El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

jueves, 20 de julio de 2017

Maestros del Blues: Mighty Sam McClain y un tal Propato, que está naciendo literariamente, no se sabe para qué y como qué...



Este vocalista tan personal de blues nació en Monroe, Luisiana , EE.UU, el 15 de abril de 1943 y falleció el 15 de julio del año 2015 en Nueva Hampshire luego de sufrir un ACV. Desde muy pequeño formó parte del coro de la Iglesia evangelista a la cual asistía su madre, a los trece se enrolo como valet del guitarrista de blues Little Melvin Underwood y a los 15 se transformó en su vocalista principal. Luego fue solamente escucharlo. Así comenzó una carrera que incluye 17 registros grabados e incontables presentaciones, no solo en los Estados Unidos sino también en las plazas más sorprendentes del globo en lo que al género se refiere. Desde Noruega hasta Japón, pasando por Egipto, Irán y todo oriente medio, llevando el blues y el R&B a todas las latitudes.






“...Propato sabía que la humanidad estaba al borde de dar el último paso hacia su clímax, punto al que le costó arribar luego de casi medio siglo de confortable sadismo y que finalmente daría como resultado el último de los extremos sucios: el exterminio. Propato sabía que la humanidad se había acobardado, pero no por amor y apego temporal a la vida, sino por la cruenta dimensión y enorme valoración que le otorgaba a los bienes que obtenía durante su transcurso y que abandonar con hidalguía ese transcurso y sus cosas no merecía de digna temeridad; en definitiva ese era el plan madre para lograr el objetivo de una total subsumisión de la voluntad y sobre todo anular cada una de las capacidades cognitivas que nos sirvan para entender ese formato de manera tal nunca incomodarlo con preguntas críticas. 
Propato sabía, y lo sabía en silencio, y lo sabía en la soledad de su cincuentenario ausentismo social, tal vez cínico, anacoreta y melindroso, pero lo sabía, y ese era su intangible capital, su apotegma, sutil adagio que compuso luego de décadas de vitales insomnios…”