El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

jueves, 1 de junio de 2017

Maestros del blues. Homenaje a Greg Allman fallecido el 27 de mayo pasado... y algo sobre la finitud..



Por Javier "Paco" Miró





Pocas personas han ayudado tanto a definir el rock sureño como Allman, cantante, organista y compositor de los Allman Brothers, la banda que, formada en el punto álgido de la contracultura en 1969, dio rienda suelta desde Florida a un poderoso y absorbente estilo de blues-rock bajo la premisa de la improvisación, tal y como se venía haciendo en San Francisco. 



Hermano pequeño del guitarrista Duane, con quien fundó el grupo, y que falleció en 1971 en un accidente de moto, el músico ayudó a definir un sonido cautivador, repleto de paletas instrumentales que podían rastrear el jazz primitivo, el country desenfadado o el folk pantanoso. Era un sonido genuinamente americano, que remitía al corazón mismo de una nación con alma rural. 



Porque más allá de las dos costas, entre la distancia que había entre Nueva York y San Francisco, se extendía un vasto país de carreteras secundarias a las que el rock sureño parecía explicar mejor que la intelectualidad de los Doors o la Velvet Underground. Su órgano Hammond B-3 era esencial en este ímpetu vibrante, de latido blues,  recogido en álbumes tan sobresalientes como Idlewild South, Each a Peach, At Fillmore East y Brothers & Sisters, que terminaron por crear todo un género en los setenta, que llega hasta nuestros días en la música norteamericana. De hecho, la revista Rolling Stone seleccionó a la banda como una de las mejores de todos los tiempos, y en 1995, el grupo ingresó en el Rock and Roll Hall of Fame. (Fuente: http://cultura.elpais.com)


...detesto la superioridad moral del que nunca rompió una fuente de loza porque nunca la lavó, del que no tuvo la valentía de perderse debido a que siempre se quedó esperando, del que jamás lloró porque evitó transitar por el sendero del sentimiento. El tiempo individual es nuestra máxima catástrofe; como nos conoce y es nuestra sombra y memoria nos delata, y es el que no nos permite, cual cancerbero, liberarnos, para intentar con modestia usurparle algunos minutos de descuento a la inexorable finitud... 
( de El tiempo es nuestra máxima catástrofe, prólogo del libro de cuentos El sendero de los extremos sucios )