder – . Esa parte de la finca esta muy retirada
de la ruta y no existe acceso alternativo amén d el principal. Yo me encargo de
acondicionarlo.
- No sé – Interrumpió Patricio – , me parece todo muy riesgoso.
- Patricio... debe entender algo – detalló Calder – . Primero fue Mariano, después el ayudante
del fiscal y su secretaria. Quedamos nosotros. No tenemos opciones. La ley no
nos ampara, es
una trampa más,
visto la realidad
debemos preservar a nuestras familias antes de comenzar la
operación.
- Tengo
una idea al
respecto – manifestó Giannastasio
– . Voy a
hablar con el embajador Portugués en Argentina. Tengo
muy buena relación con él y siempre ha colaborado en
cuanto le he
solicitado. Tanto Leonor
como Mabel estarán
a resguardo, pueden quedarse tranquilos.
Dos semanas después
todo estaba dispuesto para comenzar con el operativo. El cebo era un viejo BMW
323 modelo 82 estacionado en las afueras de Juan E. Barra, pequeña localidad
cercana a De La Garma. Alberto, mediante una
llamada telefónica, había
interesado al propietario del desarmadero para la búsqueda de repuestos de ese
modelo porque deseaba restaurar el suyo. Veinte mil pesos en efectivo, vía
correspondencia privada, era suficiente adelanto para entusiasmar al
inescrupuloso empresario. Dos de los
integrantes del comando estarían aguardando por el policía exonerado a
quince metros de
distancia del señuelo,
dentro de una
camioneta Ford Ranger debidamente polarizada
propiedad de Eduardo
Calder. Alberto esperaría en otro
vehículo de alquiler
para cerrar el
paso de ser
necesario. La carnada
había sido adquirida en Bahía
Blanca por Patricio Vázquez quien, con anterioridad al operativo, había
denunciado su robo. Una llamada anónima alertó al dueño del desarmadero de la
denuncia añadiendo la información sobre el lugar preciso en donde estaba
estacionado el vehículo siniestrado. El automóvil fue abandonado, dos días
antes del evento, con muy poca nafta y una goma baja. El trayecto que Aldazabal
debía recorrer hacia su destino final eran veinte kilómetros por la única
variante vecinal existente.
A las tres de la
tarde un hombre de mediana edad comienza a estudiar la cuadra sin acercarse al
auto marcado. Benito Aldazabal fue inmediatamente identificado por el comando.
Ese no era el lugar ni el momento; debían esperar por la soledad de la zona
rural. Treinta minutos pasaron hasta que el delincuente violó la cerradura del
señuelo. Puente mediante puso en marcha la máquina e inició su rumbo con suma
prudencia por el camino Real en dirección a Indio Rico. Doce kilómetros duró su
paseo. En medio del
trayecto el vehículo
se plantó imprevistamente. La
ausencia de combustible era
factor decisivo pero el agregado de la llanta duplicaba el problema. Debía cambiar
la goma para poder ser remolcado si tenía la suerte de que alguien pasara y lo
auxiliara. A poco de concluir la tarea ,
Aldazabal observó una polvareda
auspiciosa. A pesar de
las señales el
vehículo no se
detuvo. En su
interior, Alberto prefirió continuar un
kilómetro más, de
forma tal, tener
cercado y controlado
al policía exonerado. Veinte
minutos transcurrieron para que Aldazabal reparara que otro vehículo se estaba
acercando. Mostró su felicidad al divisar el porte de la camioneta que venía hacia él. Consideró
que no tendría
ningún inconveniente para
utilizar la cuarta
de arrastre y de ese modo llegar a su destino final. Luego de sus
señales la máquina se detuvo algunos metros delante del BMW. Caminó esa pequeña
distancia hasta quedar apareado al vidrio del acompañante sin poder percibir el
rostro de sus moradores. Al bajarse la ventanilla, Aldazabal se vio enfrentado
al caño de una escopeta recortada de grueso calibre. Lo taxativo de la recomendación: “un movimiento y te bajo”, lo colocó dentro de una atmósfera de
mutilación e invalidez. A todo esto el chofer de la camioneta bajó rápidamente,
dio vuelta por detrás
del vehículo e introdujo
en la yugular
del exonerado una jeringa completa de sustancias narcóticas
aletargantes. Con un rápido desmayo finalizó su última hazaña. La parte
posterior de la camioneta le dio cobijo, un rato después despertaría en
lamentables condiciones intelectuales.
Los tres vehículos circularon a prudente distancia atravesando los
caminos vecinales. El BMW asistido con treinta litros de combustible reservados
para la ocasión en uno de los automóviles llegó sin inconvenientes hasta la
Olivarera. Al arribar, Ernesto Calder se comunicó inmediatamente con
su agente de seguros para
notificarle que el
móvil siniestrado había aparecido en perfectas condiciones en las
cercanías de su finca. Este se encargaría de
informar a la
policía local para
retirar la denuncia
efectuada oportunamente . El señuelo había cumplido eficientemente con
su tarea.
El galpón estaba
dispuesto con todas las comodidades para los anfitriones, no así para el
invitado. En el centro del recinto se presentaba una suerte de armazón del
tamaño de una cama. Sus ángulos estaban unidos por fuertes columnas de hierro
que, por debajo, hacían las veces
de patas. En
el centro del
armatoste una quinta
prominencia descendente cumplía la función de soporte adicional. Un fino
colchón cubría la parte superior de la piltra lo que le posibilitaba al invitado un mínimo de
confort. Cuatro robustos grilletes de rústico diseño estaban insertados en las
columnas angulares. Los tobillos y las muñecas de Aldazabal no tenían opción ni
posibilidad de movimiento. Semidesnudo
y dormido esperaba
por su turno.
Tres cómodos catres
rodeaban al
exonerado, cualquier
necesidad alimenticia o
sanitaria estaba contemplada
por los apenas trescientos metros
que los separaban del casco principal de la finca. Carmelo Barragán, capataz
y hombre de
confianza de Ernesto Calder,
estaba a cargo
de la
vigilancia del
predio acompañado por sus tres mastines europeos.
- ¿Está cómodo... Señor Benito Aldazabal?
– inquirió Alberto – , si me dice que si, haremos todo los posible
para remediarlo.
- Los
felicito. Me hacen
recordar buenos momentos
– ironizó el
degradado – , impecable el
operativo, jamás sospeché que se trataba de una trampa. Eso nos pasa por
creer en el papel de víctimas que asumieron durante todos estos años. Como
Ibarreta, siempre los pensé como una plaga; mientras uno de ustedes estuviera
vivo no habría paz entre nosotros.
- ¿Qué Ibarreta? – preguntó Patricio –
- Póngale el nombre que quiera, lo mismo da.
Hace treinta años que trabajo para ellos. Pagan muy bien y no tienen
escrúpulos. No hay ricos malos, sólo hay ricos y eso es todo. Mariano Arce
debía morir y era mejor delante de ustedes, el brazo ejecutor era una
circunstancia aleatoria. Esa noche existía más de un plan.
- ¿Y el Ayudante del Fiscal y su secretaria?
– interrumpió Ernesto – .
- Pobres chicos, no entendieron el mensaje de
sus superiores ... – bromeó
Aldazabal –
- ¿Dónde está Raúl? – preguntó Alberto – .
- Puede
estar en su casa,
en su despacho o en
Sierra de la Ventana con
alguna pendeja. Sinceramente no lo sé. Mi compadre llevó la camioneta
hasta Frapal y eso le sirvió a Raúl para
ganar tiempo y decidir entre el variado menú de opciones que tenía. Nos
causaba gracia la
guardia permanente que había
puesto Rey en los
alrededores de la estancia. Cómo si la finca tuviera un solo modo de acceso.
Además ustedes descuidan un detalle relevante: no tienen la menor alternativa.
Los Ibarreta cuentan con el poder y con la ausencia de compromiso del resto de
la población. La memoria no es una buena inversión en Coronel Dorrego y eso la
gente lo sabe. Yo soy un fusible con precio y sin ideología; nadie me va a
buscar. Hay cientos de tipos igual a mí.
- Muy
bien – sentenció Alberto
–, ya que ha
probado con suma
convicción su incapacidad, voy a
tomar nota de su consejo.
Los tres impactos dieron de lleno
en el rostro del ex oficial; Aldazabal ya no
era necesario. Era hora de advertir a la familia Ibarreta que el juego no había
finalizado. El cadáver fue arrojado a la madrugada siguiente en una de las
tantas cunetas que rodeaban la estancia de la viuda. Una llamada anónima al 911
dio inicio a la partida.
*
La situación
del Licenciado Arturo
Ángel Ibarreta no era para
nada cómoda. Dos
asesinatos más las
defunciones de los legistas en menos de cuarenta días no era una
estadística conveniente para
un Intendente que
está al frente
de una comarca decididamente tranquila. A esta
altura la justicia no podía soslayar lo que ocurría y el poder político
provincial mostraba su preocupación debido a que nada se había hecho a favor de
esclarecer los eventos. La prensa local, tímidamente, comenzó a vincular a los
fallecidos y a exigir
explicaciones concretas. La familia
entendió que su apoyatura estaba solamente enmarcada dentro de los
límites de Coronel Dorrego. Los Intendentes vecinos mostraban
su desconfianza hacia
el hijo del
caudillo a medida
que se publicaban los modos y
medios con los que había forjado su estructura económica y política. Copias
de los
informes elaborados por Rey
y su secretaria
habían llegado anónimamente a los
medios de comunicación más notorios de la zona, a los dirigentes de las agrupaciones políticas mayoritarias, a los fiscales y a los jueces de la sexta sección. La muerte del Ayudante del
Fiscal y de
Mercedes Polimeni constituía
un severo dolor de cabeza para la familia, relacionar el accidente con
el informe resultaba una línea investigativa contundente. Las citaciones y
cartas documentos comenzaron a exponer la realidad de un imperio que se estaba
derrumbando por obra y merced de la soberbia. Un sorpresivo allanamiento de El
Poniente , propiedad de los Ibarreta, dio resultado positivo. Raúl
fue detenido inmediatamente y
puesto a disposición de la
justicia por el asesinato de Mariano Arce. La familia no estaba acostumbrada a
dar explicaciones. De todas formas conservaban ciertos salvoconductos
cosechados a través de los años;
gestiones y complicidades
habían diseñado un
prodigioso y natural ecosistema. Al no encontrarse el arma
y ante la ausencia de testigos, Raúl disfrutó del beneficio de la excarcelación
pasadas cuarenta y ocho horas de su aprehensión. El Honorable Concejo Deliberante de Coronel
Dorrego determinó por mayoría simple, esto es,
con los votos afirmativos del oficialismo, que el Intendente continúe en
su cargo sin necesidad de asistir
físicamente para ser interpelado por el
cuerpo legislativo. Una importante
porción de la población mostraba su indignación a través de los medios de
comunicación. El periodismo
dorreguense exhibía su
recurrente ausencia de compromiso
ético manteniendo esa
curiosa objetividad de
la que hacía
gala. Los micrófonos estaban
gentilmente dispuestos para
que el Intendente
se explayara a voluntad sobre la base de una agenda de
preguntas pautadas. Mariano Arce fue víctima de
una nueva muerte.
Esta vez los
voceros municipales del
partido gobernante se esmeraron
por deshonrar a
la víctima con
argumentos fantasiosos y
crueles. Fue acusado de ladrón y
pendenciero, que el arma portada era un indicador expreso que Raúl Ibarreta
actuó en defensa propia y que todo esto se trataba de una maniobra de la
izquierda local con ayuda de la oposición p ara desestabilizar al Intendente
atentando contra las instituciones democráticas. El temor evidenciaba la existencia de un
sistema feudal. Este formato político hacía que nadie saliera en defensa del
viejo ultimado. Sólo los informes anónimos dando precisos detalles luchaban en
desventaja contra el poder de los Ibarreta. Vázquez, Giannastasio y Calder eran
desconocidos para la opinión pública. Credibilidad e identidad navegan por las
mismas aguas en Coronel Dorrego; se ponderará un argumento siempre y cuando
alguien conocido lo formule. No interesa ba
la racionalidad ni la veracidad
de la afirmación,
lo que importa
es la voz
que lo manifiesta. Basándose en
esto la familia había diagramado una prudente estrategia en contra de sus
adversarios. De todas formas Raúl, estando en libertad, se había recibido de
próxima víctima. El trío tenía muy en claro los pasos a seguir.
- Gracias a la justicia, disponemos de un Raúl
al alcance de la mano y en plena
libertad – sentenció
Giannastasio – . Es una
persona fronteriza y
obvia, no será complicado. Es
más, hasta podríamos divertirnos un buen rato antes de eliminarlo.
- No conocía su veta sádica Alberto... – puntualizó Patricio –
- Estos tipos sacan lo peor de uno, es
inevitable que suceda – afirmó Calder
-
- Lo paradójico es pensar que aquellas armas recusadas,
cuando los tiempos de la resistencia,
han caído nuevamente
en nuestras manos
por obra y
gracia de sus consecuencias –
satirizó Alberto – . Es probable
que esto signifique una señal de que dicha resistencia ética y política todavía no ha finalizado, estando
las causas tan vigentes como entonces.
- Esos
móviles no sólo
siguen intactos, se han
cuantificado. Tal
vez lo que se
modificó es el paradigma. Plantear, en la actualidad, una lucha ética a favor
de un
sistema determinado
navegaría en el mar de la sin razón. Insistir en una patria
socialista sería una
enorme estupidez cuando más
de la mitad
de la población mundial no sabe ni de qué se trata
y para peor, como diría el “negro” Dolina, ni siquiera lo sospecha. Es
probable que ciertas premisas más
simples encuentren en la sociedad
un mayor grado
de compromiso. Hablo
de revalorizar la
ética, la capacidad, la
honestidad, la sabiduría, la solidaridad, la inteligencia, luchar por la humanización
y la verdadera democratización de las estructuras políticas a favor del
conjunto y como necesidad futura de supervivencia. Entender que los sistemas
son herramientas y no camisetas a defender
– especuló Calder – .
- Algo tan simple como luchar contra los hijos
de puta – reforzó Patricio – .
- Podría aseverarse de ese modo si utilizamos
un lenguaje más simple y directo –
ratificó
Alberto – .
- Me quedo más tranquilo – sentenció Patricio –.
Capítulo 10 -
Raúl Ibarreta
Un evento de
extraordinaria repercusión nacional hizo conocer al resto del país que Coronel
Dorrego existía. Una niña de diez años fue violada y posteriormente incinerada
por un psicópata cobijado por el poder político en una pequeña localidad
cercana a la ciudad cabecera del partido. Milagrosamente la niña salvó su vida
gracias a la pericia de los médicos del
Hospital Garrahan de
Buenos Aires. Una
editorial detallando los antecedentes del caso llegó a la
Olivarera de manos del Presidente de la Biblioteca de aquella localidad.
Estimado Patricio
Vázquez: Datos recogidos
me hacen pensar
que esta editorial llegará a su poder. Supongo que se
hará varias preguntas al respecto. Tal vez el dato más importante
se desprenda de
la afirmación que
leerá a continuación:
La Funcionaria encargada de la Escuela
de Deportes de
El Perdido y
hermana del psicópata guarda
relación afectiva con
Raúl Cesar Ibarreta,
de ahí su
carácter de intocable a pesar de
su marcada responsabilidad en el suceso que acabo de detallar. Espero que esta
información le sea de utilidad. Un abrazo...
- ¡Qué
locura! – exclamó
Eduardo – , pobre
criatura. Temo Vázquez
que las deducciones que hizo su
camarada de letras las pueden hacer los Ibarreta.
- No lo creo –
se atrevió a corregir Patricio – . Este tipo es de Buenos Aires y
trabajó mucho tiempo con el Coronel Cesio. No sólo conoce de indagatorias sino
también de servicios de inteligencia. ¿Recuerdan a Cesio, no?
- Centro de Militares por la Democracia o algo
así se llamaba su agrupación. Estuvo un tiempo exiliado –
afirmó Eduardo - . La misma Junta
le había quitado todos los honores cuando se
opuso al golpe del 76. Si no recuerdo mal trabajó con el viejo Alende
dentro de la Intransigencia junto a tipos como Santagada, Viale y Sueldo.
- Bueno. Este muchacho militó durante varios
años en el PI hasta que el partido desapareció por méritos
propios – ironizó Patricio – . Todavía conservaba su vieja bandera roja
y negra. Es bastante reiterativo con aquel multitudinario acto del año 1983 en
la plaza Miserere. “Esta es la patota del Doctor... Oscar Alende... guarde todo
y venga volando que se esta gestando la revolución.....” solía cantar cuando
resucitaba sus viejos trapos militantes. Al la semana siguiente los trescientos
mil votos conseguidos lo habían destrozado... El tornado alfonsinista había
barrido con todo.
- Parece de confianza – opinó Calder
–.
- De todas formas tiene mucho por que pelear
en su Pago – afirmó Patricio - . Sus calles están
entoscadas de corrupción. Prefiero no tentarlo. Estoy seguro que sería
incondicional, pero no me atrevería involucrarlo en esto, además, por este
asunto, lo tienen me dio marcado. El funcionario y médico comisario, Sande, ya
se encargó de investigarlo, además gran parte de sus vecinos del pueblo son sumamente
fieles al poder real.
- Es una
pena; un recurso más de suma confianza nos sería de enorme provecho. Propongo,
si nos les molesta, enfocarnos en Raúl Ibarreta
– insistió Alberto – .
- Bien –
afirmó Ernesto –.
Opino estudiar exhaustivamente la
variante que nos acercara nuestro amigo de El Perdido.
Desempolvar esta relación nos puede servir para incluir dentro del grupo un
elemento adicional de contienda. Con más de un frente para atender perderán
interés en nosotros lo que servirá para movernos con mayor libertad operativa.
- Difundir
el rumor, colmar el blog de
la radio con mensajes
puntuales sobre la relación, extender la información a medios nacionales –
afirmó Patricio – .
- No sólo eso – agregó Ernesto – , es necesario contar con soporte fotográfico
y demás documentación que contribuya
a superar el
rango de rumor.
Lo ideal es transformarlo en un verdadero escándalo
político. Es inevitable la participación
de su colega en el esquema, probar la connivencia entre el poder político y el
entorno del criminal constituirá una
verdadera obscenidad. Quedará luego para nosotros analizar lo conveniente de lo
superfluo y elaborar el golpe definitivo. Es un año electoral y supongo que el
Radicalismo local no querrá perder su mayoría en el Concejo Deliberante, además
el mismo partido presionará para no ver
afectada su imagen regional. Debemos tener en cuenta que en la sexta
sección conservan varias intendencias y en actualidad la preservación de los
negocios está por encima de cualquier afinidad personal. Tenemos un Intendente
cuya popularidad está en baja, esto equivaldría
a su final
político. Repito, su propia
agrupación lo obligará
a retirarse, de ese modo la familia dejará de poseer la cobertura e
impunidad que todavía ostenta.
Dos semanas
después, vía correo electrónico,
Patricio Vázquez recibe en su
casilla personal medio centenar de fotografías acompañadas por un sucinto
informe de cada imagen. Con diferencia de un día llega a sus manos una carpeta
repleta con copias de contratos,
autorizaciones y subsidios firmados por el mismo
Intendente y por Raúl Ibarreta a favor de la funcionaria y
su pareja, ya sea directamente o a través del Club de la localidad. El
compendio, que anexaba un disco compacto, era inapelable. Una notable secuencia
llamó la atención del trío: La bella funcionaria ingresando
a un hotel de Tres Arroyos en compañía de Raúl Ibarreta. Dos horas después aparca en el
estacionamiento del predio un vehículo de gran porte cuyo conductor es un
importante representante de la Sociedad Rural
dorreguense. Pasados noventa minutos el multipremiado empresario rural
sale en compañía de la dama con dirección a Coronel Dorrego. Transcurrido un
breve lapso de tiempo Raúl Ibarreta se retira del albergue en su vehículo
particular. Consultado el conserje,
confirmó que estas personas
visitaban las instalaciones
del hospedaje de manera semanal siguiendo la misma operatoria. Un
interesante incentivo económico proporcionó la posibilidad de colocar una
cámara filmadora detrás de uno de los espejos de la habitación que ocupaban
regularmente para levantar escenas de la próxima visita. El disco compacto
anexado al informe evidenciaba como lo personal
y lo público se permiten comodidades cuando el carácter obsceno de los
personajes así lo dispone. El poderoso
y soberbio ruralista, el
abyecto funcionario y
la corrupta profesional le ponía
n un hediondo corolario a una lúcida investigación.
- Este
material significa un tremendo choque institucional –
afirmó Alberto - . No podemos
dejar de utilizarlo pero también debemos pensar en las consecuencias. De todas
formas me extraña la pasividad de la familia con respecto a nosotros. Ellos
saben de donde parten los ataques.
- Me afilio a creer que su extrema soberbia y
sus contactos con el poder judicial les brinda un amplio colchón de maniobra.
Nos subestiman y si bien eso juega a favor nuestro, la
erupción que se
aproxima tendrá una
violencia inusitada. Antes
de preparar los bocetos y enviarlos – continúo Ernesto – nos convendría modificar nuestro emplazamiento. Sugiero
trasladarnos a Bahía
Blanca: La urbanidad
nos transformará en simples agujas dentro de un pajar. Además tengo la
posibilidad de conseguir albergue a
través de algunos viejos compañeros de militancia. Lo ideal, aunque
imposible, sería salir de la
zona rural, trasladando la disputa
a la zona urbana.
- Me
parece oportuno el
cambio – aprobó Patricio
–, aunque temo que
nuestros antagonistas nunca abandonará n su refugio territorial.
Un pequeño
departamento en la zona del barrio Universitario de Bahía Blanca servía de bufete y alojamiento. Quince días
pasaron hasta que las veinte copias del informe se despacharan hacia sus
destinos finales. Sólo cinco tuvieron el rebote esperado. Pero la fuerza probatoria
provocó que el tema tuviera difusión a escala nacional. La Nueva Provincia de Bahía, el Diario Clarín
de Buenos Aires, Crítica de la Argentina, Pagina 12
y Radio Continental
fueron los primeros en buscar testimonios y por la fuerza de su interés los
medios dorreguenses no tuvieron más remedio que informar sobre el asunto.
Durante las
cuarenta y ocho horas posteriores a la difusión del documento se produjo en
Coronel Dorrego una suerte de persecución y cacería . La finca de Ernesto
Calder fue incendiada y su
capataz, Barragán, quemado
junto a ella.
La casa del
viejo Arce amaneció reducida a
escombros. Tanto la Biblioteca de Dorrego como la de El Perdido fueron violentadas
en la nocturnidad,
saqueadas sus instalaciones
y hurtados sus equipos informáticos. El cuerpo sin vida
del Presidente de esta última y su mujer fueron arrojados sobre los escalones
de la Delegación Municipal; siete impactos de bala en el pecho de cada uno a
modo de cruz formaban una inescrupulosa penitencia. Los Ibarreta estaban cercados
y respondieron de
acuerdo a sus
usos y costumbres.
El Concejo Deliberante solicitó
por unanimidad la suspensión del
Intendente Licenciado Arturo Ángel Ibarreta y
la de su hermano hasta el esclarecimiento de los hechos. Además determinó, por unanimidad, la
finalización del contrato que unía a la Funcionaria de Deportes con el
municipio; la Policía no tuvo más remedio que detener a Raúl Cesar Ibarreta por
orden judicial en dependencias de
la comisaría local.
Dolores, junto con Arturo, permanecía en El Poniente en permanente
contacto con sus abogados.
- Ahora si, nos tienen donde querían –
aseveró Arturo – . Nunca nos iban
a dejar en
paz. Tu plan
fue muy pobre. Pensaste
que corriendo a Giannastasio con falsos sentimientos los ibas a poder
bloquear, encima el boludo de tu hijo se despacho con semejante carnicería.
Perdimos el apoyo político y nuestro prestigio, se acabó, ni correligionarios
ni opositores atienden mis llamados. Son ellos o nosotros, y la cosa va por la
v ida. Ya no son los bienes o la historia, es el presente que se nos vino
encima acumulando todas las cagadas del
pasado. Los grupos armados de Raúl escaparon como ratas ante su detención.
Quedamos vos y yo solos para enfrentar a semejantes contendientes, pe dimos
custodia y tus
amigos de la
justicia nos mandaron un enano de
jardín, sólo nos queda esperar que vengan por nosotros.
- Tu padre, bueno... es decir José, siempre me
decía que no debía sacar conclusiones en caliente. Estoy de acuerdo que el plan
fracasó; haber matado a Mariano Arce fue un error tremendo. Pero no teníamos
opción, el resto se desencadenó naturalmente. Estoy segura que nos van a obligar
a pagar por cada uno de sus muertos. Tendremos que defendernos hijo. No nos
queda otra alternativa. ¿Contamos con gente confiable y qué sepa de armas?
- Tres
tipos de los
servicios armada vienen
en camino, me
los manda un
viejo contacto que tengo en Bahía –
replicó el suspendido Intendente
– . Al enano que tenemos de
guardia ni lo cuento porque supongo que al
primer fogonazo empieza a correr por el campo.
- Algo es algo. Por lo menos vamos a contar
con experiencia y superioridad numérica.
¿Cómo estará Raúl?
- Que se pudra en la cárcel. Mucho de lo que
pasa es su responsabilidad. No se puede ser funcionario pensando y tomando
decisiones con la entrepierna . No es posible que no haya averiguado nada de
esa minita de El Perdido. Es increíble como pisó el palito. La turrita traía
contraindicaciones y este calentón como si nada. Si hay algo que no
necesitábamos era un violador con antecedentes. Y encima quedé pegado por el
cargo que le inventé a instancias de él y sus ardores. Qué se cague tras las
rejas el malparido.
- ¡Pero qué hermosas palabras! Si fuera tu
hermano me sentiría honrado - tras la puerta del comedor emergió la figura
de Raúl – Veo que están de acuerdo en algo. Soy un
auténtico Ibarreta y
como tal siempre
tengo una puerta
abierta a mi disposición, por lo tanto, todo lo que nos
rodea me pertenece, inclusive tu propia vida Arturo.
Sin mediar
respuesta ni posibilidad de diálogo el primer impacto se incrustó en la boca de
quien hasta ayer era el Intendente de Coronel Dorrego, una segunda descarga
entre las cejas daba por concluida la gestión.
Dolores absorta sólo atinaba a sostener con la mirada el peso de su
historia.
- No te lamentes mami, su sangre dejaba mucho
que desear.
- Estás
totalmente desquiciado – el llanto
de Dolores entrecortaba sus palabras -
¿Cómo fuiste capaz? Era tu hermano.
- Vos elegís –
sostuvo Raúl – , para mí es tema
terminado.
Veinte minutos
después el custodio informaba a Raúl que el personal retirado de las Fuerzas
Armadas, proveniente de Bahía Blanca, estaban aguardando su permiso para
ingresar – . Esta debe ser la gente que
contrató Arturo, pensó Raúl – . No
confiaba. Sabía que en la coyuntura sus adversarios poseían la suficiente
capacidad operativa y contactos
para infiltrar cualquier
intento de defensa.
Además estaba convencido que los
Ibarrera habían perdido peso político y que varios integrantes del poder
regional pensaban que lo mejor era eliminar todo rastro de la familia. De todas
formas, ante la soledad y la duda, optó por dar la orden de ingreso.
La camioneta Ranger
íntegramente polarizada arribó al pórtico de la estancia luego de recorrer los
cuatro kilómetros que
la separaban d e
la entrada principal.
No hubo recibimiento. Dolores moraba sin fuerzas en la soledad de
su dormitorio tratando de entender lo sucedido mientras el otro integrante de
la familia vigilaba, amparado en la espesura y dotado con un rifle de vasto
alcance, los movimientos de los recién
llegados. Los cincuenta metros de distancia no permitían ver con claridad la
identidad de los forasteros. Ninguno de los tres parecía ostentar
singularidades castrenses. Caminaban vulgarmente sin la marcialidad que impone
el uso cotidiano del uniforme. El silenciador estaba en su lugar y tenía en la
mira a uno de los integrantes del grupo, sólo necesitaba una luz para
cerciorarse o disparar. Raúl notó que el trío no trataba de ingresar al predio
a pesar
de portar armas
de grueso calibre.
Sus movimientos confundían
al vigía. Sutilmente se mantenían
bajo la oscuridad. Ya no tenía dudas, esos hombres no eran personal de la
armada. Un certero y silente disparo en la sien de Patricio Vázquez disipó sus conjeturas. Los elementos
restantes del grupo, que no habían oído la descarga, acudieron de inmediato
ante la caída de su compañero. Un nuevo misil impactó certero en el cuello de
Eduardo Calder. La sangre explotó sobre la ropa de Alberto quién sólo atinó a
escapar y cubrirse tras la camioneta. En
medio de la penumbra los cuerpos de sus compañeros compartían el bermejo fango
del sendero. Intentó acercarse a ellos para quitarlos de la línea de fuego.
Disparos intimatorios le cercaron geométricamente el campo de acción.
- La vejez es una pena sin salida, afirmaba
Bioy en el Diario de la Guerra del Cerdo
– ironizó en voz alta Raúl Ibarreta
–. No creo que el residual resista demasiado. Es el más viejo, el más
lento, el menos peligroso. Siempre me gustó jugar con ventaja don Alberto.
Un nuevo y silente impacto por debajo de la camioneta
provocó una profunda herida en el
pie izquierdo de
Giannastasio. Imposible trasladarse
y escapar. El
dolor era implacable. Se
sintió egoísta al distinguir
nuevamente las siluetas de Ernesto
y de Patricio. Los pasos de Raúl quebrando las pequeñas ramas del camino
lo obligaron a apoyar la espalda
contra la llanta
delantera del vehículo,
aguardando con el
arma cargada, tener la posibilidad de romper el equilibrio de un agresor ansioso por finalizar
su tarea. El sutil sonido de aquellos gajos corruptos lo acercaban al submarino
y a la picana de entonces. Por caso, en aquellos tiempos, no tenía la menor
oportunidad; esta noche contaba con alguna y no pensaba dejarla escapar. Sus
manos transpiraban tanto como su rostro.
Un tremendo estruendo quebró el seco sonido de las ramas. El cuerpo de
Raúl Ibarreta se desplomó a metros de Alberto por delante de la camioneta. Su
nuca estaba destrozada. El
humor oscuro regaba
el barrial formando
pequeñas lagunas sanguinolentas.
La carabina, el silenciador y la mira recorrieron, por separado, varios metros
en su trayecto hasta posarse indefensas tras el cerco recuperable que bordeaba
el sendero. Dolores se quedó un buen
rato mirando el cuerpo de su hijo mientras el humo de su
arma testimoniaba lo
ocurrido. Luego de un buen
rato viró en
dirección a Giannastasio para
observar la gravedad de su estado. Sin decir palabra y al constatar que
su vida no corría
peligro, lo abandonó, comenzando de inmediato a recorrer cada posta que había
dejado la masacre.
No exteriorizaba su
lamento, aceptaba la
historia entendiendo su final como el único posible. Se dirigió al
interior de la casa. Minutos después, en el mismo momento que Alberto intentaba
solicitar auxilio vía celular, un nuevo
estruendo advirtió al
herido que el
último renglón de
la reseña había
sido diseñado y concebido por doña
Dolores Beatriz Campos viuda de José Ángel Ibarreta en su carácter de
extinta.
Capítulo 10
Epílogo
Y hubo un antes y
un después. Suena redundante y ciertamente absurdo, frase hueca y ausente de
toda revelación poética. Por mínimo que sea, siempre hay un antes y un después
de todo. Y si de mínimos se trata el Partido de Coronel Dorrego cuenta con
argumentos sólidos y precisas definiciones.
Eran tiempos gobernados
por la apatía
y el desencanto.
Generalmente los
impresentables cuadros partidarios
de las fuerzas
mayoritarias locales tanteaban
a profesionales de prestigio
para engalanar sus
listas y hacer
más tentadoras sus propuestas políticas.
La búsqueda se
centralizaba en médicos
tiernos y afables, portadores de respeto y simpatía,
carentes de sumarios y antecedentes discutibles.
El barro
político quedaba bajo
el exclusivo dominio
de los punteros
que luego completarían las
segundas y terceras
líneas siendo estas,
en definitiva, las
que dominarían la esencia y el espíritu del juego. Por aquellos meses Coronel
Dorrego percibía que sus
oportunidades de prosperidad
habían quedado sepultadas
bajo los recuerdos de
algún veterano que
no consideraba necesario
desempolvar historias plagadas de
traiciones y fracasos.
Sólo quedaba la instancia
de asumir el
poder y finalizar con el saqueo
de aquello que todavía contaba con algún destello de valor. Muy pocos amaban
con algún grado de compromiso ese lugar.
Las mayorías se sentían de paso. Algunos afirmaban venir de algún lado mientras
otros aseguraban su inmediata partida. A
pesar de su bella geografía y su generosa llanura pocos lo consideraban como
un buen
lugar para vivir
y menos aún
para morir. Sitio
de ausencias aceptadas
e inevitables, olvidos necesarios y recurrentes. Coronel Dorrego
propiciaba esa extraña sensación de un tozudo desencuentro; sus disgregados
habitantes optaban por transitar senderos
de permanente despedida. Desde el asesinato de Juan
B. Maciel, caudillo radical
traicionado por propios y extraños en la década del treinta, nadie tenía la
osadía de enfrentarse mirándose a los
ojos. La década infame
motivó un posicionamiento social
que la irrupción del peronismo no logró quebrar. Si bien muchos jornaleros y
trabajadores, hasta entonces
marginados se percibieron
incluidos, las familias
de abolengo y prosapia continuaron dominando la escena dorreguense con
más impunidad que derechos. El trabajo precario, la ausencia de seguridad social
y las condiciones de explotación se mantenían firmes como variables de renta y
beneficio a favor de los dueños de tablero.
Las escasas y desmotivadas
industrias no alcanzaban a cubrir
la mano de obra existente, la emigración juvenil se mostraba como
variable no ponderada. Los poderes dominantes procuraban poseer un seguro
acopio de fuerza laboral limitada y permanente, de forma tal, no disparar su
costo. Esos grandes contribuyentes estaban insertados en
todos los niveles
de decisión, tanto
ejecutiva como legislativa, independientemente de
ideologías o posiciones
partidarias. Era muy
común ver un mismo apellido completando las canastas
del oficialismo y de la oposición. Hermanos, matrimonios y progenie circulaban
en ambos listados indistintamente. Ese apoyo era acompañado por
el imprescindible aporte
económico que evidenciaba
un futuro condicionamiento sobre
las decisiones y estrategias políticas del distrito. La legislación local y el
orden administrativo respondían a esa estricta lógica. La población aceptaba sin protesto y con
suma resignación esta suerte de regla de convivencia. Los medios de
comunicación estaban enmarcados dentro
de ese
orden a través de la
prebenda, el subsidio y la
publicidad estatal. Cualquier sujeto con independencia de criterio, fuera de
los cánones preestablecidos estaba
condenado al oprobio
y al desamparo.
Tales conductas eran ejercidas directamente por el estado municipal y la
oposición por las razones antes consignadas; la población acompañaba dichas
prácticas que proponía el poder por temor a ser desplazada. El pensamiento
individual no era reemplazado por el pensamiento colectivo,
sino por el
pensamiento conveniente. Sé que los
escuetos fronterizos dudarán de
quién redacta y
pensarán estar sufriendo
una campaña “antidorreguense”,
cómo aquellos militares del setenta y la tristemente célebre campaña “antiargentina” que,
historia mediante, resultara
cierta de cabo
a rabo y por la
cual portamos nuestras mayores vergüenzas, y también nuestros mayores
dolores.
Generacionalmente las
cosas no se
habían modificado. Determinados
conceptos se habían aferrado
desde la antropología y son muy pocos los que se atreven al debate. Los
individuos pensantes optaron por el aislamiento y consideraron que la
participación era tan fatigosa como inútil. Por ello la inteligencia adolece de
protagonismo y la cultura es una simple cuenta contable que juega a favor de
los funcionarios de turno promotores de
negocios privados
con fondos públicos.
A pocos días de la
masacre en la estancia de los Ibarreta y en la primera sesión del Honorable
Concejo Deliberante apenas una mención de los tristes sucesos por parte de su
Presidente sirvió como lavativa de conciencias. Nadie deseaba investigar el
tema, nadie se interesaba por transitar los visibles meandros que chocaban de
frente contra el sentido inteligente. Al mes esa marcada indignación inicial
había dejado de protagonizar la
escena. La franca
evolución del proceso
sedujo a las
mayorías que la
obra era portadora del necesario final feliz que toda ficción debía
ostentar, reafirmando de ese modo que en la comunidad se conocen todos, siendo,
en su gran mayoría derechos, humanos, solidarios y olvidadizos. La casa estaba
en orden y toda mención del tema, a esa altura, incomodaba. Poco tiempo después
decidí investigar privadamente y como
periodista la muerte
de mi hermano
menor: el Ayudante
del Fiscal Gonzalo
Rey.
Sinceramente debo
admitir que me asomé al tema por pura casualidad. Cierta noche de fortuna, en un garito de las afueras de Punta Alta y
en medio de una partida de pócker, una muchacha que apenas superaba la adolescencia
me convocó con su mirada para
compartir un momento de piedad.
Para un cuarentón
desgastado y solitario tal
propuesta no dejaba de ser una extraña tentación. Sabía que la joven no estaba
movilizada por mi belleza; la
pronunciada renguera y la notoria
cicatriz que desde hace años exhibo en uno de los pómulos son demasiado
evidentes, aún en medio de un antro en
donde las escasas
luminarias existentes son
para uso exclusivo
de tahúres. Un mostrador
apartado y un par de Cervezas ayudaron
al comienzo de un coloquio que se inició con las debidas presentaciones y no
finalizaría banalizada por la vulgaridad
de un fajo de billetes en una mesa de luz; mueble por lo general ajado y
humildemente nivelado en una de sus
patas. Todo esto ambientado en un albergue de mala muerte, fuera del ejido
urbano, cuyo dueño solía reconocer a sus damas un mínimo porcentaje por acercar
clientela. Ducho en estas empresas le aboné directamente al dueño del
lupanar el importe correspondiente,
instando a la muchacha a proseguir la velada
en un ámbito más respetable. El restaurante del
Hotel América de Coronel Dorrego
fue el lugar escogido. Apenas setenta kilómetros separaban ambas localidades.
El viaje mantuvo diálogos íntimos y silencios reparadores. Un ambiente de
fracaso se percibía en el
interior del vehículo;
nuestras historias se
reconocían breves e irrelevantes, bajo los códigos de este tipo
de relaciones era preferible no indagar. Lara, así se llamaba la joven, simulaba poseer mayor madurez de la que
dejaba entrever su adolescente aspecto. Una porción de rabas para compartir
sirvió de óptima entrada. Filete de merluza a la Romana con una discreta ración
de papas al natural completaron la cena. El aderezo: Aceite de Oliva de la zona y un refrescado Sauvignon
Blanc fue el necesario
detalle de placer
que no estaba dispuesto a resignar.
- Hacía años que no pasaba por Dorrego – le
comenté – Este restaurante es el único
recuerdo grato que mantengo de la
ciudad. Te atienden con cordialidad, el clima es familiar y sigue siendo
accesible para aquellos que acarreamos bolsillos exiguos.
- Yo estuve hace poco y decidí irme – afirmó Lara –. Esta ciudad esconde demasiados
agujeros negros como para poder sobrellevar una vida sin apremios.
- Hasta el accidente de mi hermano siempre
tuve la sensación que se trataba de una aldea tranquila y sin ningún tipo de
variantes. La nada reflejada en un espejo, vacía de contenidos, sensaciones e
impresiones, ausente de todo acto de valentía, diseñada solamente para
sobrevivir, permanecer y transcurrir como dice Eladia en su poema.
- Ojalá así fuera – interrumpió Lara – , Coronel Dorrego en una endeble telaraña
de egoísmos insatisfechos. La presunción y la petulancia es el común
denominador de sus habitantes. Ostentan
la jactancia de lo que fue y nunca podrá
volver a ser; porque en
definitiva toda esa supuesta y maravillosa prosperidad fue despilfarrada
deliberadamente. Cualquier argumento crítico que apunte a su pantanoso orden es
tomado como una
campaña en contra
de la ciudad, siendo discriminados todos aquellos que intenten discutir sus reglas de convivencia.
- ¿Me está hablando de una suerte de
asociación ilícita? - pregunté -
- Absolutamente. Fui testigo de las peores
miserias e inmoralidades que un grupo social puede edificar a favor que la
autoridad no sufra alteraciones irreversibles.
- No le alcanzo a entender Lara.
- Le adelanto que mis servicios personales
fueron utilizados durante un buen lapso de tiempo por el mismo Presidente del
Concejo Deliberante, por el titular de la bancada opositora y por el asesino de
su hermano. Usted debe saber que la cama, luego de un tiempo, se transforma en
un eficaz confesionario.
- ¿Por qué supone que Gonzalo fue asesinado?
- Raúl
Ibarreta me lo
confesó fanfarroneando. Además,
un par de
testigos del accidente eran
habituales visitantes de la
cueva donde trabajo. Según ellos
una camioneta de gran porte y sin patente tocó al vehículo de su hermano
en la parte trasera provocando los posteriores tumbos. Detuvieron su marcha,
constataron el resultado y continuaron viaje.
El amplio salón
comedor estaba vacío. Las mesas aguardaban prestas para recibir a los pocos
moradores del Hostal: viajantes de comercio y parejas ocasionales provenientes
de ciudades vecinas eran sus cotidianos pasajeros. El pedido del postre no se hizo esperar. El encargado acomodó
previamente el natural desorden que toda cena conlleva y depositó
sobre la me sa
el requerimiento solicitado. Ciertos detalles
llamaron mi
atención. La medida
del coñac era bastante generosa y estaba acompañada por una buena ración de
bombones de menta; el cortado no vino preparado desde la cocina, me fue servido
desde la cafetera que portaba el mozo. Este quedó a la espera de la orden que
interrumpiese el procedimiento para efectuar el agregado de la leche. Lara
había solicitado un panqueque con dulce de higo y un té aromatizado con
frutillas. Su petición fue acompañada por un pequeño recipiente completo en
caramelos rellenos de surtidos sabores. Los grandes ventanales y cortinados del
ámbito flanqueaban nuestro coloquio. Los escasos transeúntes evidenciaban la
hostilidad del invierno dorreguense mientras la calefacción central
de la hostería
cumplía con su
obligación. La simpleza
de la perfección o lo complejo de
la simpleza. Así lo percibí en aquel momento, recordando aquella afirmación
con respecto a
lo complejo que
es diseñar obras
maestras visiblemente simples, obras que el tiempo nunca alcanzará a
humillar. Del otro lado de la mesa una
bella circunstancia me
estaba devolviendo algo
de aquella devaluada profesión de la que supe sentir
marcado orgullo. El recuerdo de haber trabajado para el grupo de la Nueva
Provincia me mantenía al borde de la vergüenza y la obscenidad.
- ¿Qué se dice por esta zona de don Alberto
Giannastasio? – le pregunté
-
- Lo poco que sé es lo que me pude enterar en
el boliche, en realidad, la gente de por
aquí no suele dialogar sobre estos temas. Me acuerdo que alguien hizo un brindis
en su honor y lo relacionó con una frase de Osvaldo Bayer: “Vivió combatiendo
por un
poco más de luz y
cayó en la sombra, de pie y digno. Un autentico Hijo del Pueblo”. Ese mismo
tipo comentó que don Alberto era un libre pensador que adolecía de reglas académicas
pero que a la vez manifestaba
conocimientos que superaban aventajadamente la
media del lugar.
Él fue quien
mencionó que Giannastasio, padecía de hemofilia y falleció
desangrado en el Penna de Bahía Blanca dos días después de la masacre, debido a
las heridas recibidas - confirmó la joven
- .
Pagué las cuentas
de la cena y partimos del Hostal no sin antes saludar y felicitar por el trato recibido. Cruzamos Coronel Dorrego sin darnos
cuenta. Un pueblo fantasmal, deshabitado, cerrado y ausente.
Los perros de la calle eran los únicos que daban algún indicio de mortalidad.
Fuimos hasta El Perdido con la excusa de pasear
y hacer la digestión. Y allí, nos
hallamos despuntando el amanecer, asombrados por la perfección de los pinares,
la brisa y la presunción que nada podía ser superado por ese paisaje, seguros
que todo lo existente al final del sendero debía poseer, a la fuerza, las
miserias que la aritmética
universal suele distribuir
para demostrarnos que
nada de lo que
creemos merecer es eternamente nuestro. Dimos un par de vueltas por el
polvoriento casco urbano. Camiones completos en cereales desmembraban un pobre
entoscado, muy mal trabajado y peor
apisonado. Pozos de variados diámetros
y extrañas formas se relacionaban
dictatorialmente con el
tren delantero del
coche. Golpes, ruidos
y cimbronazos eran fieles cancerberos de la corrupta e insensible
torpeza invasora de los cimientos. Un
pueblo seco y amarillo construido sobre untados consuelos de olvido. El recuerdo
sobre viejas lecturas de un escritor
local ayudó a guiarme. El club, el bulevar, la plaza Rivadavia, la Delegación,
la estación, fueron mojones para no perderse; el lado y el otro lado. Todo tal
cual. Muecas de falsa bienvenida a diestra
y siniestra, una descripción exacta, casi fotográfica. De regreso y
luego de dejar a Lara en Punta Alta continué en dirección a Bahía Blanca. Allí
me aguardaba la soledad del departamento ubicado en el modesto barrio de Villa
Mitre y mucho trabajo por hacer. Una hora y media después el ordenador personal
comenzó a presagiar las duras jornadas venideras. Varias botellas de coñac,
tres cartones de Camel y los dos celulares cargados, comprendían la necesaria batería de
imprescindibles. Me propuse finalizar el ensayo en sesenta días. Las carpetas y
los archivos informáticos hallados
en la caja
de seguridad de
Gonzalo, sumado al testimonio de Lara eran material
suficiente para comenzar con la tarea. Para ello, la abstracción y la
contracción al trabajo eran elementos que no debía soslayar.
En aquel bello
paisaje no deseado del sudoeste bonaerense ni una columna se había deslucido.
El paraje estaba muy atareado y satisfecho por un nuevo campeonato del Atlético
Monte Hermoso. Los medios, pletóricos en subsidios municipales y publicidad
campechana seguían sorteando tortas y facturas. El peón de campo permanecía
ausente de malicias, mientras el selecto operador chacarero
continuaba exigiendo, desde su arancelada trinchera
radial, mayores beneficios
para los dueños
de la tierra.
Los raquíticos logros de
los funcionarios eran
expuestos con rango
de gestión, siendo
impensada cualquier noticia que hable de corrupción. La cultura
se afirmaba como nicho contratista. El programa formativo incluía cualquier
actividad susceptible de ser dictada
por personas cercanas
al partido gobernante.
La literatura, la
pintura, la escultura, la música,
la danza, el teatro, tenían firma y sello oficial. Ninguna expresión cultural
por fuera de la
estructura estatal merecía
consideración, espacio, tiempo
y difusión. El Peronismo era una parodia de sí mismo y para el caso
nunca tan bien utilizado el juego gramatical. Si alguna vez fue distinguida
como una fuerza de mazas en permanente
estado de movilización y
atenta a las necesidades de su
pueblo, en Coronel Dorrego tal cosa era
una suerte de anacronismo. Sus modernos y pragmáticos dirigentes licenciaban
sus preceptos rindiéndole
culto a las
fuerzas del mercado, desempolvando cada dos años la foto
de Evita y del General para propiciar otro período similar de permisos y
concesiones a favor del capital. Esto quedó demostrado cuando el gobierno
nacional, de neto corte Justicialista,
impulsó un incremento impositivo a la producción agrícola, llamado retenciones,
a favor de una distribución más justa de la renta. Tales productos, a escala
internacional, habían disparado sus precios en forma descomunal lo
que generaban ganancias
extraordinarias que el
gobierno programó socializar. El
conflicto duró cientos de días. El sector agropecuario constituyó uno de
los movimientos más
despiadados de la
historia en cuanto
a cortes de
rutas y desabastecimiento urbano.
Dicha protesta estuvo apoyada por todo el marco opositor, la
clase media gorila
y la totalidad de los medios
privados de comunicación. Por ese
entonces, el agro
en su conjunto,
era el mayor
contribuyente de capitales
para publicidad. Fiel a su pragmatismo la dirigencia peronista local acompañó
a esta última franja de opinión argumentando que ellos representaban a Coronel
Dorrego y no a un proyecto político centralista.
Había transcurrido un
mes. La matanza
de Coronel Dorrego sostenía
rango anecdótico. La
banalidad del mal,
según Hannah Arendt, continuaba presumiendo sus probados
y eficaces fundamentos.
Ningún Fiscal de la
sexta sección se atrevió a tomar la carga operativa del oficio. Como último
acto de obstinación y en honor a los muertos me tomé el atrevimiento de
encargarle a la viuda de Patricio Vázquez un texto de su marido para incluir de
forma destacada en el ensayo periodístico que en breve se transformará en
novela. No sólo me envió lo solicitado;
adjuntó en el
archivo una cuarteta
endecasílaba de un
soneto inconcluso en tributo
a Juan B.
Maciel, rima que su
marido comenzó a
bocetar al interiorizarse sobre la
historia del mártir,
poco tiempo después
de su radicación definitiva. Los
primeros renglones mostraban algo
de su espíritu...
lo consideré brillante, doloroso...
Niego a tu mirada
mis escorias
no deseo ser el
portador de tu olvido
ni preciso coartar
de lo vivido
aquello que no
cuentan mis memorias….
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