El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

martes, 16 de junio de 2020

Maestros del Blues….. el inmortal saxo de King Curtis.. y algunos párrafos sobre su et immatura mors (muerte prematura)





King Curtis fue un emblema del saxo. A diferencia de tantos otros músicos extraordinarios, Curtis nunca se encasilló en un género o estilo. Tocó rhythm and blues, rock and roll, soul, blues, funk y jazz, y grabó infinidad de discos como solista o acompañando a músicos como Wynton Kelly, Buddy Holly, Champion Jack Dupree, The Coasters, Aretha Franklin o John Lennon. Era un saxofonista sofisticado, con altas dosis de swing en sangre y un groove irreprochable. Se lucía tanto con el saxo tenor, el alto o el soprano. 




Era texano, de la ciudad de Forth Worth y si bien todos lo llamaban Rey, su verdadero nombre era Curtis Ousley. Había nacido el 7 de febrero de 1934 y no tardó mucho en mostrar sus inclinaciones musicales. Empezó con el saxo cuando todavía era un niño y nunca más lo dejó. Por aquella época escuchaba lo que podía en la radio. Así fue como descubrió a Lester Young y a Louis Jordan, sus máximas influencias. El instrumento se convirtió en una extensión de su ser. Tanto que lo hizo dejar la escuela para sumarse, con 16 años, a la banda de Lionel Hampton. 




En 1954, se instaló en Nueva York donde se convirtió en uno de los músicos de sesión más buscados de la ciudad. Un día podía grabar con Sam Cooke y al otro con Bobby Lewis. Cuando la década del 60 se encaminaba hacia su ocaso, Curtis grabó con dos de los guitarristas más extraordinarios que hayan pasado por este mundo: Jimi Hendrix y Duane Allman.




La calurosa noche del 16 de agosto de 1971, Curtis estaba en su departamento de Nueva York, sobre la calle 86, con algunos amigos. El aire acondicionado estaba al máximo y uno de sus invitados le pidió que lo bajara un poco. Para eso, Curtis tuvo que e ir hasta el sótano del edificio. Cuando bajaba las escaleras se encontró con dos adictos que se estaban escondiendo para consumir heroína. Curtis les dijo que se fueran de allí, pero uno de ellos se resistió. Hubo insultos y un forcejeo. El desconocido sacó una navaja y le asestó una certera puñalada en el pecho, a la altura del corazón. 



Herido, Curtis le arrebató la navaja y le provocó seis cortes a su atacante. El músico quedó tendido en el piso, mientras que el otro escapó. Una ambulancia trasladó al músico al Hospital Roosevelt, pero llegó muerto. El agresor, identificado como Juan Montañez, de 26 años, logró sobrevivir y fue detenido al llegar por sus propios medios al mismo centro médico. 



Tiempo después fue condenado por homicidio. Así de triste y repentino fue su final.Su muerte causó una gran conmoción y el funeral fue una verdadera celebración a su vida y su música. El sermón lo realizó el reverendo Jesse Jackson, importante líder político y social de los EE.UU., y Aretha Franklin y Stevie Wonder lo despidieron cantando. El Rey ha muerto ¡Viva el Rey!





Fuente: Malbec y Blues






La muerte temprana y el blues...


Estaba allí, en las vísperas, como lo es gran parte de nuestra vida, a poco de iniciar la redacción de su testamento, epifanía mediante, percibiendo que el olvido era el máximo y único valor a legar. Un atrevido, un artista osado, un aventurado a su tiempo guarda todos los requisitos para ser un llamado de atención a la humanidad como especie hasta el fin de sus días. Llegará el día en el cual no existirán ni la negación ni la oscuridad, porque no habrá testigos que puedan dar fe de ellas. Los músicos de Blues tradicional denominan a estos acertijos mefistofélicos como encrucijadas. Esto aparece cuando ellos asumen la situación angustiante de no haber creado y tocado aún sus mejores acordes, los más complejos, tal vez los preexistentes a su yo creador, los que nacieron con ellos y esperan de manera paciente. Ser ícono es aceptar la pesada carga de los tiempos, sobre todo de los malos momentos, y es allí en donde encontramos el quiebre. No todos están dispuestos a sacrificarse para dejar buena sombra, el egocentrismo y el individualismo no son novedades ni pecados de la modernidad como algunos creen. La espesura de la fronda, el alineamiento casi perfecto de los cercos siempre verdes perfilaban las múltiples estéticas del parque, un collage digno de un jardinero cuya vocación artística se lograba percibir en cada ornato, sombra y cantero; cuando la mano del hombre auxilia a la naturaleza, la embellece y corrige sus frecuentes erratas y desmadres. Pudo fisgonear en la zona del vivero que Hendrix, Vaughan, y Joplin eran los responsables artísticos, intelectuales y prácticos de esos exquisitos laberintos botánicos, ninguno, al igual que él, había llegado a la madurez… (Et Immatura Mors – Fragmento)