El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

viernes, 5 de febrero de 2016

Astor Piazzolla - Soledad... y Sentidos, soledad







Sentidos, soledad

En ocasiones suelo implorar por lunas candiles eruditas en halos de claridad. No siento maltrato por el supuesto vacío que proponen las alucinaciones, percibo y sospecho que a la larga el cinismo paciente y expectante, vence. Ante la nada todo es posible, mí voluntad reniega, conspira, conserva algo de orgullo, apuesta por su pericia. Por las mañanas me invaden ayudas extrañas, esas que uno no solicita, auxilios que exhortan con vencimiento mediante, ayuno necesario por exceso de cena y descanso: fusión improcedente.
El bandoneón de Astor preserva todo en su lugar haciendo promedio entre placeres y malestares. Es un amanecer singular, tan especial como otros, completo de abismos, ausente de besos y caricias.
No la llevo tan mal con mis espejos, si bien delatan simétricos quebrantos conservo de ellos laberintos cómplices que sin mí se rasgarían.
Es vago y cruel considerarlos aliados, son simples acrílicos,   amarillas agendas, archivos mortales.
Debo admitir que aún conservo algunos de mis sentidos conforme a requerimiento. Suelo abusar del paladar para amansar en él y con él cepajes solidarios, acaso densos, acaso tortuosos. La ojera marcada por el tiempo sigue prestando atención sobre aquello que vale la pena leer y el oído continúa su labor aún con limitaciones desandando los magros solos de penumbra, acordes que me indican que la música no es lo mío.
Sigo madurando, si se quiere de manera taxativa, la nada sigue siendo lo posible,  y más ilusorio es intentar huir de mí vasallo interno. Al final del reto resulta imposible conservar algo por lo cual pueda sentir cierta migaja de orgullo, más allá de las soledades que diariamente me obsequian mis sentidos..