El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

lunes, 28 de mayo de 2018

Maestros del Blues.. Eddy “The Chief” Clearwater y algunas reflexiones poéticas de un joven Oriental, Isidoro Ducasse, natural de Montevideo, más conocido como El Conde de Lautréamont..





A sus 83 años The Chief continúa siendo un número de lujo dentro del mundo del blues. Su nombre real es Edward Harrington y nació el 10 de enero de 1935 en Macon, un pequeño pueblo dentro del estado de Mississippi. Y mucho le costó sacarse de encima esa suerte de determinismo que lo hacía ver como un simple imitador de Chuck Berry, número que abrazó con mucho afecto y respeto, acaso siendo el mejor, nadie duda en el presente de sus dotes musicales como guitarrista West Side y menos como showman. 



Durante los 60 y los 70 se dedicó a dar recitales en las universidades y haciendo giras por Europa En los 80 y con el lanzamiento de su trabajo titulado The Chief bajo el sello Rooster Blues logró imponer su estrella en Chicago, ciudad en la que se había radicado en 1950. Lleva 17 grabaciones realizadas, la última data del año 2014 bajo el nombre de Soul Funky con la compañía de Billy Branch y Ronnie B. Brooks.




Isidore Lucien Ducasse
Conde de Lautréamont..



Isidore Lucien Ducasse, más conocido con el pseudónimo de Conde de Lautréamont, nació en Montevideo, Uruguay en 1846 y murió en 1870 a los 24 años de edad, en París, Francia. Negado en su época hasta por su editor, es descubierto por Remy de Gourmont en 1891 en el canasto de una librería en Bruselas, Bélgica, dicen, casi de casualidad, después de pasar ventitrés años inadvertido, es redescubierto por Tristan Tzara y André Breton en la década de 1910, haciéndolo famoso entre los artistas de su generación como en los grupos y movimientos donde participaban; Breton en el surrealismo  y Tzara en el dadaismo.  "Según los críticos surrealistas, Lautréamont es el mayor poeta uruguayo-francés más importante incluso que Arthur Rimbaud".


La duda es un homenaje a la esperanza


Reemplazo la melancolía por el coraje, la duda por la certidumbre,  la desesperación por la esperanza, la maldad por el bien, las quejas por el deber, el escepticismo por la fe, los sofismas por la frialdad de la calma y el orgullo por la modestia.


Existe una convención poco tácita entre el autor y el lector, por la cual el primero se denomina enfermo, y acepta al segundo como enfermero. ¡El poeta es quien consuela a la humanidad! Los papeles están arbitrariamente invertidos.


Vuestro espíritu es arrastrado continuamente fuera de sus casillas y, sorprendido en la trampa de las tinieblas, construido con arte grosero por el egoísmo y el amor propio.


Los mejores autores de novelas y de dramas desnaturalizarían a la larga la famosa idea del bien, si los cuerpos docentes, conservadores de lo justo, no mantuvieran a las generaciones jóvenes y viejas en el camino de la honestidad y el trabajo.


Toda el agua del mar no bastaría para lavar una mancha de sangre intelectual.


El gusto es la cualidad fundamental que resume a todas las demás cualidades. Es el nec plus ultra de la inteligencia. A él sólo se debe que el genio sea la salud suprema y el equilibrio de todas las facultades.


Lo que sufre, lo que diseca los misterios que nos rodean, ya no espera. La poesía que discute las verdades necesarias es menos bella que la que no las discute. Indecisiones a ultranza, talento mal empleado, pérdida de tiempo: nada será tan fácil de comprobar.


La melancolía y la tristeza son ya el comienzo de la duda; la duda es el comienzo de la desesperación; la desesperación es el comienzo cruel de los diferentes grados de la maldad. La pendiente es fatal, una vez que uno se arroja por ella. Es seguro que se llaga a la maldad. Desconfiad de la pendiente. Extirpad el mal de raíz.
No estimuléis el culto de adjetivos tales como indescriptible, inenarrable, rutilante, incomparable, colosal, que mienten desvergonzadamente a los sustantivos que desfiguran: son perseguidos por la lubricidad.