Por Javier "Paco" Miró
Jimmy Witherspoon nació en Gurdon 8 de agosto de 1920,
falleciendo en Los Ángeles el 18 de septiembre de 1997. Fue un cantante estadounidense de blues cuyo estilo vanguardista, sus arreglos y producciones lo convirtieron
en un artista genuino en su época.
Witherspoon
realizó sus primeros discos con la banda de Jay McShann en 1945. En 1949, registró
bajo su propio nombre con la McShann band, obteniendo su primer éxito, «Ain't
Nobody's Business», una canción que llegó a ser considerada como su
propia sintonía. Un año más tarde obtendría dos nuevos éxitos: «No Rollin'
Blues» y «Big Fine Girl».
En
1959 vuelve a alcanzar de nuevo la popularidad con su álbum Jimmy Witherspoon at the Monterey Jazz
Festival, en el que aparecen Roy Eldridge, Woody Herman, Ben Webster, Coleman Hawkins, Earl Hines y Mel Lewis, entre otros. Más tarde grabaría también con Gerry Mulligan, Leroy Vinnegar, Richard "Groove" Holmes y T-Bone Walker.
En
1961 realizó una gira por Europa con Buck Clayton, regresando al Reino Unido en
muchas ocasiones, llegando a grabar en 1966 Spoon Sings and Swings con el cuarteto del saxo tenor Dick Morrissey. En 1971 grabó el álbum Guilty con Eric Burdon y War, en el que se incluía parte de un concierto
que dieron en la Prisión Estatal de de San Quintín.
Murió en 1997 de un cáncer de esófago en Los Ángeles.
Para
el caso escogí con mucha dificultad cuatro videos: El primero de ellos con Joe
Turner, el segundo imperdible con un espléndido solo de guitarra a cargo de un
muy joven Roben Ford, el tercero con Eric Burdon (cantante de The Animals). El último es un clásico de Whiterspoon, “Aint
Nobody's Business” (No es asunto de nadie), que ha sido grabado por casi todos
los grandes del género destacándose la electrizante versión en vivo en el
Sugarbowl a cargo de Freddie King y otra versión de Fleetwood Mac con Peter
Green y Otis Span.
Palparte
de Javier Miró
Pensarte...
sabiendo
mi torpeza se esfumará al…
Palparte
midiendo proporciones de desnudez.
Olerte
buscando en tu gemido la aceptación al verte
tangir
en tus vendimias la percepción del goce y
concentrar
las integraciones de la luz en tu cristal.
Tentarte…
A
percibir el brillo excelso de tu alma incandescente.
Lentamente
conducirte hacia el misterio de la cúspide, el delirio mientras…
el
silencio de mis Pupilas en deslumbre vulnerable crece,
ante el
magnífico esplendor de tu goce urgente.
Reduciéndome
sin codicia a la mínima expresión de mi egoísmo.
Conocerte…
en
el temblor y en tu sed inevitable al
sentirme
humilde testigo del
atardecer
en tu fragancia desde…
los
íntimos destellos primitivos de tu cuerpo.
Buscarte
inútilmente en los detalles imperceptibles que...
exagerados
exponencialmente por tu ausencia hoy me oprimen.