El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

viernes, 26 de abril de 2019

UNA CAJA DE BALAS… Cuento de Antonio Diez (el Mayolero) dedicado al inefable Pedrito Iribarne, que trabajara un tiempo en “La Moderna”… y un recuerdo, Afiches de José Larralde


Pintura de Rodolfo Ramos


Cuando las Estancias estaban pobladas de trabajadores, la logística tenía sus bemoles. Carne había; se carneaba “para el consumo”, pero no solo de carne vive el hombre, por lo que había que proveer otros alimentos.
Ahora están las segundas y terceras marcas, pero ya entonces, había diferencias. Estaba la mercadería normal, y la mercadería “para peones”. Yerba “para peones”, fideos “para peones”, arroz “para peones”, azúcar “para peones” y todo así.
El Mayordomo era el encargado de hacer la compra en el Almacén de Ramos Generales, y esa mañana bastante fría, llegó al Almacén “La Entrada” con la lista.
Los turcos dueños del almacén se dedicaban obsequiosamente a atender al “personaje”, que con aires de patrón de estancia, acodado en el mostrador iba haciendo el pedido.
Una bolsa de yerba “pa’ peones”, y remarcaba el “pa’ peones” como con desprecio.
Dos bolsas de fideos “pa’ peones” (Los fideos de segunda calidad venían en bolsas de 10 kilos; rotos, quebrados etc. Todos iban ahí)
Una bolsa de arroz “pa’ peones”, seguía.
En la otra punta del mostrador, un paisanito pobrón presenciaba la escena. Alpargatas bigotudas, con un agujero por donde asomaban los dedos, bombacha bataraza raída, una camisa que había conocido tiempos mejores, y que con unos remiendos en los codos completaban el atuendo, que se coronaba con una gorrita de vasco desteñida por los solazos, no parecía ser un cliente de compra importante.
Medio como a la pasada, el dependiente del almacén, entre idas y vueltas al depósito de donde iba cargando los pedidos del Mayordomo de “La Moderna” se dignó preguntarle “¿y vos que andas buscando che?”; y el paisanito le dijo; “Poca cosa, una caja de balas pa’ mayordomos nomás”…