Por
Javier “Paco” Miró
Según nos
cuenta su página oficial (http://www.williemaymusic.com) Willie May ha tocado en sótanos, graneros, garajes,
esquinas, en los fondos de las casas, en el preescolar, en la secundaria, en
las universidades, en radio, televisión, bares, ferias, carnavales, tiendas de
abarrotes, hasta en un palomar, salas de conciertos, arenas y festivales al
aire libre, y en la prisión de Attica. Ha
desarrollado su carrera musical por más de 40 años viajando a lo largo y ancho
de Estados Unidos, mostrando su vasto catálogo. Cada tema lleva a otro lugar
gracias a la instrumentación y la forma en que cuenta sus historias, a lo que
se suma el uso de diferentes músicos, combinando fuerzas para darles vida a las
visiones creadas por el compositor. La banda de Willie
May ha tenido los mismos miembros desde que se formaron en 1984. Han realizado
más de 1.000 fechas a nivel local, regional y nacional.
Willie
ha tomado su original mezcla de la música en los clubs de blues de LaFayette:
El Tap Room en Buffalo, Antones en Austin, TX, el Cisne Negro en Toronto, el
Penny Arcade en Rochester, Hard Rock Cafe en las Cataratas del Niágara, y
otros innumerables lugares en miles de ocasiones. Entre la inmensa lista de
notables que han compartido el escenario podemos destacar Alvin Lee, Steve
Marriott, John Kay and Steppenwolf, Bachman Turner Overdrive, Johnny Winter,
Edgar Winter, Otis Clay, The Climax Blues Band, Zorra Young, Jerry Portnoy, The
Legendary Blues Band y Buddy Guy entre otros. La banda de Willie ha sido
elegida en 5 oportunidades como la mejor banda de Blues de la región de
Buffalo. Blues Beat Magazine la premió como la banda del año. En el 2018 y con
más de 20 grabaciones sobre sus espaldas May ingresó al salón de la fama de la
música de Buffalo siendo admirado y considerado una leyenda por toda industria
y el público del estado de Nueva York…
El
Diario de Izza de Javier “Paco” Miró
"Él
podrá reavivar todos los sueños que le tomó toda una vida para destruir llegar
profundo al agujero de tu alma pero no habrá una sola cosa que puedas
hacer"…
Nick
Cave
Pienso
sobre el concepto de valor y lo que vale la pena. Me gustaría saber cómo
medirlo.
Últimamente
prefiero nunca despertar, permanecer en letargo, manteniendo un poco de
felicidad.
¿Es
posible vivir un sueño? ¿Ser libre, no sentir el dolor?
Todo
se derrumba, hasta los andamios, la calidad de vida cambia de manera
irrevocable, ya empieza a jugar como si nadie hubiera vivido antes, como si
nunca hubiéramos hecho nada, como si solo existiera hoy. Pero yo no era así,
tenía entusiasmo ritos y proyectos, creencias, rutinas, amores, como todos los
humanos. Así era mi candidez, mi inocencia y mi despreocupación, así era mi
esperanza. Pero todo cambio el día que encontré ese maldito cuaderno. Si hay en
mí aun alguna fuerza para mantener un deseo este es sin duda no haber recogido
ese diario del suelo nunca jamás. De haber amortajado mi excesiva curiosidad y
mi debilidad irremediable por la lectura un poco antes jamás me hubiera topado
con los horrores de Izza. No, ya no, no le hubiera pasado jamás a este espectro
de mí mismo llamado Salguri, no me hubiera detenido a levantar si quiera el
corazón latiente de mi madre
Trascender
los valores personales
y
nuestra visión,
no significan nada ahora,
no significan nada ahora,
molestias
insignificantes y ridículas…
Dia
primero (El Diario de Izza)
“Astrágalo
(así se hacía llamar) le daba vueltas al timón del pavoroso potro hasta que
mis huesos crujían con un ruido fuerte, causado por los
cartílagos, ligamentos que se rompían. Luego cansado de escuchar mis
gritos y mis llantos, me obligaba a describir mi dolor en este diario.
La
tristeza, la soledad y el dolor hacían la noche más oscura y la certeza
implacable de que este sería mi destino, hasta que expire mi último suspiro.
Ahogaba mi garganta en el llanto con la esperanza de una muerte cercana”.
Cerré
las páginas del cuaderno, y juré no volver abrirlo, sin embargo ya era tarde...
demasiado tarde.
Como
dije antes Salguri era mi nombre, pero ya no estoy tan seguro de ello quizás
esté enloqueciendo y el fantasma de Izza me empuje al negro abismo de los
acantilados rocosos donde encuentre descanso mi cráneo sangrante…
Javier
Paco y el Loco