El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

lunes, 21 de julio de 2014

ENSAYO – LO QUE EL SER URBANO DEBE SABER SOBRE “EL CAMPO”: Formación y transformación del “Sujeto Agrario” de la Pampa Húmeda, por Antonio Diez. Fuente: Página Popular









Primera Aproximación…





Comienzo con este una serie de artículos, en que trataré de ir apostando elementos que permitan al “bicho urbano” formarse una idea de cómo arrancaron ciertas cosas que han marcado nuestra historia, desde el origen hasta nuestros días. Mucho del material ya ha sido publicado a lo largo de cinco años en www.elblogdelfusilado.blogspot.com y servirá de base al desarrollo de esta serie.



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Allá por 1828 Charles Darwin anduvo por estos pagos. En uno de esos viajes que aparecen sin sentido alguno, porque nunca nos explicaron el contexto. Porque, dígame amigo; ¿A santo de que andaban viajeros Ingleses por todas partes de estas tierras inhóspitas? Porque mire que hay que estar medio loquito para bajarse del barco (está bien, no era un crucero de lujo la Beagle) para largarse a pata por lo desconocido. Ta bien, que después consiguió que los Patagones le dieran una mano (y algunos caballos), pero…

Hago un paréntesis. En 1812 se libra el Combate de San Lorenzo. Su reconstrucción histórica se basa en tres documentos. 1) El parte de guerra de San Martín a sus superiores (él entonces era solo un Coronel), 2) el parte de los Españoles que tienen que explicar porqué volvieron a Montevideo en tan mal estado, y, 3) una relación de un viajero inglés. Este documento aparece en los archivos del Foreign Office. El “viajero Inglés” se llamaba John Parish Robertson. Años después, un General San Martín triunfante entraba en Lima al frente de sus tropas, y ¿sabe quien lo refiere en una descriptiva nota? Un viajero inglés… El mismo John Parish Robertson. Medio que parece en joda, pero es así. Parece que los tours ya estaban de moda.

Vuelvo a Darwin. Se recorrió la Patagonia, y a orillas del Rio Negro se encontró con Rosas que andaba en aquella campaña del Desierto (que no estaba tan desierto parece, porque aparte de los naturales era lugar frecuentado por “viajeros”). Darwin observa la naturaleza y levanta un prolijo inventario de lo que se ve y lo que no se ve. No en vano 60 años después, luego del Genocidio de Roca, con el apoyo financiero de la Sociedad Rural Argentina, son ingleses los que se quedan con las tierras de la Patagonia, para poblarlas de ovinos cuya lana alimentaría las tejedurías inglesas. (Ahora parece que está de moda hablar güevadas sobre los extranjeros que compran tierras en la Patagonia, como si estuvieran comprando tierra fiscal a precio vil, seguramente pagando coimas a los K, cuando esas tierras fueron vendidas a precio vil por los Héroes de la Generación de Roca, Julio, o Ataliva que era el recaudador). Pero algo más que la Patagonia recorrió Darwin, ya que llegó hasta Santa Fe, por lo menos. De esto poco se habla, lo importante es que dejó la impronta de “La tierra Maldita” para la Patagonia, que tal vez haya sido el fundamento de Sarmiento de regalársela a los chilenos… Lo fundamental es que aquellos sacrificados y admirables agentes de inteligencia del naciente Imperio Británico inventariaron prolijamente nuestros recursos naturales y humanos para forjar la grandeza de SU imperio. Porque ahora parece fácil; uno se mete en google.maps y ve todo, y eso con los programas de acceso público, ¡¡¡pero había que hacerlo entonces!!! Estuvo un tiempo en Buenos Aires, y allí palpó el recurso humano de la clase dirigente (que no tiene ninguna diferencia con la actual) ruin, mezquina, grande en ambiciones y corta de grandeza. Y así jamás le dimos importancia a la Patagonia, ¿para qué? si total con la Pampa Húmeda nos iba fenómeno y vivíamos como duques (vendiendo trigo y carne a los ingleses). Carne y trigo que se cargaban en barcos ingleses, se transportaban en ferrocarriles ingleses (Ah, ¿sabe quien fue el que fundó el The Argentine Southern Railway o sea el viejo FCS, luego Gral. Roca? William Parish Robertson, el hijo del viajero….). Hubo algo que Darwin no vio. Porque estaba muy abajo de sus pies. El Petróleo. Que cuando lo descubrimos no le dieron demasiada bola. Los ingleses no le daban mucha importancia al petróleo, y cuando se dieron cuenta, los sobrinos yanquis los habían madrugado.



Viendo el Marco Histórico…



De cómo fue que las vacas sagradas de la India siguieron siendo sagradas, y el medio pelo argentino sacralizó la vaca como símbolo de ganadería. La elegancia y el buen tono social



La civilización brahmánica (tema del cual entiendo todavía menos que de las cosas sobre las que escribo, lo cual es mucho decir..,) hace sagrados a los vacunos por razones que entiendo serán valederas y sumamente respetables para sus integrantes, entre los que no me incluyo. Pero la interacción entre esa cultura y nuestra cultura tiene más puntos de contacto que los que a primera vista aparentan. Allá por 1700 y pico, Inglaterra, había comenzado el camino a ser una Potencia Imperial. Una inteligencia puesta al servicio de una vocación de grandeza Imperial con todos los recursos en juego. Fuerza Militar para imponerse, cooptación de las clases Gobernantes, industria y comercio a full, manejo financiero para endeudar a los países y todo eso que ya sabemos y tanto hemos padecido desde el principio de nuestra historia como Nación. Es decir, los gringos tenían una mística ganadora, y además la ejercían poniendo el referí, y a veces sugiriendo o imponiendo la formación del otro equipo… Se había anexado la India, y allí empezaron a hacer su explotación Imperial. El algodón empezaría a abastecer la Tejedurías de Manchester, la caña de azúcar a extenderse por los trópicos, el Té de Ceylán abastecería el mercado Inglés (y del resto del mundo “civilizado”, al que cooptaron con su costumbre del “five o’clock tea”). Pero desconozco las razones por las que allá, tenían problemas de conseguir mano de obra, y “trasladaron” miles de coolies chinos a la India. Seguramente en calidad de semi esclavos o esclavos directamente, porque cuando uno tiene vocación imperial no se anda fijando en esas pavadas. Los esclavos siempre trajeron serios problemas de logística, porque si bien eran reemplazables, había que darles de comer, cosa que se solucionó muchos años después, con el fin de la esclavitud. Entonces pasaron a ser asalariados y chau; que se vayan a comer a su casa, y a otra cosa… Y de paso tienen que comprarnos sus alimentos (otro nicho del mercado). Pero me dispersé un poco. Volvamos a los coolies chinos que estaban en la India, y sus problemas alimentarios. Los ingleses eran muy respetuosos de los usos y costumbres de los lugares que colonizaban. Pragmáticamente hablando no querían comprarse problemas que le complicaran sus negocios. Y carnear vacas para darle de comer a los Chinitos los hubiera malquistado con los indios, y su clase dirigente, que en vías de cooptación no dejaba de ser brahmánica y hubiera visto con horror el sacrilegio de amasijar una vaca para comérsela. Entonces los Ingleses que la sabían lunga y tenían muy buena información (provista por los inefables naturalistas y “viajeros” que seguían recorriendo el mundo en busca de inventariar todo aquello que sirviera a los súbditos de S.M.) como dijimos al principio de la serie hablando de Darwin, inmediatamente pensaron en el charqui. Darwin había visto las vacas semi salvajes en las Pampas, había conocido a los Mapuches, a los Tehuelches, Ranculches, Pampas y todas esas etnias que poblaban un territorio al que después nos “vendieron” como “desierto. Y allí encontraron los ingeniosos ingleses el proveedor del insumo necesario. Antes de terminar por hoy, quiero recordar que los araucanos no son chilenos como dicen y repiten una sartenada de gansos de este lado de la Cordillera, ni tampoco son argentinos como corean otros salames de allá del otro lado. Son Mapuches como su nombre lo indica (Mapu=la tierra, che=gente). Antes que “inventáramos” Argentina y Chile ellos ya estaban ahí.

En 1914 empezó la Primera Guerra Mundial, y los ingleses se encontraron que la Kriegsmarine los acostaba seguido porque sus barcos andaban a petróleo y se reabastecían en el mar de otro barco petrolero, mientras que los ingleses se tenían que meter al puerto para carbonear. Mientras que en tierra los tanques, los camiones y los aviones marcaban la obsolescencia de la caballería (otra vez; malhaya triste destino…) Y el petróleo pasó a ser un recurso estratégico. Pero los yanquis les habían ganado de mano. Acá se mandaron un intento que casi les sale. Allá por los ’20 prefabricaron un conflicto laboral que les iba a permitir invadir la Patagonia “en defensa de la vida e intereses de los Súbditos de S.M.” Para ello instruyeron a sus estancieros ingleses de ir estirando la huelga mientras transportaban tropas a Malvinas. Contaron para ello también con la involuntaria colaboración de los líderes sindicales que entraron en el juego. (Convengamos en que su razón tenían) La Embajada Británica iba coordinando los movimientos, pero, siempre hay un pero. Yrigoyen era medio impredecible, y lo mandó a Varela, que como todo militar argentino desde Lavalle en adelante no pensaba más que en ESO, y los pobres anarcos pagaron el pato. Hay una cosa que siempre me ha molestado, sobre todo siendo como soy Radical Intransigente, que los Radicales no profundicen sobre estos hechos históricos, como para suavizar los cascotazos que recibe Yrigoyen. La otra es que no es nuevo que luchadores sociales por las causas populares se sigan prestando a ser forros de intereses ajenos, cuando siempre tienen que poner los muertos ellos. O sea que los Altamira, Pitrola, Vilma Ripoll no son originales en sus posiciones. Pero bueno, yo empecé con Darwin, y mirá donde vine… Hubiera sido bueno que nos enseñaran a valorar el trabajo por el avance de la ciencia de tipos como Darwin, pero dentro del contexto de un país con vocación imperial que no tenía el menor reparo en pagar costosas expediciones en busca de cumplir el destino político que se habían trazado. Pero al no enseñarnos eso, hemos quedado condenados, al parecer, a no evolucionar. ¿Vio la cantidad de gorilas que hay? Y ni miras de evolucionar… 



Seguimos con el marco histórico. Reseros eran los de antes…



Pedro de Mendoza se vino en barco, pero mandó a un tal Cabral arreando hacienda desde el golfo de Santa Catarina, para poblar con algunas vaquitas los pagos bonaerenses. Por lo que este buen Señor, creo que Pedro de Cabral era su nombre, con sus ayudantes se constituyeron en el antecedente de los reseros que hasta fines de los años ’50 del siglo pasado poblaron las pampas. El hecho histórico es que se vinieron desde lo que hoy sería Florianópolis con su tropa. No sé con cuántas arrancaron pero, sí que con algunas llegaron. La primera Fundación de Buenos Aires fracasó, y las vacas (y algún toro seguro) quedaron por ahí. De allí, de la introducción de ese par de especies animales exóticas, se inicia un proceso que aún al día de hoy sigue teniendo consecuencias en nuestra historia y en nuestro presente. Las condiciones de la Pampa Húmeda, pastos naturales, agua, ausencia de grandes animales carnívoros (salvo algún que otro puma), hizo que se multiplicaran y difundieran por un espacio geográfico tan ancho como propicio. También quedaron yeguas y padrillos, y como donde hay yeguas, potros nacen, ahí quedaron, vacas y caballos, como para solucionar los problemas de hambre que tuvo la Primera Fundación de Buenos Aires, y facilitar la instalación de Juan de Garay. Pero el Desierto, que ya hemos visto no era tan desierto como se decía, sino que estaba habitado. Querandíes, voroganos, ranculches, pampas, tehuelches y otros pueblos lo transitaban y pronto aprendieron a convivir y utilizar aquellos animales que vinieron a reemplazar los guanacos y otros frutos de la tierra que eran hasta entonces su sustento. Y contrariando las teorías sobre su salvajismo e incapacidad para adaptarse a las nuevas tecnologías que se suelen esgrimir, pronto domesticaron, amansaron y utilizaron el nuevo instrumento que el huinca había dejado a su disposición. El Caballo. La pampa entonces cobró una nueva dimensión, ya que andar a pié por ella con sus increíbles dimensiones hacía muy limitada la vida intertribal. En cambio, tres o cuatro días de marcha montando hacían una enorme diferencia.

Breve disquisición filológica: Los nativos no tenían en su idioma palabra para “vaca” o “caballo”. Según el “Diccionario y Gramática Pampa-Ranquel-Araucano” del Brig. Gral. Dn. Juan Manuel de Rosas vaca es “huaca” y caballo es “cauallo”.

Por el oeste de la Araucanía sucedían cosas similares, y también asimilaron el “caualllo” y la “huaca”. Utilizando el nuevo medio de transporte, los araucanos marcharon al este y así, se produjo la fusión de las distintas tribus de una misma etnia. Darwin y otros viajeros ingleses observaban y tomaban nota. Luego, en la metrópolis los estrategas del Imperio analizaban, interpretaban la información y delineaban los cursos de acción que mejor convenían a los Súbditos de S.M.

Sabido es que la salazón es una de las técnicas que primero aprendimos los humanos en tren de conservar las carnes. No era desconocida para los mapuches, junto con el ahumado. O sea, no había que enseñarles nada, solo tentarlos con el negocio de producir charque. Las vacas estaban ahí, detrás de la cordillera y hasta el atlántico. Las tribus ya estaban consolidadas por las múltiples cruzas, además fortalecidas por haber trascendido de la endogamia a la que estaban constreñidos cuando se movilizaban a pié. Múltiples lazos familiares se habían constituido lo que también facilitaba los entendimientos, por lo que se armó el entramado societario con mucha facilidad. De este lado, el saladero, también tenía su fuerza y Rosas (que era un Sr. muy industrioso) y la incipiente clase terrateniente del lado de acá lo venían explotando, abasteciendo de charque a los esclavos de los ingenios azucareros desde Brasil al Caribe. Breve disquisición histórico-musical: Se dice que los marineros que llevaban a Cuba el charque trajeron a estos pagos un ritmo musical llamado “habanera”. Una de las raíces del Tango. Rosas se mandó una expedición al Desierto (que por lo que vamos viendo, de desierto tenía bastante poco) con sus objetivos claramente políticos y comerciales. Primer objetivo: asegurarse el libre acceso a la Sal de Salinas Grandes (Macachin, LP) insumo básico para la salazón. Segundo objetivo: asegurarse un reparto justo de la hacienda de libre disponibilidad (cimarrona) entre los que llevaban los nativos al Pacífico, y la que los bonaerenses arreaban para los pagos del Tuyú donde estaban los saladeros de Rosas, Terrero, Ramos Mexía y demás. Tercer objetivo: asegurarse que los ingleses no cooptaran a los Araucanos para transformarlos en fuerza de ocupación de la Pampa Húmeda y sus haciendas, dada su relación comercial. En esto andaba por las orillas del Río Negro, cuando se le apareció Darwin. Que ya se lo contamos acá. Y, así se fue armando el negocio. Los ingleses consiguieron el abastecimiento del charque que necesitaban para alimentar a los coolies en la India. Las vacas de los brahmanes siguieron tranquilas, y nuestro desierto se llenó de gente industriosa que iba y venía con arreos de hacienda, y carretas cargadas con sal. ¡¡ Y eso que faltaba inventar la globalización, e internet, y los periódicos digitales!!! Después les cuento como se movía todo eso por el mundo. Y como un norteamericano y un francés obligaron a replantear todo el asunto. Hasta ahora vamos bien, los brahmanes siguen con sus vacas sagradas, y en Buenos Aires, se empezaba a sacralizar la vaca, o la ganadería, que parece lo mismo que lo otro, pero hasta ahí nomás. De la heroica Navegación a vela, y cómo se nos aparece un francés a replantear el asunto, con la ayuda de un yanqui. 



Avanzamos con el marco histórico

De la heroica navegación a vela, y cómo se nos aparece un francés a replantear el asunto, con la ayuda de una yanqui…



Los ingleses la tenían clarita. Una Potencia Imperial se construía sobre varios pilares si se pretendía que perdurara.

Esos pilares eran (y siguen siendo): La Información. El conocimiento. El desarrollo de la Ciencia y su aplicación a la industria. La Fuerza Militar. El control de los factores económicos y financieros. La armonización de ese conjunto en pos de un objetivo común.

A veces algunos amigos me señalan que al hablar tanto de los Ingleses y el Imperio Británico da la impresión de que admiro a los que nos cagaron la vida. Yo siempre respondo que si no analizamos las estrategias y las tácticas de nuestros enemigos no podremos derrotarlos. Y los ingleses son un modelo cercano en el tiempo, y han interactuado tanto en nuestra historia que a mi juicio son el ejemplo ideal, para los análisis que nos lleven a hacer grande lo que nos interesa por sobre lo demás: La Patria, entendida como un sub-conjunto inserto en la Patria Grande. Aparte, cuando uno analiza un poco, se encuentra con que a través del tiempo el esquema básico es el mismo. En “Política Británica en el Río de la Plata”, al analizar detalladamente Scalabrini Ortiz la historia y el devenir del empréstito de la Baring a Rivadavia en 1824, vemos que los manejos e imposiciones del FMI son calcados de los de los ingleses con la Baring hacia nosotros. Aún en la existencia de infames traidores a la Patria. (Domingo Felipe Cavallo es sorprendentemente una copia de Manuel José García). Hubo una época en que el comercio (que finalmente es el que aporta las “efectividades conducentes”) se hacía a vela. Y su máxima expresión fueron los “cliper” que tal vez sean los barcos más bellos y útiles que se hayan construido jamás.
Para su manejo: uno de los dos o tres que se conservan a flote de esos barcos es la Fragata Sarmiento, que es la versión Militar de aquellos velocísimos veleros que en unos cuarenta días de navegación unían la India con Inglaterra por el Indico, el Pacífico y el Atlántico (pasando por el Cabo de Hornos).
Durante años pelearon con dignidad a la navegación a vapor en practicidad y rapidez. Los ingenieros navales Ingleses desarrollaron un diseño revolucionario. Dejaron de lado los anchos cascos de los navíos de carga, y dibujaron un casco largo y angosto más propio de un yate de carrera, pero de las dimensiones adecuadas para trasportar una buena carga, y así la épica de la navegación a vela pobló los mares (y la literatura, que consumida por los jóvenes de entonces, y de muchos años después, despertaron vocaciones de navegación y aventura que poblaron las Escuelas de Marinos Mercantes). La función principal para la que fueron desarrollados aquellos cliper era “la carrera del Te”, o sea el trasporte del Te desde la India a Inglaterra, donde era envasado y luego comerciado por todo el mundo (previa capitalización del valor agregado por mano de obra Inglesa en la Metrópolis). Tanta era la importancia del Té, que el origen de la Independencia de los EEUU es un incidente en el que un grupo de piqueteros abordó un barco Inglés y arrojó su cargamento al mar en el puerto de Boston. Luego, como se independizaron y empezaron a escribir su propia historia se los llamó patriotas.

Los cliper, cuando volvían a la India iban distribuyendo los productos “Made in England” por los puertos de la América del Sur. Doblaban el Cabo de Hornos, y habiendo terminado su descarga en los Puertos del Pacífico, cargaban sus bodegas con el charque que provenía de las vacas de la Pampa, para alimentar los coolies, ¡¡ Y respetar las Sagradas Vacas de los Brahmanes!! Ahi reside el hilo conductor de estas historias aparentemente deshilvanadas y tremendamente distantes geográficamente hablando, y mucho más, sobre todo en las épocas que estamos describiendo.

¿Y el yanqui y el francés? Los franceses seguían las mismas reglas que los ingleses, aunque con menos éxito, también eran una potencia colonial, y los yanquis seguían los mismos cánones aunque venían más atrasados. Robert Fulton andaba ensayando aplicar la fuerza del vapor a la navegación y esto, a la larga, iba a mandar los cliper a pique. Francia tenía un par de ases en la manga. Férdinand de Lesseps que andaba con la idea de hacer un canal que uniera el Mediterraneo con el Mar Rojo en Suez, y Charles Tellier viendo la aplicación del frío al trasporte marítimo, ya que en aquellos tiempos se habían apiolado que el morfi estaba en el sur, y la gente en el norte, y había que cruzar el ecuador. Y ahí suele estar calurosito… Aparte que les empezó a sobrar gente y había que redistribuir las cargas poblacionales, que con alguna que otra guerra medio se achicaban, pero igual la gente se seguía reproduciendo con mucho entusiasmo.
Cuando se aplicaron las investigaciones de Fulton y Tellier hubo que replantear el asunto.




La Historia sigue su curso



De cómo la aplicación del Vapor a la navegación y el frío a la conservación de los alimentos vino a alterar el orden de las Pampas (Que según algunos era un desierto, pero en realidad era el Desierto más poblado que jamás se conociera en la historia de la Humanidad)





La conservación de los alimentos frescos siempre había sido problemática. De hecho, el ahumado y la salazón eran técnicas conocidas por casi me animo a decir todas las culturas, por primitivas que fueran. Las virtudes del frío también eran conocidas, pero era el natural, así que no era utilizable masivamente. Y la necesidad de alimentos frescos crecía en la medida que la Revolución Industrial iba restando mano de obra a la producción agrícola-ganadera y el traslado de ésta mano de obra al medio urbano. Además las potencias coloniales (aún dentro de sus limitaciones en políticas sociales) eran en general cuidadosas de su frente interno, y para completar, también de su mercado interno (algo que todavía no descubrió nuestra Mesa de Enlace) ya que les permitía un “piso de rentabilidad” asegurado que cubría sus costos fijos, y todo lo que se exportaba era ganancia pura. Entonces gracias al Yanqui Fulton se empezó a navegar a vapor, al principio medio precariamente, pero se fue perfeccionando. Y al tiempo, Tellier le aplicó el sistema de refrigeración a un barco que se llamó “Le Frigorifique”, que muy bien no anduvo al principio, ya que en su primer viaje se le pudrió la carga, pero de a poco lo perfeccionaron. Así que se vino el replanteo. O sea que; si podemos comernos un buen bife de chorizo, no vamos a desperdiciar esa buena carne haciéndola charque para que coman los coolies chinos. ¡¡¡ Faltaría Más!!!
En estas épocas de la globalización, que por lo que vengo entendiendo consiste en denominar de distinta forma las mismas cosas que se hicieron siempre, le llamaríamos “reconversión”. Por lo que en la Metrópoli decidieron “reconvertir” el “desierto” en Pampa Húmeda. Si por algo se han distinguido las Potencias Coloniales es por su pensamiento estratégico en el mediano y largo plazo. Esa visión de lo que va a pasar dentro de 50 o 100 años, y trabajar incansablemente en pos de ese objetivo. Y planificar cuidadosamente todos y cada uno de los pasos que los va a llevar a ese destino. Ejemplo: A través del Empréstito de la Baring, cuya garantía era la tierra pública de la provincia de Buenos Aires, Inglaterra se aseguró que la Pampa Húmeda no tuviera título de propiedad hasta tanto hubiera en el País una burguesía capaz de ser tentada con la Producción. Porque la fenicia burguesía porteña de entonces solo pensaba en el comercio, y no veía la ventaja de ser terrateniente. ¿Se acuerdan cuando nos decían en la escuela que el Progresista Rivadavia había hecho la Ley de Enfiteusis (que no es otra cosa que una ley de arrendamiento de la tierra pública) como un gran adelanto?. Claro, no la podía vender, arraigando así a los productores, porque habían sido puestas en caución como garantía. ¡A ver si se armaba una burguesía agraria antes de tiempo!! Había que esperar a que el Imperio interviniera formando esa burguesía terrateniente a su medida, y si era necesario ir ayudando al tiempo. Tiempo al tiempo… Mientras tanto… La vida en nuestras pampas transcurría. No diremos que plácidamente porque las circunstancias no eran plácidas, pero transcurría. Malón para adentro: incursión más acá de la línea de frontera cuando la hacienda que había que llevar al Pacífico escaseaba. Malón para afuera cuando las tropas de línea trataban de recuperarla para arrearla a los saladeros de acá. Contrariamente a lo que se supone los nativos hacían agricultura. En los partes de la campaña al desierto consta que una de las tácticas era quemarles los sembrados de maíz y zapallo en las cercanías de las tolderías para sitiarlos por hambre. Había muy buenos artesanos plateros y sogueros, o sea que un embrión de industria había. Tejían sus ponchos en telares primitivos. Teñían las lanas con distintos tintes naturales de las plantas del Desierto (¿Un desierto con plantas?). Lucio V. Mansilla en su “Excursión a los Indios Ranqueles” nos ilustra debidamente sobre la vida y costumbres de los Ranqueles en su Capital, Leuvu-Co.

Breve disquisición sobre pasturas y engorde: Hace una punta de años en Zapala, en la Agencia de Extensión del INTA estaba el Ing. Pirola (nativo de Pringles) Una prima que estaba conmigo visitando nuestros parientes había estudiado con él en Balcarce. Por él conocimos obras de regadío de la época Mapuche, donde se secaban los mallines, los sembraban con alfalfa y luego administraban el agua del mallín para regar. Ahí se le daba estado a la hacienda que venía de nuestras pampas antes de cruzar la cordillera, rumbo al saladero y de allí al estomago de algún chinito allá por Ceylán. O sea que los antiguos habitantes de estos pagos, no eran giles ni tontos, ni bárbaros ni salvajes. Eran lo que eran y nada más. No más salvajes que un civilizado alemán de las SS, por ejemplo. O que un cosaco ruso, o un civilizado Winston Churchill en la Guerra Anglo-Boer. O un encomendero español. ¡Fíjese lo salvajes y atrasados que eran que ni esclavos tenían! ¡Y de yapa ignoraban totalmente lo que era el derecho de propiedad!!
Sin embargo eran hábiles políticos y estrategas, y Rosas que también lo era, los respetaba, y sospecho que además tenía una política de largo plazo que los incluía en el concierto nacional. Porque Rosas se distinguía entre los políticos de sus épocas precisamente por su visión estratégica y geopolítica.

Precisamente me parece que por eso estorbaba a los planes del Imperio Británico que contaba en estos pagos con una entusiasta legión de seguidores cooptados. (Cualquier parecido entre los llamados Unitarios de entonces y el actual Grupo “A” es solo casual…) Por ahí la diferencia principal es que ya el Imperio Británico ha dejado de ser una Potencia Imperial, pero acá hay gente que se esmera en seguir siendo perro aunque cambie de collar. Tal vez por eso el Embajador de S.M. en el Brasil fue quien le dio el dinero necesario al Marqués de Caxias para que con sus tropas se uniera a Urquiza en Caseros. Porque Rosas no hubiera aceptado la reconversión que sobre la Pampa Húmeda el Imperio planificaba paciente y meticulosamente como todas sus movidas. Hacer de la Argentina el Granero y Carnicería del Mundo (Según los ingleses lo entendían o sea las Islas Británicas). Y ahí, los originarios no estaban contemplados. 



Empezando a “resetear” el llamado desierto. Preparando el replanteo



“Inglaterra será el taller del mundo, y América del Sur será su granja”. Esto había dicho un Primer Ministro Inglés creo que George Canning, y se pusieron en eso, con la determinación y tenacidad con que los Ingleses habían construido su Imperio, y estaban dispuestos a mantenerlo y agrandarlo. Como ya fue dicho, el empleo de la diplomacia, de la fuerza, de la cooptación de las clases dirigentes, y el manejo financiero era una perfecta combinación. Cuando la fuerza no era posible, como acá que salieron derrotados tantas veces como lo intentaron (salvo en 1982, pero eso es historia actual). Desde las invasiones de 1808/1809 a la Vuelta de Obligado solo habían conquistado fracasos militares. No así políticos, que suficientes constancias históricas abundan de la cholula admiración de las niñas bien de la época por los soldados ingleses, y de la abierta colaboración de los comerciantes porteños para con los invasores armados. A veces vienen bien las comparaciones; vea usted amigo el trato dispensado a los/as franceses colaboracionistas luego de la liberación en 1944. O sea que la cooptación estaba, y afianzada. Antepasadas de Mirtha Legrand y Susana Giménez, antepasados de Sanz y Prat Gay… (Eso sí: debemos desmentir vehementemente que Mirtha y la “Su” sean contemporáneas a la primeras Invasiones Inglesas). En Francia, rapaban a las mujeres que se habían manifestado en favor de los alemanes. A los otros directamente los fusilaban… “Quosque tandem Catilina…” dijeron en Roma. Más cerca en el tiempo; “Cuando los pueblos agotan su paciencia, suelen hacer tronar el escarmiento”. Entonces, manos a la obra!!. Primero, sacar del medio a Rosas, que al parecer tenía otras ideas que no coincidían con la línea trazada por el Imperio. No faltaban voluntarios entre el grupo “A”, pero eran de los “animémonos y vayan” así que merced a la guita que Lord Ponsonby (embajador Inglés en Brasil) le dio al Marqués de Caxias, los soldados brasileños formaron el grueso del Ejercito Grande que triunfó en Caseros. Los exiliados Argentinos en Montevideo seguían el avance de las tropas supongo que por Radio Colonia… Luego, se anotaron todos para redactar la Constitución de 1853, que era un trabajo más calificado. Y llegó el momento de salto al progreso, y la libre navegación de los ríos interiores (en contraprestación, los barcos argentinos podrían navegar libremente el Tamesis. Que no tuviéramos barcos no era problema, si teníamos a Sarmiento que decía que la navegación era cosa de los ingleses y nosotros no debíamos ocuparnos de eso). Sobre el tendido de los ferrocarriles sinceramente remito a Scalabrini Ortiz en su “Historia de los Ferrocarriles Argentinos”. Sobre los frigoríficos (ingleses también) ya hay demasiado escrito y por gente muy sabedora, como para que yo meta la cuchara. ¿Y de las vacas sagradas? El imperio ya había estabilizado su presencia en Australia a la que había poblado a partir de una política poblacional muy PRO. Colonia penal. Todo cuanto lumpenaje encontraban por las calles de Londres, ya fueran mendigos, ladrones de poca monta, carteristas, o simplemente “vagos y malentretenidos”, y toda cuanta prostituta anduviera por esas calles, sumando a los “840″ que les aceitaban los patines los cargaban en un barco y allá iban. Así que poblándose Australia, su ganadería vendría a suplir el charque que iba de las costas Chilenas, y los coolies seguirían recibiendo sus raciones. Y los brahmánicos en paz con sus tradiciones religiosas, llenaban los cuadros subalternos de la administración Colonial sin problemas de conciencia. Como ahora la Argentina tenía gobernantes serios, que inspiraban confianza a los inversores extranjeros, la Baring Brothers levantó el embargo sobre las tierras públicas, y entonces, se podían otorgar títulos de propiedad, y ya había gente decente que se hiciera cargo de esas tierras, “gente como uno” ¿vio?. Gente que sabía apreciar las cosas buenas de la vida, como por ejemplo tener una estancia. Y por allí se fundó la Sociedad Rural Argentina. Que pusieron manos a la obra refinando las ariscas vacas salvajes cuya única aptitud carnicera era el charque para alimentar esclavos, en cruzas europeas al gusto del consumidor Inglés. Otro Inglés (Newton) hizo (hizo hacer, mejor dicho) el alambrado, que tuvo un par de utilidades. La Primera, evitar que se mezclaran las haciendas, y la Segunda, marcar los límites de la propiedad. En todo este organigrama se habían completado todos los cuadritos. Solo faltaba ocupar el desierto. Un solo problema; como ya hemos visto, para desierto, estaba demasiado poblado. Pero para eso estaba Roca, la SRA, el diario La Nación, y toda la comunidad bienpensante de nuestro país. ¡Después de todo algún precio hay que pagar por insertarse en el Mundo! ¿No?
Sobre todo si ese precio se paga en sangre de gauchos, que son bárbaros como los indios, diría Sarmiento. ¡¡Y no solo lo dijo: lo escribió y lo firmó!!. Y entonces apareció el Gral. Julio A. Roca para completar la obra. Pero eso lo empezaremos a contar más adelante. 




El marco filosófico y legal



Sacado del medio el molesto Gobierno de Rosas, había que dar el marco jurídico para comenzar con la tarea marcada por los intereses Británicos. Darle forma y ponerlo en práctica, y para ello la Constitución de 1853, fue la piedra basal. Un joven abogado, Juan Bautista Alberdi (43 años tenía entonces) fue el encargado de dar la base filosófica del asunto. Extractamos algunos de sus pensamientos:

“….Aunque pasen cien años, los rotos, los cholos o los gauchos no se convertirán en obreros ingleses… En vez de dejar esas tierras a los indios salvajes que hoy las poseen, ¿por qué no poblarlas de alemanes, ingleses y suizos?… ¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga alarde de ser indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón de la Araucanía y no mil veces con un zapatero inglés?”

“…Tenemos suelo hace tres siglos, y sólo tenemos patria desde 1810. La patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo, bajo su enseña y en su nombre. Todos estos elementos nos han sido traídos de Europa, desde las ideas hasta la población europea.”



Esta fue la base filosófica del (mal) traductor de la Constitución de los EEUU que se nos aplicó y ocupa junto a la Ganadería un destacado lugar en el altar de las adoraciones de nuestra clase dirigente (al menos de la dirigencia de los poderes fácticos). Años después, Alberdi en sus “Escritos Póstumos” desde Europa demuestra y reconoce sus errores al punto que se opone tenazmente a la Guerra de la Triple Alianza, lo que le gana la “invisiblizacion” de esta parte de su vida por el Gral. Mitre,  que cumplió con el trabajo de amoldar la Historia a la medida del plexo legal nacido de la Constitución de 1853. Constituido el cuerpo legal, había que ponerlo en práctica, y aquí existían o coexistían diversos problemas, entre ellos la puja (aun no resuelta) entre Buenos Aires (entonces Provincia) y el resto del país, y la existencia de una población que tenía otros objetivos diferentes a los preconizados por Alberdi, Sarmiento y otros intelectuales similares. Y para ello se necesitaba un hombre de acción, ya que solo con “empujadores intelectuales”, cultivadores del “animémonos y vayan”, no iba a alcanzar. Es entonces cuando aparece en escena el Gral. Julio A. Roca, para hacer el trabajo sucio, o al menos una parte,  hacia el sur y la Cordillera de los Andes. No nos olvidemos que las tejedurías inglesas necesitaban de la lana que produciría nuestra Patagonia. Que no sólo de trigo y carne se componía la cosa.

Ya había sido votada y promulgada la Ley 817 (ver;http://leydeinmigraciondeavellaneda.blogspot.com.ar/), mediante la cual se abría la puerta legal a la entrada de quienes vendrían a poblar un territorio que ya estaba ocupado, y formar la otra pata del “sujeto agrario”. Una ya estaba en formación, que era la pata terrateniente, pero éstos de agachar el lomo y trabajar “ni acá” como diría un cordobés.



Limpiando la cancha. Las dos campañas del desierto

La conquista del desierto (J.M. Blanes)



La primera es la que toda la historia registra, la del Gral. Julio A. Roca, determinada por la llamada Revolución Industrial, que al despoblar los campos de Europa (y principalmente de Inglaterra) los dejaba sin producción de alimentos, ya que el agricultor se transformaba en obrero de la industria. De la Segunda, que aún está en curso, hablaremos más adelante. Básicamente era transformar la Pampa Húmeda en la gran productora de carne y granos. Eso no era una tarea sencilla, ya que lo que hoy vemos como campos agrícolas era una desmesurada extensión de pajonales solo aptos para alimentar animales semisalvajes con muy poca aptitud carnicera (salvo para charqui). No se podían introducir lo que luego fueran nuestras razas tradicionales sin previamente “refinar” la tierra por medio de la agricultura, para luego preparar las pasturas que las razas (que los ingleses necesitaban) pudieran desarrollarse en condiciones ideales. La única alternativa eran los inmigrantes, y allí vinieron nuestros abuelos a entrar en escena. Esto no fue sólo fruto de un desarrollo autónomo de nuestra Nación, sino que fue un adelanto de lo que hoy se llama “globalización” y la influencia del Imperio Británico en las decisiones soberanas de nuestro país, por dos vías que aún persisten y tienen influencia entre nosotros. El endeudamiento, y la existencia de una clase dirigente mentalmente colonizada, más dispuesta a mirar “como nos ven en Europa”, que en ver cómo nos vemos nosotros. Los ingleses sabían de nosotros como país, más de lo que nosotros sabíamos. Naturalistas como Charles Darwin nos habían recorrido minuciosamente, e inventariado cada uno de nuestros recursos y potencialidades. También Darwin (en 1833) había comprobado la existencia de una clase dirigente “despreciable” según sus propias palabras “dispuesta a prestarse a cualquier negocio”. Tan temprano como en 1812, en la Batalla de San Lorenzo, una de las crónicas en que se basa el relato histórico está a cargo de un “viajero inglés” llamado John Parish Robertson (las crónicas son tres, a saber: la del propio Coronel San Martín que informa a sus superiores en Buenos Aires del resultado de la batalla, la del Jefe de los Españoles que hace lo mismo, y la citada del Inglés Parish Robertson) Años después, San Martín entra victorioso en Lima (Perú) al frente del Ejército de los Andes. Un “viajero inglés” describe la entrada y el desfile de las tropas. Adivine quien era ¡¡Nuestro conocido y ya casi de la familia John Parish Robertson!! La pucha con estos ingleses ¡que vocación por el turismo…! Unos años después, y seguramente teniendo en cuenta que le gustaba América del Sur fue Embajador de Inglaterra en Brasil. Su nieto, Frank Parish, para no desmentir la inclinación de su abuelo por estas tierras, fue el fundador del Ferrocarril Sud. En su Historia de los Ferrocarriles Argentinos, Don Raul Scalabrini Ortiz desmadeja el ovillo y nos explica claramente como lis ingleses (y Frank Parish precisamente) jamás pusieron una puta libra esterlina en la construcción de los ferrocarriles, que por el contrario fueron construidos con dinero argentino, depositado en Bancos Ingleses, que nos los prestaron cobrándonos intereses ¡por nuestro propio dinero!. Por supuesto, que había argentinos que cobraban suculentas comisiones por endeudarnos. Todos ellos con nombre de calle o Avenida… Bernardino Rivadavia, Manuel J. García (una especie de Domingo Cavallo del siglo IXX) Ataliva Roca, (el hermano del Gral., que era el que recaudaba), Juarez Celman (cuñado del Gral Roca y que está en los billetes de cien) Quintana, que fue Presidente de la Nación y abogado de los Bancos Ingleses (al mismo tiempo, claro, no iba a andar viviendo del sueldo de presidente, porque el era patriota.) o sea que más o menos como Gonzalez Fraga hoy en día, o Fernando Gil Lavedra, diputado nacional y abogado del FMI al mismo tiempo… (por suerte son Radicales que si no sería un escándalo…). Ahí está el origen de las fortunas de la clase terrateniente argentina. La Primera Campaña al desierto fue concebida por el Imperio Británico, financiada por la Sociedad Rural Argentina, su autor intelectual fue José Martínez de Hoz, quien además fue proveedor de gran parte de la caballada del Ejército, y ejecutada por el General Julio A. Roca. Luego pasaron por ventanilla a cobrar. Para dar una idea: los que conocen la zona, 2.500.000 hectáreas cobró Don José por sus caballitos. Exactamente desde Mar del Plata hasta La Dulce-Lumb- Juan N. Fernández. La Nación premió al Gral. Roca con otro tanto y así se fue repartiendo la propiedad de la tierra. Al ejército lo seguían unas carretas de un industrioso galleguito que había “arreglado” con Ataliva Roca ser el cantinero de la expedición. Como también estaba establecido que se iban repartiendo tierras a los oficiales, sargentos y tropa en distintas escalas según jerarquía y méritos, estos también ligaron algo, pero como sus sueldos siempre venían muy atrasados (el pagador era Ataliva Roca), andaban siempre escasos de moneda, pero el galleguito fiaba y anotaba. Así fue que cuando llegaron los títulos de propiedad, el galleguito pudo cobrar los fiados. Así desde la Dulce hasta el Cristiano Muerto, Don Ramón Santamarina, que no era otro el cantinero se quedó con algunas hectáreas, aparte de las de Azucena, Barker, La Negra… Años después, su hijo sería Vice Presidente “de Facto” de Jose Felix Uriburu, en 1930.Ya consolidada la propiedad de la tierra, empezaron a venir los inmigrantes, a los que les decían que en la Argentina había tierra de sobra. Claro que no les dijeron que ya estaba escriturada a nombre de otros…
A partir de ahí se construyó lo que vimos al nacer y en nuestros primeros años. ¿La Segunda?. Todavía está en curso; más adelante se la contaré, porque primero hay que ver de como aparecen en la escena los primeros actores del llamado “sujeto agrario”; los que venían a llenar los últimos casilleros del organigrama, o sea los inmigrantes. 




¿Gobernar el poblar?



Una de las premisas básicas post-Constitución de 1853 fue la transformación del Desierto en Pampa Húmeda productiva. Para eso se habían dado algunas de las condiciones básicas expuestas en un artículo anterior. La diplomacia por parte del Embajador en Río de Janeiro, la fuerza a través de las tropas Brasileñas que formaron el grueso del Ejército de Urquiza (pagadas por Inglaterra), la cooptación de la clase dirigente, y bueno, sólo faltaban algunos toques de sometimiento económico y financiero para completar el cuadro. Historiar lo que fue el reparto de tierra no es objeto de este artículo, por lo que el que necesite algún dato más, puede ver algunos ingresando Julio A. Roca en el buscador. También recomiendo el libro de Antonio Elio Brailovsky “Historia de las crisis Argentinas” para ver lo que fue el endeudamiento irresponsable de la Presidencia de Sarmiento, que llegó a decir con su característica sinceridad (brutal) que había tomado deuda sin saber para que la tomaba… La conquista del Desierto, se financió con bonos pagaderos en tierras a conquistar. El resto, se remató en París y Londres una vez terminada la campaña. De allí la presencia de los ingleses en la Patagonia, ya con escritura y todo… También había una buena parte que se destinó a los soldados, Sargentos y Oficiales de la campaña. Pero como los sueldos llegaban tarde, mal, o nunca, la mayoría de esas tierras fueron cambiadas por las deudas de los pobres milicos con los cantineros de la expedición. Un industrioso gallego de Orense (en Galicia) seguía con sus carretas el avance de las tropas. Y fiaba… Tenía una buena amistad con el Coronel Benito Machado, Comandante de la Costa Sud de la Provincia de Buenos Aires. ¿Será por eso que Machado demoraba los pagos? Total Don Ramón fiaba… Así fue que Don Ramón Santamarina (el Galleguito de Orense) resulto siendo uno de los mayores terratenientes de la Provincia de Buenos Aires. Su hijo Jorge, fue Presidente del Banco Nación, y vice-presidente de Uriburu después del golpe del ’30. Casualidades… Alberdi, había soñado con una inmigración de industriosos europeos, y en ese sentido, la Ley 817 de la época de Avellaneda (el del hambre y la sed…) abrió la posibilidad legal del afincamiento de los inmigrantes, dándoles inclusive la equiparación en derechos con los nativos (menos algunos, a saber: los indios y los gauchos). Repartida que había sido la tierra, había que poner manos a la obra. Los nuevos propietarios, en su absoluta mayoría comerciantes, especuladores, comisionistas, acomodados y demás, de trabajar ni “áca” como dicen los cordobeses. Las vacas seguían por ahí, ahora con dueño y marca, pero así no servían más que para charque, que ya no era el negocio. Había un problema técnico. Los pastos naturales de la Pampa en vías de Humidificación eran muy duros y poco nutritivos para el engorde y más de las razas europeas que se iban introduciendo, por lo que había que eliminarles los pajonales, sembrarles pastos más palatables y nutritivos. Para eso había sólo un procedimiento (que sigue vigente). Hacer tres años de agricultura y en el último sembrar trigo consociado con alfalfa u otra pastura apta. Para eso había que trabajar, ¡y fuera de joda, trabajar en serio! Y había que invertir. Ambas cosas hacían correr un frío por la espalda a aquellos esforzados especuladores. ¿Justo a ellos le había tocado semejante desgracia? Pedirles que hicieran exactamente las dos cosas que ni querían ni sabían hacer. Entonces, vieron que en la vieja Europa sobraba gente. No los rubios, nórdicos, industriosos que soñara Alberdi, sino otros, más curtidos, necesitados y hambreados. Por consecuencia menos exigentes y más dóciles. El Sur de Italia y España proveyeron el grueso. Se crearon agencias de colonización en la que a los aspirantes a inmigrar se les fue dibujando una esperanza de un País con abundancia de tierras, de vacas y sembrados. Hay que entender que prácticamente zonas muy grandes de Europa estaban saliendo del Medioevo o poco menos. Que las tierras cultivables estaban en manos de Señores que poco habían aggiornado su comportamiento desde el feudalismo.Breve disquisición histórico-familar: Yo tuve la suerte de poder escuchar los relatos de mis abuelos inmigrantes sobre su vida en la España semifeudal, y cuando vi  “Vientos de Agua” se me representaron las historias de mi abuelo materno, Leonés, luego minero en Asturias, y su venida acá, desertando del Ejercito Español, porque la forma de salir de aquella miseria era ir a Marruecos a pelear con los moros o huir a América. Causa determinante de su decisión (a los 19 años de edad): tenía un amigo de nombre Servando González, que vino antes que él, y de acá le escribió dándole una noticia muy motivadora. “…acá se come todos los días…”. Mi abuelo era un poco exagerado, pero mi otro abuelo, más parco me lo confirmó. La cosa era así.

Bueno, así fue que llegaron gringos y gallegos, rusos y polacos, alemanes  suizos y austriacos (así con acento en la á que es como les dicen en la zona de Salto y Pergamino) que en realidad eran croatas. Los franceses de Pihué, los sufridos descendientes de los fenicios (sirios y libaneses, que como llegaban con pasaporte expedido por el Imperio Otomano les quedó turcos) que como buenos fenicios ¿Qué otra cosa más que comerciar podían hacer?. Holandeses virtualmente tirados a la mano de Dios en los pagos de Micaela Cascallares. En fin, todos los desheredados de la tierra afluyeron. Los europeos se cuidaron muy bien de promover que sus trabajadores, artesanos y demás gentes con oficios y conocimientos dejaran sus países de origen. Uno, que tuvo la suerte de escuchar unas cuantas historias de primera mano, llega inevitablemente a la conclusión de que solo promovieron  la emigración de la población que les sobraba, y que de quedarse allá les iba a complicar el precario equilibrio social devenido de la Revolución Industrial. Poblar es civilizar cuando se puebla con gente civilizada, es decir, con pobladores de la Europa civilizada. Por eso he dicho en la Constitución que el gobierno debe fomentar la inmigración europea. Pero poblar no es civilizar, sino embrutecer, cuando se puebla con chinos y con indios de Asia y con negros de África. Poblar es apestar, corromper, degenerar, envenenar un país, cuando en vez de poblarlo con la flor de la población trabajadora de Europa, se le puebla con la basura de la Europa atrasada o menos culta. Porque hay Europa y Europa, conviene no olvidarlo; y se puede estar dentro del texto liberal de la Constitución, que ordena fomentar la inmigración europea, sin dejar por eso de arruinar un país de Sud América con sólo poblarlo de inmigrados europeos. (Juan Bautista Alberdi)

La mano de obra rubia, industriosa, y nórdica de Alberdi y Sarmiento estaba bien en los papeles, pero el Poder de esa clase dirigente cooptada tenía otros proyectos, que no pasaban por un desarrollo armónico de toda la sociedad, sino por el desarrollo de sus propios negocios. Y sus negocios pasaban por el abastecimiento no ya del mercado de carnes en Europa, sino algo más sencillo y que les requería menos inversión, menos riesgo empresario, y más prestigio social. Abastecer los frigoríficos Ingleses que se radicaban en la Argentina. Ni siquiera se les pasó por la mente levantar ellos los Frigoríficos, y capitalizar el valor agregado. Ya hace muchos años que Scalabrini Ortiz analizó con verdadera maestría, de qué forma los ingleses no invirtieron un solo peso acá. Cómo con créditos del Banco Nación y Provincia levantaron sus instalaciones, así como construyeron los ferrocarriles contabilizando como crédito externo el ahorro argentino. Así que, el que quiera detalles que los lea en los libros de Raúl Scalabrini Ortiz. El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes. (Art. 25 de la Constitución Nacional de 1853)





¿Amuchar el poblar?



El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigna por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir las ciencias y las artes (art 25 de la Constitución Nacional de 1853)





Amparados por la ley 817, y bajo el espíritu del Preámbulo de la Constitución (“…para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo Argentino…”) empezaron a llegar los inmigrantes. No tengo motivos para sospechar que en su inmensa mayoría eran efectivamente de buena voluntad. Lo que sospecho es que en algunos casos no había tanta buena voluntad entre los que acá estaban esperándolos. Porque nadie les avisó a los inmigrantes que la tierra YA tenía dueño. Y que su papel era en general la de colonos (mano de obra) en tierra ajena. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires y Sur de Santa Fe y Córdoba, (Entre Ríos tuvo en general otros criterios en la colonización) . Ya entonces, el concepto de los economistas modernos de que un porcentaje de desocupación es bueno (para los economistas) para tirar a la baja el costo laboral, se conocía así que los de la Escuela de Chicago sólo copiaron… También se crearon empresas de Colonización, fundamentalmente en la Provincia de Santa Fé con Guillermo Lehmann y Aaron Castellanos, y la Jewish Colonization Association que con el patrocinio del Baron Hirsch trajo a los “gauchos judíos” (es decir, trajo judíos centroeuropeos, que aquí se agaucharon) a Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, y el Territorio de la Pampa. Rivera, Carlos Casares, Bernasconi por acá, Moisesville en Santa Fe, Basabilvaso, y Villa Gral. Ramírez en Entre Ríos fueron sus principales asentamientos. A ellos les debemos las primeras Cooperativas Agrícola y Tamberas. Nuestro conocido Gustavo Grobbocopatel es precisamente descendiente de aquellos, como Valentín Levisman que fuera Presidente de SanCor y de CONINAGRO. Otro de los empresarios colonizadores fue Tomás Casey, fundador de Venado Tuerto y Coronel Suárez. Casualmente, los Banqueros que facilitaron el dinero a Casey para sus empresas de colonización fueron los Hemanitos Baring… Cuando la crisis de 1890, llevó a la bancarrota a Casey, la Baring Brothers se hizo cargo de los campos. Pero no todos los inmigrantes vinieron siendo parte de proyectos serios y organizados, sino unos pocos. La mayoría llegaron engañados por una publicidad trucha y se encontraron en condiciones que muy poco mejoraban aquello que habían dejado atrás con esperanza de un futuro mejor. Las condiciones eran más o menos así:



Las estancias no loteaban y alquilaban, sino que arrendaban un lote grande (2000 has. por ejemplo) a la Casa de Ramos Generales que acopiaba para los grandes exportadores (Dreyfus, Bunge y Born etc.) que actuaban en calidad de garantes del arrendamiento. El Ramos Generales sub-arrendaba a los colonos. Como el colono no tenía más capital que sus brazos, el “Ramero General” (así lo llamaban los editoriales de “La Tierra”, órgano de la FAA) le facilitaba herramientas y algunos caballos, le obligaba a contratar los seguros y la trilla con las trilladoras del Ramero etc. No se le permitía tener animales que no fueran los destinados a la explotación agrícola (no vaca lechera, no gallinas, no chanchos, ni otro animal de consumo). El tercer año debía sembrar trigo con alfalfa (semilla de alfalfa que debía comprar al Ramero) y desalojar para ir a trabajar otro lote. Allí entonces el Estanciero comenzaba la explotación ganadera, ya por su cuenta. Esta era más o menos la situación de los colonos de Alcorta y otros lugares de Santa Fe a la altura del Centenario. Y que diera lugar a la huelga de 1912 llamada “Grito de Alcorta” y que diera lugar a la formación de la Federación Agraria Argentina. La existencia de excedentes en la inmigración amuchados en el Puerto presionaba hacia la baja la oferta de mano de obra arrendataria, y solamente la primera guerra mundial que cerró la inmigración masiva, más la presencia de Irigoyen en la presidencia de la Nación hizo que se fuera modificando el panorama. Menos inmigrantes disponibles y un Gobierno nacional que tímidamente enfrentaba (pero enfrentaba) a los terratenientes dictando algunas leyes de protección a los arrendatarios hizo que la Federación fuera haciendo pié, y transformándose en una entidad de alcance nacional. Otra colectividades como nuestros tan asimilados Daneses también vinieron en forma similar, aunque más organizada. Carlos Reisz y Compañia era una empresa cerealista (no de Ramos Generales) cuyo originante (Carlos Reisz) era dinamarqués, y había trabajado en Bunge y Born. También con la garantía de esta empresa exportadora arrendó grandes extensiones en la zona de Juan N. Fernández, La Dulce, y Lobería a algunos herederos de Martínez de Hoz (recordemos que post-conquista del desierto, Martínez de Hoz se quedó con 2.500.000 has. -Dos millones quinientas mil hectáreas- de campo) o sea ese sí que tenía para guardar, y repartir…). Reisz iba trayendo a sus paisanos por relación familiar y de amistad, lo que por ahí explica los lazos de solidaridad y apoyo mutuo entre los integrantes de la colectividad. Obviamente, el acopio, pasaba inevitablemente por manos de la Casa Reisz, y engrosaba los volúmenes exportados por Bunge… Otra empresa Colonizadora fue la del Ferrocarril Central Argentino. El norteamericano William Wheelwright se busco un buen abogado, y buenos socios y constituyó en Londres una empresa para construir un ferrocarril desde Rosario a Córdoba. Como tenía un buen abogado, con influencia en el gobierno nacional, consiguió que el Gobierno Nacional declarara de utilidad pública y sujeta a expropiación no solo el terreno por donde se trazaría el Ferrocarril, sino una legua (5KM) a cada lado de la vía, y se los entregara (a título gratuito)  para su colonización. Wheelwright (después de consumada la expropiación y el traspaso) comenzó a lotear y vender, publicitando la construcción del ferrocarril con lo que pagó la construcción del Ferrocarril y todavía le sobraron unos pesos. Seguramente para pagar los honorarios del buen abogados y lobbysta que había contratado. ¿El abogado? Juan Bautista Alberdi. Por eso siempre digo que es bueno tratar de averiguar de qué vivían los próceres cuando no estaban haciendo de próceres. Bueno, así caracterizamos las condiciones en que se produjo la inmigración, que nada que ver con lo que en un principio se dijo que iba a ser. La presencia de algunos personajes equívocos en la génesis legal y en la posterior implementación, me hace pensar que ya desde el principio, la inmigración enriquecedora, el crisol de razas y todo eso, me suena a sanata total. Más me inclino a pensar que lo que se pensaba realmente era en una mano de obra semiesclava, para refinar las tierras del Desierto y transformarlo en pampa húmeda, granja del taller del mundo como había dicho Canning. Pero, bueno, vinieron y acá estamos. Algunos hombres (y mujeres como María Bulzami, la que pateó la olla) fueron moldeando el argentino de hoy, y somos lo que somos por ellos. De ellos salió el Pensamiento Nacional, de ahí venían Alem, Yrigoyen, Perón, Jauretche, Manzi, Scalabrini Ortiz, Hernandez Arregui. Gringos eran los Netri, uno cura, otro abogado, gallego y socialista Antonio Noguera y fundaron la Federación Agraria. Y, es lo que hay…!!! Como se dice ahora. Ah! Le debo la historia de María Bulzami (la que pateó la olla). Va para otro artículo, pero le adelanto que no sé si el Grito de Alcorta hubiera sucedido si María no hubiera pateado la olla.



La formación de la pequeña burguesía agraria



Ya quedó dicho como se fue poblando la Pampa Húmeda (y como se fue “Humedeciendo”, más que por lluvia, por el sudor de aquellos inmigrantes). Con la llegada de Yrigoyen al Gobierno (es decir, con la ley Saenz Peña) los hijos de aquellos esforzados colonos empezaron a ejercer sus derechos, al menos los electorales para gran escándalo de la sociedad bienpensante y tradicional que sacaba a relucir su racismo que poca diferencia tiene con el actual hacia los “cabezas” o los “perucas” o “bolitas”. Había un profundo resentimiento causado por el lento ascenso de esa clase media urbana y rural, que de a poco iba invadiendo ese orden establecido. Las Señoras de la clase alta que suspiraban fastidiadas por el fracaso de las Invasiones Inglesas que de haberse concretado con éxito les hubiera permitido ser Condesas o Marquesas, se dedicaban con celo a disuadir a sus hijas de casarse con esos hijos de los inmigrantes ordinarios pero laboriosos. Y que ¡ Horror! en lugar de tomar té de Ceylán, habían adquirido “el desagradable vicio del mate” (parece joda, pero esa frase la leí en un libro de lectura de escuela primaria de un instituto religioso de allá por 1910, libro que mi abuela había conservado…) propio de las clases bajas. Ya con la crisis de 1890, se habían desmoronado muchos castillos especulativos, y así se fraccionaron y vendieron algunos campos dando origen a una incipiente clase media rural, principalmente de inmigrantes vascos, que se habían capitalizado cuidando ovejas “al tercio”. (Modalidad de aparcería en la que el estanciero ponía el campo y la majada, y el vasco Ovejero señalaba uno de cada tres corderos con su señal propia, y se quedaba con un kilo de lana de cada tres esquilados. Aquellos vascos honestos y trabajadores, señalaban las corderas con su propia señal, por lo que al poco tiempo contaban con su propia respetable majada. Eran honestos y trabajadores, lo que no quiere decir que fueran giles…). Como dijimos, con la llegada de Yrigoyen se empezó a mirar la cosa de distinta forma, aparte que aquellos inmigrantes (sus hijos) eran la base electoral del radicalismo en el Interior. Aparecieron las primeras regulaciones en los arrendamientos, y si bien no se podía hacer una ley específica, al menos, se empezó a atender a los reclamos de la incipiente FAA, en el sentido de que los arrendatarios/aparceros pudieran disponer libremente de su porcentaje de producción, elegir quien les trillara sus sembrados y tener animales domésticos (algo tan elemental como una vaca lechera, gallinas y algún cerdo…) que aunque resulte casi exótico, esas eran sus primeras reivindicaciones. El estallido de la Primera Guerra Mundial trajo también sus consecuencias en lo interno, revalorizando algunos productos y desvalorizando otros. Ya el negocio de arrendar campos a medias a los “gringos” no era tan rentable, y de yapa con ese gobierno que se metía en todo, intentando desequilibrar la balanza cada vez que podía a favor de su clientela electoral, se fue purgando el panorama. Aparte, se comenzaba una incipiente industrialización sustitutiva de importaciones por lo que le especulación en tierra se canalizó hacia otras inversiones. En la inmediata posguerra se empezaron a lotear y vender más tierras (sobre todo en el Norte de Buenos Aires y Sur de Santa Fe. Las colonizaciones que se habían hecho “por derecha” tenían un sistema que hoy llamaríamos de “leasing” por lo que los arrendamientos (fueran en dinero, o sea los arrendamientos propiamente dichos, o en porcentaje de producto, llamados aparcerías) iban llegando a su término, por lo que los lotes finalmente se escrituraban a favor del colono, que ya pasaba a ser un pequeño propietario. Y pasaba de “campesino” a pequeño propietario de campo, que ya era otra cosa, ¿no?. Fueron los buenos años de la Presidencia de Alvear, y donde se afianzaron los Radicales como fuerza política del interior. También son los años en que comienzan a aparecer y organizarse las primeras Cooperativas que tienden a independizar al pequeño productor del “Ramero General”. Las grandes exportadoras no evidencian ninguna preocupación por su aparición, ya que en un principio son también tributarias de sus volúmenes de exportación. Aplicando la máxima de Lord Castreleagh dicen “mientras conservemos la llave del negocio…” En 1922 se crea la Asociación de Cooperativas Zona Centro (Hoy Asociación de Cooperativas Argentinas) con sede en Leones (Cba) y en pocos años llegaría sí a constituirse en un serio estorbo para las grandes exportadoras. Eso será otra historia. Federación Agraria sigue su lucha por mejores condiciones para los arrendatarios como entidad gremial, pero se encuentra con una limitación. Al ser una entidad gremial, tiene vedado el acceso a la actividad comercial, y ésta tiene un solo canal viable. La Cooperativa de Comercialización. Por años, sería motivo de profundas discusiones dentro del movimiento Federado, a tal punto que recién en 1932 se fundó AFA (Agricultores Federados Argentinos), que hoy día es la más grande cooperativa de productores del país) y solo en 1950 concretaría la existencia de la Federación Argentina de Cooperativas Agropecuarias agrupando así a una serie de Cooperativas fundadas paralelamente a las filiales de Federación Agraria (sindicato) a tal punto que generalmente compartían techo y dirigentes. “Has recorrido un largo camino muchacha” decía un publicidad de puchos hace unos años. Y eso se le podría aplicar a María Robotti de Bulzami, la que pateó la olla.

Y voy a contar la historia. Aquellos sufridos inmigrantes no estaban solos. Sus mujeres estaban con ellos compartiendo trabajos, desventuras y aventuras. Habían dejado padres, hermanos, amigos, paisajes, olores, con su hombre buscando un mejor lugar en el mundo para ellos y sus hijos, y los que de ellos vinieran. Y nada de ser ajenas a todo lo que las rodeaba.

En aquel rancho miserable de Alcorta (y en los campos de Alcorta. Figueroa Alcorta; ¿le suena? ahí donde está el Monumento a Los Españoles…), y en aquel frío junio de 1912 los hombres llevaban varias horas discutiendo la situación y sin resolver el momento adecuado para iniciar una medida de fuerza. María Bulzami, la dueña de casa, trajinaba alrededor del fogón, donde sobre una trebe hervía la olla del modestísimo puchero. En aquellos tiempos los hombres hablaban, y las mujeres escuchaban, hasta que María dijo “Estoy cansada de escuchar de cuando se va a hacer la huelga, y si va a ser mañana o la otra semana, y siguen hablando en la casa sin ponerse en marcha de una vez”. Y agregó. “La huelga empieza ahora” y pateó la olla, agregando “para mí la huelga empezó ya, acá no se cocina más”. Y así comenzó el movimiento que se dio en llamar “El Grito de Alcorta”, origen de la Federación Agraria Argentina. Como una burla a la memoria de María Robotti de Bulzami, la mujer del arrendatario en los campos de la familia Alcorta, en la Avenida Figueroa Alcorta, ahí en el Monumento a los Españoles, los actuales dirigentes de esa entidad se cagaron en su memoria en el año 2008. Disculpen la grosería. Ya veremos cómo llegaron ahí. Una acotación que no es casual: José Figueroa Alcorta fue el Presidente de la Nación en los fastos del Centenario de la Revolución de Mayo, y años después fue Presidente de la Corte Suprema de Justicia que convalidó con su acordada del 8 de Setiembre de 1930, el Golpe de Estado contra Yrigoyen, sentando así la jurisprudencia que amparó a todos los Golpes de Estado posteriores. 



Transformaciones políticas que se fueron dando, y al día de hoy aún traen consecuencias



Mientras los inmigrantes iban transformando el aspecto de la Pampa Húmeda, un proyecto político empezaba a mostrar señales de agotamiento. Sus mentores ideológicos, Alberdi y Sarmiento, morían en el exilio, traicionados por los beneficiarios de sus actos anteriores.

Leadro N.Alem había recogido el guante y sentado las bases para la reformulación de un pensamiento nacional con visión de la Patria Grande, e Hipólito Yrigoyen le daba cuerpo político a un movimiento transformador en lo político. La primera y fundamental reivindicación fue la lucha por el voto secreto, universal y obligatorio (universal hasta por ahí nomas, ya que las mujeres no contaban) que finalmente fue conseguido en 1912 con la mentada ley “Saenz Peña”. Así, de a poco fueron apareciendo en el Congreso Nacional algunas voces, si bien minoritarias, más afines a plantear los problemas de los colonos. Por otra parte, la Iglesia con le encíclica “Rerum Novarum” del Papa Leon XII en 1891, dentro de sus propias limitaciones, y más teniendo en cuenta en que época fue publicada, “acusaba recibo” de una problemática social, y preanunciaba (dentro de los tiempos Vaticanos) lo que después sería la “Doctrina Social de la Iglesia”. Estimo que tuvo importancia en el actuar de los Hermanos Netri (Juan y Pascual, párrocos de Alcorta y Máximo Paz en su sensibilidad ante el reclamo de sus fieles en aquellos momentos, y al llamar en su ayuda a su hermano Francisco, el abogado). Pero en esa génesis histórica, que empieza a dar cuerpo a la otra parte del “sujeto agrario”, hasta entonces invisibilzado, confluyen anarquistas aportando su experiencia gremial, socialistas con su bagaje ideológico y como dijimos, sacerdotes conmovidos por las condiciones de vida de sus feligreses inmigrantes y colonos. Y Francisco Netri acude a los Diputados Socialistas Nicolas Repetto y Alfredo Palacios, que son los que comienzan a visibilizar el conflicto y sus causas, hasta entonces debidamente invisibilizados por los medios de comunicación de entonces. No es mucho lo que se puede hacer con solo un par de voces en un Congreso dominado totalmente por el régimen, pero al menos se empezó a saber lo que estaba pasando. También había otro problema, que aterrorizaba a los inmigrantes: era la vigencia de la Ley 4144 (Ley de Residencia) que los podía mandar de vuelta a su país de origen según fuera el capricho de la autoridad actuante. Pero, como los inmigrantes se reproducían (y con bastante entusiasmo; recordemos aquellos familiones que se armaron) ya sus hijos eran argentinos, y no los alcanzaba la Ley, y de yapa ¡ahora iban a votar! ¡Y su voto iba a valer lo mismo que el del integrante de la familia patricia! Evidentemente se iba a venir el zurdaje…. O al menos el advenimiento de una nueva forma de ver el país, que se comenzó a concretar con la elección de Hipólito Yrigoyen en 1916. Allí se empezó a tejer una alianza que aún perdura entre esta parte del “Sujeto Agrario” (colonos y chacareros) y el Radicalismo, aunque ambos hayan sufrido profundas transformaciones a través del tiempo, y hoy día en nada se parezcan sus sucesores a los Radicales ni a los chacareros de aquel entonces. Tendremos que revisar un poco lo que fueron las políticas Yrigoyenistas hacia el campo para ver en que se fundó esa alianza. 



1916-1930 Los Gobiernos Radicales consolidan su relación con los chacareros y colonos




A partir de la asunción del Primer Gobierno Nacional elegido por el voto universal y obligatorio, que consagró a la Unión Cívica Radical en la persona de Hipólito Yrigoyen (extrapartidario, ya que Yrigoyen NUNCA fue afiliado de la UCR, es más, no toleraba que se dijera “el Partido Radical” en su presencia, considerando que el Radicalismo era un movimiento, no un Partido Político), se empezó a mirar las cosas de distinta forma. Nada revolucionario según nuestra forma de ver las cosas desde lo actual, pero muy revolucionario si nos ponemos en el contexto histórico del momento. Nuestros curtidos inmigrantes comenzaron a tener más oídos dispuestos en los despachos oficiales. Así en 1920 el Banco Hipotecario Nacional comenzó a otorgar créditos para la compra de campos a colonos, cubriendo hasta un 80% del valor de compra, y en 1923 se dictó la primera ley regulatoria de Arrendamientos. (Ley 10676) que ilegalizaba el sub-arriendo. Parece insignificante, visto desde la perspectiva actual, pero fue trascendente para aquellos colonos que se ilegalizara el sub-arriendo. Esto obligaba a los propietarios a arrendar sus campos en forma directa, eliminando al “Ramos Generales” como cuello de botella obligado por donde el colono debía necesariamente pasar, dándole así la independencia de comercializar libremente el producto de su cosecha (salvo aquella que por el contrato debía entregar como pago del arriendo, en caso de la modalidad “aparcería”). También por imperio de esta ley, quedaba en libertad de contratar sus seguros, y las máquinas de trilla con quien más le conviniera. Eran las primeras módicas conquistas de la lucha gremial de la FAA.


Esto, traía como consecuencia un mejoramiento en las condiciones económicas de los colonos, y por consecuencia, ascenso en las expectativas de ascenso social. Debe ponerse en la olla también el ingrediente de la Reforma Universitaria, que si bien para aquellos colonos y sus hijos fuera algo muy ajeno, era parte del clima… Los hijos de aquellos colonos (muchos de ellos analfabetos) ya tenían educación primaria. Sin embargo, aunque no supieran leer, eran muy sabios, (como decía mi amigo Angel Karaman hablando de su abuelo croata), y sus inquietudes por la educación de sus hijos argentinos, eran profundas y correspondidas por la Ley 1420. De todas estas cosas ha contado con mucha más amenidad que yo Luis Landriscina, así que me cuidaré muy bien de meterme en ese terreno. Comenzaron así a aparecer las primeras Cooperativas de Seguros contra el Granizo. (De hecho, el Progreso Agrícola de Pihué es la más antigua cooperativa y empezó a funcionar en 1901, seguida por La Previsión de Tres Arroyos en 1904). Pronto, aparecieron las Cooperativas Agrícolas, (la primera de ellas la de Basavilbaso, de los gauchos Judíos), tomando el papel que habían tenido los “Ramos Generales” pero conducidas por los propios colonos. Aquí apareció un problema al que aún no se le ha encontrado solución. Quedó dicho que la FAA se constituyó como entidad gremial, contando en sus propuestas declarativas “el fomento de la creación de Cooperativas para defender el valor del producto de sus afiliados”. Pero NO era (ni es) una entidad cooperativa en sí, sino una entidad gremial. La coexistencia de una actividad comercial, con una actividad gremial como dije, sigue siendo un problema a resolver. Cualquiera que conozca las cosas por dentro le podrá contar las incontables fricciones (nimias algunas, más importantes otras, pero cotidianas que surgen). Como fruto de las políticas nacionales que vinimos contando, comenzaron a multiplicarse las cooperativas, y al mismo tiempo, multiplicarse los soñadores, y así fue que en 1922, se fundó la Asociación de Cooperativas Zona Centro (hoy Asociación de Cooperativas Argentinas), primera Cooperativa de 2° Grado. En unos pocos años, se “animaron” a levantar los primeros elevadores de campaña junto a las estaciones del ferrocarril. Leones, Marcos Juárez, Tancacha, Oliva y algún otro más que no recuerdo. No se conformaron con eso, sino que encararon la construcción de un elevador Terminal en el Puerto de Rosario.

Pero todo esto era fruto de una política Nacional, ya que la financiación era avalada por el Gobierno Nacional. Y cuando digo “avalada” lo digo en serio. Con el gancho. No con la palmada en la espalda, y la declamación, ¡¡ CON EL GANCHO !! Que los apoyos morales, y las palmadas en la espalda y los discursos no están mal, pero hay que conseguir “las efectividades conducentes”, por utilizar el dialecto Yrigoyeniano… O sea: los mangos. Depuesto que fue Yrigoyen y su “Régimen” (ayer igual que hoy, a los Gobiernos Populares la derecha los llama “Régimen”), y la chusma Yrigoyenista desplazada, una de las primeras medidas de Uriburu, fue retirar los avales que el “Régimen” había concedido. Las Cooperativas no pudieron resistir financieramente y en el desastre económico los Elevadores de Campaña, y el terminal de Rosario, fueron concesionados por el Gobierno a una empresa Canadiense (Elias Howe and Co). Adivine quién era la Co. de Don Elías: nuestros viejos amigos Bunge y Born… Evidentemente, se había recorrido un largo camino en pocos años. Faltó un mes y tres días para diecisiete años, para mostrar el potencial económico y social de aquellos colonos inmigrantes, semianalfabetos muchísimos de ellos, despreciados por su origen y falta de linaje por las clases altas, que veían frustrado su sueño de tener sus propios “siervos de la gleba”. Y de yapa venían sus hijos, ya alfabetizados, que por ahí no tenían lugar en las chacras y comenzaban a transitar oficios urbanos…. “Sunescandalunabus!!!”. Como quiera que sea, y a veces sin proponérselo específicamente, aquellos inmigrantes que vinieron a “hacerse la América”, terminaron haciendo la Argentina pequeño burguesa y rural (y radical) que vivimos hasta diría el ’76. Para ser Conservador (políticamente hablando) hay que tener algo para conservar (en la vida de todos los días). Y resultó que ya algunos inmigrantes consolidaron con la escritura de la chacra aquella utopía que los había traído a estas tierras. Después veremos como la “crisis del ’30″ influyó en estos acontecimientos. 



La crisis del 30



La crisis del ’30 tuvo dos efectos diametralmente opuestos en la pequeña burguesía agraria naciente, y en la oligarquía terrateniente. Si bien ésta detentaba el poder y el Gobierno (el derrocamiento de Yrigoyen le había devuelto el Gobierno a quienes tenían el poder). Pero la magnitud de la crisis hizo necesaria la adopción de medidas de gobierno que paradójicamente afectaron menos a los pequeños productores. Los inmigrantes vivían todavía, y si ya no estaban en esta vida, estaban sus hijos que habían vivido de cerca el ascetismo de sus vidas y sus historias, por lo tanto, replegados en sus chacras resistían sin mayor problema una reducción en el nivel de vida sin quejas mayores. De 1916 en adelante como ya se dijo, los Gobiernos Radicales se mostraron sensibles a los reclamos de los arrendatarios, y después del golpe del ’30 y el rebote en la Argentina de la Crisis Internacional el horno no estaba para bollos, y no se pudo restablecer el “orden” que la “chusma radical” había trastrocado. Los arrendatarios aguantaron el chaparrón apelando a su memoria colectiva de austeridad aplicada a la supervivencia. En la chacra había de todo; ovejas, algunas vacas, gallinas, algunos chanchos, patos, pavos, gansos (que proveyeron el duvet del acolchado que me abrigó en mi cuna y llegó al moisés de mis hijos. Ese plumón, confeccionado por mi abuela en 1942, llegó prestando servicios hasta los ’80). Se lavaba la lana, se hilaba y se tejían medias y ropas de abrigo. La quinta proveía papas, cebollas, y lo que fuera de época. Una cultura del aguante. Para las familias terratenientes rentistas la cosa era distinta. En su gran mayoría su entrada era el cereal que, proveniente de las aparcerías, les permitían un tren de vida que les resultaba muy difícil frenar. Además, las familias se habían agrandado y eran muchos más los que sacaban de la misma lata… Algunas sucesiones se habían ido produciendo también, lo que fraccionaba los grandes latifundios en latifundios un poco menos grandes. (Y todavía no habían descubierto la forma de reacomodarse formando Sociedades Anónimas, en las que se transfieren paquetes accionarios, pero la unidad de explotación permanece intacta amparada por una forma jurídica). Como quiera que fuere, la pequeña burguesía agraria (e.f.) estaba en mejores condiciones para aguantar el chaparrón. La falta de precio para los productos de exportación se capeaba mejor desde la chacra que desde el casco de la Estancia. Muchos estancieros se endeudaron con los bancos (o venían endeudados) y no pudieron evitar la catástrofe. Y por allí se produjo un fenómeno extraño. Los Bancos ejecutaron sus deudas hipotecarias y se encontraron propietarios de interesantes extensiones de tierra “de la buena”. Como los bancos veían peligrar su existencia, acudieron al estado (cuando no) y se creó el Instituto Movilizador de Activos Financieros, que en realidad trasladó al Estado esos activos inmovilizados. Se acudió entonces a organismos estatales medio olvidados como los Institutos de Colonización (medio in articulo mortis, ya que era imposible vender esos campos “enteros” por falta de inversores que los quisieran comprar) y se los empezó a fraccionar y vender en remates, o particularmente, con financiación de los Bancos Oficiales (Nación, Hipotecario, y de las respectivas Provincias). Tenían una serie de  particularidades interesantes, como por ejemplo el apoyo técnico, la obligatoriedad de construcción de viviendas de material y con provisión de agua potable en su interior, (proveyendo de planos-tipo) plantación de montes para reparo y frutales (con provisión de plantas por parte de viveros oficiales en forma gratuita). En fin, toda una insólita planificación estatal (insólita por provenir de un gobierno absolutamente de derecha). Aquellos austeros inmigrantes descosieron el colchón, y así, muchos accedieron a la propiedad de la tierra, sueño que los había traído a América. No estoy contando nada irreal; sólo recogiendo la historia de cómo mi abuelo paterno compró 200 hectáreas de campo en San Mayol en 1936. Esa chacra sigue hoy en manos del menor de sus nietos. Por otra parte, los arrendatarios se encontraron sin pensarlo con otra ventaja. Venían pagando en especie (a porcentaje o aparcería). Al encontrarse los terratenientes con que no había precio (o era muy bajo para sus pretensiones y mantener su nivel de vida) presionaron (y consiguieron) la creación de un ente Regulador Estatal, y allí apareció la Junta Nacional de Granos como comprador de última instancia, con un precio mínimo que les salvara las papas. Pero éste les servía también a los arrendatarios para gambetear la situación. Otra salida de los terratenientes fue la del arrendamiento propiamente dicho. O sea en $ por hectárea, y los contratos a tres años con opción a dos más que fue luego legalizado a través de la ley 13246 del año 1948. Esos fueron los años de la definitiva consolidación de la pequeña burguesía agraria en la Pampa Húmeda. Que antes había sido desierto, y que humedecida por el sudor de aquellos inmigrantes pasó a ser lo que fue. De cómo se transformó en lo que hoy es, ya lo iremos contando en sucesivas tiradas si la paciencia de ustedes nos lo permite. De acá en adelante empiezan implicancias sociológicas, de ascenso social, políticas y un hermoso matete de circunstancias por los que algunos asimilaron modos y costumbres de las clases altas y terminaron olvidando de donde venían, para encontrarse en el Monumento a los Españoles con la sensación de no saber para donde van. Como dijo el Nano Serrat “…chupando un palo/sentados en una calabaza…”



Otras consecuencias inesperadas de las crisis del 30 

Inesperadas por el establishment, pero bien reales. Como por ejemplo la quiebra de muchas Casas Cerealistas y “Ramos Generales”. Y el desarrollo de las Cooperativas Agrícolas.

Zanjadas algunas diferencias ideológicas con respecto a la interacción entre Cooperativa y Sindicato, fundamentalmente entre Don Esteban Piacenza de FAA, que había agarrado la lanza cuando Francisco Netri (el abogado) fue amasijado por un matón pago de los latifundistas, y Don Celestino Sienrra, éste, con el apoyo de las Cooperativas de Seguros “La Segunda” en Rosario y “La Previsión” en Tres Arroyos se largó a fundar Cooperativas Agrícolas por el Sur de la Provincia de Buenos Aires, así como Luis Balestra lo hacía por Santa Fe y Córdoba. Esto podría ser voluntarismo puro, sino hubiera existido la necesidad. Es decir, si no existe una necesidad es muy difícil que nadie se movilice. Aún así, es necesario tener el olfato suficientemente agudo para detectar a la/las personas indicadas que tengan el respeto suficiente por parte de sus convecinos para poner el asunto en marcha. A los que han leído a Perón en “Apuntes de la Escuela de Conducción Peronista” les recuerdo cuando habla de los “apóstoles” y los “predicadores”. Es algo así. Es al cuete predicar si el predicador es un chanta… Y una de las virtudes del apóstol es detectar al predicador adecuado. Lo que sería una parábola del sembrador tecnificado… Tratando que no se le desparramen las semillas, y buscando la mejor tierra para que caigan allí. Grandes y calificados predicadores de nuestros pagos sureros fueron los hermanos Uslenghi. Las agencias de las Cooperativas de Seguros daban la base mínima del comienzo, asimilándose luego a la incipiente Cooperativa Agrícola. Los agentes, proporcionaban la primera aproximación para luego dejar paso a los convencidos como Sienrra que iba tejiendo redes cada vez más sólidas. Aquí se produjo la consolidación económica de la pequeña burguesía agraria. Con una institución conducida por sus propios interesados, que tenían muy cercano el recuerdo de las luchas por la supervivencia como para caer en tentaciones mercantilistas que los alejaran del sacramental “Todos para uno, y uno para todos”. Luchando diariamente contra el individualismo y convenciendo (y convenciéndose) por la fuerza de la realidad que las soluciones individuales no sirven a ninguno. Federación Agraria privilegió la acción Gremial por sobre la Cooperativa por un tiempo, y luego promovió directamente la fundación de Cooperativas pero perdió varios años en esa disyuntiva, prohijando AFA (Agricultores Federados Argentinos) hoy día la más grande Cooperativa de productores del país. Finalmente adoptó la misma estructura que la Asociación de Cooperativas Argentinas, pero su Cooperativa de Segundo grado (FACA) recién se constituyó en 1950. Antes, en 1934 las cooperativas algodoneras del Chaco habían fundado UCAL, y en 1938, la prédica del otro apóstol (Luis Balestra) se había concretado en la constitución de una Federación de Cooperativa Tamberas de Santa Fe y Córdoba (SanCor). Esta fue la estructura del Cooperativismo Agrario Argentino, que lo llevó hasta los años ’70 en que se constituyó en el primer exportador de granos de la Argentina, siendo pionero en la apertura de los mercados de Japón y China (con Japón en negocios intercooperativos, ya que se proveía de granos a la Zen-Noh (federación de Cooperativas Japonesas, de productores de carne aviar) para la fabricación de alimentos balanceados. Estos negocios eran llevados por un consorcio integrado por ACA y FACA. Pero me adelanté, porque en esta Borgeana historia, también hay senderos que se bifurcan y se vuelven a encontrar… Y al seguir un sendero por ahí se rodean algunos arbustos y setos, y hay que volver atrás para ver las cosas desde otra perspectiva. Debe recordarse que el propósito de todo esto es que los cumpas de formación urbana comprendan la complejidad del abordaje de las cuestiones que hacen a la producción agraria. Que no siempre son entendidos o analizados teniendo en cuenta la realidad de sus actores. Máxime cuando los propios actores a veces son confundidos en sus posiciones, y toman posiciones políticas que contrarían sus propios objetivos. Y no advierten que sus logros son preocupantes para sus enemigos, ya que hay una “plusvalía” que deja de alimentar parásitos y alimenta su ascenso social y económico. Lo primero; hacerle creer que su bonanza es fruto exclusivo de su esfuerzo y su trabajo, sin advertir que ese esfuerzo y ese trabajo es el mismo de siempre, y que sólo una política nacional le permite que no se lo “sustraigan” en el camino. Eso será otra parte de la historia, ya que estamos llegando a dos acontecimientos estrechamente ligados. La terminación de la Guerra y la aparición del Peronismo. 



Armando el mosaico de la representación



Coherentemente con lo que sucedía, los distintos grupos que formaban el “sujeto agrario”, fueron conformando entidades que los representaran. Y esto tiene sus bemoles, ya que no era lo mismo un cabañero, que un criador, y también tenían intereses distintos al invernador (aunque a veces cabañero e invernador fueran el mismo). Y allí vino la formación de las Sociedades Rurales, que no son lo mismo que la Sociedad Rural. Son dos cosas distintas, aunque ahora parezcan lo mismo. Pero en un principio fueron entidades con intereses diametralmente opuestos. Paso a aportar algunos datos tendientes a clarificar el asunto. Sociedad Rural Argentina: Es la más antigua de las entidades representativas. Es unitaria, es decir, (aunque a sus asociados no les guste la terminología) es una entidad de base. Sus asociados son directos tributarios de la entidad (como un club, o cualquier otra Entidad Civil, de hecho sus empleados se encuadran en la UTEDyC). Claramente NO es una federación ni confederación. Fundada allá por 1866, fue la organización que encaró la avanzada tecnológica de convertir las vacas cimarronas descendientes de las que hizo traer Dn. Pedro de Mendoza en hacienda refinada apta para trascender el destino de charque y convertirse en alimento fresco para Europa de la mano de los Frigoríficos, primero ingleses, y luego norteamericanos. Proveyó las caballadas que motorizaron al Gral. Roca en la llamada conquista del Desierto (o sea la trasformación de un espacio territorial que nada tenía de Desierto en Pampa Húmeda) cosa a la que ya nos referimos en artículos anteriores. Conserva desde entonces el monopolio de los registros genealógicos de todo cuanto animal se deba considerar de Pura Raza en nuestro país. Para registrar y poder comercializar como animal de Raza se debe tener la certificación de la SRA. Si no, es un bicho cualquiera. Para obtener esa certificación hay que ser socio de la SRA, lo que le garantiza que hasta el más modesto criador de aves o conejos (sin ser peyorativo, por favor) es tan socio de la SRA como Naum Werthein, o Miguens, o Biolcatti. Breve ejemplo: Don Armando Masaccessi, ferroviario de profesión, dedicado criador de Aves de Raza en el fondo de su casita de la calle Castelli en Bahia Blanca, era socio de la SRA. (inclusive Jurado en la Exposición de Palermo en alguna ocasión). Esto para que no anden diciendo que la SRA es elitista. Esto le garantiza a la SRA una cantidad de socios cautivos de los que no puedo asegurar que compartan las posiciones políticas de la entidad. Sino que deben serlo ya que si no lo son no pueden vender sus productos. Con la instalación de los Frigoríficos pasaron a ser los proveedores de la hacienda para faena de exportación (el llamado novillo pesado de un peso 450 kg). Se colocaron así en ambas puntas del negocio. Los criadores dependían de la genética para mejorar sus rodeos, esta genética era provista por los estancieros/cabañeros agrupados en la SRA. A la vez, como los campos de cría no tenían por entonces la capacidad por sus pastos naturales, de “terminar” el novillo de exportación los vendían en la mitad de su desarrollo para invernada. Y esto era un negocio que hacían los invernadores con el apoyo financiero de los frigoríficos, que redundaba en que los criadores eran “pedaleados” en los pagos y terminaban siempre bastante desconformes con su papel en el negocio, agravado por la falta de trasparencia general en toda la cadena de comercialización. O sea, que llegó un momento en que los pequeños y medianos productores que estaban afincados en el interior, aún siendo socios de la SRA, no se sentían representados gremialmente por ésta, conducida por los grandes estancieros que viviendo en la Capital estaban cerca de donde se cocinaban los guisos mas sustanciosos, mas dedicados a la bicicleta financiera que a la producción en sí.
Ojo; que estoy hablando de hace un siglo, que ya existían ciertas trapisondas. Las Sociedades Rurales: Con la llegada del Radicalismo al Gobierno de la Nación, Hipólito Yrigoyen comenzó una política de creación de una clase media con la incorporación efectiva de los inmigrantes y sus hijos al concierto ciudadano. No hay que olvidar que Yrigoyen TAMBIÉN era criador en su estancia de Estación El Trigo en Las Flores, y que su base política eran “sus” vascos del interior de la Provincia (aquellos vascos ovejeros, a los que me referí en el artículo “La formación de la pequeña burguesía agraria”), por lo que en aquellos tiempos aparecieron las primeras Sociedades Rurales oportunamente aupadas por los Gobiernos de Yrigoyen y Alvear e Yrigoyen otra vez. Estas Sociedades Rurales tuvieron destacadísimos dirigentes gremiales como Don Nemesio de Olariaga en Maipú, los Elissondo en Tandil y otros cuya enumeración no hace al fondo de la cuestión, pero hicieron un cambio en la forma y fondo del negocio. Fundamental trasformación fue la creación de los Remates Feria, donde se trasparentaba la compra-venta de las haciendas en Remate Público, donde lo mismo concurría con sus diez o doce novillitos el chacarero o sus doscientos novillos el criador mediano, y adonde los compradores de invernada se debieron empezar a proveer en competencia pública y de viva voz. Donde también concurrían los compradores de hacienda gorda. (En “Don Segundo Sombra” hay una descripción más literaria que la que yo pueda hacer de un Remate feria). De aquella época han quedado las Sociedades Rurales en cada pueblo más o menos importante.

CARBAP: Allá por 1930 se creó la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa. Esta es una entidad de 2° Grado que agrupa a todas las Sociedades Rurales de ambas Provincias. Es una consecuencia lógica de la existencia de entidades como las descriptas que lo eran pero de socios, CARBAP es de Sociedades. Que a través del tiempo hayan coincidido ideológicamente es otra historia, porque como sabemos todo pasa y todo cambia. Lo que se debe tener en cuenta que la sustentación política del Radicalismo en el interior de la Provincia fueron precisamente esas Sociedades Rurales, cosa que aún se nota. Aunque en su origen hayan tenido intereses contrapuestos, y definiciones políticas diametralmente opuestas. Los Estancieros Conservadores y los Ruralistas Radicales fueron una parte de nuestra historia del Interior. Si no la conocemos aunque sea un poco, se nos hace muy difícil entender cosas que pasan hoy día. Volveremos sobre este tema, ya que el mosaico de representatividad aún no está completo. 





Otra parte del mosaico





Lo que sucedía en la Pampa Húmeda no tenía porque no suceder en el resto del país. Los grandes frigoríficos se habían asentado sobre los puertos de embarque. Buenos Aires, La Plata, Zárate, Rosario, Bahía Blanca. A ellos tributaban las haciendas, diligentemente trasportadas por los ferrocarriles ingleses. Los itinerarios de las distintas empresas, garantizaban la circulación de los trenes de hacienda, de forma que en menos de 24 horas llegaran del punto de embarque al punto de faena. Así mismo, y con la misma eficiencia trasportaban los terneros desde la zona de cría a la zona de invernada (principalmente el Nor-Oeste de la Provincia de Buenos Aires) generando así fletes falsos, ya que el diseño de la red (radial hacia el Puerto) alargaba las distancias. Pero la problemática ya expresada era similar en todo lugar de producción.


El ejemplo de los pequeños y medianos ganaderos criadores de Buenos Aires se fue difundiendo y replicando en el resto del país con las propias diferencias y particularidades de cada zona. Así en la medida que se fueron dando las condiciones, la frontera ganadera se expandía. Las razas tradicionales, (Shorthorn, Aberdeen Angus, Hereford) no se adaptaban a las condiciones extra-pampeanas, pero con la introducción en los años 40/50 de las llamadas razas índicas (¡Las vacas Sagradas de la India!) tolerantes al calor, los mosquitos y garrapatas, las rústicas vacas de Santiago del Estero, Norte de Santa Fe, Chaco, Formosa, adaptadas a la zona, pero poco rendidoras en carne se fueron cruzando. Esto fue por el esfuerzo de los productores de esos lugares que apoyados por una política ganadera estatal (en técnica y crédito) empezaron a mejorar sus rodeos. No sin resistencia de los ganaderos tradicionales, agrupados en la SRA, que veían amenazado su negocio de la genética. Fue muy resistida la presencia en Palermo de los primeros reproductores Brahma. Pero MUUUY resistida. Los productores de las zonas “marginales” (o no tradicionales) comenzaron a tomar el ejemplo de los bonaerenses y fundaron sus primeras Asociaciones de Ganaderos, Sociedades Rurales y otros nombres similares pero alusivos, agrupándose en Confederaciones copiando también aquí el modelo de CARBAP. Finalmente todos se juntaron en lo que se llama:
 CRA (o sea Confederaciones Rurales Argentinas). Esta entidad es de tercer grado, o sea que está compuesta, no por productores en forma directa, ni asociaciones de productores, sino por confederaciones (constituidas por asociaciones de productores agrupadas estas por zonas o provincias). Parece un trabalenguas pero es un buen escalonamiento institucional. Al menos tiene un componente básico más federal que la SRA, con una representatividad teóricamente más equilibrada. Aún así, la preeminencia de CARBAP en su presidencia es casi excluyente. Esto conforma una introducción a lo que es la representatividad del sector “Ruralista” del campo argentino a través del origen de sus entidades gremiales de Productores originariamente ganaderos. Con el tiempo se fueron (y van) produciendo cambios y los ganaderos ya no lo son tanto, sino que se hicieron mixtos. La expansión de la frontera agrícola va modificando constantemente la realidad, y la evolución de la sociedad toda va adecuando pensamientos y sentimientos. Don Juan Costa: Primer Presidente de la Asociación de Cooperativas Argentinas, y militante del Radicalismo Yrigoyenista. 






La pata cooperativa





Básicamente, la formación de las cooperativas agrícolas se debió a la necesidad de los chacareros de independizarse de las empresas monopólicas exportadoras e industrializadoras de sus productos. Aquellos pioneros, con gran visión de futuro, pensaban que de los pueblos no debía salir el trigo, sino la harina, en una síntesis “chacarera” del pensamiento del Radicalismo Yrigoyenista en oposición al modelo agroexportador de los grandes terratenientes que detentaban el Poder Al principio a los grandes exportadores de granos no les preocupó demasiado la existencia de las cooperativas de agricultores ya que su existencia en cierta forma facilitaba sus propios negocios, reemplazando al viejo “Ramos Generales” y ocupando su lugar. Por otra parte desde el Poder Ejecutivo se alentaba esta movida como parte del Proyecto Nacional, a tal punto, que al fracasar en el Congreso la sanción de leyes tendientes a modificar el funcionamiento de los Bancos para ponerlos al servicio de la producción, fue el PEN en 1928 quien avaló a las cooperativas para levantar los primeros elevadores de campaña y un puerto en Rosario. Pero cuando de la mano de un gobierno populista y corrupto (decían ellos) que dilapidaba los sagrados fondos públicos avalando los locos sueños de esos gringos brutos de ser exportadores de su propia producción construyendo elevadores y ¡¡un puerto!! Pusieron el grito en el cielo. Por suerte (para ellos) vino Uriburu a restaurar el orden y la normalidad, y a poco del golpe de 1930, el Gobierno retiró los avales a la Asociación de Cooperativas Zona Centro. Eso sumado a la crisis internacional (la crisis del ’30) provocó la quiebra de esta Asociación. Borrón y cuenta nueva, pero entonces como ahora, (y esto es una deuda pendiente, que hay que solucionar cuanto antes modificando la ley de Entidades Financieras y la C.O. del BCRA) las Cooperativas no eran sujeto de crédito, por lo que arrastraron en su caída a los integrantes del sus Consejos de Administración. Alcancé a conocer de boca de sus propios protagonistas y sus descendientes los dramas que eso desencadenó. Sin embargo, aquellos sufridos inmigrantes y sus hijos no aflojaron y pocos años después se refundaban las cooperativas fallidas y surgían nuevas.

Pero el mensaje había sido claro; la restauración conservadora había vuelto para mantener el statu quo anterior en que el comercio internacional era para las grandes empresas monopólicas y si bien se toleraba la existencia de las Cooperativas Agrícolas, que ni pensaran en invadir el terreno reservado. El gran negocio; el que realmente dejaba ganancias y con menor esfuerzo, era para los que tenían el poder. La máxima de Lord Castlereagh tenía su aplicación hacia adentro; que  los gringos se entretuvieran soñando utopías cooperativas, mientras no afectaran la marcha de sus negocios, nada los debía preocupar. Y si se empezaban a poner cargosos, para eso lo habían echado a Yrigoyen, y ya muerto el viejo caudillo, Alvear era más razonable. Bajo el nombre de Asociación de Cooperativas Argentinas la vieja Asociación de Cooperativas Zona Centro reapareció fundada por las múltiples Cooperativas que se fueron creando.
A lo que apunto con esto es a demostrar que el Cooperativismo Agrario tuvo desde su origen y a través del tiempo su crecimiento en estar inserto dentro de proyectos nacionales abarcativos de la mayoría de los argentinos, y no solamente a la defensa de un mero interés sectorial. Nació y creció con proyectos nacionales y siempre que se salió del camino perdió volumen y calidad. Advertencia: todo parecido del proyecto de Nación del Radicalismo Yrigoyenista con este patético sello de goma actual que es la UCR es pura casualidad y puede deberse a errores de su conducción política, o a su afán declamativo.
 Mientras el “sujeto agrario” se iba modificando y su adscripción mayoritaria al Radicalismo continuaba firme. Pero muerto Yrigoyen el Radicalismo iba cambiando tal vez en forma muy sutil y poco visible, pero eso es otra historia que contaremos más tarde.






La circunstancia política





La nota de Mario Rapoport en Página 12

(http://elblogdelfusilado.blogspot.com.ar/2010/04/un-deja-vu-los-proyectos-economicos-de.html ) me exime de mayor abundamiento en el porqué de la adhesión de la pequeña burguesía agraria (e.f.) al Radicalismo. Yo lo venía haciendo en forma más genérica. La precisión del inventario de medidas del Radicalismo Yrigoyenista (en cuanto a lo agrario, y el resto de las actividades) da la medida de que había un modelo. No eran loquitos los Mártires de Dorrego el 5 de septiembre de 1937. Salieron a defender un modelo de país más justo para todos. Sosteniendo con el cuero lo que se decía con el pico. Y ese era el modelo del Radicalismo Yrigoyenista. El que le dio sentido y pertenencia a un embrión de clase media. El que “inventó” la clase media a partir de los hijos de los inmigrantes urbanos y rurales. El que pudo hacer que se acercara y se hiciera tangible el sueño de aquellos que habían dejado Europa hartos de miseria y guerra. El modelo de un país integrado, y que fuera saliendo del corsé del país agro-exportador pensado por la generación del ’80. Era un principio, y faltaba mucho. Para eso vendría al Peronismo unos cuantos años después, pero eso es historia que vendrá más adelante. Yrigoyen murió en 1933, y si la mitad de la gente que salió a la calle para despedir sus restos hubiera salido a la calle el 6 de setiembre de 1930, Uriburu se hubiera tenido que mandar a guardar. Pero eso es una opinión subjetiva del que escribe. Al morir Yrigoyen, el sucesor natural era Alvear. Éste, el bisnieto de Carlos María, aquel que le mandó la carta a Lord Ponsonby para que le preguntara a S.M. “que pensaba hacer con las ex-colonias Españolas en el Río de la Plata”. Alvear (Marcelo Torcuato) tenía más de zorro que de vizcacha, y en vida del Yrigoyen se había hecho el gil, y nunca se lo vio dándole aire a los antipersonalistas, pero tampoco los condenaba. Una especie de Felipe Solá de la época en eso de hacerse el boludo. Sabía que después de Yrigoyen no había sucesor posible. Y jugaba a eso. Si se jugaba por los antipersonalistas antes que muriera el Viejo iba a perder los votos. Y si esperaba con paciencia se quedaba con todo el paquete. Así cuando hace el arreglo con Pinedo (para levantar la abstención y convalidar el Tratado Roca-Runciman) hace la parte de oposición rebelde-que-se-levanta-a-la-hora-de-votar y protesta por las elecciones fraudulentas. Ve con simpatía a Roberto M. Ortiz, que después de todo es Radical, y piensa que el Régimen fraudulento caerá por su propio peso y entonces será elegido ya sin deberle nada a Yrigoyen. La incipiente burguesía rural (e.f.) tiene otras cosas más importantes que atender, como por ejemplo gambetear la crisis tal como lo explicamos y persiste en su adhesión al Radicalismo sin advertir que algunas cosas han cambiado, como por ejemplo que Alvear es parte del entramado conservador totalmente opuesto al modelo. Así, sin saberlo, en 1945 aparecen incluidos dentro de la Unión Democrática. Entonces, el “ruido de fondo” le impide percibir que el modelo Radical Yrigoyenista volvía con Perón. Con otras formas pero con el mismo fondo, y además haciendo lo mismo que Yrigoyen había hecho, ésta vez incluyendo al otro sector que había quedado rezagado, que era el sector trabajador urbano. Ese ruido de fondo le impide apreciar que por primera vez hay una ley específica de Arrendamientos y Aparcerías Rurales (la 12346 de 1948) y en cambio se siente molesto por el Estatuto del Peón, adoptando así los modos de los estancieros a quienes si afectaba la medida. También les impide ver que se abría un mercado importantísimo que era el mercado interno. La patraña del “Granero del Mundo” (cosa que nunca fuimos, a menos que creyéramos que el mundo se componía exclusivamente de Gran Bretaña) había calado muy hondo de la mano de los medios de comunicación. Nada nuevo. Creían tener algo para conservar. Primer paso para transformarse en conservador. La Segunda Guerra Mundial pondría todo patas arriba.







Guerra y postguerra


El estallido de la 2ª Guerra Mundial, si bien era algo que se veía venir fue provocando una parálisis del comercio internacional que redundó en la falta de demanda y entonces fue que tomó un papel preponderante la Junta Nacional de Granos, que se convirtió en la única compradora de la producción granaria, a un preció “sostén” que salvó a los chacareros de su extinción. Recordemos que la JNG no fue una creación de ningún gobierno dirigista ni soñada por ningún “zurdito” sino que se formó al amparo de los gobiernos conservadores de la década del 30. Nos han borrado de la memoria que aquello se llamaba “concordancia” o sea una bucólica convivencia de conservadores, socialistas, demócratas “progresistas”(sueño de Lisandro de la Torre que quería conjugar conservadorismo con progresismo) y Radicales Antipersonalistas. Algo más o menos como lo que ahora se llama “consenso”, que lo podríamos graficar en una fórmula presidencial Cobos-Binner… Y no fue creada pensando en el chacarero precisamente, sino para defender el valor del porcentaje de producción que recibían los terratenientes en concepto de “aparcería” (modalidad de pago de arrendamiento en especie, donde el propietario de la tierra recibe un x% de la producción en lugar de dinero contante y sonante). Al terminar la guerra y reactivarse el comercio internacional, habían casi tres cosechas acumuladas en poder de la JNG. Instalaciones colmadas, estibas en las estaciones… B&B, Dreyfus, y demás empresas exportadoras tradicionales se ataron la servilleta al cuello y se aprestaron para el banquete. Comprar el cereal a la Junta a precio vil y exportarlo a una europa hambrienta, y con dinero generoso del Plan Marshall. Pero hubo un problemita…


El 17 de Octubre de 1945 habían sucedido algunas cosas, que no habían registrado bien. Y de yapa el 24 de Febrero de 1946 el pueblo eligió a Perón. Que no venía solo, sino con un grupo de gente que tenía otras ideas.
Y así fue que alguien dijo; ¿y si en lugar de vendérselo a ByB salimos a venderlo nosotros? Y el estado (no el gobierno) se apropió de la plusvalía.
Entonces empezó a funcionar el IAPI, que en el intercambio empezó a mandar trigo a Europa y a traer Tractores (conocimos el Hanomag, el Lanz, el Deutz, el Zetor) con lo que se empezó a mecanizar el agro. Porque en un 80% se hacía con tracción a sangre, lo que reducía en un 20% la superficie de cada explotación (superficie que había que destinar a alimentar los HP). De pronto en pocos años desaparecieron los caballos (¿Malhaya triste destino?) con lo que los campos aumentaron en un 20% su superficie productiva, ya fuera en siembra o aumento de las cabezas vacunas o lanares. Porque la plusvalía era importante se fondeó a los bancos oficiales que empezaron a financiar los tractores que se importaban, y además el Banco Industrial empezó a financiar una incipiente industria de Maquinaria Agrícola. Curioso; pero muy pocas cosechadoras se importaron. ¿Y por qué? Porque en 1925 en nuestro país, Rotania diseñó y puso en marcha la primera cosechadora Autopropulsada del mundo (que se ha restaurado y guardado cuidadosamente en Sunchales, creo). Y en 1932 Miguel Druetta diseñó la cosechadora automotriz tal cual la conocemos hoy y la produjo en serie con sus socios Rossatti y Cristófaro (RYCSA). O sea que en esa tecnología estábamos a la vanguardia del mundo, por lo que el BI financió y los gringos cordobeses y santafecinos crearon fábricas de cosechadoras hasta la redundancia. Esto iba absorbiendo mano de obra de todo pelaje (otra no había) con lo que el bolsero changarín pasó a peón metalúrgico, y por ahí en un curso por correspondencia se calificaba como tornero, y su hijo, ya iba a la escuela técnica. Esto comenzó a ralear la mano de obra rural, y recuerdo que allá por 1950 hubo que apelar al Ejército para la juntada de maíz ya que la cosecha podía llegar a perderse por falta de juntadores. “Culpa de Perón” decían entonces; “amontonan a la gente en las ciudades, para poder manejarles el voto”. O sea que las mentes brillantes que hablan de clientelismo electoral no han descubierto nada nuevo. Habría que avisarles a algunos que el agujero del mate hace mucho que se conoce, así como que hay que tenerlo con el agujero para arriba para que no se le caiga la yerba….
Todo por la apropiación estatal de la plusvalía de los granos. Allá por la posguerra (de la 2° Guerra Mundial) toda la producción de granos de la Argentina se embolsaba. En envases textiles de arpillera de yute. El yute es una fibra vegetal que se cultiva en la India. De allí se llevaba a Inglaterra, donde se hilaba y se tejía, y se traía a la Argentina en rollos. Aquí se cortaba y se confeccionaba la bolsa, que con algunas diferencias en la densidad de la trama y el corte daba una bolsa en la que entraban unos 60 kilos, ya fuera de avena, cebada, trigo o lino. La empresa que se dedicaba a esos menesteres creo que era CAET (Compañía Argentina de Envases Textiles), empresa de Bunge y Born. Según como vinieran los “términos de intercambio” en algunos momentos el envase superaba en valor al contenido. En estos casos se utilizaba el sistema de “bolsa vuelta” lo que significaba que el comprador devolvía el envase. Los roedores hacían desastres por lo que había que remendarlas en muchas ocasiones. No eran impermeables por lo que no se podían dejar a la intemperie, pero bueno, era lo que había. Fuente de trabajo en las chacras y las estaciones donde multitudes de estibadores y bolseros se movían en épocas de cosecha. El linyera y el Croto eran parte de la mano de obra de aquellas cuadrillas. Esto significaba una erogación de divisas que anualmente se perdían en la importación del envase de nuestra producción. Ya por 1953, pasada la sequía del ’52, similar a la de 2011/2012, la situación de escasez de mano de obra se iba agravando, con lo que alguien dijo ¿y si reemplazamos la bolsa por el granel?. Y vuelta a la misma probada receta; IAPI importando chapa y maquinas-herramientas, Banco Industrial financiando Fabricas de silos metálicos, y Banco Nación financiando a los chacareros la compra de las plantas de silos-chacra. En la campaña 53/54 se vieron los primeros, que fabricados en Tres Arroyos eran de chapa negra pintados color naranja. Al año siguiente ya salieron galvanizados y hasta ahora, que el silo-bolsa vino a revolucionar el ambiente.


Reglas sencillas:


1) Apropiación estatal de la plusvalía


2) Sustitución de importaciones


3) Reconversión de mano de obra


4) Mejoramiento del nivel de ingresos de la clase obrera


5) Por consecuencia ampliación del mercado interno.


Una pregunta boluda? ¿Por qué cuando algunos hablan de mercado automáticamente hablan del Mercado Externo como si el mercado interno no tuviera importancia? ¿Será por aquella zoncera de “el granero del mundo”? 




Población y despoblación



Ya hemos visto como se fue determinando la expansión de la frontera agrícola en la Pampa Húmeda (la que antes había sido desierto). Esa expansión vino de la mano de la infraestructura indispensable de transporte. Y entonces El Transporte era El Ferrocarril. Lo demás era tracción a sangre. Las estaciones se iban erigiendo en la medida del alcance de aquellas enormes chatas y del aguante de sus caballos. Y en la medida de ser pequeños centros de servicios para los colonos/arrendatarios. Pero el tren, también llevaba y traía gente, mercaderías, abastecía los almacenes, traía el correo, traía los diarios, las revistas… Era un vector de culturas que iba homogeneizando la Argentina. En mi otra vida (la de tanguero, porque existe vida fuera del blogueo), suelo analizar la influencia de los ferroviarios en el tango, y resulta sorprendente la cantidad de músicos y poetas del tango que fueron ferroviarios (Agustín Bardi, Rafael Tuegols, Celedonio Flores) o que eran hijos de ferroviarios, e hicieron vida de estación (Edmundo Rivero o un cuasi tanguero, el actor Carlos Carella). Mucho más cerca en el tiempo, recuerdo a Marcelo Bares cantor de tango y guarda, que era de Dorrego. O sea que los ferroviarios y su mundo eran justamente el vector de homogeneización cultural. Y el Ferrocarril. De Don William Parish, y luego de su hijo, Woodbine Parish (de los Parish Robertson; ¿Se acuerda del “viajero inglés”?). Entre mis tesoros tengo una guía comercial del FC Sud, Oeste y Midland del año 1944 que resume el movimiento de carga y pasajeros de todas las estaciones de las distintas líneas, y estación por estación los comercios que en cada una de ellas existían, más los principales agricultores de más de 200 has  que tributaban carga, y las estancias a las que servía cada estación. Es una radiografía del movimiento económico de las Provincias de Buenos Aires, Mendoza, La Pampa, Río Negro y Neuquén (estas tres últimas entonces eran Territorios). Uno ahí puede ver la densidad de población, e imaginar lo que era aquello. Pero fue pasando el tiempo, y la calidad de vida creciendo, y ya no era suficiente la educación primaria de aquellos pueblos. Y aquella gente aspiraba a mejor educación para sus hijos. Se fue incrementando el parque automotor, y por consecuencia, el reclamo de mejores caminos. Y por allí, se compraban una casita en la ciudad cabecera, donde la madre estaba con los hijos durante la semana, y volvían a la chacra los viernes. O los abuelos eran los que vivían en el pueblo, y los nietos estaban en la semana con los abuelos. Se iban adquiriendo otras pautas culturales. El rural se hacía citadino. El Peronismo no atacó frontalmente el tema de la tenencia de la tierra. Optó, en vez de una Reforma Agraria por una táctica de desgaste. Mediante sucesivas prorrogas de la ley 13,246 “congeló” la situación por años, con lo que algunos terratenientes fueron fraccionando y vendiendo a sus arrendatarios, que contaban con apoyo crediticio y podían afrontar el negocio. En esta situación algunos propietarios iban recortando la superficie a vender a sus arrendatarios (si el arrendatario tenía 300 has. le ofrecían venderle 150, por ejemplo) y así se recomponían como productores netos dejando de ser rentistas. Otros propietarios negociaban una indemnización con sus arrendatarios para recuperar superficie. El caso de la venta parcial trajo otras consecuencias en el mediano plazo, consecuencias que son actuales y veremos más adelante. Por otra parte, el Peronismo (con los fondos provenientes de la apropiación de la plusvalía a la que nos referimos anteriormente, por parte del IAPI) potenciaba los bancos para el crédito hipotecario, y “fondeaba” al Instituto Nacional de Colonización y a sus réplicas Provinciales, lo que le permitía encarar la expropiación o compra directa con destino de colonización de extensiones de tierra (en general de grandes propietarios remanentes de aquellos remates realizados post-conquista del desierto, y sus sucesores, que vivían en Europa, y jamás habían pisado la Argentina). O sea, que si entendemos Reforma Agraria como acceso a la propiedad de la tierra, si bien no se hablaba expresamente de eso, se hizo bastante. De la otra parte, como de asegurar la rentabilidad del auténtico trabajador de la tierra, a través de seguridad en el precio de su producto se hizo mucho. Pero habíamos dicho que la familia rural se hacía citadina y eso traía como consecuencia que servicios que se requerían en el pueblo, se empezaron a requerir en la ciudad, y el comerciante (o la Cooperativa, que iba absorbiendo al comercio del pueblo) empezaba a declinar. Saltando en el tiempo, a riesgo de dejar baches que cubriremos más adelante, había quedado aun una buena cantidad de arrendatarios cuando por la ley 17253, el 30 de abril de 1968 caducó definitivamente la ley 13246, y los arrendatarios que quedaban dejaron sus campos. Un 50% dejó definitivamente la actividad y del otro 50%, la mitad se trasformó en contratista rural, pasando a prestar servicio a los nuevos/viejos terratenientes, y los demás compraron algunas fracciones con créditos del BNA. Ese 75% de arrendatarios que dejaron la actividad lo puedo cuantificar así. La Cooperativa Agricola Ltda. de San Mayol tenía 250 socios activos. De un día para otro, 35 socios dejaron la actividad. Y así fue sucediendo en toda la zona. Por varias razones que vinimos apuntando se produjo una concentración productiva y poblacional hacia los centros urbanos cabeceras de Partido. Los pueblos fueron languideciendo. Y apareció el embrión de una parte fundamental de “sujeto agrario” actual. El Contratista Rural. Dicen que un dia pasó el último tren. Ya nadie quedaba para verlo.


La tenencia de la tierra





Cuando se aborda este tema, hay que tener en cuenta que en la mentalidad del inmigrante y de sus hijos había quedado subyacente aquel sueño que les habían vendido; “En la Argentina lo que sobra es tierra”, concepto al que ya nos referimos y no vamos a redundar. No es extraño entonces que su lucha gremial se encauzara por esos carriles.  Y dadas las circunstancias marcó en forma indeleble el accionar de sus organizaciones, principalmente de la Federación Agraria Argentina, y con un poco más de cautela de las múltiples Cooperativas y sus Asociaciones de Segundo Grado ya que su actividad comercial era un flanco sensible a los vaivenes de políticas económicas y Gubernamentales. También tenían distintas problemáticas propias de los lugares o actividades principales de sus asociadas. No es la misma la problemática del tambero que la del productor de algodón, y así las Cooperativas Chaqueñas fundaron UCAL (Unión de Cooperativas Algodoneras) y los tamberos de la cuenca Santa Fe y Córdoba en 1938 fundaron San-Cor C.U.L (Cooperativas Unidas Lecheras de Santa Fe y Córdoba), la Federación de Cooperativas Yerbateras de Misiones o la Federacion de Cooperativas Vitivinícolas de Mendoza y San Juan. También hubo Cooperativas de raíz étnica como “La Fraternidad Agraria” que agrupó a las cooperativas de los colonizadores Judíos, de tipo regional como la Federación de Cooperativas Entrerrianas, o la Federación de Cooperativas Frutícolas del Alto Valle del Rio Negro. Todas ellas (y algunas más que no recuerdo) recién en 1958 confluirían en ConInAgro, que es ya de tercer grado (como explicáramos de CRA) o sea una asociación de Federaciones. Sus autoridades no son elegidas por las bases, sino que se componen por delegados nombrados por las Entidades de 2º Grado sin otra intervención. Volviendo al tema de la tenencia de la tierra, la Constitución de 1949 trajo innovaciones de mucha trascendencia, como la consagración Constitucional de la función social de la propiedad. (Siempre que se habla de la Constitución del ’49, se menciona al art. 40, pero muy poco se habla de los arts. 38 y 39).

Art. 38 – La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la distribución y la utilización del campo o intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad, y procurar a cada labriego o familia labriega la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva. La expropiación por causa de utilidad pública o interés general debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4°. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invención o descubrimiento por el término que le acuerda la ley. La confiscación de bienes queda abolida para siempre de la legislación argentina. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones ni exigir auxilios de ninguna especie en tiempo de paz.

Art. 39 – El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social. Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio común del pueblo argentino.

La adecuación consiguiente de las constituciones provinciales al nuevo texto nacional, abrió una ancha puerta a la subdivisión de grandes latifundios,  y el acceso a la propiedad de la tierra a gran cantidad de colonos y chacareros. Hay un libro, prácticamente inhallable escrito por el Ing. Julio Andrés Ferrarotti que historia con datos concretos lo que fuera la lucha de la Federación Agraria. “Tierra-Familia-Trabajo” se titula, y ha llegado a mis manos gracias a su nieto, de su mismo nombre (y que es lector habitual de estas notas) y al que aquí hago publico mi agradecimiento. 



Una política nacional



Estas cosas las tenemos que ver en el marco y contexto histórico de aquel momento. No eran medidas aisladas sino parte de una Política Nacional dentro de la cual el IAPI y la Nacionalización de los depósitos eran parte de las herramientas; de allí afluyeron fondos a los Bancos (oficiales y privados, recuérdese que los depósitos se habían nacionalizado y era el BCRA el que orientaba el crédito). Así, los Institutos de Colonización pudieron cumplir con sus funciones. Solamente en la Provincia de Santa Fe se subdividieron 164 colonias, cuyos arrendatarios (colonos) pasaron a ser propietarios de esa tierra que habían trabajado por años, tal vez desde el tiempo de sus abuelos inmigrantes. Esto significó la propiedad de la tierra para 6833 familias, a un promedio de 120 has cada una. En la Provincia de Buenos Aires se expropiaron (y obviamente como la ley ordena se pagaron) 15181 hectáreas, con fondos del crédito nacional de fomento a la colonización, más otras 70.000 hectáreas por parte del Instituto Nacional de Colonización, estos con créditos del Banco Nación e Hipotecario Nacional. El Instituto de Colonización de la Provincia de Buenos Aires dividió y colonizó unos 60 latifundios que sumados fueron otras 700.000 has. El caso de Buenos Aires es distinto al de Santa Fe, donde los campos ya estaban ocupados por arrendatarios, aquí, la inmensa mayoría eran campos que estaban siendo mantenidos inactivos por sus propietarios con fines especulativos. Los adjudicatarios fueron hijos de productores que no tenían lugar en las explotaciones de sus mayores. (Todos estos datos los extraigo del libro “Tierra-Familia-Trabajo” del Ing. Agr. Dn. Julio Andrés Ferrarotti, incansable luchador por el acceso a la propiedad de la tierra de sus auténticos trabajadores, desde su puesto en la dirigencia de la Federación Agraria Argentina, y como director de su periódico quincenal “La Tierra”, primero junto a Dn.Esteban Piacenza y luego junto a dirigentes de la talla de Dn. Irineo Barrios o Dn. Julio Oroño, dirigencia cuidadosamente sepultada en el olvido por los dirigentes de este remedo de organización representativa de los pequeños y medianos productores que es la actual FAA). Los padres y abuelos de estas caricaturas de dirigentes llegaron a la propiedad de sus chacras gracias a esa política nacional que además de adherir al principio de “la tierra para el que la trabaja” lo ponía en práctica proveyendo las “efectividades conducentes” al decir de Don Hipólito Yrigoyen. No me consta por mis recuerdos que antes no trabajaran con el mismo celo y empeño que lo hicieron durante toda su vida y hasta el fin de sus días. Solo que se aplicó una política nacional que hizo que la plusvalía de tanto esfuerzo fuera a manos de los legítimos generadores de la riqueza. La existencia del IAPI como comercializador interior y exterior: En el comercio de granos existía (igual que ahora) una serie de instituciones “serias” (Bolsas de Cereales, Mercados a Término, Empresas Exportadoras, intermediarios, corredores)  cuya existencia es muy poco beneficiosa para el chacarero en sí, que finalmente es que que termina pagando comisiones, aranceles etc. que se restan del precio de sus productos. Todos estos pasos de intermediación parasitaria desaparecieron, y los que vivían a costillas del chacarero tuvieron que salir a conseguir algún trabajo decente. Obviamente que toda esta gente “decente y principal” (diría Jauretche) ponían el grito en el cielo, y como tenían mucho poder de lobby, no se quedaron tranquilos. Y comenzaron a poner el acento en “que el Gobierno se quedaba con el esfuerzo de los sufridos chacareros, para mantener a los vagos de las grandes ciudades” y exhibían los precios internacionales comparándolos con lo que el IAPI pagaba (como si ellos hubieran pagado siempre esos precios a los productores). Esas diferencias siempre habían existido, y eran puntillosamente transferidas a sus Casas Matrices en Europa, que depositadas en los Bancos de allá, volvían a nuestras tierras en calidad de empréstitos. También ese “cash flow” permitió la cancelación de nuestra deuda externa, al punto que en 1955 la Revolución Libertadora hubo de ocultar el balance del BCRA, para poder sustentar el relato de que “Perón había dejado al país endeudado y en una crisis económica terminal”. Como se puede ver recorriendo las publicaciones de la época, y contrastándolas con las actuales se nota que no hay nada nuevo bajo el sol, y que aquello de que “el público se renueva” es absolutamente cierto. Se modificó el sistema: Y pasamos a hacer tratados bilaterales con muchos países, cuya producción industrial nos resultaba necesaria, y a la vez necesitaban nuestros productos primarios, de los cuales se habían provisto antes de la Guerra, pero comprándolos a Inglaterra que se los revendía. Se construyeron grandes obras de generación Hidroeléctrica y regadío, ampliando así la frontera agropecuaria, y colonizando tierras hasta entonces desérticas dando lugar a muchas nuevas familias de productores que de otra forma hubieran ido a engrosar las grandes urbes. Se diversificó la producción: Ya dijimos que el sistema de “aparcería” encorsetaba al chacarero en una exclusiva explotación granaria. Ya expliqué que la mecanización “agrandó” los campos en un 20% (sin mover los alambrados) y los chacareros diversificaron su producción. La “puntita” de ovejas para el consumo se transformó en majada hecha y derecha, y el par de lecheras, servidas por el toro de algún vecino, fueron creciendo a unas 25 o 30 vacas de cría “atendidas” debidamente por algún torito comprado entre dos o tres vecinos. Al poco correr del tiempo 8 o 10 novillos marchaban al remate feria, igual que unos cuantos corderos o borregos. La lana de las esquilas se transformaba en un reaseguro, una caja de ahorro que permitía capear años difíciles como la sequía del 52/53 sin andar tramitando “zonas de desastre”. Esto pretende ser solo una breve reseña histórica de las circunstancias que se vivían en épocas de IAPI y el comercio de granos estatizado. Como dije y sostengo; es historia, que tengo la suerte de haber vivido y poder acercar esa experiencia a los Cumpas que hoy tienen el deber de volver a encauzar el comercio de granos interno y externo por carriles que beneficien a la totalidad de la Nación, y no a grupetes similares a los que siempre vivieron del esfuerzo del chacarero. ¿Como ese “sujeto agrario” terminó en la vereda de enfrente a los intereses nacionales? Lo iremos viendo, pero no difiere en mucho de la posición de los trabajadores calificados que ascendieron a “clase media” 



Algunas referencias personales



Solicito permiso para hacer algunas alusiones a mi historia personal, pero que hacen a la realidad del “sujeto agrario” de las décadas de los ’50 y ’60. Disculpen, pero es parte de mi propia historia, la que yo viví como “sujeto agrario”. Nadie me las contó. Mi viejo no era Peronista… era Radical, por lo que en aquellos años significaba ser antiperonista. Aunque no demasiado comprometido en su militancia Radical. Doctrinariamente había quedado bastante desconcertado con la Unión Democrática al encontrarse en la misma vereda con los Conservadores contra los que había luchado pocos años antes, en épocas del “fraude patriótico”, pero como el Peronismo nunca supo cómo manejar la comunicación con los sectores del campo que por su proyecto le hubieran resultado más afines, la situación se daba así; contradictoria. El sector de los arrendatarios consideraba al Estatuto del Peón como una agresión directa a sus intereses, cuando en realidad en nada los afectaba, ya que estaba encarado a regular la relación del trabajador con otra parte del sector, que curiosamente tenía intereses contrapuestos a los de los arrendatarios. Nada nuevo entonces lo que sucedió en 2008. Ya antes los pequeños y medianos productores habían sido “mandados al frente”. La relación laboral en la chacra tenía otras realidades diferentes a la estancia. A veces por un hecho al que no se le presta atención. En la inmensa mayoría de las chacras la familia del patrón y su/s trabajadores compartían la comida y la mesa todos los días. Este acto sencillo y natural, no ejercido como un paternalismo ocasional o demagógico, marca una diferencia notable en la relación humana entre el patrón y el trabajador, así como en la relación laboral. Esto no fue atendido ni entendido por las incipientes dirigencias sindicales, que estaban más habituados a la lucha con otro tipo de patronal, y creó innecesarios motivos de fricción y por ahí enajenó el apoyo político que hubiera sido necesario para un proyecto nacional. El caudillo Radical de la zona, de yapa, era un Estanciero Unionista (O sea la fracción más derechista del Radicalismo Alvearista, que aunque Alvear hubiera muerto ya, mantenían su impronta oligárquica y conservadora). Era el único estanciero de la zona, que había llegado a esa condición por haberse casado con la hija de un antiguo terrateniente… Varias veces al año, venía de Buenos Aires y se daba una vuelta por el pueblo, donde se reunía con los Radicales de la zona a los que mantenía informados de los últimos acontecimientos. Mi padre solía formar parte de ese grupo que en torno a una mesa del club, recibía la “bajada de línea”. A poco tiempo del triunfo de la “Revolución Libertadora”, mi padre tuvo una revelación que significó un punto de inflexión en su vida. El Dr. Cesar Carman, que no era otro el caudillo mencionado, en una de sus apariciones por el pueblo, le puso una mano paternal sobre el hombro y le confió: “Quedate tranquilo, que ahora los vamos a sacar a los arrendatarios a patadas en el culo, que para eso hicimos la revolución…” Mal caudillo aquel que no se había preocupado de averiguar que mi padre era arrendatario… Resultado: aquel chacarerito radical simpatizante, se afilió a la UCR, y pasó a ser un militante activo de la UCRI, y años después estampaba su firma en el acta de fundación de Partido Intransigente. En la foto se lo ve junto al Dr. Oscar Alende en la campaña electoral de 1983.

No puedo menos que agradecer la poca habilidad política de aquel “caudillo” que ni se tomaba el trabajo de averiguar a qué se dedicaban sus seguidores…



La Libertadora



“Del 55/es la chacarera/ que mordiendo sueños/ nos roba la noche entera..”



1955 trajo grandes cambios, al principio no muy visibles. Cambios que se producían en otros lugares, que parecían lejanos pero que incidieron. Nosotros estábamos muy concentrados en el paso de las bolsas al granel. En la campaña 54/55 aparecieron los primeros silos metálicos. Fabricados por EIMA en Tres Arroyos eran de chapa negra pintada de un color naranja fuerte, inmediatamente concitaron la atención de todo el chacareraje, “extrañao, que miraba sin comprender” como en el tango Malevaje. Aún en plena cosecha, se hacían todos un tiempito para visitar las pocas chacras donde estaban para ver cómo era eso. Pocos meses después, sería por Marzo, llegó a la chacra de mi viejo un auto, con un empleado de la Cooperativa que hacía de guía, y un señor de traje. Para gran sorpresa de mis padres, era el Gerente del Banco Nación. Nunca se había visto una cosa así. ¡¡El Gerente del Banco Nación visitando chacareros!!
Venía a ofrecer crédito para la compra de silos metálicos. El empleado de la Cooperativa, de la sección cereales, traía una información complementaria. La Junta Nacional de Granos había establecido un régimen de compra de mercadería en chacra, por el que pagaba unos centavos por tonelada de trigo almacenado, acreditando un mínimo de 180 días al momento de concretar la venta. No recuerdo cifras, pero las cuentas de mi viejo daban que con ese pago de la Junta, se pagaban los intereses del crédito. Crédito que era a cinco años con vencimientos de capital al 28 de febrero de cada año. Si recuerdo que tres tubos de 120TT, más obra civil y armado, dos acoplados para 5TT cada uno y un sinfín con motor naftero, salieron 128.000 pesos (moneda nacional). La cuota de capital equivalía a unas 15TT de trigo (valor Junta) por año, y los intereses como ya dije eran cubiertos por el almacenaje que pagaba la misma Junta.
Era como ya se explicó en otros posteos parte de una política Nacional.
Años más tarde, viendo y revisando me vine a enterar que eso era parte del 2º Plan Quinquenal, pero entonces nadie estaba entendiendo eso. Otra parte era la construcción de una red de silos subterráneos, elevadores de campaña, y elevadores terminales de la propia Junta Nacional de Granos, para reformular el sistema de manejo físico de las cosechas, hasta entonces como se explicó, embolsadas en su totalidad. Otra cosa que no se sabía, (y si se sabía no era entendida) era que al estar el BCRA nacionalizado, su carta orgánica consideraba a las cooperativas como sujeto de crédito, cosa que como se explicará después tenía mucha importancia, pero eso recién se entendió más tarde. Cuando se pudo entender fue tarde, y todavía esperamos volver a aquella situación.
Como se dijo en otra parte, la mayoría de los chacareros eran Radicales, por lo que la autodenominada Revolución Libertadora cayó bien en un principio, hasta que se fueron mostrando otras realidades. Como conté acá en “Mi viejo no era peronista” al poco tiempo, la mayoría de los arrendatarios cayó en la cuenta que la Revolución intentaba un regreso a las épocas anteriores a la Ley 13246. La agricultura ya bien mecanizada era rentable y los terratenientes veían que no necesitaban de los chacareros para producir, por lo que quería recuperar sus tierras. Pero, los chacareros que ya habían visto que cuando se quería se podía, a través de las colonizaciones acceder a la propiedad de la tierra, cosa que estaba en su ADN, diríamos hoy.


La FAA fogoneaba la lucha, con su periódico quincenal “La Tierra” donde el Ing.Agr. Julio Ferrarotti editorializaba en favor de una Reforma Agraria consistente en declarar sujetos a expropiación con destino a colonización de todos aquellos campos que llevaran más de 25 años arrendados, con cinco o más arrendatarios. Las cooperativas de la ACA lo acompañaban con más timidez, ya que para ellas también soplaban otros aires y había que adaptarse a las nuevas realidades. Las Agropecuarias (generalmente las cooperativas nacidas al amparo de la FAA llevaban esa denominación, mientras las de ACA eran Agrarias o Agrícolas) también acompañaban a la FAA pero con sordina, ya que a ellas también las tenían cortitas con los nuevos acontecimientos. Las primeras medidas de la Libertadora, fueron “restablecer la autonomía del Banco Central”. Eso trajo un regreso a la vieja Carta Orgánica y consecuentemente nuevas resoluciones, una de las cuales quitó la condición de “sujeto de crédito” a las Cooperativas, y la exigencia de que todo crédito fuera avalado por el patrimonio de los integrantes del Consejo de Administración. Naturalmente el arrendatario tenía escaso patrimonio, por lo que se empezó a buscar que los Consejeros fueran propietarios, lo que atentó contra la democracia interna de las Cooperativas, al margen de las discusiones intra-familia que se dieron porque avalar créditos ajenos siempre fue (y será) motivo de preocupación. 




La Libertadora II



Durante el período 1946/1955, las cooperativas habían sido favorecidas por políticas nacionales que las incluían como parte inescindible de un Proyecto Nacional. Recibieron créditos para encarar proyectos de industrialización, principalmente aceitera y construcción de instalaciones de almacenaje. Eran las agencias de distribución de los tractores que importaba el IAPI (que se vendían a los socios con créditos del Banco Nación, créditos que se tramitaban en la misma Cooperativa), se implementó un sistema de “planilla referencial” por el que el BNA liquidaba los créditos llamados de “evolución” (arada y siembra, reparación de maquinaria, levantamiento de cosecha), pequeños montos unitarios, pero de gran importancia para el chacarero chico al que le aliviaban la presión financiera de iliquidez momentánea. Todos tramitados ágilmente dentro de la misma Cooperativa. Inclusive, para créditos más importantes, el BNA destacaba un funcionario del área créditos que tomaba las manifestaciones de bienes en la misma Cooperativa para facilitar el trámite. La anécdota referida en el posteo anterior, cuando el propio Gerente de la Sucursal Tres Arroyos salía chacra por chacra acompañado de un empleado de la Cooperativa es descriptiva de lo que estoy contando. Consecuentemente las Cooperativas y sus Asociaciones de Segundo Grado fueron creciendo en su volumen de operaciones en forma importante. Aún ante el poco entusiasmo de sus propios componentes que, como dijimos no eran Peronistas, o al menos no lo manifestaban abiertamente. Pero “la única verdad es la realidad” y los negocios iban mejor, y se iba creciendo. La Revolución del ’55 había sido impulsada (para variar) por sectores civiles que tenían afectados sus negocios por este estado de cosas, entre ellas el comercio exterior de granos, y por ahí vino el chicotazo. De 1953 en adelante, el IAPI había dejado de monopolizar las ventas al exterior, y se había iniciado una nueva etapa en la que estaba previsto que las Asociaciones y Federaciones tomaran la mayor parte del mercado de exportación quedando la JNG como una especie de “tutor” del mercado, garantizando un precio de piso remunerativo por la producción como “comprador de última instancia” y asegurando la provisión para el consumo interno, poniendo en marcha también un vastísimo plan de construcciones de almacenaje al que ya se hizo referencia. Esto era intolerable para las multinacionales de granos y sus personeros locales, e instaurado el golpe de estado, procedieron con rapidez. Una de sus primeras medidas, apenas a 40 días del golpe, fue intervenir militarmente la Asociación de Cooperativas Argentinas, encarcelar a los integrantes del Consejo de Administración y gran parte de los Asambleístas Delegados de las cooperativas de primer Grado. La intervención se materializó durante la Asamblea de la ACA, que fue interrumpida por la entrada de tropas armadas al lugar donde se realizaba, en la Ciudad de Buenos Aires. El interventor inmediatamente nombró una “comisión investigadora” de los negociados de esta entidad con “el corrupto Régimen Depuesto”, que como todas la comisiones investigadoras (todas ellas al margen de cualquier resguardo legal) que se hicieron en esos tiempos, no pudo encontrar absolutamente nada ilegal, pero arrojó la honra de muchos dirigentes a la basura, y plantó dudas en las bases chacareras.”Marcó la cancha” a la dirigencia, como para que escarmentaran. ¡Como se iban a atrever esos gringos ignorantes a meterse en negocios de exportación! ¡Brase visto! ¡Los hijos de los inmigrantes analfabetos creerse con derecho a manejar sus negocios! Este es un episodio cuidadosamente borrado de la historia del Cooperativismo Agrario, hasta hoy en día, pero que sigue presente en las conductas posteriores del Cooperativismo de segundo y primer grado. 



La Educación



Así como la ley Avellaneda de Colonización, fue tergiversada en su aplicación, la ley 1420 también sufrió algunos desvíos en su implementación. La educación no fue por muchos años ni tan universal, ni tan laica como la ley mandaba. (Prometo para cuando termine esta serie del “Sujeto Agrario” algún par de artículos que lo explican). Recién para mediados de los ’40 todas las escuelas del ámbito rural, donde se educaba al “Sujetito Agrario” hijo del inmigrante, del colono o del chacarero, tuvieron el ciclo completo con los seis grados. Pertenezco a la primera generación de hijos de chacareros que tuvieron acceso a la educación secundaria. Si en los ámbitos citadinos la educación secundaria era escasa, al menos entre los trabajadores,  más lo era en el ámbito rural, donde mandar un hijo al secundario significaba toda una modificación en los sistemas de vida de toda la familia. Así se fueron formando dos escalones culturales y educativos de las nuevas generaciones. Los hijos de los Estancieros  (o chacareros grandes, que ya se creían estancieros)  tenían acceso a una educación más completa, (y no hablo de los Grandes Terratenientes, que de por si tenían una educación de “êlite” ya que eran los “elegidos” por el establishment para Gobernar, no solo el país sino los negocios del propio grupo dominante). Pero dentro del chacareraje, los acontecimientos que hemos venido historiando, fueron mejorando sus condiciones de vida, y ya completando el 6º grado en la escuela del pueblo o la colonia, nuestros padres (naturalmente) aspiraban “algo más” para nosotros.

Y la cosa se hizo más igualitaria, y así como en los ámbitos urbanos, los hijos de los trabajadores ya no necesitaban “salir a trabajar” para arrimar un pesito a la olla de la familia, los hijos de los chacareros empezábamos a transitar otros caminos, asomarnos a otra forma de vida, a adquirir por ósmosis otros comportamientos. Ya podíamos empezar a comprender y valorar el esfuerzo realizado por nuestros mayores, que sin tener mucha formación académica habían llevado adelante luchas heroicas para llevar adelante los ideales de un mundo mejor que los habían traído a estas tierras. También nos íbamos capacitando para aplicar tecnologías más elaboradas. Si bien el trabajo de la agricultura se había mecanizado, esto solo fue un reemplazo de la tracción a sangra por el tractor. Lo demás, o sea lo que el tractor arrastraba seguía siendo lo mismo, aunque más grande. Nosotros no lo sabíamos, pero en Méjico, había un Dr. Norman Borlaugh, que en silencio trabajaba en un laboratorio, que una vez que salió a la luz su trabajo transformaría totalmente la vida y funcionamiento de la Pampa Húmeda. Se le llamó “La Revolución Verde”, y al día de hoy sigue en curso. 



El comienzo de la tecnificación 



Allá por los años ’60 en el CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, organismo dependiente de la FAO, con asiento en Méjico) un grupo de científicos especializados en fitogenética que encabezaba el Dr. Norman Borlaugh, daba a conocer sus trabajos que desembocarían en algo que se le dio en llamar “La Revolución Verde”, y que vendría a “revolucionar” nuestra actividad triguera. (Y la agricultura en todo el mundo). Se le atribuye haber salvado de la muerte por hambre a más de 1000 millones de personas en todo el mundo, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1970 (cuando este premio se le daba a gente seria). La contraparte de los avances genéticos de Borlaugh, era que había que replantear todos los conceptos con que nos habíamos manejado hasta entonces. El manejo del suelo, y su conservación, modificaciones en los sistemas de labranza, el uso de agroquímicos (fertilizantes, herbicidas, fungicidas) fue desde entonces el tema obligado de quienes nos dedicábamos profesionalmente a la agricultura, desde los Profesionales de las Ciencias Agrarias (Ingenieros Agrónomos, Veterinarios, Agrónomos) hasta los agricultores “rasos” nos tuvimos que empapar de nueva técnicas, poniendo en análisis las “verdades de la agricultura” que venían de nuestros abuelos. De allí en adelante nada fue igual, todo entró en un proceso de cambio constante que aún continúa con las semillas transgénicas, la siembra directa, la agricultura permanente extensiva, y todo lo que vemos hoy en día en el mundo chacarero. Hoy se lo llamaría “polémico” al Dr. Borlaugh y a sus logros, y nada más cierto. La “revolución verde” salva del hambre a miles de millones de personas al año. Eso es indiscutible, y debe ser valorado como realmente lo es. Por otra parte, significó la destrucción del chacarero y una forma de vida que alteró ¿para siempre? la realidad de nuestros lugares. El manejo de la producción por las Multinacionales Cerealeras asociadas con las productoras de Agroquímicos, los Pool de siembra, los Contratistas Rurales, son todos consecuencia de esto que vengo relatando. Borlaugh tenía un sueño; terminar con el hambre en el mundo. Otros malversaron su ilusión haciendo una “oportunidad de negocios”, y el hambre sigue existiendo en el mundo. La revolución verde aun está en marcha, y mucho de los sucederes actuales en lo agrario en nuestro país  no son sino consecuencias de la misma. A algunos los podríamos titular como “daños colaterales” (como dicen ahora cuando se mandan un moco bombardeando y destruyendo poblaciones civiles). Según mi parecer, la despoblación de mi pueblo (como la de tantos otros de la Pampa Húmeda) y su zona de influencia, es uno de esos “daños colaterales”. Científicos intachables y admirables como Albert Einstein, contribuyeron al desarrollo de la bomba atómica. Norman Borlaugh jugaba en la misma línea. Nadie de nosotros advirtió que por detrás de él venía la Fundación Rockefeller, Cargill, Monsanto, etc. La “comercialización” de la Revolución Verde de la mano de las Multinacionales, traía bajo el poncho la agricultura que hoy vemos; la que no necesita de los chacareros para funcionar. 



De la oligarquía terrateniente a la oligarquía financiera



Quedó dicho hace unos artículos más atrás de cómo el reparto de tierras post conquista del desierto (Gobernar ¿es poblar?) adjudicó grandes extensiones a especuladores, comerciantes y amigos del poder en general. Otras extensiones fueron loteadas y vendidas en remates públicos a “inversores” en Francia e Inglaterra. Algunos simplemente especularon y vendieron a buen precio lo que les había costado monedas. Otros, empezaron a tomarle el gustito al asunto, y comenzó con el tiempo a valorarse socialmente la anteriormente despreciada condición campesina, al visualizar la importancia de los terratenientes ingleses (los landlords) con sus imponentes residencias campestres y sus cotos de caza, y empezaron a soñar con ser condes o marqueses y renegar de la Revolución de Mayo, y más aun de la derrota que se les infligiera a los Ingleses en 1806 y 1807. Pero, bueno, la cosa ya estaba así, entonces había que arreglarse construyendo impresionantes mansiones campestres en los cascos de sus Estancias, reproduciendo como farsa el imaginario del castillo del Señor Feudal rodeado de las míseras viviendas de sus “siervos de la gleba” reemplazadas aqui por los ranchitos de los colonos, y no menos impresionantes residencias en la capital del país, agregando además sus residencias de veraneo en Mar del Plata. Yo me suelo castigar mirando “El País de las Estancias” por el canal rural donde la conductora (Yuyú Guzmán, una especie de Mirtha Legrand campestre) muestra esos cascos impresionantes. Al habitante de Buenos Aires le recuerdo que lo que hoy es el Circulo Militar frente a Plaza San Martín era una casa de familia (de la Familia de José C. Paz, hijo de Máximo Paz, cuyos campos estaban el la zona cercana a Alcorta) , y que el sector VIP del Hyatt Park también era una casa de familia (la familia Duhau, aquel Estanciero presidente de la SRA y Ministro de Agricultura que mandó un matón a matar a Lisandro de la Torre en plena sesión del Senado). Entonces esas extensiones de campo eran propiedad familiar. Es decir, eran propiedad de personas físicas. Pero como las personas físicas por mucho dinero y propiedades que tengan, al final se mueren como cualquier poligriyo, vienen las sucesiones, y su secuela de subdivisiones. De yapa, como la Santa Iglesia manda, esas familias solían ser prolíficas por lo que al paso de un par de generaciones, las grandes estancias se trasformaban en estancias nomás, con lo que se complicaba el mantenimiento del tren de vida. Ya no se podían pasar seis meses en Europa cada año… Como quiera que sea, se impuso una escala de valores diametralmente opuesta a la existente. Adquirió prestigio social ser estanciero. Y aquel comerciante (y años después industrial) exitoso, solo era reconocido socialmente si tenía campo. Asimismo los profesionales (Médicos, Abogados) más que por sus éxitos profesionales, eran aceptados y respetados socialmente por haberse convertido en terratenientes. (Y esto aún persiste en los pueblos de campaña o queda más en evidencia).Pero entonces se abrió una puerta. La S.A. La persona física propietaria formaba una S.A. con su mujer y sus hijos, y le vendía su estancia a esa S.A. A su fallecimiento, en lugar de subdividir tierra, se subdividían sus acciones, y se mantenía la unidad de explotación indivisa.Era una buena solución. Pero por ahí aparecían gobiernos populistas que miraban mucho las grandes extensiones, y los gringos de la FAA que habían tomado alas se la pasaban jeringando con la reforma agraria, y los impuestos progresivos y todas esas cosas de los maximalistas. Decí que teniéndolos con la rienda corta más o menos se los podía manejar y cobrar los arrendamientos…Entonces se armó el trencito. Se subdividió el campo. Y se formaron cuatro o cinco fracciones bajo el mismo esquema de S.A. familiar. El único objeto de esa S.A. era alquilar ese campo a otra S.A. cuyo único objeto era explotar esos campos. La S.A. que hacía la explotación estaba constituida por las otras S.A. Con lo cual todo quedaba igual pero distinto. Yo acá tendría que hacer un dibujito para hacerlo más entendible pero como no tengo la más puta idea de cómo hacerlo en la pantalla, va a tener que leerlo despacito dos o tres veces hasta que entienda que se arma un entramado de personas jurídicas que se sobre o sub facturan a sí mismas según la batuta del estudio contable que maneja la cosa que generalmente pertenece a alguno/s de los directos involucrados en el negocio. Inclusive, algunas de esas sociedades se trasformaron en acopiadoras de su propia producción y de paso de algunos otros similares (o constituyéndolas en sociedad con estos terceros), que suelen ser clientes del mismo estudio. O sea un hermoso entongue más apto para el negreo que cualquier otra cosa. Más si Aguinis les dice que evadir es un acto de patriotismo… Mal que mal, ese entramado mantenía una especie de ética productiva heredada de los fundadores que a su manera habían trabajado, al menos para cubrir su conciencia y decir que eso lo habían hecho trabajando. Hasta que llegó la Patria Financiera. Y ahí se dieron vuelta todas las escalas de valores, y los que empezaron a tallar fueron los Licenciados y los Administradores de Empresa, que renegaban de tanta propiedad inmueble, porque “había que estar líquido” para entrar y salir de las posiciones financieras, y bursátiles. Y por allí, esos enormes cascos lo único que generaban eran gastos, y sus enormes parques estorbaban. Algunos por suerte estaban cerca de las grandes ciudades y se lotearon como country. Otros, en medio de la vasta extensión se han transformado en lujosos Hoteles de Campo que sirven fundamentalmente para el blanqueo de capitales. A tal punto se han subvertido los valores tradicionales que (no sin algunas agrias discusiones internas) hace tres años un toro de Werthein fue primer premio en Palermo. “Brasevisto” ¡”Sunescandalunabus”! ¡¡¡Un judío cabañero!!!! Y para mayor afrenta posó junto al toro como corresponde ¡con la kipá!. Esta es una de las patas del Sujeto Agrario pasado y su transformación hasta la actualidad, y hay que tenerla en cuenta, para entender el por qué de ciertas actualidades.



La reaparición de un personaje olvidado…

… que se tranforma en el actor fundamental: El contratista rural



La Prehistoria: Los contratistas rurales están unidos al desarrollo de la agricultura en la Argentina. Desde el mismo principio de la colonización, la trilla o la desgranada del maíz se hizo por contratistas (llamados entonces “trilladores”). Los equipos se componían de trilladoras estáticas que iban de chacra en chacra. Tenían una gran ocupación de mano de obra. Solamente el motor de vapor que las propulsaba requería de Foguista, ayudante de foguista, “barrilero” (el encargado de proveerlo de agua) y sereno (el que mantenía presión en la caldera por la noche). La trilladora en sí tenía al “aceitero” (encargado de la lubricación de la máquina y su ajuste) enganchador, cosedor y dos bolseros, y embocador con tres horquilleros (encargado de alimentar la máquina con las gavillas que cargaban los “chateros” (entre cuatro y seis, según la capacidad de la trilladora) que a su vez llevaban dos horquilleros. A toda esa gente había que darles de comer, por lo que también había un cocinero que disponía de una cocina rodante. O sea que el plantel mínimo andaba en las treinta personas. La logística de ese pequeño ejército ambulante no era tarea despreciable. El chacarero tenía que proveer la carne fresca, o sea carnear tres capones diarios. El resto quedaba a cargo del Contratista que era denominado “Maquinista”. El trigo (o lo que fuera: lino, avena) se cortaba y engavillaba con la cortadora-atadora que iba desparramando gavillas. Éstas luego se juntaban en “parvines”, y eran acarreados a la trilladora por los chateros. El corte aceleraba en unos días el proceso de madurez del grano, y los parvines, hábilmente protegían las espigas de las lluvias, ya que solo un manojo de espigas quedaba a la intemperie. Por lo que la trilla empezaba a principios de diciembre y solía prolongarse hasta fines de febrero, ya que tampoco eran tantas las trilladoras disponibles. Su desplazamiento de chacra en chacra era muy lento, ya que aquellos loco-tractores marchaban a paso de hombre. Su radio de acción era muy limitado (unos cinco o seis kilómetros a la redonda). Mi abuelo Antonio, fue antes que chacarero, maquinista, llegando con sus hermanos a tener cinco trilladoras en marcha en la zona. También fue un precursor en el actual desplazamiento de equipos a larga distancia, ya que terminada la cosecha en la zona, cargaba uno de los equipos en una chata del Ferrocarril, y se trasladaba a Choele-Choel donde pasaba el invierno trillando alfalfa emparvada. Al día de hoy, una de aquellas máquinas aún está allí en condiciones de uso, y hasta hace unos diez años aun prestaba servicio en manos de unos sobrinos, primos de mi madre. A fines de la década del ’20 y durante la década del ’30 se perfeccionó la cosechadora (corta y trilla) y se puso al alcance del chacarero, eclipsando así a las trilladoras que para los años’40 prácticamente habían desaparecido de la zona. Así se fueron esfumando los primitivos contratistas, hasta que a principios de los ’60, al entrar en obsolescencia las cosechadoras de arrastre, comenzaron a aparecer los contratistas de cosecha Cordobeses, Santafesinos y Bonaerenses del Norte, precursores de los actuales equipos altamente sofisticados que vemos desplazarse por las rutas de Norte a Sur y de Sur a Norte buscando las distintas cosechas. 



La segunda campaña del desierto al revés 



Hemos venido aludiendo constantemente a la influencia del Imperio Británico en nuestro devenir diario como habitantes de esta Nación. Y es importante analizar los métodos por los cuales una nación con vocación de hegemonía construye esa hegemonía. Según decía Lenin, “el Imperialismo es la fase superior del Capitalismo”, y tenía razón. Cuando un país tiene vocación de crecimiento, sabe que tiene un techo, y ese techo está dado por sus propios límites geográficos, la capacidad de crecimiento armónico de su población, y sus recursos naturales propios. Para superar ese techo, tiene que apelar a recursos que están en otras manos. Los ingleses la tenían clarita. Una Potencia Imperial se construía sobre varios pilares si se pretendía que perdurara.

Esos pilares eran (y siguen siendo):


La Información.


El conocimiento.


El desarrollo de la Ciencia y su aplicación a la industria.


La Fuerza.


El control de los factores económicos y financieros.


La armonización de ese conjunto en pos de un objetivo común.



Utilizando sabiamente la combinación de todas esas potencialidades Inglaterra se hizo de un Imperio que se sostuvo en crecimiento hasta 1945.Luego de terminada la Guerra entró en declinación, pero aun mantiene sus potencialidades. A partir de ese momento, fueron los EEUU los que tomaron la posta. Habían hecho lo mismo que los ingleses empezando después pero con la misma receta. Aquí cambia un poco el enfoque, ya que los norteamericanos, fueron cambiando la conducción. Los ingleses tenían una férrea conducción política del asunto, mientras que los yanquis fueron delegando funciones en las grandes corporaciones industriales y financieras (“privatizando” por así decirlo su vocación Imperial), y poniendo la fuerza del Estado al servicio de las Corporaciones, mientras que los ingleses lo hacían en forma más armónica conservando en manos del Estado la batuta. ¿Y qué tiene que ver esto con los chacareros de la Pampa Húmeda. Mucho, porque son las cosas que pasan más allá de la tranquera pero que tienen efecto tranqueras adentro. Y vuelvo a la “Revolución Verde”. Esta fue inmediatamente apropiada por las Corporaciones, y aplicada a través del tiempo. Sobre el fin de los años ’70 y principios de los ´80 se instaló una nueva doctrina económica y política que se ha dado en llamar el “Consenso de Washington”, más o menos al mismo tiempo que se producía el derrumbe del socialismo en la URSS y su bloque (que también había seguido la misma vieja receta Imperial, pero con otro discurso). Este consenso que se nos aplicó a los Argentinos con los mismos métodos que se nos había impuesto el Imperialismo Ingles, llevaba dentro de si varias cosas como por ejemplo, el reformateo de la Argentina en Gran Productora de Granos, los complejos Agroindustriales, (con poca mano de obra) y la producción de commodities de todo tipo. Y curiosamente, para eso no hacían falta los agricultores… Al menos los que ya conocíamos. Y curiosamente, esto que significa la segunda conquista del desierto, vino de la mano del bisnieto del autor intelectual de la Primera. De nombre como su bisabuelo José Alfredo Martinez de Hoz, ahora representante de la Oligarquía Financiera, tuvo tanta incidencia como su antepasado. No había un Roca a mano, pero para eso nunca falta un voluntario, y para eso estaba Videla… O sea que si la primera fue para desplazar a los originarios y reemplazarlos por inmigrantes, la segunda (aún en curso) fue para desplazar a los chacareros. Un nuevo “Sujeto Agrario” despuntaba en el horizonte, aunque los futuros perjudicados no lo vieran.





La segunda campaña al desierto, parte II





La Patria Financiera: Cuando usted quiere disciplinar una sociedad y modificar sus hábitos y costumbres, con medidas de gobierno resulta fácil. Depende cuales sean sus objetivos y los tiempos de que disponga. Mediante el uso de la violencia, usted puede sofocar protestas, acallar reclamos. Con la connivencia de los medios masivos de comunicación puede invisibilizar hechos que serían noticia y por lo contrario puede presentar hechos fatales para la sociedad como altamente beneficiosos. Si además usted cuenta con el beneplácito de los propietarios de los medios, se le hace más fácil. Así usted puede presentar como beneficiosas para todos medidas que ayudan a aflorar los sentimientos más sórdidos del alma humana, y que tienen como objetivo disgregar la sociedad y anular sus más nobles tradiciones. La codicia nunca ha tenido aceptación social, y por lo contrario, la cultura del trabajo y el sacrificio en busca de un “mejor pasar” es tal vez una de las mejores herencias culturales heredadas de nuestros viejos inmigrantes. Cuando el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” modificó la Ley de Entidades Financieras introdujo un elemento disolvente de las mejores tradiciones nacionales. Con la aparición del “Plazo Fijo” a cortísimos plazos desalentó la cultura del trabajo e introdujo el concepto que sin trabajar se podía ganar más que trabajando. O sea eso de que el dinero produce dinero por sí mismo, sin pasar por circuito productivo alguno. Y en el ramo agrícola, modificó las ya de por si laxas leyes de arrendamientos, legalizando el “arrendamiento por cosecha” base del actual sistema de explotación agrícola, y sustento legal de la existencia del pool de siembra. Al principio no se podía entender como era que arrendar el campo, y guardar la herramienta en el galpón, colocando lo percibido por arrendamiento a plazo fijo, y renovando cada 30 días, el resultado económico al final del año, superara ampliamente el beneficio de trabajarlo como se venía haciendo. Y sin ningún riesgo climático…


Realmente era absolutamente incomprensible para muchos, que dijeron “esto no puede ser”. Realmente atentaba contra todo lo razonable y todo lo que había significado la cultura del trabajo. Muchos pagaron muy caro ese empecinamiento en conservar los valores morales heredados. Sólo basta
 ver los cuadros del informe de Luciana Soumoulou. Los que se salvaron de perder sus campitos, solo pudieron conservarlo a fuerza de abandonar la explotación y transformarse en rentistas. Por lo que hay muchos pequeños y medianos propietarios, que por el paso del tiempo, nunca trabajaron su tierra. (Muchos de ellos, fueron la “tropa” que salió a las rutas el 2008). Esta situación se ha trasformado en irreversible. Esos propietarios han perdido su capacidad de volver a trabajar. No tienen herramientas, han perdido el contacto con el avance tecnológico, y dependen pura y exclusivamente del arrendatario ocasional (pool, contratista). Es decir lo que podríamos caracterizar como una “estructura clientelar”. Así como en los desocupados de otras actividades observamos que hay tres generaciones que se han sucedido sin conocer la disciplina del trabajo formal, y por lo tanto dependen de la ayuda del Estado, en lo agrario sucede lo mismo, con la diferencia que la renta de su capital tierra por ahora los pone a salvo de la asistencia estatal. Aunque dependen de algo más inasible que es el “mercado”. Aunque hay un peligro a mediano plazo; la concentración de la demanda y la integración vertical. Los pool de siembra son cada vez más grandes, y tienden a concentrarse, y las multinacionales exportadoras, están comenzando a organizar sus propios fondos de inversión, alquilando campos (a valores que desplazan a los contratistas locales y a los pools medianos) para “autoproducir” sus volúmenes de exportación. Poco cuesta imaginar que en algunos años, al achicarse los demandantes de tierra y concentrarse su demanda en pocas manos, sea el “mercado” (dominado por ellos) el que fije los precios de los arrendamientos (a la baja, por  supuesto). Otro sector que está severamente amenazado es el del acopio de cereales, ya que los negocios “intra-empresas” los dejará inevitablemente afuera de la cancha.


Recordemos que en el desguace de la Junta y los Puertos, sus instalaciones de almacenaje y embarque ya están en manos de las Multinacionales. Lo mismo que los ferrocarriles de carga. Ya tienen en sus manos la puerta de salida…
En ese sentido ya ha trascendido la preocupación de los Centros de Acopiadores, Bolsa de Cereales y Cámaras Arbitrales, porque esos negocios no se reflejan en las pizarras, quitándole transparencia al comercio. Tarde piaste…






La “financiarización” de la agricultura



A partir de entonces, se empezó a aplicar otra lógica a la agricultura. La lógica financiera, una lógica para la cual el “sujeto agrario” existente entraba en obsolescencia en forma acelerada. Porque la lógica de la agricultura y la lógica financiera no tienen los mismos tiempos. La lógica agrícola tiene sus tiempos, se mide por plazos largos. Un agricultor consciente sabe decirle que va a sembrar en qué lugar de su campo dentro de uno, dos, tres o cuatro años. Siempre que llueva, por supuesto, ya que la agricultura extensiva tiene esos imponderables. Analiza proyecciones meteorológicas, experiencias propias y recibidas por dos o tres generaciones, pondera la aplicación o no de nuevas tecnologías, tomando como base esas experiencias, coteja resultados Y SE LA JUEGA. A veces le va muy bien, otras no tan bien, a veces se las rebusca empatando de local como un buen resultado, pero sigue. Aunque a veces le vaya mal. Cuando se aplica la lógica financiera a la agricultura se empieza a complicar. El pool de siembra es la aplicación de la lógica financiera. Es por lo general un fondo de inversión. Para conseguir la tierra la alquila, porque la lógica financiera exige “estar líquido”, no inmovilizar inversiones. Gustavo Grobocopatel,  por ejemplo,  tiene muy poca tierra propia. Apenas unas 3000 hectáreas, solo un 10% de lo que siembra. El resto es alquilado. Puede seguir haciéndolo o no; según venga el negocio. Y no es el peor ejemplo, lo conozco personalmente, he hablado bastante con el, y lo que es más importante, lo he venido observando a través de unos quince años con lo que he entendido que hace lo que piensa y dice lo que piensa. No me gusta mucho lo que hace pero viendo el menú no es el peor plato. Cuando el pool es un fondo de inversión de algún Banco ahí se pone espeso el asunto. Primero; para conseguir los fondos, tiene que “asegurar” una rentabilidad al “inversor” (que en general es el gerente de finanzas de alguna empresa, que a su vez tiene que asegurar una rentabilidad al CEO de la misma) y esa rentabilidad tiene que ser anual. Diría Alfredo “minga” de planificación, de rotación, o de lo que sea cuidado del suelo. El saber tiene su costo (know how) pero como hay que minimizar costos para asegurar rentabilidad, hagamos soja, que para eso no se necesita ser agricultor, ni saber de agricultura. Basta un contratista de fumigación y siembra y a otra cosa. Más otro (o el mismo) de cosecha y chau. Como los contratistas suelen ser también productores, el pago se hace en especie (por tanto o a porcentaje). Digamos que un 20% de la producción bruta es el pago del/los contratista/s. En cosecha se pesa y el contratista se lleva los kilos. De paso no aparecen como producción con lo que se disminuye el imponible de ganancias. Al Propietario también se le puede pagar con kilos (otro ítem que sigue disminuyendo el imponible de ganancias).

Por eso siempre hablan del Impuesto a las ganancias como “aquello a lo que el gobierno debe apelar para recaudar”. Además debe recordarse que si no ha variado el asunto, desde la época de Martínez de Hoz, los bienes de producción alquilados no tributan impuesto al patrimonio, si, tributan los alquileres percibidos….Impuesto a la Ganancias, pero, como lo percibido es en especie, por ahí se vende a un molino harinero chico (por eso han proliferado tanto) pero, en negro una parte cosa que lo que se pueda mostrar quede por debajo del Imponible. O a alguna fábrica de balanceado, ¡segual! Por eso, aunque las retenciones sean injustas, son lo aplicable. Por eso ni hablar de una Ley de Arrendamientos!!! Que al establecer un plazo mínimo (de tres a cinco años) obliga a contratos de mediano plazo que traban la movilidad del capital. ¿Quién es capaz de asegurar una rentabilidad al capital a cinco años visto? Únicamente bajando el valor de los arrendamientos por ejemplo, con lo que los arrendadores verían disminuido su actual estándar de vida, y en una de esas hasta se verían obligados a trabajar. Con lo que en una de esas se podrían repoblar los campos. Otra pregunta ¿los CEO y sus gerentes de finanzas están en condiciones mentales de planificar algo a tres o cinco años? Bueno, los suelen asesorar genios como Broda o Melconian, así que dudo mucho de su capacidad intelectual. Al contratista, ¿le conviene esto? Según, al grande que está recargado de fierros, no, porque depende de la escala para mantener la amortización de los equipos. Al chico, de cabotaje, si porque al disminuir la presión de los grandes pool que tiran los arrendamientos a la suba la disponibilidad de tierra cercana aumenta. Estos son solo algunos elementos como para analizar y profundizar en cada lugar de acuerdo a la realidad del medio. Deben ser profundizados, calculados y chequeados en cada lugar antes de largarse a correr teros, descalzo. No le faltará a los compañeros algún contador amigo o algún Ing Agrónomo que realmente lo sea, ya que la profesión está invadida por almaceneros con diploma de despachantes de agroquímicos a porcentaje. Esto creó una nueva clase parasitaria, que son los ex-agricultores; aquellos que endeudados pudieron retener la propiedad de sus campos mediante la decisión política de refinanciar del 2003, paro habiendo perdido definitivamente el tren, hoy alquilan sus campos lo que les ha permitido un bienestar económico que podemos apreciar en cualquier pueblo mediano del interior. Y ya vamos teniendo los componentes del “sujeto agrario” actual de la Pampa Húmeda. 



Representación de los nuevos actores



Todos los cambios que hemos venido historiando, aún corriendo el riesgo de dejar cosas en el tintero, no fueron advertidos ni mensurados debidamente, ni por la sociedad, ni por la inmensa mayoría de los politizados de la sociedad. Así, todo el mundo seguía pensando que aún existían pequeños y medianos productores en escala significativa y que eran representados por la FAA. No mucho antes del conflicto de 2008 sus autoridades habían participado activamente de la “Marcha del Hambre” junto a la CTA, por ejemplo.

La Sociedad Rural Argentina, seguía representando al sector que la había fundado allá por 1866, aunque ahora más “aggiornado” a lo financiero, tal cual lo contamos en alguno de los artículos anteriores. Hay que reconocerle una virtud: NUNCA ENGAÑARON A NADIE. Son lo que son, representan cabalmente al sector de sus componentes con sus intereses y su ideología liberal a ultranza, antiguamente representados por el Conservadorismo fueron mutando su representatividad política alternándola con el Partido Militar, la antipolítica, o las nuevas expresiones electorales de la derecha.



Las Sociedades Rurales del interior, agrupadas por regiones y representadas por CRA, ya con el paso del tiempo fueron mutando y mimetizándose con la SRA, con la única diferencia que sus componentes venían mayoritariamente del Radicalismo Alvearista pero como es natural terminaron confluyendo con los mismos intereses. Vieron engrosadas sus filas por el decaimiento del Cooperativismo Agrario en cuanto a la representación pública, y la desaparición de muchas Cooperativas en los ’80 y ’90 que dejó a la deriva a sus componentes.



El Cooperativismo Agrario, duramente golpeado en su base durante los años del neoliberalismo, donde se da la desaparición masiva de los pequeños y medianos chacareros, proceso que ya historiamos en artículos anteriores, sufrió un proceso de concentración, donde algunas Cooperativas fueron absorbiendo a las más pequeñas adoptando así sin mayor empacho la doctrina neoliberal, y bajando el mensaje de que era inevitable, y que los pequeños agricultores ya no tenían cabida en el sistema. La quiebra de FACA (la Cooperativa de 2º Grado de los agricultores de Federación Agraria), la desaparición de UCAL (Unión de Cooperativas Algodoneras del Chaco), ver:

http://elblogdelmayolero.blogspot.com.ar/2014/02/a-veces-nos-olvidamos-de-como-fueron_15.html y http://elblogdelmayolero.blogspot.com.ar/2014/03/a-veces-nos-olvidamos-de-como-fueron.html Y el fenómeno caracterizado por la “gerentización” de las Cooperativas, donde las entidades pasan a ser conducidas más que por sus asociados, por un grupo de técnicos con poca o nula formación  ideológica, y un grupo de dirigentes profesionalizados, alejados de la realidad de su importancia como representantes genuinos de los auténticos trabajadores de la tierra, más el abandonar a su suerte a sus propios mandantes, acentuó aún más  el descreimiento en su representación.

La Federación Agraria Argentina. Aún así, todo el mundo seguía pensando que aún existían pequeños y medianos productores en escala significativa y que eran representados por la FAA. No mucho antes del conflicto de 2008 sus autoridades habían participado activamente de la “Marcha del Hambre” junto a la CTA, por ejemplo. Muy pocos en la sociedad y muchos menos en las grandes ciudades habían registrado todos los fenómenos que venimos describiendo. Apenas se visualizaban las luchas de las “Mujeres Agropecuarias” que con Lucy de Cornelis a la cabeza, levantaban las banderas de Maria Robotti de Bulzami (¿se acuerda que le conté de ella cuando hablamos del “Grito de Alcorta”) peleando palmo a palmo contra los caranchos y los chimangos e impidiendo el remate de sus campitos. Pero periodísticamente se lo trataba como “una nota de color” escamoteando el hecho que 14 millones de hectáreas de la mejor tierra agrícola del mundo estaban con sentencia de remate. La dirigencia de la FAA emitía tibios comunicados sobre el tema. CONINAGRO parecía no estar enterada que tal cosa sucediera. Así fue que llegamos al 2003, cuando una decisión política (“Ni un solo remate más” dijo Néstor Kirchner) sumada a una oportuna refinanciación de pasivos agropecuarios, espantó caranchos y chimangos. Aunque ya era demasiado tarde para muchos, los campos se habían despoblado, y los que quedaban en pié, ya fuera de la escala económica, o se transformaron en contratistas, o directamente alquilaron sus campos a los pooles de siembra, que ya habían copado la parada. Por eso, el conflicto del 2008, tremendamente mediatizado tomó por sorpresa al desprevenido habitante de la gran ciudad, que desconocía estas realidades. No así al habitante de las pequeñas y medianas ciudades del interior, que por su cercanía a la olla, conocía los ingredientes del guiso. A las apuradas se armó lo que se dio en llamar “Mesa de Enlace”  donde SRA, CRA, FAA, y ConInAgro asumieron una representatividad ficticia en el caso de estas dos últimas, de un sector que ya buscaba otros canales de expresión Apareció un nuevo actor del Sujeto Agrario en escena, los “Autoconvocados” del que algún amigo dijo que se titulaban así porque todos venían en auto… Otros los llamaron más acertadamente a mi juicio como “piqueteros” o “talibanes” rurales. 





De autoconvocados, caceroleros y talibanes





Ya hace algunos años que se empezó a utilizar el término “autoconvocados”, hijo putativo del “que se vayan todos” del 2001; describe un genérico conjunto de sujetos que dicen descreer de todo tipo de organización constituida con propósitos representativos del conjunto o de un sector de la sociedad, ya sean estas organizaciones políticas o gremiales de su propia actividad. (Con una salvedad; no se registran estas “autoconvocatorias” en los sectores laborales sindicalizados, o si las hay no tienen la trascendencia que en otros sectores). Una especie de extraño anarquismo organizado que cobró visibilidad en el fallido intento de golpe de estado de 2008 motorizado por el sector agrario, que los alentó “sotto voce” para utilizar su accionar como argumento para sustentar el argumento de “la presión de las bases”. Los componentes de esos grupos de autoconvocados, realmente, y en su gran mayoría, son jóvenes vinculados al campo, formados y educados en el individualismo feroz de los neoliberales, que precisamente por eso jamás tuvieron ni buscaron participación en las organizaciones representativas de su actividad. Su escasa formación intelectual, (casi ningún conocimiento fuera de los estrictamente técnicos específicos de su actividad) les impide procesar hechos históricos y ubicarse en ese contexto. Para ellos, la cosa es ahora y aquí, prescindiendo del resto de la sociedad, de los hechos anteriores que llevaron a determinadas situaciones, y de la proyección a futuro de los hechos que quieren producir. Su ignorancia, los hace despreciar la realidad que solo son una parte de un gran conjunto. Para ellos lo único real y atendible es lo que ellos creen y descalifican “ad hominem” todo otro argumento. Pero tienen una falla; carecen de argumentos propios. He mantenido alguna polémica con algunos de sus exponentes, en las que les he preguntado por sus números personales, los de sus propias explotaciones, las que ellos manejan en el día a día. Nunca he logrado que me contesten algo que no sea “copy-paste” de artículos de los suplementos específicos de La Nación o Clarín, lo que hace imposible todo tipo de diálogo del que se pueda sacar alguna conclusión real. Comparten con sus congéneres urbanos de la especie cacerolera algunas características comunes, como es la incapacidad de poder mantener un esfuerzo militante a través del tiempo, (posiblemente debido entre otras cosas a su desconocimiento de la historia, tema que esbozamos en un párrafo anterior) su desprecio (más que nada por ignorancia) de todo otro pensamiento que no sea el que creen propio, y por consecuencia su incapacidad de mantener una discusión sin incurrir en agravios y descalificaciones, precisamente por su falta de elaboración de pensamientos propios que puedan amalgamar en una idea colectiva. Ambos grupos se van diluyendo en su accionar, y así como los autoconvocados rurales ya no pueden hacer movilizaciones como las de 2008, los urbanos (tan bien estudiados y disecados por el amigo Abdul en su blog) se han diluido, porque precisamente su concepción del “ahora y aquí” se chocó con el diario del día siguiente en que todo el país seguía su funcionamiento habitual.

Los talibanes rurales hoy día han perdido sus referentes. El “Torito” De Angeli es denostado por los propios autoconvocados entrerrianos. Buzzi los ha traicionado (dicen ellos), los “agrodiputados” tampoco sirven…

“mucho de culpa tiene el mismo campo, algunos dirigentes que les gusto en el 2010, el ofrecimiento de las “Relaciones Carnales con el Gobierno K”, este fue el cooperativismo Agrario, con Buzzi a la cabeza. Si !!!!! volvió a tropezar con la misma piedra, se volvió a enamorar del Estatismo e intervencionismo para ver si puede ser parte de todo el “manoteo Estatal”. El síndrome de Estocolmo de dirigentes que se creen “Iluminados” fue el garrotazo que sufrimos los que solo queremos “trabajar y producir en PAZ y con DIGNIDAD”. El FRACASO de los Agrodiputados, fue por Orsolini, Forte y Barchetta, los 3 federados solo cobraron el sueldo, y seguramente cobrarán Jubilaciones de por vida, todas de privilegio. Mientras el CAMPO se desangra en una persecución, confiscación y maltrato de un Gobierno que finge ser democrático pero que en realidad, es “terrorismo de Estado”. Nuestro País se sigue dividiendo, con “condenado y bendecidos”, creo que todos nos damos cuenta, pero NADIE hace nada. Todo esto se arregla con una sola cosa: Respetar nuestra constitución Nacional la de 1853.”

Esto lo publica en un grupo de facebook llamado “Mundo Fierros” un Sr. Jorge Esponda cuyos referentes políticos de acuerdo a su muro parecen ser Mauricio Macri y la “Tota” Del Sel, y sus faros intelectuales Nelson Castro y Jorge Lanata, que además se presenta como “comunicador de los Autoconvocados de Roldán (Santa Fé)”.

Han perdido la brújula y no hay GPS que los salve… Ahora las entidades que decían ser representativas se encuentran con que se han quedado sin tropa. Han destruido la representatividad de las entidades “representativas”. La FAA se despedaza en internas, ConInAgro está en proceso de disolución, y lo peor en estos casos es que el anarquismo que han cosechado en sus bases las va a excluir por mucho tiempo del concierto de entidades representativas del sector. ¿Será el tiempo de barajar y dar de nuevo? Los pequeños productores, las economías regionales van creando por otra parte otras instituciones y mecanismos de representación. Las Cooperativas recobran su importancia en el comercio de granos merced a políticas nacionales que les facilitan su desenvolvimiento (prebendas las llaman despectivamente los talibanes rurales). Los pool de siembra y fondos de inversión reorientan sus negocios a producir con valor agregado. Me parece que a algunos se les escapa la tortuga… Y que los forrearon otra vez…



Las usinas ideológicas de los talibanes agrarios



Luego de la “Libertadora” se fue acentuando la tendencia de los terratenientes arrendadores a recuperar sus campos para explotarlos por las suyas. Habiéndose mecanizado la agricultura creyeron que la cosa iba a funcionar sin los chacareros. Se encontraron con algunos problemas prácticos, como ser que había que hacer cosas a las que no estaban acostumbrados, como por ejemplo a trabajar, y aunque ellos no se fueran a sentar sobre el tractor, al menos había que saber que había que hacer para impartir las órdenes necesarias. Vamos a terminar con un mito arraigado. En el campo no se trabaja mucho. Se trabaja intensamente en algunos períodos puntuales. Un par de meses entre arada y siembra, y un mes en la cosecha. (Hablo de la agricultura de aquellos tiempos de labranza convencional y cosecha con máquina propia) los restantes 9 meses del año se trabaja a un ritmo mucho más tranquilo. Hoy el secreto reside en saber qué hacer y cuándo hacerlo, y que en ese momento las herramientas funcionen correctamente, y los insumos necesarios (combustibles, semillas,  fertilizantes y demás) estén disponibles para su uso inmediato. Esto era conocido por generaciones de chacareros, pero apareció una ciencia desconocida para los recién llegados a los campos que fueran del abuelo… El INTA ya empezaba a dar sus frutos, y nosotros empezábamos a interactuar con esta organización, pero a ellos se les ponía complicado y atentaba contra su mentalidad ir a preguntar a un organismo oficial que era lo que tenían que hacer. Así fue que se fundaron los Grupos CREA a principios de los ’60. Fundamentalmente eran productores que se agrupaban, y con el asesoramiento de un Ing. Agrónomo y un Veterinario, intercambiaban experiencias. Era el mismo asesoramiento que teníamos nosotros, sacado de la misma fuente (el INTA) con la única diferencia que ellos pagaban honorarios, y nosotros íbamos a la Agencia de Extensión y lo teníamos gratis… Con el tiempo fueron agregando al final de la reunión la disertación de algún “economista” (que también cobraba sus buenos honorarios). Se agruparon en AACREA (Asociación Argentina de Consorcios de Experimentación Agropecuaria) en forma paralela o muy cercana a las Sociedades Rurales del Interior. Esto incrementó las fuentes de trabajo para los Profesionales de las Ciencias Agrarias (Ingenieros, Veterinarios, Agrónomos) y trajo aparejado un currito, el llamado “Almacenero con Diploma” o sea el profesional que receta el mismo producto que vende. Le explico; los agroquímicos no se venden sin receta. Se necesita la firma de un profesional en el formulario de “Receta Agroquímica” para que el comerciante expenda el producto en cuestión. Así como el Médico y el Farmacéutico, con la diferencia que el Ministerio de Salud hace incompatibles ambas profesiones. Un médico no puede ser propietario de una farmacia, por ejemplo. Pero en la actividad agropecuaria, el que firma el Recetario Agronómico, o es empleado del vendedor, y cobra una comisión, o directamente, receta y vende sin ningún problema. También con el avance tecnológico aparecieron entidades como AAPRESID, que agrupa a los productores que se manejan con siembra directa, AAPROTRIGO o MAIZAR que agrupa productores de Maíz o Trigo. Luego aparecieron las multinacionales agroexportadoras y semilleras necesitadas de promover las ventas de sus productos. Aquí transcribo un comentario de mi amigo Eduardo Molini, a uno de los artículos anteriores:

 Eduardo Molini Era el año 1986 , y unos muchachos que vendían agroquímicos, armaron en el club de Bajo Hondo, una charla para ampliar el rubro y colocar también semillas de sorgo, unas empanadas un poco de vino y las disertaciones de rigor a cargo de técnicos de la empresa Pionner, y para terminar un fulano de la empresa se mando una bajada de línea pro liberal en donde delineo punto por punto los cambios que se introdujeron en el campo y el país en la década de los noventa. Mis por entonces amigos y colegas aplaudieron a rabiar al farabute militante de la tragedia social que se venía, muchos de los aplaudidores tuvieron que dejar la actividad por falta absoluta de rentabilidad en los años de la convertibilidad. Esa noche sentí que la batalla cultural se estaba perdiendo irremediablemente.



Sponsoreando generosamente ese tipo de actividades y sus Congresos Anuales adonde como frutilla del postre aparecen Mariano Grondona, Marcos Aguinis, Miguel Angel Broda, Jose Luis Espert, bajan línea a productores con poca o nula formación política reunidos por un interés puramente técnico. Estos son los “think tanks” del talibanismo agropecuario, mano de obra poco ocupada, que formara el grueso de la tropa de matoncitos que coparan las rutas en el conflicto de 2008. También allí apareció un personaje cuasi payasesco al que los medios de comunicación transformaron en estrella, el inefable chantapufi, hoy Senador Nacional, Alfredo de Angeli. Que casi merecería un capítulo aparte, no por si, sino como demostración de cómo se consuma un gigantesco fraude a la opinión pública, con la conducción de los medios de comunicación. Capaz que por ahí lo hago, pero me parece que hay cosas más importantes que analizar en el “sujeto agrario” que este pobre tipo, estereotipo de un sujeto agrario que ya no existe.



El ocaso de los Dioses



Tuvieron su hora de gloria el 2008. Fueron los niños mimados. Las cámaras de televisión los llevaron al estrellato. La clase media urbana fue debidamente motivada a identificarlos con un estereotipo de “el campo”, bastante lejano a lo que la realidad que conocemos indica. Deliberada y estudiadamente se ignoraron las realidades y transformaciones que se fueron dando en la Pampa Húmeda en los últimos cincuenta años, cosa de la que hemos venido dando cuenta en esta serie de artículos. Se recreó, como si fuera para una película un escenario agreste, con rudos trabajadores de la tierra, tal vez poco escolarizados pero imbuidos de valores éticos y conductas prístinas, sin dobleces ni agachadas. De modestos chacareros que nada sabían de papeles y contratos, para los que la palabra empeñada tenía más valor que cualquier otra cosa, y un apretón de manos era más valedero que cualquier otra cosa. Se soslayó cuidadosamente señalar que se habían producido transformaciones profundas, casi me animo a asegurar que irreversibles, en la agricultura y la ganadería de nuestro país. Que la “financierización” y los avances tecnológicos cambiaron totalmente el panorama. Que ya prácticamente nadie vive en el campo, aunque en el interior muchos vivan del campo. Se ocultó deliberadamente la aparición de un sector clave, el contratista rural, alrededor y sin el cual nada funcionaría, ya que es el dueño de los fierros y el que tiene el “know how” de la agricultura. Se tendió un manto de olvido sobre el endeudamiento que recaía sobre 40.000 propiedades y su refinanciación en 2003/2004 merced a una decisión política de Néstor Kirchner: “Ni un solo remate más”. Se invisibilizó la lucha de Lucy de Cornelis y las Mujeres Agropecuarias que por mucho tiempo pelearon por todos los medios contra los cuervos y los caranchos, usureros y bancos. Y se crearon nuevos actores y nuevas figuras; se endiosó a los “autoconvocados” que no eran más que bandas de matoncitos que se dieron el lujo de paralizar el país por más de cien días. De cortar rutas, y causar muertes interrumpiendo el paso hasta de ambulancias con pacientes en estado crítico. El 2009 trajo elecciones y los Partidos Políticos se peleaban por llevar en sus listas a representantes “del campo” como número atracción. Eran los que desde el Congreso Nacional iban a modificar el Poder. Y con algunos de esos ingredientes lograron apoderarse de parte del Congreso, y constituir el famoso Grupo “A” que paralizó las cámaras (o intentó por todos los medios) por un par de años. No pudieron hacerlo por su propia incapacidad pero hicieron lo suyo, dejando al país sin Presupuesto Nacional por un año. El tiempo y el pueblo se ocuparon de poner las cosas en su lugar el 2011, y así llegamos al 2013 donde vencieron sus mandatos y tuvieron que volver al llano irremisiblemente. No tienen vuelta. De yapa en la FAA se rebeló la tropa y las filiales del Sur de Cordoba se le pararon de manos a Buzzi, y el propio Consejo Directivo le ordena concurrir a las reuniones a las que ha sido citada la institución con el Ministro de Agricultura dejando de lado el emblocamiento con sus amigos de la SRA y CRA. No solo eso, sino que le ordenan que trate de conseguir retenciones segmentadas para los pequeños y medianos productores (los que todavía quedan). O sea volver a la resolución 125… Los “agrodiputados”, intento corporativo bien a lo Mussolini, pasaron a la historia como el resultado de una gigantesca manipulación de la opinión pública, a ciudadanos que gustan referirse a sí mismos como “independientes” y convencidos que por su grado de cultura son inmunes a los intentos de los “políticos corruptos de manipular sus votos. El “Sujeto Agrario” parecía haber sido penetrado por la antipolítica, sin embargo cuando empezamos a hacer un análisis de los resultados electorales “peinando” por así decirlo pueblo por pueblo, y Distrito por distrito, nos encontramos con una sorpresa: los “agrodiputados” llegaron por el voto de las grandes ciudades, de la mano de la clase media urbana de las grandes ciudades. Los votantes de sus pueblos y regiones los conocían bien… Fue un triunfo exclusivamente mediático. (Ver http://elblogdelfusilado.blogspot.com.ar/2011/08/el-voto-del-sujeto-agrario.html)







Entrando a salir



Qué es el modismo criollo por empezando… Ya hemos recorrido el camino que el llamado “sujeto agrario” recorrió desde el principio de la colonización española en estos pagos, con la fundación de Buenos Aires hasta estos tiempos. Ya va siendo hora que terminemos con esta serie. Cabe recordar que me he referido a lo que es la Pampa Húmeda específicamente, y algo de su periferia, dejando de lado las producciones regionales principalmente por una traba fundamental, que es tratar de hablar o escribir en este caso, de lo que conozco. Y algo conozco, a través de mi profesión de Agrónomo, y de haber nacido “a chacra”, de haber sido agricultor y contratista durante muchos años (35 es algo), consultor en la Industria Fideera, y haber ocupado diferentes cargos en el Cooperativismo Agrario. Motivó esta serie como dije en el primer artículo, tratar de llegar al “bicho urbano” con la realidad actual de la Pampa Húmeda, para que no se le vuelva a vender el mismo pescado podrido que se les vendió el 2008, con el agravante de que pasados seis años, y siendo la misma mercadería, está más podrido aún. Nada de lo que vi y viví puede volver a repetirse. Pensar en una Pampa Húmeda poblada de chacareros dedicados a la agricultura es un espejismo. Usted amigo debe tener en cuenta que nuestra Pampa Húmeda no tiene árboles propios. Cuando recorra sus caminos o sus rutas piense que todo lo que levante más de dos metros del suelo es alguna especie exótica plantada allí por la mano del hombre. Cada uno de los montecitos que usted vea, fue una chacra. Allí vivió una familia, o dos o tres. Allí se albergaron ilusiones, se concibieron hijos, se poblaron de risas infantiles, de amores adolescentes, de lágrimas por la partida definitiva de los abuelos inmigrantes, y de lágrimas de impotencia frente a la imposición de medidas económicas que las fueron haciendo inviables. Como lágrimas deben haber vertido los pueblos originarios cuando tras la Campaña el Desierto, fueron regalados sus hijos y esclavizados sus padres. La tecnología en su avance elefantiásico no advierte la hierba que va pisando. La mecanización, la genética son avances tan indiscutibles como los antibióticos,  sus efectos deben ser cuidadosamente administrados para que no sean perjudiciales. Lamentablemente siempre hemos sido objeto de intereses y experimentos ajenos, de la mano de nuestra clase dirigente (y cuando hablo de “clase dirigente” abro un amplio paraguas bajo el cual se cobijan Políticos, Empresarios, Eclesiásticos, Cooperativistas y Ruralistas, Profesionales de las distintas especialidades, Comunicadores y otros más que también caben) cuyas responsabilidades ante la sociedad generalmente exceden las del “hombre de a pié”, y que formados o influenciados por una mentalidad fenicia se han destacado por su miopía al ver más allá de sus propios intereses momentáneos. Hay excepciones, por supuesto, siempre las hubo y las seguirá habiendo. Muy pocos dirigentes han tenido la visión a largo plazo necesaria, y todos ellos han sido combatidos ferozmente en cada momento. Y la mayoría de las veces se ha manipulado la opinión pública (y privada) contra todo aquel que haya osado levantar la cabeza “del plato de sopa”. ¿Quedan agricultores?  Si que quedan; allá por detrás de la Sierra de la Ventana donde comienza la Pampa semiárida todavía están ejerciendo su arte, generación tras generación,  adaptando tecnologías a su realidad. Claro; allí no llegan ni el “pool” de siembra ni los “fondos de inversión”. No pueden obtener la rentabilidad rápida que obtienen del “doble ciclo” (dos siembras y cosechas en un año calendario, fina y gruesa), cosa que nunca explicitan ante el “bicho urbano” cuando exhiben sus números. El llamado “sujeto agrario” ha experimentado tantos cambios irreversibles, que hacen imposible una vuelta atrás. Teóricamente el volumen de producción granaria, se podría sostener con más agricultores, pero surge una pregunta concreta. ¿Quiénes son? ¿Dónde están? La ganadería ha sido desplazada a las zonas marginales, que merced a los cambios climáticos y a los avances genéticos ya sea en especies animales como vegetales, se han poblado de vacunos, lo que además trae consecuencias en la Industria Frigorífica que debe afrontar las complicaciones de trasladar sus plantas a lugares más cercanos a las zonas de producción. Ésta es la realidad, que según decía uno que tenía visión de largo plazo, es la única verdad.