El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

viernes, 14 de junio de 2019

Maestros del Blues… Wynton Marsalis, el final a todo Layla con Eric Clapton y un bello poema a la trompeta





Wynton Learson Marsalis, nacido en New Orleans el 18 de Octubre de 1961, fenomenal trompetista, acaso uno de los grandes de todas las épocas, junto a gigantes como Clark Terry, Harry James, Louis Amstrong y Miles Davis desde luego, compositor y arreglador identificado con el jazz, pero quién osaría discutirle su maestría en blues

El sonido de la trompeta de Marsalis tiene dos grandes influencias: la de Freddie Hubbard y, sobre todo, la de Miles Davis. Criticado en ocasiones por su excesivo mimetismo respecto de Davis, no sería hasta su grabación de 1990 Tune in Tomorrow cuando Marsalis conseguiría hacerse sentir, para la mayoría de la crítica, como un intérprete plenamente independiente. 



Su estudio de los primeros estilos del jazz, como, por ejemplo, el de Louis Armstrong y el de Duke Ellington, ha ayudado a que su sonido se haya afianzado como auténticamente personal. Posee más de ocho decenas de LP personales habiendo logrado en sus trabajos el concurso de músicos de la talla de Eric Clapton, Willie Nelson y también ha recibido el merecido halago de las orquestas filarmónicas y de cámara más prestigiosas del planeta. Como siderman colaboró con monstruos como Dizzy Gillespie, Art Blakey, Herbie Hancock, Elvis Jones ente otros. Variso premiso Grammy y hasta un Pulitzer conforman su cofre de distinciones… 




Nos fue muy complejo escoger el material musical, tanto cantidad como calidad caminaban hermanadas, quién es uno para descartar, para discriminar.  Por ventura y a pesar de ciertas nostalgias electivas esta voluntaria actitud artística que tenemos nos permite disfrutar durante largas horas hasta definir que presentarles como obra definitiva.










La trompeta de Ángel González Muñiz




¡Qué  hermoso era el sonido de la trompeta
cuando  el músico contuvo el aliento
y el aire de todo el Universo
entró por aquel tubo ya libre de obstáculos!
Qué bello resultaba el estremecimiento
producido  por el roce
de los huracanes contra el metal,
de cálidos vientos del  Sur,
y luego del helado austral,
que dio la vuelta al mundo.
El viento solano  llegó lleno de  luz
salpicando de sol  y de verano.
El siroco dejó un poco de arena,
y el mistral era casi silencio,
igual que los alisios.
Pero escuchad,
escuchad todavía el  ramalazo,
la poderosa ráfaga
y deja sobre la piel
la húmeda caricia del salitre.
Un grito agudo interrumpió la melodía.
El artista, extrañado,
agitó  su instrumento…
y cayó  al suelo, yerta, rota,
una brillante y negra golondrina.