El Perdido o
Guisasola, lo mismo da
Calle de tosca
imprecisa
con antojo de
avenida
una silueta de
esquina
pinta vencida a
una chata.
Rocosa, inasible
quietud
y un durmiente
empobrecido
que sombrea a la vetusta
estación de los
recuerdos
suplicando por
momentos
hoy viejos, locos
y muertos.
Firmes tonada
sureras
merodean por sus
calles
que a fuerza de
polvareda
han dejado de ser
valles.
A pesar de un
regador
que generoso
bendice
la codicia del
verano
implacable se
presenta
barrer y pasar la
bruja
tarea que se
incrementa.
En una mesa de
truco
con tanteador de
porotos
los vientos y la
sequía
juegan a muerte
el futuro.
Enfrente está la
llovizna
junto a su amiga
la briza
defendiendo con
nobleza
entre una grapa y
un tinto
el trabajo del
paisano
que ayuna un
tiempo distinto.
Con la fuerza del
camino
y el silencio del
andén
lo que nació
como vía
y parada
obligatoria
hoy es solo la
osadía
de mil almas que
conviven
a la vera de una
ruta
que vive pidiendo
paso
y que de a ratos
convoca
a disfrutar del
ocaso.
Guisasola o El
Perdido
según relacione
usted
los mapas se
contradicen
y marean la
visión.
Los carteles de
la ruta
acompañan el
enigma
y nadie explica
el porqué
a un acuerdo no
se llega
será por el
albedrío
que a cada uno le
pega.
Enamorarse del
pueblo
es solo cuestión
de tiempo
como de aquellas
personas
que es necesario
pensar.
No le llueven
candidatos
que buscan lo
llamativo
ni cuenta con
retratistas
ni tapas en las
revistas
tiene algo que
enaltece
sus aromas y sus
vistas.
Con mucha
prudencia estimo
importante
resaltar
las bondades que
mi pueblo
tiene para
ofertar.
Tal vez el noble
habitante
por normal y por
costumbre
no valora sus
riquezas
que goza por
respirar
pararse y tener
conciencia
entrever y
disfrutar.
.. y unas líneas para un viejo amor
Esquina que
paciente espera la silueta del lector,
ochava que
prevenida nos indica un recorrido,
curioso y
desmedido, misterioso y poseído.
Imaginarios
senderos borroneados por poetas
descansan sobre
anaqueles sabiendo que entre sus hojas
se ocultan
sutiles rimas bocetadas por los duendes.
Biblioteca de mi
pueblo, de sudores y de brumas,
intuyes vagos recuerdos que mantienen con
nobleza
la magnífica
noticia de aquel texto y su riqueza…
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