El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

miércoles, 20 de febrero de 2019

Maestros del Blues Willie May… y el Diario de Izza por Javier “Paco” Miró




Por Javier “Paco” Miró

                                     Según nos cuenta su página oficial (http://www.williemaymusic.com)  Willie May ha tocado en sótanos, graneros, garajes, esquinas, en los fondos de las casas, en el preescolar, en la secundaria, en las universidades, en radio, televisión, bares, ferias, carnavales, tiendas de abarrotes, hasta en un palomar, salas de conciertos, arenas y festivales al aire libre, y en la prisión de Attica. Ha desarrollado su carrera musical por más de 40 años viajando a lo largo y ancho de Estados Unidos, mostrando su vasto catálogo. Cada tema lleva a otro lugar gracias a la instrumentación y la forma en que cuenta sus historias, a lo que se suma el uso de diferentes músicos, combinando fuerzas para darles vida a las visiones creadas por el compositor. La banda de Willie May ha tenido los mismos miembros desde que se formaron en 1984. Han realizado más de 1.000 fechas a nivel local, regional y nacional.



Willie ha tomado su original mezcla de la música en los clubs de blues de LaFayette: El Tap Room en Buffalo, Antones en Austin, TX, el Cisne Negro en Toronto, el Penny Arcade en Rochester,  Hard Rock Cafe en las Cataratas del Niágara, y otros innumerables lugares en miles de ocasiones. Entre la inmensa lista de notables que han compartido el escenario podemos destacar Alvin Lee, Steve Marriott, John Kay and Steppenwolf, Bachman Turner Overdrive, Johnny Winter, Edgar Winter, Otis Clay, The Climax Blues Band, Zorra Young, Jerry Portnoy, The Legendary Blues Band y Buddy Guy entre otros. La banda de Willie ha sido elegida en 5 oportunidades como la mejor banda de Blues de la región de Buffalo. Blues Beat Magazine la premió como la banda del año. En el 2018 y con más de 20 grabaciones sobre sus espaldas May ingresó al salón de la fama de la música de Buffalo siendo admirado y considerado una leyenda por toda industria y el público del estado de Nueva York…



El Diario de Izza de Javier “Paco” Miró



"Él podrá reavivar todos los sueños que le tomó toda una vida para destruir llegar profundo al agujero de tu alma  pero no habrá una sola cosa que puedas hacer"…
Nick Cave




Pienso sobre el concepto de valor y lo que vale la pena. Me gustaría saber cómo medirlo.
Últimamente prefiero nunca despertar, permanecer en letargo, manteniendo un poco de felicidad.
¿Es posible vivir un sueño? ¿Ser libre, no sentir el dolor?
Todo se derrumba, hasta los andamios, la calidad de vida cambia de manera irrevocable, ya empieza a jugar como si nadie hubiera vivido antes, como si nunca hubiéramos hecho nada, como si solo existiera hoy. Pero yo no era así, tenía entusiasmo ritos y proyectos, creencias, rutinas, amores, como todos los humanos. Así era mi candidez, mi inocencia y mi despreocupación, así era mi esperanza. Pero todo cambio el día que encontré ese maldito cuaderno. Si hay en mí aun alguna fuerza para mantener un deseo este es sin duda no haber recogido ese diario del suelo nunca jamás. De haber amortajado mi excesiva curiosidad y mi debilidad irremediable por la lectura un poco antes jamás me hubiera topado con los horrores de Izza. No, ya no, no le hubiera pasado jamás a este espectro de mí mismo llamado Salguri, no me hubiera detenido a levantar si quiera el corazón latiente de mi madre



Trascender los valores personales
y nuestra visión,
no significan nada ahora,
molestias insignificantes y ridículas…




Dia primero (El Diario de Izza)


“Astrágalo (así se hacía llamar) le daba vueltas al timón del pavoroso potro hasta que mis huesos crujían con un ruido fuerte, causado por los cartílagos, ligamentos que se rompían. Luego cansado de escuchar mis gritos y mis llantos, me obligaba a describir mi dolor en este diario.
La tristeza, la soledad y el dolor hacían la noche más oscura y la certeza implacable de que este sería mi destino, hasta que expire mi último suspiro. Ahogaba mi garganta en el llanto con la esperanza de una muerte cercana”.
Cerré las páginas del cuaderno, y juré no volver abrirlo, sin embargo ya era tarde... demasiado tarde.
Como dije antes Salguri era mi nombre, pero ya no estoy tan seguro de ello quizás esté enloqueciendo y el fantasma de Izza me empuje al negro abismo de los acantilados rocosos donde encuentre descanso mi cráneo sangrante…





Javier Paco y el Loco